Partida Rol por web

Ya estaban todos reducidos, salvo la Zeltron, la cual no había hecho falta reducirla, pero no sabía si de verdad esa idea de Dancen era buena, esperaba que si "No se si eso ha sido la mejor idea, pero si hemos conseguido todo y tenemos lo que necesitamos, solo nos falta esconder a los ingenieros y esperar a llegar a nuestro destino" le digo al resto del grupo

- Bueno Dacen si con eso hemos logrado nuestro objetivos, sólo espero que a la zeltron no le hagan una oferta mejor para delatarnos, pero ahora tenemos que centrarnos en nuestra misión.

A pesar de que algunos miembros de vuestro grupo no parecen estar muy de acuerdo con la decisión de Dacen, al final todos decidís confiar en el criterio del jedi y continuar con el plan.

Luego de pasar varias horas escondidos en el camarote de los investigadores, finalmente escucháis como los altavoces del pasillo anuncian que el comedor ya está preparado para comenzar a servir la cena. Sin embargo, no es hasta varios minutos después del aviso que Ray, quien se ha encargado de mantener un oído pegado a la puerta, os dice que la actividad en el pasillo ha mermado y que ya debería ser seguro trasladar a los investigadores inconscientes.
Mientras que Ayuz, Kimbria y Nina se distribuyen a lo largo del pasillo para hacer de vigías, el resto formáis grupos de dos y os encargáis de mover a los investigadores inconscientes hasta la cápsula de escape en la que habéis ocultado al resto de los enviados del Consorcio. Casi un cuarto de hora después de que Ray os diera el aviso, finalmente termináis con vuestro “trabajo” y sin nada más que hacer, todos os marcháis hacia el comedor para compartir juntos la primera y última cena en la nave.

Al llegar al comedor, ocupáis la primera mesa para ocho personas que encontráis libre y una vez que uno de los droides camareros de múltiples brazos se acerca a vosotros con los módulos de datos que contienen el menú, os tomáis un tiempo para revisarlos y para hacer vuestro pedido. Mientras esperáis a que el droide regrese con los platos que habéis solicitado, os dedicáis a examinar con la mirada el lugar y aunque la mayoría de las caras os resultan familiares debido a que ya las habéis visto durante el almuerzo o en la sala de estar de la nave, vuestra mirada no tarda en clavarse en una mesa con lugar para cuatro comensales que se ubica a unos diez metros de la que ocupáis. Tres de sus ocupantes son mujeres que recordáis haberlas visto en la barra de la sala de estar pero la cuarta miembro del grupo es quien os llama la atención debido a que se trata ni más ni menos que de la zeltron, quien parece haber trabado cierta amistad con sus compañeras de mesa ya que se dedica a charlar amenamente con ellas. Al darse cuenta que la observáis, la mujer de piel rojiza os dedica un sutil saludo moviendo levemente la cabeza para luego guiñarle pícaramente un ojo a Dacen.
Ninguno de vosotros estáis seguros de que a que juega la zeltron, pero diríais que su intención parece ser mantenerse rodeada de gente para así asegurarse que nadie la traiciona y que el trato que ha hecho con el jedi se mantenga hasta el final.

Finalmente me pido un plato básico mientras como con tranquilidad. Observo a la zeltron pero sinceramente no es asunto mío, aunque no la pierdo de vista por un momento. Espero que no nos arme ninguna jugarreta.

Lo que sí me pone un poco más nerviosa es la idea de compartir camarote con Nina. Tanto juego que hemos tenido, ahora dudo sobre qué hacer. No lo sé, sinceramente, pero supongo que lo mejor será dejarme llevar. Igual solo quiere dormir y me estoy comiendo la cabeza por nada.

Al fin habían logrado esconder a todos sin que sonaran las alarmas, sólo bastaba que la zeltron no se fuera de la lengua ahora que ñes había dejado claro que no se fiaba de ellos, aunque por intución suponía que tenía más que perder si les delataba, mejor estar atenta por si acaso.

Nina se pidió un plato algo más elaborado que el del menu, había trabajado muy bien y era el momento de relajarse, por lo que pidía una elaborada carne con guarnición de verduras con un vino mejor de la media, y hablando de relajarse eso le recordó algo.

- Bueno Ayuz, después de lo bien que ha salido todo, lo mejor es celebrarlo, aparte he comido demasiado y en algo tengo que quemar el exceso de comida...- la invitación estaba clara, había que aprovechar los camarotes de esta nave corporativa.

