Partida Rol por web

Me acerco a uno de los técnicos mientras observo un poco lo que hace. Perdone digo, manteniendome en mi papel, ¿podría indicarnos dónde están los ordenadores centrales que contienen información sobre las distintas transacciones de la empresa? Un asunto burocrático aburrido, por si se lo pregunta.

Me quedo esperando su respuesta mientras aprovecho para echar un vistazo también a su trabajo.

Como no tenía nada que hacer, me acerco a a Nina, "¿Puedo ayudarte con los ordenadores?, no tengo mucho conocimiento, así que voy a tener que ir preguntandote algunas pequeñas dudas" le digo a la Balosar, por lo menos iba a poder resultar util mientras cojo algunos de los ordenadores cercanos para ir a buscar los ordenadores cuya seguirdad fuera la superior, de momento había conseguido ayudar, estabamós sorteando cada una de los niveles de seguridad y así poder obtener conseguir la información cuanto y poder huir cuanto antes, no me sentía nada cómodo en un lugar de alta seguridad y menos cuando ese sistema estaba puesto para que nosotros evitemos que entrasemos, "Creo que le estoy cogiendo el gusto a los cacharros esto" digo por lo bajo, por lo menos era mucho mas amable que la maquina de los escudos.

 Mientras los demás hacen su parte, yo aporto la mía tratando de usar La Fuerza para tratar de localizar el ordenador concreto que debemos de piratear a través de La Fuerza...

Nuevamente, Ayuz y Kimbria se dedican a hablar con los técnicos pero mientras que la mon calamari consigue entretener a uno de ellos, la twi’lek no tiene tanta suerte y solo recibe un “Es información restringida” como respuesta antes de que el técnico se marche para continuar con su labor. Además, al mismo tiempo y con Dacen descartando ordenadores gracias a su afinidad con la Fuerza, el resto se encarga de conectarse a los terminales restantes y seguir buscando vuestro objetivo.

Luego de varios minutos y un par de intentos fallidos, finalmente encontráis el ordenador en cuestión en la parte superior de la tercera fila. Inmediatamente, la mayoría de vosotros os colocáis en los pasillos para mantener vigilados a los técnicos e impedir que estos se acerquen mientras que Nina, Gor y Ray se encargan de conectar el pad de datos que os dio Caltos y superar un par de firewalls, pudiendo así descargar una copia de la información sin dejar ningún rastro a la vez que se instala el virus que en menos de una hora borrará todo el registro del día, ya sea de las cámaras o de las puertas de acceso.
Una vez que habéis completado la parte principal de vuestro trabajo sin siquiera levantar sospechas ya que al final los técnicos estaban ocupados en el otro extremo de la sala y no os han molestado, os volvéis a reunir frente al ordenador. Está mas que claro que no tenéis tiempo para examinar a fondo la información que habéis conseguido, pero aún así Gor, Nina y Ray os dicen que le han echado un rápido vistazo mientras los datos se descargaban y que estos no solo contiene las finanzas legales del Consorcio sino un registro paralelo de todas las actividades fraudulentas e ilegales, desde sobornos a funcionarios hasta el uso de naves de la empresa para transportar esclavos, pasando por espionaje industrial, contrabando, asesinatos de testigos, erradicación de pequeñas poblaciones y venta ilegal de armas y equipo a grupos criminales…

Sabiendo que no tenéis tiempo que perder y que todavía os falta completar la última etapa de la misión, os ponéis en marcha y tras abandonar la sala de ordenadores, cruzar los controles de seguridad y subiros al turboascensor, regresáis a la planta baja del edificio. Tras seguir las indicaciones de vuestro mapa, recorréis unas cuantas decenas de metros y os volvéis a subir a otro turboascensor, esta vez al que lleva al piso de los ejecutivos. Mientras vais subiendo velozmente las distintas plantas, recordáis en que consiste la parte final del trabajo: Tenéis que ingresar a la oficina de un tal Grant Crapp, un ejecutivo del Consorcio y una persona de la peor calaña, conectar el pad de datos de Caltos en su ordenador y subir una copia de los archivos que habéis robado a la Holonet.
Tras menos de un minuto de espera, las puertas del turboascensor se abren y veis que ante vosotros se halla una amplia sala de espera con varios sillones que parecen ser bastante cómodos acompañados por unas bajas mesitas redondas y por media docena de macetas con diferentes especies de plantas como decoración, además tanto del lado izquierdo como del derecho se encuentran unos pasillos que seguramente deben de llevar a las distintas oficinas. Sin embargo, lo que más os llama la atención es que justo enfrente de vosotros se ubica una pequeña recepción y que detrás de la mesa semicircular se encuentra sentada una joven mujer de menos de treinta años vestida con el uniforme del Consorcio y con su largo pelo castaño recogido en un rodete. Ni bien salís del turboascensor y entráis en la sala, la mujer os habla.

