Partida Rol por web

Como había observado Dacen, la zeltron y el joven parecían los mas prometedores, al menos si el plan era una fiesta claro, pero las dos personas mayores parecían mas serias, sin contar los tres técnicos.

- Creo que Ray debería hablar con los dos de mayor edad, parecen tan serios como tu y seguro que podéis contaros batallitas, luego Ayuz puede hablar con el joven, se ve que le gustan con curvas, y Ayuz es la mejor dotada, como sé por experiencia - mientras sonríe a su compañera Twi'lek - Blake y yo podemos tantear a la zeltron y al resto del grupo, que os parece, mantenemos entonces la fachada de una pequeña fiesta no?

 - Como ya he dicho, creo que debería de ocuparme de la Zeltron. Es probable que esté más receptiva a un varón atractivo, aunque esté mal que yo lo diga. - Interrumpí el plan de Nina. - Vosotras dos estás mejor preparadas socialmente, así que deberías de buscar a sujetos más complicados a la hora de interactuar. Sobre la fiesta, no estoy de acuerdo. Esto es un transporte de trabajadores, no un crucero de placer. No creo que haya ganas de malgastar fuerzas en fiestas, sin contar con que seguramente violarían alguna norma de la empresa asistiendo a una. Además, recordad que no queremos llamar la atención.

me quedo pensando en el plan que estan diciendo, nadie había mencionado a los tecnicos, y el tenía conocimientos en ese tipo de materia, por lo que podría tener una excusa para acercarme a ellos teniendo algo de que hablar "yo podría hablar con los tecnicos, en cierto modo, esa es mi fución dentro del equipo, y no creo que a una corporación le moleste que sus trabajadores hablen sobre su puesto, si eso, ray me puede acompañar, y nos encargamos de ellos" digo mirando al ex-imperial, por si tenía algún problema en mi idea.

- Podemos aprovechar cuando vayamos al comedor para entablar conversaciones con nuestros objetivos, será un ambiente algo distendido y seguro que estarán más receptivos a charlar.

Ni bien termináis de trazar vuestro plan, sentís un casi imperceptible sacudón que no solo os indica que la nave ha despegado, dando así comienzo a vuestra travesía hasta Nyriaan, sino que a la vez os señala la que cuenta atrás ha empezado. Si los cálculos de vuestros aliados rebeldes son correctos, solo tenéis un día para incapacitar a los investigadores y robarles sus cilindros de códigos.

Luego de esperar unos minutos para así no levantar sospechas y darles tiempo para acomodarse, salís de vuestro camarote y llamáis a la puerta de los investigadores. Al cabo de unos segundos de espera, esta se abre y veis que ante vosotros se encuentra la mujer del rodete y la mirada gélida.

-No nos interesa hablar con los demás pasajeros. Buscad a otros a quien molestar -os dice la mujer antes de cerraros la puerta ante vuestras narices.

A pesar de que la puerta solo estuvo abierta un breve instante, todos alcanzáis a ver que el camarote de los investigadores es muy similar al vuestro, con una sala común y ocho habitaciones individuales. Además, llegasteis a notar que el informático, el bith y el duro estaban sentados en la mesa de la sala mientras que el resto no se encontraban presentes, seguramente porque se retiraron a sus habitaciones.

Sabiendo que volver a llamar daría como resultado la misma respuesta y puede que os causará más problemas, decidís retiraros a vuestro camarote aunque manteniéndoos atentos a lo que sucede en el exterior. Luego de dos horas de espera y después de que los altavoces anunciaran que el comedor ya está abierto, finalmente escucháis que la puerta de vuestros “vecinos” se abre. Tras esperar un tiempo prudencial, os asomáis por la puerta y veis que, junto con el resto de los pasajeros, cinco de los investigadores se dirigen hacia el comedor. Se tratan del líder del grupo, la mujer del mal carácter, la zeltron, el informático y el que no deja de mirar el trasero de su compañera, lo que significa que el bith y el duro siguen en su camarote.
Al cabo de un par de minutos, el pasillo se vacía, tanto de pasajeros como de los guardias que hacen la ronda, por lo que es hora de que toméis una decisión.

Tras evaluar la situación, Ray es el primero en hablar.

-Creo que deberíamos encargarnos primero de los técnicos -os dice el comando- La mayoría de los guardias deben haberse ido a almorzar y solo tendría que haber una vigilancia mínima en los corredores, por lo que es el mejor momento para deshacernos de ellos ya que si hay disparos nadie nos escuchará.

La situación se ha complicado, pero esto nos da un poco de margen. Miro a Blake. Ocuparos de los técnicos y esperad al resto en sus habitaciones. Blake y yo podemos ir al comedor, vigilarles e incluso ocuparnos del salido.

- Bien iré con Ray, intentaremos usar los somníferos vale? De momento nada de tiros.

Nina comprueba que el somnífero y el blaster están bien y se dispone a ir a la habitación.

 - Darme unos somníferos, yo trataré de entrar en contacto con la mujer zeltron en cuanto vea una oportunidad. - Indiqué, antes de recibir uno de los medicamentos y ir detrás de la susodicha, esperando mi mejor oportunidad para actuar. Seguramente estaría abierta a algún tipo de invitación.

Blake asiente ante la opción presentada por Ayuz.