Las palabras de Nina no dejan lugar a dudas de sus intenciones, y estas no pasan precisamente por dormir. No puedo evitar sonrojarme y afirmar levemente ante sus palabras. Aunque no sé si afirmo a lo de que todo ha salido bien, a lo de quemar calorías o a qué.

En cualquier caso la cena se termina y me quedo sin saber bien que hacer, si levantarme yo o esperar a que se levante Nina, esperar a los demás...

Como no soy muy de quedarme quieta y menos todavía de darle vueltas a la cabeza, decido levantarme para dirigirme a nuestros camarotes, aunque esperando a Nina antes de salir del restaurante.

Una vez completado la misión, y llevado a los ingenieros a su sitio, vamos al comedor, donde están la que el jedi dejo consciente, pero al ver la poca importancia que nos da, puede que Dacen tuviera razón y podamos confiar lo suficiente como para no tener que preocuparnos que nos traicione, por lo que me pido un plato básico a la espera de llegar a nuestro destino y poder conseguir completar la misión.

 Miré a la Zeltrón antes de responder, a mis compañeros:

 - No percibí engaño de ella, aunque siempre hay margen para el error. En cualquier caso, creo que era sincera y, mientras cumplamos nuestra parte del trato, no creo que tenga motivos para traicionarnos.

Creo que tendría tanto que perder como nosotros. Yo también creo que podemos confiar. Solo esperemos que, si la atrapan, sea después de que hagamos nuestra misión.

Unos minutos más tarde, dos de los droides camareros os traen la cena e inmediatamente empezáis a comer mientras mantenéis una amena charla, aunque procurando no mencionar nada sobre misión ya que lo último que queréis es que alguno de los que ocupan las mesas cercanas se den cuentan de que no pertenecéis al Consorcio. Tras vaciar vuestros platos, hacéis una breve sobremesa y luego os separáis, algunos os quedáis en el lugar para seguir charlando, otros os dirigís a la sala de estar para terminar la noche compartiendo unos tragos y unos pocos os retiráis a vuestro camarote, ya sea para descansar después del ajetreado día que habéis tenido o para celebrar vuestro éxito de una forma bastante particular…

A la mañana siguiente y luego de haber tenido un reparador descanso que os quita todo el agotamiento del día anterior, os despertáis a distinto tiempo y os vais reuniendo en la sala común del camarote a medida que salís de vuestras habitaciones individuales. Tras tomar un rápido desayuno en el comedor, los altavoces que están distribuidos por las zonas públicas de la nave anuncian que pronto saldréis del hiperespacio y que aterrizaréis en la capital de Nyriaan en poco más de una hora, y por eso regresáis a vuestro camarote y empezáis a empacar vuestras pertenencias.
Luego de dos casi imperceptibles sacudidas, la primera al entrar en la atmósfera del planeta y la segunda al aterrizar, los altavoces avisan que habéis llegado a vuestro destino. Junto al resto de los pasajeros que bajan en Nyriaan, cogéis uno de los turboascensores y después de descender al nivel de la bodega, salís del “Vendaval” por amplia rampa que se encuentra en la parte posterior de la nave. Uniéndoos a la fila que se forma frente a la puerta del hangar, la cual avanza con un poco más de lentitud que la que tuvisteis que hacer en Taris para subir a la nave, os dedicáis a esperar a que sea vuestro turno y cuando llega el momento, le entregáis vuestros cilindros de códigos al astromecánico que custodia la puerta junto a dos guardias bien armados del Consorcio. Luego de que el droide comprueba que está todo en regla, éste os devuelve los cilindros y os permite cruzar las puertas. Una vez fuera del hangar, seguís al resto de los pasajeros y tras una no muy larga caminata por los amplios y metálicos pasillos del lugar en la que os vais mezclando con los viajeros que aterrizaron en otras lanzaderas, finalmente salís del espaciopuerto de la ciudad de Locus, la capital de Nyriaan.

