Partida Rol por web

Hace unas semanas que viajasteis al planeta Troiken con un grupo de Rebeldes. Los motivos para viajar es que hay rumores acerca de un antiguo templo jedi que podría contener en su interior un arma que el imperio estaría buscando. Habéis estado buscándolo durante varios días, pero no habéis encontrado ni una sola pista sobre su paradero. 

Finalmente vosotros cuatro habéis sido seleccionados para ir al planeta Kashoon, donde os espera Kaj´hal, un consejero humano de una de las tribus locales. Al parecer el líder de la tribu podría saber la ubicación del templo...

En Troiken han preparado una nave para vosotros, el viaje debería haber sido sencillo, pero un crucero imperial apareció cuando salisteis de la velocidad de la luz en Kashoon, y sus cazas TIE lograron derribaros al entrar en el planeta. Por suerte pudisteis derribarlos a todos antes de realizar un aterrizaje de emergencia en mitad de la selva...

Cuando salís de la nave podéis ver que ha quedado destruida, por lo que tendréis que buscar además de a vuestro objetivo inicial un medio de transporte para salir del planeta...

Bufff, no hemos tenido demasiada suerte en la entrada al encontrarnos con los imperiales, pero al menos estamos todos enteros.

Antes de salir de la nave compruebo si las comunicaciones y los ordenadores aún funcionan. Quizás pudiésemos mandar un mensaje al equipo que está en Troiken para que nos recogieran una vez acabemos la misión.

Intento ver si hay algún comunicador portátil que podamos llevar con nosotros.

Miro si las computadoras y escáneres aún están activos para ver alguna pista de hacia donde nos podemos dirigir. Yo no soy demasiado habilidoso con las computadoras pero creo que deberíamos proteger los sistemas en caso de que el Imperio encuentre la nave y pueda rastrear de donde venimos.

-Lamentablemente tienes razón Trent, los imperiales nos han dejado aislados.

Mientras habla, Gial a su compañero a buscar algún equipo que pueda emitir señales. - Si alguno encuentra alguna computadora que funcione o podamos arreglar para ello que me avise, ya sabéis que eso es lo mío. de igual forma debemos de movernos deprisa, estoy seguro que el imperio enviará tropas de tierra para comprobar si estamos muertos, y en breve nos buscarán para matarnos. Pillemos lo necesario y tratemos de contactar con Kaj´hal.

El viaje es un poco movido y acabamos estrellandonos por el disparo de un crucero imperial. La sacudida nos deja a todos magullados pero empezamos a movernos en cuanto nos damos cuenta de lo que acababa de ocurrir. Me doy cuenta de que mi pequeño droide esta tambaleandose un poco, a pesar de que flota:-ID, recalibra tus sistemas y sal a fuera a vigilar mientras nosotros nos preparamos.-le ordeno al droide para que el resto esté tranquilo.

Me desabrocho el cinturón de seguridad y me levanto del asiento para trastabillar y caer sobre un panel de control. Compruebo los sistemas y las pantallas me dicen que la nave está frita:-No hay nada que podamos salvar de la nave. Pero puedo invertir la polaridad del núcleo del motor para que cuando lleguen los imperiales les estalle en la cara, al menos no sabrán que estamos aquí y que la nave que han derribado les ha estallado en la cara.- les comento a Trent y Gial. 

-¿Estáis todos bien? -preguntó a sus compañeros a la par que se frotaba la cabeza. El aterrizaje había sido una locura pero aún así las comisuras de sus labios dibujaban una leve trayectoria ascendente, tal vez reflejo de la felicidad por seguir con vida.

-Bien pensado! -respondió a Trent.

Mientras Gial comprobaba las computadoras y Daedar enviaba a su droide al exterior, Sharene se aproximó al lugar de la nave donde suele guardarse el equipo de supervivencia con la esperanza de hallarlo intacto.

Tras la caída todos os ponéis en marcha, la nave ha quedado totalmente inservible y algunos chispazos no auguran una reparación sencilla si es que alguien alguna vez decide repararla. ID, el droide de Daedar se despega de su espalda y emitiendo unos incomprensibles pitidos* sale al exterior...

La consola central del puesto de mando ha quedado totalmente destruida, una rama atraviesa el panel de información que muestra tan solo una pequeña porción de la misma con datos sin sentido; no obstante, con algo de suerte puede que sea posible hacerla funcionar para enviar un mensaje a Troiken.

Daedar se hace con el juego de herramientas de reparación de la nave, lo que le permite acceder a los diferentes paneles para preparar su sabotaje. 

