Partida Rol por web

Las runas esculpidas en aquella estructura pétrea, helada y blanquecina que sobresalía del suelo eran numerosas, y cuando os acercásteis parecían como si salieran de su grabado y se os incrustaran en la mente, no queriendo haceros nada bueno. Por un momento sufrísteis pequeñas alucinaciones, y es que tales runas parecían influir en vuestra percepción de la Fuerza y el Lado Luminoso de la misma. La puerta, sellada con hielo, metal y la propia piedra, parecía completamente cerrada, como si durante mucho tiempo no hubiera sido abierta. ¿Podría ser abierta de algún modo?

Aun consternada por la ayuda de Jerec, quien pese a poner en peligro su propia vida no dudó en lograr que me salvara, inspecciono las runas cuando de repente me siento cómo mareada, aunque logro sobreponerme y aguantar una extraña perturbación en la Fuerza.

- Esas runas... pueden afectarnos, el Lado Oscuro está presente en toda la estancia y nos afecta de alguna manera...

Todavía asustado por lo que hubiera sido mi muerte inminente y por el miedo de fallar a mis compañeros, las extrañas runas ejercen una fuerte influencia sobre mi. Me cuesta calmarme mucho mas de lo habitual como si tiraran de los sentimientos que todavía no he logrado controlar para hacerme sentir mas inseguro.

Me parece escuchar voces que me susurran al oido...

Ya basta. Son solo ilusiones y sombras del lado oscuro que me tientan. Estoy advertido sobre ello y he entrenado toda mi vida para hacerles frente. No cederé...

El casi morir aplastado por las paredes había hecho que mis instintos mas básicos despertaran.

Por que no seguir el camino fácil. Me preguntaba a mi mismo, las runas que encontramos en la puerta se adentraban en mi mente confirmando esos instintos mas básicos que empezaban a primar en mi.

-No perdamos mas el tiempo- Con paso firme me dirigí a la puerta con el fin de estudias si había alguna manera de abrirla.

Ragaht titubeó durante unos instantes. Miró hacia sus compañeros y vió que parecía que ellos también habían sentido lo mismo que él al ver esas runas. Se sentía extraño, pero apenas le prestó atención, estaba demasiado centrado en la cacería.

Se acercó a Jerec sin articular palabra y se puso a observar la puerta con él para encontrar un modo de seguir adelante.

Una extraña perturbación os recorrió, pero todos excepto Jezal pudísteis sobreproneros. El Lado Oscuro es el filo de cualquier navaja que puede cortar vuestra piel y vuestros órganos en cualquier momento. Sucumbir a ella era perderse en el mal, estaba claro. Aquella prueba parecía poneros en todas las tesituras posibles, no sólo física o integralmente.

Ragaht y Jezal se acercaron tras la extraña sensación a la puerta clausurada. Metal y piedra parecían sus componentes, y éste último comenzó a estudiarla con la mirada. De momento, ninguno se quiso centrar en las runas, como si aquellas fueran un canalizador del mal que os había invadido (o intentado) por momentos. Ambos dos pensaron que si bien un sable no atravesaría con facilidad aquella amalgama de materia.

No os detengáis, hijos míos! -escuchásteis una voz que resonaba en vuestra cabeza: era el maestro Qwan, utilizando sus poderes telepáticos: La Fuerza un poderoso aliado es, hasta fuera de violentos menesteres.

Las palabras de nuestro maestro me dan el aliento necesario para seguir. La fría sensación de esas runas se disipa, pero noto algo en Jezal, algo helado y oscuro. Tal vez el Reverso Tenebroso de la Fuerza persiste y gana terreno.

Me centro en la puerta, cuando antes prosigamos en nuestra misión y salgamos de este sitio, mejor. Dos de mis compañeros ya la están examinando, por lo que creo que un poco de ayuda no irá mal.

- ¿Qué os parece? ¿Algún mecanismo o resorte que permita abrirla? - exploro por los alrededores de la puerta, igual hay algún tipo de botón o palanca.

Kayla, Ragaht y Jezal llegan finalmente a la conclusión que por fuerza bruta no podrá abrirse, pero no está de más intentar hacerlo con la Fuerza. ¿Sería tal prodigio posible? Los caminos de la Fuerza eran inescrutables...

- Nada, no hay manera... pero tiene que haber algún modo de poder abrir esta puerta. Para eso está, para poder ser abierta.

Un poco frustrada, me siento en el frío suelo mientras medito que se puede hacer.

- ¡Brrr, este suelo está helado!- digo mientras deposito mis posaderas en el helado suelo - ¿Cómo podríamos abrir esa puerta? Si no hay cerradura ni pestillo ni mecanismo, ¿Cómo vamos a moverla?

Ragaht se acercó a la puerta y trató de empujarla con los brazos, pero pesaba demasiado y no podía moverla. Por ello dio un paso atrás, levantó los brazos y se concentró en sentir el fluir de la fuerza a través de esa puerta para tratar de moverla.

Pese a que parece peligroso debemos hacer algo. No hemos llegado tan lejos para rendirnos aquí.

Mis compañeros llevaban la iniciativa en este caso, y trataban de abrir la puerta de diversas maneras.

Yo imite a Kayla y me senté en el suelo adoptando una postura de concentración, una vez en ello deje fluir mi mente para que fuera uno con la fuerza, y me guiara en lo que debía de hacer.