Al salir del ambiente controlado del espaciopuerto, rápidamente os dais cuenta cuales son los rasgos característicos del planeta: una elevada temperatura que sumada a la gran humedad ambiental hace que los que no estáis acostumbrados a climas tropicales comencéis a traspirar en demasía, una densa niebla que limita vuestra visión a unos pocos cientos de metros, y una perpetua y abundante nubosidad que no solo hace que unos pocos rayos del sol lleguen a la superficie sino que hace que vuestros compañeros jedi sientan mermada su conexión con la Fuerza y la perciban más amortiguada y lejana. Además, os dais cuenta que la ciudad de Locus no difiere demasiado de otras urbes del Borde Medio y Exterior ya que las calles y las estructuras de varios pisos están hechas de permacreto o de duracero y que ante vosotros se encuentran una amplia gama de comercios, oficinas y edificios residenciales. Sin embargo, también notáis que las calles de la capital cuentan con un alumbrado público que siempre está encendido y que ayuda a disipar un poco la permanente niebla, que la mayoría de los “nyriaananos” son humanos aunque adaptados a las condiciones climáticas del planeta ya que son de piel más pálida que la habitual y tienen ojos adaptados a la escasa iluminación, y que los lugareños que deambulan por los alrededores son una amalgama de mineros, comerciantes, ejecutivos, obreros, contratistas, mendigos, individuos de aspecto sombrío y “agentes de la ley” que tienen más aspecto de mercenarios que de personal de seguridad.

Tras terminar de admirar la hasta ahora desconocida ciudad en la que os encontráis, comenzáis a buscar con la mirada a la zeltron y al cabo de unos pocos minutos la localizáis en uno de los callejones perpendiculares a la avenida que sale del espaciopuerto, que es en la que os encontráis. Inmediatamente, comenzáis a avanzar hacia ella pero luego de ver como ésta se aleja unos pasos mientras mueve la cabeza de forma negativa y señala sutilmente a Dacen, al final decidís que lo mejor es que vuestro compañero jedi se encargue del asunto.

Al acercarte a la zeltron, ésta te agarra suavemente del brazo y ambos comenzáis a caminar y a adentraros un poco más en el callejón, alejándoos de los transeúntes. Luego de un breve intercambio de palabras, le entregas a Veexa el chip con los créditos y tras guardarlos rápidamente, ella desliza con sutileza su cilindro de códigos en unos de tus bolsillos.

-Todo esto fue por el trabajo que tienes entre manos -te dice soltándote el brazo y colocándose frente a ti- Sin embargo, aunque a mi se me ocurren un centenar de formas en las que podías haberme quitado el cilindro de códigos sin gastar un solo crédito, tu elegiste arriesgarte y no solo has confiado en mí, sino que también me estás ayudando a escapar del Consorcio y del Imperio. Por eso, siempre te estaré agradecida -agrega dedicándote una honesta sonrisa- Y como dije antes, pienso devolverte la pasta y si consigo escapar antes de que suenen las alarmas, volveremos a encontrarnos -acto seguido Veexa te entrega una pequeña tarjeta de datos- Aquí se encuentras las coordenadas de “El Krayt”, un hotel restaurante que se encuentra en el planeta Vorzyd V. Ve allí dentro de un mes estándar y dile al recepcionista “Viajaba por la Ruta Comercial Perlemiana pero el maldito ordenador de navegación me trajo aquí” y se encargará de guiarte a la habitación que he reservado.

Luego de un breve silencio en el cual la zeltron se dedica a cerciorarse de que nadie os ha escuchado, finalmente vuelve a hablar.

-En cuanto termines de usar el cilindro, arrójalo a la basura. Buena suerte con tu trabajo y espero volver a verte dentro de un mes.

Antes de que puedas pronunciar una respuesta, Veexa coloca sus manos en tus mejillas y te da un profundo y apasionado beso que te pilla totalmente por sorpresa. El beso de la zeltron te resulta tan embriagador que pierdes la noción del tiempo y del espacio y para cuando recuperas la consciencia, ves como Veexa desaparece fundiéndose entre los transeúntes.

Relegados al rol de espectadores, os limitáis a quedaros en vuestro lugar y a ver desde la lejanía lo que sucede entre Dacen y la zeltron. Tras notar como ambos realizan sutilmente el intercambio y luego comienzan a charlar, perdéis el interés en ellos pero rápidamente los recuperáis cuando minutos más tarde, la ex-investigadora le asesta un apasionado beso en los labios a vuestro compañero jedi, el cual apenas es capaz de pronunciar una palabra antes de que la mujer desaparezca entre la multitud y la penumbra de los callejones.