Sharene encuentra unos binoculares y un equipo de supervivencia en perfectas condiciones, al parecer no todo ha sido mala suerte.

Podéis notar como el calor del exterior va entrando en la nave... o en lo que queda de ella. Un rápido vistazo os hace ver que a vuestro alrededor tan solo hay una espesa jungla.

Utilizando las herramientas de la nave y toda mi pericia, consigo derivar la corriente del generador de la velocidad de la luz a uno de las consolas que están medianamente intactas. Acto seguido corto la energía de la nave para que no estalle antes de que salgamos y hago una serie de ajustes para que esa consola se inicie un minuto después de que se vuelva a conectar la energía de la nave.

.-Esperemos que los imperiales vengan pronto por que no sé cuanto puede durar lo que hecho.-dije a mis compañeros antes de recoger:-Pero larguémonos de aquí antes de averiguarlo. ID a mi espalda, nos vamos.-terminé diciéndole al droide. 

-Vamos, vamos, vamos, es el momento de demostrar que nos llevamos bien...ese mensaje tiene que llegar a Troiken...¡Aghhh! maldición. -exclamó mientras movía el dedo indice acalambrado por la corriente trasmitida a través del teclado.

-Algo ha fallado, no estoy seguro pero los chispazos son porque se está quemando algún cable que impide completar el mensaje. Lo dejare en autoenvio oculto y espero que funcione. dijo Gial a sus compañeros.

Se separó de la nave para observar el entorno, mientras Daedar hacía los últimos ajustes para sabotear la nave.

-¿Alguna idea de hacia donde dirigirnos?. preguntó al resto del equipo.

El calor y la humedad de la jungla comenzaban a hacerse notar en el interior de la nave. Colgó los binoculares a su cuello y cogió el equipo de supervivencia. Se había llevado una alegría al encontrarlo intacto, y tras asegurarse de llevar todo lo necesario salió al exterior.

Observó alrededor. Miró al cielo pensativa y tras unos instantes cerró los ojos tratando de agudizar otro de sus sentidos con la esperanza de escuchar el murmullo de algún riachuelo.

Si no escuchaba el sonido del agua trataría de buscar un punto más elevado, aunque dadas las circunstancias seguramente tendría que trepar a un árbol.

-Aguardad un momento. Hay que fijar una dirección e ir con cuidado. Es fácil perderse aquí.

Cuando Gial trata de enviar el mensaje algo no funciona, parece que el sistema esta dañado; aunque puede que no sea todo mala suerte. En ese momento cae en la cuenta de que es muy probable que el imperio tenga las comunicaciones intervenidas. Puede que incluso hubieran podido averiguar la ubicación de vuestra base en Troiken.

ID-10 vuelve y se coloca con una perfecta maniobra en el anclaje de la espalda de Daedar, mientras Sharene y Trent salen de la nave. Ante vosotros una espesa jungla que retiene gran parte de los rayos del sol, el calor y la humedad os golpean de lleno, haciendo que no tardéis en comenzar a sudar. Sin embargo y a pesar de todo podéis sentir durante un instante una especie de escalofrío, no en vuestro cuerpo; sino más bien en vuestra mente. Una sensación de frío que desaparece pasado ese fugaz momento.

Sharen puede percibir un leve sonido de lo que parece un riachuelo. Dirección Norte. Según la última indicación que pudisteis ver antes de caer, vuestro objetivo debería encontrarse a unos pocos kilómetros en esa dirección. Además, recordáis que la tribu había crecido alrededor de un río...

Trent se dirige junto al resto de sus compañeros dirección norte siguiendo el sonido del riachuelo, pero siempre atento a posibles patrullas imperiales. Al pensar en el Imperio, el primer reflejo es comprobar que el blaster está preparado y listo por si hubiese una emergencia.

Trent comenta a sus compañeros, he notado un extraño escalofrío hace un momento. No se si no me encuentro bien o si es este calor.

-Yo también lo he notado, y no me gusta, vayamos atentos, esta jungla puede que oculte más de lo que pensamos.

Al ver a Trent comprobar el blaster, Gial toca para tranquilizarse un poco el suyo. A continuación, se acerca al riachulo y se refresca con las manos la cabeza y el cuello.

-Este calor es terrible, espero que estemos cerca de nuestro destino. Un urbanita como él, no era el más feliz en este tipo de terrenos.

Sharene escuchó el leve sonido del agua y sintió alivio.

-Hay un río en aquella dirección -dijo señalando al norte.