-Buenos días ¿en qué puedo ayudaros? -os dice con un tono amable pero también ensayado a causa de la continua repetición- ¿Con cuál de nuestros ejecutivos tenéis cita?

Mientras la recepcionista os habla, observáis sutilmente los alrededores y os dais cuenta de que no hay nadie aparte de ella. Reducirla a disparo de blaster sería lo más fácil, pero considerando que no sabéis los horarios de oficina, que es igual de probable que el piso esté tanto vacío como lleno de ejecutivos y que ocultar su cuerpo no sería fácil, puede que lo mejor sea usar vuestra labia para convencerla que os deje pasar e incluso para extraerle información.

Bueno, de momento la cosa no va mal. Gracias a los hijos de Ray ya estamos aquí. Y sin haber tenido que liarnos a disparos, lo que siempre es un alivio.

Me acerco a la recepcionista intentando parecer profesional pero agradable. ¿Sabe por casualidad si Grant Crapp está en su oficina?

- ¡Hola! - dijo, adelantándose un poco hacia la mesa - La verdad es que cita, lo que se dice cita, no es que tengamos. Tal como dice mi compañera, venimos a ver al señor Crapp, para tratar ciertos asuntos con él directamente. Es una cita un poco improvisada, tal vez no conste en las agendas porque se trata de un asunto algo personal, pero por supuesto nada ilícito. Dijo que pasáramos que hablaríamos con él directamente sobre ese tema. También mencionó que en caso que no estuviera en su despacho, podíamos pasar para esperarle allí.

Blake se quedó mirando a la recepcionista con una sonrisa de autoconfianza, esperando que les dejara pasar.

- Estoy seguro de que el señor Crapp no querrá que nos quedemos sin verle, ya sabe que aquí el tiempo es dinero y no se puede parar.

Al escuchar la pregunta de Ayuz, la recepcionista no tarda en responder con una sonrisa.

-Un momento, por favor -dice mientras realiza una breve búsqueda en el ordenador de la recepción- El Señor Crapp está ahora mismo en la planta nueve, en una reunión con inversores -responde para después apartar la mirada de la pantalla y centrarla en vosotros- ¿Estáis seguros de que hoy tenéis una cita con él? Es extraño, porque el Señor Crapp liberó toda su agenda ya que en cuanto termine con su reunión se marcha de vacaciones.

Tras oír la respuesta de Blake y de Nina, la recepcionista se queda un breve instante en silencio y luego vuelve a hablar.

-Si no ha registrado la cita supongo que será para asegurarse de que todo esté en orden antes de marcharse. El Señor Crapp siempre es muy atento con esos detalles -dice la mujer tras abandonar su postura pensativa- Está bien, podéis pasar y me encargaré de decirle que le estáis esperando en cuanto le vea. Y por si es vuestra primera vez en este piso, encontraréis su despacho en el ala este, solo tenéis que seguir este pasillo -dice señalando el que se encuentra a vuestra derecha- y girar a la izquierda en la segunda bifurcación. Su oficina es la octava puerta a la derecha, aunque la encontraréis fácilmente ya que hay un cartel con su nombre.