Una vez que Dacen regresa, os alejáis de las calles principales y de las miradas de los transeúntes para que Ray pueda transferir los datos del cilindro de códigos de la zeltron utilizando el artilugio que le dio uno de sus hijos. Tras comprobar que todos vuestros cilindros funcionan correctamente y que en teoría ahora seréis capaces de ingresar sin problemas en la sede del Consorcio, regresáis a la calle principal y siguiendo las señales luminosas, comenzáis a avanzar hacia la parte oeste de la urbe.
A pesar de que el planeta Nyriaan es gobernado por un consejo compuesto por varias facciones, la ciudad de Locus está divida en varias zonas en las que cada grupo controla su territorio con total independencia: En la parte noreste se ubica el Sector Imperial, custodiado por los soldados de asalto del Imperio; en el sureste se encuentra el Sector Corporativo, dominado por la Autoridad del Sector Corporativo; en el oeste se localizan varios sectores menores controlados por pequeñas facciones entre las que destacan el Gremio Minero, el Gremio de Navegantes Hiperespaciales, los nativos nyriaananos, la nobleza tapani y las corporaciones que no pertenecen a la ASC; y en la parte central y rodeando el área en torno al espaciopuerto se ubica el Sector Neutral, el cual está bajo control directo del consejo pero cuyos callejones más oscuros están dominados por bandas criminales que se dice que responden a organizaciones como el Sol Negro y las familias Hutts.
Al llegar al extremo occidental de la ciudad, más precisamente al Sector de las Corporaciones Independientes, camináis durante unos pocos minutos hasta finalmente llegar a un imponente edificio de poco más de una decena de pisos, mucho menos que los que tienen las otras estructuras que la rodean, pero cuya falta de altura lo compensa en área ya que ocupa unos cientos de metros cuadrados. Tras acercaros a las amplias puertas custodiadas por tres guardias y media docena de torretas automatizadas, colocáis vuestros cilindros en el panel de acceso y cruzáis sutilmente los dedos mientras que el sensor os escanea el rostro. Por fortuna, vuestras identificaciones falsificadas consiguen engañar el sistema y os permiten el acceso al complejo, lo que significa que no solo podréis continuar con vuestra misión, sino que también tendréis que agradecerle a Narik que os haya fabricado un artilugio tan efectivo.

Luego de identificaros ante el recepcionista y cruzar varios pasillos y salas, siempre siguiendo el mapa que tenéis en vuestros ordenadores y pads de datos, llegáis a un turboascensor que os lleva hasta el subsuelo del complejo. Tras pasar varios controles de seguridad y un largo pasillo vigilado por varias cámaras, arribáis a una sala de poco más de diez metros cuadrados ocupada por siete guardias, seis de ellos de pie y en cuyo rostro se nota el aburrimiento y el séptimo, el de aspecto más experimentado, sentado frente a un escritorio desde el cual revisa las cámaras. Después de identificaros y de presentar vuestros cilindros de códigos, el encargado de la seguridad os abre la puerta que se encuentra a su espalda y que es la que lleva la sala de ordenadores.

Tras cruzar la puerta, llegáis a una muy espaciosa estancia en la que se ubican numerosas filas de ordenadores el triple de alto que vosotros y que irradian un calor que el sistema de refrigeración apenas alcanza a atemperar. Sin embargo, no estáis solos ya que merodeando por los pasillos que hay entre los ordenadores se encuentran tres técnicos que se dedican a realizar las comprobaciones rutinarias pero no sin dedicaros ocasionalmente unas miradas de soslayo.
De acuerdo a las indicaciones que os ha dado Caltos, vuestro objetivo es encontrar entre la multitud de ordenadores el terminal de mayor acceso y luego conectar en éste el pad de datos que os entrego el teniente, el cual descargará una copia de la información que buscáis a la vez que ejecutará un virus que borrará el registro de las cámaras y de las puertas de acceso.

Al fin nos reunimos todo y podemos pasar una cena tranquila, sin tener que pensar en los objetivos inmediatos, al fin llega la hora de irse a los camarotes y discutir ciertos "asuntos" con Ayuz, que todo el mundo sabía por donde iba y prefería dejarlas a su aire.

A la mañana siguiente llegan al planeta, de nuevo dejan una nave y tienen suelo bajo sus pies, y de hecho el suelo es lo que mejor se ve, ya que hay una molesta niebla y un calor asfixiante, ojala lleguemos a un punto más fresco o no voy a pensar con claridad.

La ciudad es tan anodina es sus edificios y gentes como tantas otras, aunque esta tiene un interesante sistema de barrios cada uno controlado por alguien distinto, hay que estar atentos por donde nos metemos.

El edificio tiene una buena seguridad, si nos descubren será difícil salir de aquí enteros, una vez en la sala de servidores Nina ya se encuentra en su ambiente, sólo hace falta coger un ordenador y empezar a cercenar.