En un primer momento pensó en marcar hojas y árboles por si se perdían, pero con la referencia del río no lo consideró necesario. Además también los imperiales podrían haber seguido esas pistas.

Sintió un extraño escalofrío y decidió que no había tiempo que perder.

-Será mejor que nos pongamos en camino- propuso y sin más caminó encabezando la marcha hacia el río, alerta por cualquier sorpresa que pudiesen encontrar en el trayecto.

Con ID colgado de mi espalda emprendemos la marcha para alejarnos todo lo posible de de la nave:-Vayamos hacia el río, creo recodar que la tribu vivía cerca de uno, puede que tengamos suerte.-dije tras colocar mejor la bolsa con el juego de herramientas a mi hombro y seguir a mis compañeros.

En ese momento noto un escalofrío en mi interior, no se de donde proviene pero es tan fugaz que para cuando intento localizarlo ha desparecido. Parece que el resto también lo han notado. Nos sentimos intrigado por ello pero decidimos seguir adelante y preocuparnos por ello más adelante. 

Finalmente y tras algo menos de una hora lográis encontrar el río. El sudor ya forma parte de vosotros y las copas de los árboles dejan a la vista un cielo claro y despejado. La temperatura cerca del río parece ser un poco mayor, aunque Gial aprovecha el frescor del agua para refrescarse logrando disminuir un poco esa sensación de calor.

Lo que primero llama vuestra atención es un pequeño y estrecho camino que se dirige a lo largo del río hacia ambas direcciones. Podéis optar por ir tanto hacia el nacimiento del río, como en dirección opuesta, hacia su desembocadura...

Mientras Gial se refresca, te percatas de que alguien os está vigilando. Puedes verlo más o menos claramente. Se trata de una criatura de piel grisácea y orejas picudas. Lleva una especie de pañuelo en la cabeza con lo que parecen dientes colgando del mismo por la frente.  En sus manos una ballesta. No os apunta, tan solo parece estar vigilándoos, observando. Por su constitución te aventurarías a decir que se trata de un nativo del planeta. Un Kashoonara...

Este calor va a acabar con nosotros antes que el Imperio, dice Trent mientras se refresca un poco con agua del río. Parece que tenemos que tomar una decisión y seguir una dirección o la otra.

Trent se agacha intentando buscar algún signo de huellas de vehículos o personas en el camino, aunque dados sus orígenes y su trabajo en fábricas tecnológicas, seguramente podría estar viendo las huellas de un AT-AT y no darse cuenta.

-Trevor tiene razón, este calor va a acabar con nosotros. ¿Daedar el droide puede escanear algo para ayudar a determinar la ruta?. Mientras esperaba la respuesta, observó la jungla y miró ambas direcciones sin tener claro cual podía ser la correcta.

-Otra solución es trepar a uno de los árboles para tratar de ver algo a lo lejos... No era la idea más atractiva del mundo, pero llevaban demasiado tiempo y estaba seguro que el Imperio y estaría cerca de su accidentada nave.

-Tenemos más posibilidades de encontrar alguna población si nos dirigimos hacia la desembocadura -dijo convencida mientras utilizaba los binoculares siguiendo la trayectoria del camino en ambas direcciones en busca de confirmación.

El calor era horrible. Si no fuese porque tenían otras prioridades, con gusto se habría dado un buen baño. Se conformó con refrescarse la frente y la nuca mientras pensaba cómo actuar a continuación.

-Quiero deciros algo -dijo en un tono tranquilo y ligeramente más bajo de lo acostumbrado, aunque lo suficientemente alto para que todos pudiesen escucharla sin problema-. Todo va bien, os pido que mantengáis la calma y no echéis mano a las armas -esperó un momento para que sus palabras se asentaran- tenemos un curioso que nos está vigilando, un nativo que no parece hostil.

No sabía si sería mejor disimular o tratar de establecer contacto. La primera opción era seguramente la más sensata pero la segunda les podría ahorrar mucho tiempo, en caso de ir bien, claro.

Miró al kashoonara con una ligera sonrisa en los labios, colocó su mano derecha sobre el corazón e inclinó levemente la cabeza a modo de saludo. Con un gesto lento retiró el brazo para trazar un arco cuyo final estaba entre ellos, tratando de invitar así al nativo para que se acercase, aunque suponía que no lo haría. Por lo menos vería buena voluntad, o eso tenía la esperanza de haber transmitido.

Ya solo cabía esperar unos instantes para ver si el vigilante se acercaba. En caso afirmativo podrían comunicarse con él, y si no continuarían la marcha.