Luego de despediros de la recepcionista, comenzáis a andar por el pasillo siguiendo las indicaciones que os ha dado. A medida que avanzáis, veis que el piso no solo está lleno de oficias de diversos tamaños, con nombres de desconocidos y cargos que no sabíais ni que existían, sino que también hay unas espaciosas salas abiertas plagadas de cubículos donde trabajan los administrativos de menor jerarquía. Por fortuna, la mayor parte de la gente que deambula por la zona se limita a ignoraros, aunque también notáis que los ejecutivos que gozan de mayor rango se limitan a miraros de reojo y con aires de superioridad cuando pasan junto a vosotros.
Tras seguir al pie de la letra las indicaciones, finalmente os detenéis frente a la octava puerta a la derecha y os dais cuenta de que habéis llegado al lugar correcto ya que el cartel que hay delante vuestro dice:

Grant Crapp
Coordinador jefe de ventas y logística de insumos médicos para el Borde Medio y Exterior

Ni bien termináis de leer, todos sentís un profundo desprecio ya que por lo que os han dicho vuestros aliados, ese título no es más que una forma pomposa de decir “envenenador que lucra con la cura para dolencias que él mismo ha causado” …

Después de comprobar que nadie os ve, cruzáis la puerta, la cual se encuentra abierta, y llegáis a una sala de espera de unos seis metros cuadrados. La estancia no solo está decorada con opulencia, sino que también cuenta con sillones para casi una decena de personas y un escritorio para un ayudante que se ubica junto a una puerta que debe ser seguramente la de la oficina de Crapp.
Al comprobar que la puerta está cerrada, Ray le hace un gesto a Gor para que se acerque mientras que se gira hacia vosotros.

-Voy a forzarla, vigilad por si viene alguien.

Tras un breve momento de labor, Ray os informa que ha terminado con el panel de acceso e inmediatamente ingresáis en el despacho de Crapp. Si la sala de estar estaba decorada con opulencia, la oficina lo está aún más ya que no solo cuenta con más cuadros y abalorios caros sino también con un par de esculturas y media docena de trofeos de caza compuestos por cabezas disecadas de animales que desconocéis, con la excepción de la de un dewback joven. Además, la estancia cuenta con un amplio ventanal desde el que se podría admirar toda la ciudad si no fuera por la sempiterna niebla que rodea la superficie del planeta y con una mesa de reuniones en la parte central en la cual se ubica el ordenador que buscáis.
Sin perder ni un solo instante, Nina y Ray comienzan a trastear con el ordenador y luego de superar los protocolos de seguridad, insertan el pad de datos. Tras sortear otra serie de capas de seguridad, finalmente logran subir una copia de la información a la Holonet, aunque tomando la precaución de que esta se publique con el retraso suficiente como para que podáis escapar de la sede del Consorcio.

Una vez habéis cumplido con vuestra misión, salís de la oficina y luego de que Ray y Gor se encargan de dejar el panel de acceso tal y como lo habéis encontrado, desandáis vuestros pasos. Al llegar a la recepción, os dais cuenta de que la mujer no está y por eso os limitáis a pulsar el botón del turboascensor. Sin embargo, una vez que las puertas de este se abren, os dais cuenta de que la recepcionista aparece por el pasillo opuesto llevando un vaso en una mano izquierda y un par de pad de datos bajo el brazo izquierdo, aunque está tan concentrada en que el contenido del vaso no se derrame que no parece percatarse de vuestra presencia.

Observo a la recepcionista y luego el turboascensor. Parece que está a punto de llegar, igual podemos escabullirnos antes de que nos vea. Y yo creo que sería lo mejor, así que hago unos gestos a los demás para que no digan nada y nos metamos en el cubículo.

El principal problema cuando alguien intenta hacer algo ilegal es ponerse nervioso o intentar solucionar un problema que no ha surgido. Como el de la recepcionista. Si podemos escabullirnos sin que nos vea, ¿por qué vamos a forzar el que nos vea? ¿Para llamar la atención sobre nosotros cuando todo estalle?

Habiamos llegado al despacho de nuestro objetivo y tras ayudar a Ray para abrir la puerta y cerrar la puerta sin que parezca que haya pasado nada, solo nos quedaba salir, habíamos cumplido nuestro objetivo, solo quedaba huir, de momento vamos a aparentar que somos trabajadores, para ahorrar problema, y aunque en la salida no estaba la recepcionista, se pulsa el botón y me subo en el turboascensor, la recepcionista había vuelto, pero estaba centrada en otra cosa y posiblemente no nos haría caso.