Jezal y Kayla se sentaronen el suelo helado. La padawan trataba de reflexionar sobre aquella puerta, y él trataba de fundirse momentáneamente con la fuerza para que lo guiase*.

Mientras tanto, Jerec se centraba en las runas, intentando atisbarlas con los ojos interiores, y Ragaht a su vez, elevó sus manos y comenzó a hacer resquebrajar el hielo de la superficie de la puerta. Ésta comenzaba a abrise... se abría lateralmente... ¡lo hacía! Aquel padawan parecía tener una capacidad extraordinaria para el manejo de los poderes Jedi.

Fue entonces cuando lo sentiste: la Fuerza te había dejado conocer una pequeña visión, vaga e intrigante: cuatro señores oscuros, elevados en algún tipo de pedestal te miraban. Sentías terror, pues sabías que eran señores del mal, del lado prohibido de la Fuerza, y estaba como junto a tí, con su halo de invecibilidad y dureza. Sentiste un frío helado que te recorría el cuerpo y el alma, y la Fuerza se tambaleaba en tu interior... Sin embargo, conseguiste reponerte de aquel revés que pretendía paralizarte... ¿qué era todo aquello? ¿Dónde os habíais metido?

En esos momentos ocurrió. Mientras estabas concentrado en los símbolos sith, notaste en tu interior un gran odio, como venido de lejos, que quería penetrar tu cuerpo. La ira se materializaba en colores sólidos y casi palpables en tu mente. Aquella melodía siniestra era un gran estímulo para tus sentidos, pero a la vez muy peligroso. Entonces los viste:

Una figura tenebrosa, oscura, envuelta en humo helado sobre un fondo de oscuridad, que portaba un sable láser rojo. Quizá fuera un sueño, una visión o una percepción irreal, ¡pero era casi tan perceptible! LA FIGURA CAMINÓ HACIA A TÍ, ESGRIMIÓ SU SABLE DE LUZ Y LO CARGÓ CONTRA TÍ. INTENTASTE DETENERLO ACTIVANDO EL TUYO, PERO NO LO TENÍAS EN TU CINTURÓN...

... ENTONCES saliste de aquella visión, de aquella concentración en los glifos sith...

Y mientras la puerta se iba corriendo lateralmente, Jerec entró en una especie de trance momentáneo mientras estaba frente a los glifos sith. Estaba concentrados en ellos y parecía inmóvil totalmente. Fue unos segundos después cuando dió unos pasos hacia atrás y salió de aquel estado místico, respirando fuertemente, como si algo lo hubiera agotado, como si hubiera logrado percibir en esos símbolos un sentimiento perdido, olvidado y peligroso...

Algo así percibió Jezal mientras se debatía en su fusión con la Fuerza momentánea. Pareció como si sintiera algo en su interior que quisiera apoderarse de él, aunque aguantó con concentración y fe. De igual forma Kayla sentada en el frío y helado piso y Ragaht abriendo la puerta notaron un escalofrío cortante, peligroso, cercano y completamente perceptible (aunque tal vez no real), lo cual invitaría a cualquiera a marcharse de ese lugar...

Parecía que ese lugar estaba infecto... maldito, o algo peor.

***

Tras los duros reveses que hubísteis de sufrir en vuestra menta, atravesásteis la puerta abierta por Ragaht y llegásteis a un pasillo excavado, según os parecía, recientemente. Era un pasillo ancho y alargado, en el que no podía verse el final del mismo. Eso sí, lo que imperaba en vuestra atención era un conjunto de rayos de seguridad que se movían indistintamente, aparentemente sin ningún tipo de lógica, saliendo de cada una de las paredes y recorriendo todo el espacio entre ellas (a modo de seguridad). Aquella medida contaba con rayos parecidos a los de un sable láser, pero sabíais (por lo que estábais viendo) que no eran tan mortíferos como vuestras armas jedi. Eso sí, debía hacer daño... Tampoco parecía que hubiera otra manera de atravesar aquel pasadizo...

-¡Es una trampa! - espeto al ver los rayos yendo y viniendo por toda la estancia. - Tendremos que movernos para que no nos... ¡Ayyy! - chillo de dolor a recibir el impacto de uno de ellos. - ¡Eso duele!

Estamos cerca. He sentido a nuestro oponente. Parece ansioso por entrar en combate con nosotros y percibo mucho poder y maldad en el.

Dicho esto procedo a bailar entre la trampa laser como si de una danza macabra se tratase. En ocasiones alguno de los laseres corta girones de mi ropa que caen al suelo como una hoja al viento. No obstante, aun con la ropa rota en algunas zonas, llego al final sin un rasguño.

El frío te helaba hasta las pestañas. Hasta aquel "templo" o escondite excavado en pleno túnel o lo que fuera aquel lugar llegaba hasta tus huesos... Sin embargo, tu sentido de supervivencia se agudizó de repente. No sabías si era la Fuerza, pero enseguida notaste algo casi imperceptible (imperceptible del todo para la mayoría de seres mortales): un patrón en aquellos movimientos de los rayos. No es que lo pudieras contabilizar o calcular, pero por un momento los rastros y recorridos de los mismos barrieron en tu mente el mismo recorrido pero más lentos, y ello te permitió conocer por qué lugar poder atravesarlos sin problemas.