- Me parece bien, iremos y controlaremos a ese grupo y ese tipo será presa fácil para nosotras, no tardará en caer bajo nuestros encantos.

por si acaso, cojo mi pistola blaster y miro a Ray, "tengo mi pistola lista, por si nos hace falta ser contundentes, ¿vamos a por los tecnicos?"

- Creo que deberíamos encargarnos ahora de los técnicos. Los tenemos cerca, solos y parece que ocupados, así que podemos acercarnos a su habitación, con cualquier excusa y reducirlos.

Luego de terminar de trazar el plan y de dividiros los viales de manera que cada grupo tenga uno, Ayuz, Blake y Dacen se marchan al comedor mientras que el resto permanecéis en el corredor con intención de lidiar con los técnicos.

Siguiendo el mismo trayecto que hicieron la mayoría de los pasajeros que se alojan en esta ala de la nave, avanzáis por el pasillo en dirección norte y luego cruzáis la amplia puerta que se encuentra a vuestra derecha, llegando así al comedor.
A pesar de que el “Vendaval” no es de los cruceros más grandes, está más que claro que el Consorcio Joruba ha invertido bastante a la hora de modificarlo y de adecuarlo al transporte de pasajeros, tal y como lo atestigua la amplia sala en la que os encontráis. El tercio superior del comedor está ocupado por las cocinas, separadas del resto de la estancia por unas blancas paredes de plastiacero y por un largo mostrador, mientras que los dos tercios restantes están plagados de una buena cantidad de mesas de metal de diferente tamaño. En el extremo derecho se ubican dos largas mesadas perpendiculares a las cocinas y que por la gente que la ocupa, intuís que está reservada para los miembros de la tripulación, o sea pilotos, navegantes, operadores, mecánicos, personal de seguridad, etc. Por otra parte, en la zona izquierda y en la central se encuentran desperdigadas varias mesas para cuatro, ocho y doce comensales, las cuales están a la suficiente distancia una de otra para que las conversaciones no se superpongan y que los pasajeros puedan hablar con cierta intimidad. Además, todas las mesas son atendidas por media decena de droides camareros, con cuatro brazos firmes para llevar las bandejas y con unas piernas articuladas que terminan en una única rueda, lo cual les brinda velocidad y cierta estabilidad.
Sabiendo que quedaros parados llamaría la atención, comenzáis a buscar con la mirada una mesa libre mientras que al mismo tiempo intentáis localizar a los investigadores. Al cabo de unos pocos segundos, no solo encontráis una mesa para ocho vacía sino que además localizáis a vuestros objetivos, los cuales ocupan una mesa cercana, también para ocho. Sin embargo, antes de que podáis poneros en marcha y por pura casualidad, vuestra mirada se termina cruzando con la de la mujer rubia del rodete, la cual os observa brevemente con su rostro gélido y su ceño fruncido antes de volver a la conversación que mantiene con sus compañeros. A pesar de que el tiempo corre en vuestra contra, está más que claro que abordar ahora mismo a los investigadores no solo daría el mismo resultado que cuando llamasteis a su camarote sino que puede que termine por agotar la paciencia de la mujer, la cual parece que no os tiene mucho aprecio…

Una vez que preparáis vuestras armas por si la situación se tuerce y es necesario empezar a disparar, Kimbria aprieta uno de los botones del panel de acceso y de inmediato escucháis que en el interior se resuena el amortiguado sonido de un timbre.
Al cabo de un cuarto de minuto, la puerta del camarote se abre y frente a vosotros aparece el humano de barba candado, con su inseparable módulo de datos en la mano. Tras dedicaros un rápido e indiferente vistazo, vuelve a centrar su atención en su ordenador portátil y a teclear unos comandos.

-¿Si? ¿En qué os puedo ayudar? -os pregunta sin apartar la mirada de la pantalla

- Hola vecino! - dice Nina alegremente, ante la pasividad del técnico - somos nuevos en la corporación Joruba, y hemos pensado que quizás nos podáis echar una mano para encajar mejor, como son los jefes, ya sabéis ese tipo de cosas...os importa si tomamos algo y conversamos un rato?

Kimbria a duras penas pudo reprimir una exclamación cuando escuchó a su compañera, aunque rápidamente se recompuso.

Puso su gesto más altanero 

- ¡Déjate de charla que tengo calor! ¿Dónde dijo la lata que estaban los droides de servicio? No nos funciona el regulador térmico de nuestro compartimento y si sudara estaría chorreando ahora mismo como si terminara de salir del agua.

Amablemente lo apartó para entrar en el compartimento.

- ¡Déjame pasar a ver y explícame cómo lo habéis puesto vosotros!

Miro a la mujer de mala uva con gesto de desprecio y luego miro a mis compañeros. Mirad, allí hay una mesa digo, mientras me dirijo hacia allí.

Una vez sentada, me acomodo en un gesto relajado, pero dejando que se vea bien mi cuerpo aunque inconscientemente. Es decir, me reclino en la silla por ejemplo, lo que hace que mi pecho sea más visible. Mientras tanto, intento tener contacto visual con el chico rubio. Nunca se sabe.

Por lo demás, pediré algo ligero para comer, como una ensalada, y listo.

 Tratando de aparentar que no me interesan los comensales de la mesa cercana, me siento con mis compañeras y pido algo sencillo para comer.

 Mientras las demás piden lo suyo, pienso una manera de abordar a nuestro objetivos. Tal vez debería de esperar a que terminasen de comer y invitar a la Zeltron a una copa...