Insertar los datos en el terminal requirió un tiempo, la empresa no tenía malos protocolos pero el acceso desde dentro facilito las cosas, ahora sólo quedaba largarse. La recepcionista parece que estaba en caminando hacia nosotros, y Ayuz nos anima a esquivarla, tampoco lo veo mal.

 Tratando de no llamar la atención de la recepcionista, trato de no llamar la atención y de no resultar visible, sin resultar sospechoso. Esperaba que el turboascensor viniera pronto y nos sacara de este antro de maldad, que se lucraba con el dolor y sufrimiento de los oprimidos.

Blake miró a la recepcionista, tal vez pudieran sacar algo más de información, pero el grupo parecía tener prisa por salir de allí. Tampoco quería tentar a la suerte, ya habían conseguido su misión principal y la prudencia señalaba irse lo más pronto de allí.

Habiendo decidido que lo mejor es ignorar a la recepcionista, os limitáis a subir al turboascensor y a presionar el botón de la planta baja. Luego de una corta espera, llegáis a vuestro destino pero en cuanto veis que una muchedumbre se agolpa frente a la entrada principal no tardáis demasiado en daros cuenta que puede que vuestra salida se demore más de lo planeado. La multitud, compuesta por más de una treintena de personas entre las que hay tanto trabajadores del Consorcio como visitantes, se ubica justo enfrente de las puertas aunque no se trata de una fila para salir del edificio sino de un gentío que parece rodear a algo o a alguien. Movidos por la curiosidad pero también porque debéis atravesar la muchedumbre para salir del edificio, os mezcláis con la gente y finalmente alcanzáis a ver el motivo del revuelo: Tirado boca abajo en el suelo se encuentra un rodiano vestido con el uniforme de técnico del Consorcio y sobre él se encuentra uno de los guardias, quien le inmoviliza mientras le coloca unas esposas, además otros dos guardias se encuentran frente al rodiano, apuntándole a la cabeza con sus carabinas para que éste no se resista a la detención.

-¿Qué sucede aquí? -exclama una voz grave a vuestras espaldas- ¿Qué significa todo este escándalo?

Antes de que podáis daros completamente la vuelta, veis que la persona que acaba de hablar pasa a vuestro lado, se trata de un hombre de más de cuarenta años, bien afeitado, con la cabeza rapada y con un profunda e inconfundible cicatriz que le recorre la cara desde arriba de su oreja derecha hasta el mentón. El desconocido va bien vestido, con unos zapatos impolutos y un traje con los colores del Consorcio, además lleva una pistola pesada a la cadera y por el bulto que hay en su costado derecho intuís que lleva una segunda arma oculta debajo de la ropa. Sin lugar a dudas, debe de tratarse del jefe de seguridad del edificio.

-¡Señor! Hemos detenido a un intruso -responde instantáneamente uno de los guardias que está de pie- Se coló en el edificio con un cilindro de códigos falso y engañó al reconocimiento facial con un virus que contenía el propio cilindro. Aún así, nuestro sistema de seguridad detectó el fallo casi de inmediato y lo detuvimos en cuanto llegó a la recepción.

-Mmm, interesante… -dice el jefe de seguridad mientras le hace un gesto con la mano a sus subalternos para que pongan de pie al rodiano, una vez que lo han hecho comienza a examinar al intruso con la mirada- No creo que seas un ladrón, los ladrones prefieren colarse de noche y tampoco tienen acceso a semejante tecnología… Yo diría que eres un espía empresarial ¿me equivoco?

Ni bien el rodiano comienza a defenderse diciendo que todo es un gran error y que él no es más que un trabajador del Consorcio, el jefe de seguridad le asesta primero un fuerte golpe en el estómago que lo deja sin aire y después le da un puñetazo en el rostro que termina por dejarlo inconsciente.