- Distraed a esos moscardones mientras ejecuto un programa de búsqueda.

 Mientras dejo que los demás hagan lo suyo, yo trato de despejar mi cabeza. No me gustaba nada este sitio, donde La Fuerza parece tan... Difusa, por decirlo de alguna manera. Espero que podamos salir enseguida de aquí sin complicaciones, ya que no creo ser mucha ayuda, en caso de un enfrentamiento o tener que verme obligado a usar mis poderes.

 Dejé que el resto del grupo se ocupara de los técnicos, mientras traté de reunir todas mis fuerzas para tratar de Usar La Fuerza para saber que ordenador deberíamos de buscar.

La cena transcurre sin incidentes y no tardo demasiado una vez terminada en dirigirme hacia nuestro camarote. Está creo que hay temas que zanjar... o quizá iniciar. En cualquier caso algo hay que hacer sobre ese asunto.

A la mañana siguiente me despierto de buen humor. Una vez todos reunidos tomamos un desayuno y por fin llegamos al planeta. Me parece increíble cómo funcionan los estabilizadores de las naves impidiendo que se note realmente los efectos de los golpes contra la atmósfera y de la desaceleración.

En cualquier caso todo eso pasa a un segundo plano cuando lleguamos a la superficie de planeta. El calor puede ser una molestia, pero la auténtica molestia es la niebla que no permite ver más allá de unos pocos pasos. Eso puede ser un problema a la hora de escapar cuando vengan a recogernos, ya que no podrán vernos hasta tenernos encima. Un dato muy a tener en cuenta. Aunque el calor también provoca que me desabroche un poco la camisa.

La seguridad es lo que cabría esperar en una corporación, pero por fortuna todo parece ir bien y conseguimos llegar a la sala de los ordenadores. Esta era la parte fácil, ahora comienza la difícil.

Me fijo en los tipos que están dando vueltas y que parecen prestarnos demasiada atención y me dirijo hacia uno. Perdona, ven aquí le llamo esperando que se acerque. ¿Me puede explicar porque tanto usted como su compañero tienen interés en lo que hacen unos investigadores del consorcio? Le recomiendo que deje de meterse en nuestros asuntos, por su propio bien.

Habíamos llegado a al planeta, el cual contaba con la influencia de las corporaciones, entre las que se encontraba nuestro objetivo, también me sorprende ver como la Zeltron trata a Dacen, parecía que tenía razón y no iba a ser un problema, lo cual era bueno, pero ahora lo que importaba, es llegar a nuestro objetivo, ya que hemos entrado en las instalaciones de la corporación sin problema alguno, por lo cual el plan iba bien, ahora solo quedaba alcanzar lo que buscábamos e irnos, a ser posible, que no nos descubrieran, ya que el edificio tenía una buena defensa, estaba claro que esta gente se lo tomaba muy enserio, y tampoco quería alegrar el día a los guardias, si al llegar a sus casas, seguían aburridos con el trabajo, es que nosotros hemos hecho el nuestro bien.

Luego de elegir un pasillo por el cual comenzar la búsqueda, os dispersáis por él y empezáis a usar vuestras diversas habilidades.
Ayuz y Kimbria se dedican a mantener alejados a los curiosos técnicos, aunque mientras la mon calamari lo hace dándole charla, la twi’lek recurre a un tono directo y a amenazas veladas, las cuales hacen que el informático que se había acercado a ella se limite a balbucear una disculpa y alejarse bastante de vuestra posición. Dacen cierra los ojos y se ocupa de examinar las fluctuaciones de la Fuerza, lo cual para algunos puede parecer inútil pero que en realidad os ahorra tener buscar en varios ordenadores. Y por último, Nina y Ray, ayudados por Blake y Gor, se conectan a un par de ordenadores y comienzan a sortear las capas de seguridad, intentando descubrir cual puede ser el que contiene la información que estáis buscando.

Después de varios minutos de trabajo, os volvéis a reunir y poniendo en común la información que Kimbria le ha sonsacado al técnico, que Dacen ha conseguido mediante la Fuerza y que Nina y Ray han extraído de la red, llegáis a la conclusión que vuestro objetivo está en el extremo noreste de la sala, más precisamente que el ordenador en cuestión es uno de los que se encuentran en el extremo superior de las primeras diez filas.

Nina se encamino hacia la nueva fila de ordenadores, pero estos parecían tener otros protocolos instalados.

- Estos tienen otras subrutinas, son mas complejos - mientras los dedos volaban esperando superar el código.