-Llevad a esta escoria a la sala de detención, ya me encargaré de que hable en cuanto despierte -le ordena a sus hombres para luego girarse hacia la multitud aunque en un tono mucho más moderado y diplomático- Os pido disculpas por lo que acabáis de presenciar y espero que entendáis que debemos ser implacables en cuestiones de seguridad si no queremos que esto se vuelva a repetir. Ahora, si sois tan amables de regresar a vuestras obligaciones….

Mientras que los guardias se llevan a la rastra al rodiano inconsciente, la muchedumbre comienza a disiparse, la gran mayoría volviendo a sus tareas y el resto formando una fila frente a la salida y a la cual no tardáis en sumaros. Después de volver a identificaros, tanto con el cilindro de códigos como por el reconocimiento facial, finalmente salís del edificio sin más contratiempos y os ponéis en rumbo hacia el espacio puerto, avanzando a paso rápido y procurando que haya una buena distancia entre vosotros y la sede del Consorcio antes de que salten las alarmas.

Luego de unos minutos de viaje en deslizador, finalmente regresáis al espaciopuerto e inmediatamente os encamináis hacia el hangar J26, el cual es vuestro punto de extracción. Sin embargo, para vuestra sorpresa, vuestra nave no se encuentra allí, sino que en su lugar hay un pequeño carguero algo desvencijado frente al cual están la teniente Mila Bernesh, los escoltas Lerk Vatten y Firith Ven, y un poco aseado besalisko que parece ser el capitán de la nave. Tras acercaros a vuestros aliados y comenzar a hablar con ellos, os vais enterando de varias cosas: En primer lugar, que el besalisko se llama Unclir y que es un viejo conocido de Mila que ahora trabaja como transportista entre la superficie y la atmosfera superior de Nyriaan; en segundo lugar que vuestra nave se encuentra en la orbita del planeta y que es pilotada por Caltos y los hijos de Ray; y por último que la atmosfera de Nyriaan es tan inestable que las únicas formas de ingresar o salir del planeta son usando los escudos de iones de las estaciones en órbita (lo cual es extremadamente caro y solo se lo pueden permitir las empresas que residen en Nyriaan, como es el Consorcio Joruba), recurriendo al sistema de cables orbitales y góndolas (pequeñas naves que van desde la superficie hasta el espacio y cuyo pasaje es barato pero que también son muy lentas y peligrosas, sobretodo en temporada de tormentas) o empleando cargueros pequeños y el sistema de láseres trasportadores (un sistema similar al de las góndolas, más seguro y algo más rápido pero también más costoso aunque sin llegar a ser inaccesible como el de los escudos de iones).
Una vez termináis de charlar, os subís al maltrecho carguero con ciertas dudas, aunque con el pequeño consuelo que supone saber que Unclir os hará un importante descuento por ser “amigos” de Mila y que la teniente se hará cargo de costear vuestros pasajes.

A diferencia de vuestro aterrizaje con el “Vendaval”, el viaje en el carguero de Unclir no resulta ser ni rápido ni placentero a causa de las ocasionales sacudidas que sufre la nave, pero aún así lográis salir de la atmosfera de Nyriaan después de un par de horas y sin accidentaros en el proceso, lo cual es de agradecer. Una vez en la órbita del planeta, el carguero se suelta del sistema de láseres transportadores y tras un corto trayecto por el espacio, es interceptado por vuestra nave y se termina acoplando a una de las esclusas de ésta. Tras despediros del capitán besalisko y dejando que Mila pague el viaje y tenga una última conversación con su viejo amigo, subís a vuestra nave y os encamináis hacia la cabina, además Lerk y Firith os acompañan parte del trayecto aunque ambos se terminan quedando en el comedor para así picar algo ya que no falta mucho para que sea mediodía.
Ni bien llegáis a la cabina, inmediatamente veis que Caltos se encuentra de pie frente a los sensores y el sistema de comunicaciones, que Trasher está junto al comandante y acoplado a una de las conexiones de la nave, que Seku ocupa el asiento del piloto y revisa con sumo cuidado todos los botones y palancas como si fuera una Ayuz un par de años más joven, y que Narik está sentado en el lugar del copiloto, con el rifle de Ray en su regazo y asegurando la cubierta exterior del arma con un destornillador. Al darse cuenta de vuestra presencia, vuestro droide comienza a lanzar una serie de pitidos avisando al resto e inmediatamente la twi’lek y el sullustano dejan de lado lo que estaban haciendo y corren hacia Ray.

-¡Papá! -gritan al unísono mientras le dan un fuerte abrazo a vuestro compañero, lo que hace que éste les responda con otro abrazo a la vez que la seriedad de su rostro desaparece y es reemplazada por un sonrisa de alegría.

-Me alegra de volver a veros, amigos míos -os dice Caltos dejando de lado los sensores y girándose hacia vosotros- Y más sabiendo que todos habéis regresados vivos e ilesos -agrega el alderaaniano con una sincera sonrisa- Contadme ¿Cómo os ha ido? Todo este tiempo estuve atento a las comunicaciones que salían de Nyriaan y lo único que llegué a interceptar fue un mensaje desde la sede del Consorcio Joruba declarando un cierre de emergencia y que todas las sucursales debían hacer lo mismo y permanecer en silencio.

Mientras nos dirigimos a la salida nos encontramos una escena bastante desagradable. Sobre todo porque podríamos haber sido nosotros de no ser por los hijos de Ray. En esta situación lo mejor es quedarse callado y actuar como si no hubiera pasado nada, y eso hago aunque me mantengo cerca de Nina.

Por suerte para nosotros la trampa funciona y conseguimos salir sin más inconvenientes. Sin apresurar el paso, como si fuera algo normal, nos alejamos de la sede antes de apresurarnos a coger un deslizador y dirigirnos al puerto.

El carguero de mala muerte donde vamos a montar me hace negar un poco con la cabeza, pero tampoco es que tengamos muchas opciones. No creo que las naves del Consorcio nos acepten ahora.

No es hasta que estamos a bordo del carguero rumbo al exterior del planeta que me animo a mostrar mi alegría a mis compañeros. Lo conseguimos. Lo conseguimos y estamos fuera añado con una sonrisa, pero sin decir nada más por no comprometer al amigo de Mila.

Me siento junto a Nina y le ofrezco mi mano. El viaje es realmente movido y por un momento pienso que nos vamos a estrellar, pero el viejo carguero consigue aguantar y llegamos al espacio. Miro el sitio que dejamos por última vez antes de mirar hacia delante y ver nuestra nave cómo se acerca lentamente.

Nos acoplamos, pasamos a ella, y la alegría se desborda en mi pecho ante nuestro éxito y regreso sin inconvenientes. Incluso me acerco a Nina y, si no lo impide, le doy un beso en los labios. Total, a menos que sean ciegos nuestros compañeros ya saben que hay algo entre nosotras.

Sonrío ante la tierna escena que provocan los dos jóvenes con nuestro amigo soldado pero luego miro a Caltos más seria. La misión en sí fue un éxito. Conseguimos reducir a los trabajadores del Consorcio digo, aunque le dedico una mirada a Dacen, y conseguimos infiltrarnos en las instalaciones. Con nuestras acreditaciones conseguimos llegar a los ordenadores y, aunque fue un poco difícil dar con él, copiamos la información.

En este punto, señalo a quien tiene el datapad para que se lo entregue. Luego subimos y no nos fue difícil localizar el despacho, además con la ventaja de que su ocupante no estaba. Subimos la información y salimos.

En la salida nos encontramos con que la seguridad había capturado a un rodiano que había intentado colarse de forma parecida a nosotros. Pero debo decir que todos conservamos la calma y salimos sin mayores inconvenientes. Aunque está claro que hay que felicitar por el buen trabajo con los cilindros, ya que los del Consorcio saben que se les pueden colar utilizando este sistema.

 Como no tenía nada más que añadir al informe de Ayuz'bepa, permanecí en silencio. El trato que la ex-miembro del consorcio era algo entre ella y yo, además de que dependería de ella si, en el futuro, quería unirse a la Rebelión. No me parecía bien que pudiera ser presionada por la organización para unirse a la fuerza, después de haber recobrado la libertad que e habían quitado.