Partida Rol por web

Su voz tronó por todo el patio gracias al amplificador de voz dirigido hacia el escenario.

- Todos nosotros, hombres y mujeres hemos venido aquí de manera voluntaria. - comenzó a decir - Muchos moriremos en esta bella tierra, - sentenció guardando un segundo de silencio - pero lo haremos por algo más grande, por la República. - declaró señalando con su dedo índice derecho al suelo - Y los que vuelvan a sus casas, podrán decir con orgullo que... - su vista se perdió en el horizonte, como si tratase de mirar a los ojos de todos y cada uno de aquellos soldados - ¡Luchó y sangró en la batalla por Alderaan! - gritó alzando la mano derecha con fuerza y determinación.

Su grito quedó enmudecido y en nada tras el júbilo y los gritos del batallón al completo. El hombre dio dos pasos atrás hasta quedar a la altura del jedi, al que dedicó una sonrisa cuando este asintió de manera aprobativa.

- Todos tienen un motivo para estar aquí, - dijo con un hilo de voz casi encantador - yo por mi parte, deseo salvar a este mundo y sus habitantes de la amenaza que cae sobre sus vidas día a día, - miró a un lado - solo por estar vivos... - suspiró negando con la cabeza - Muchos habéis servido en otros batallones durante esta guerra y sabéis de que hablo. - sentenció con una mueca al recordar las barbaridades que los sith hacían a los civiles - Solo os pido que no os dejéis llevar por la ira, - explicó con una sonrisa amable - si lo hacéis ellos habrán ganado. - determinó señalando al exterior - Ahora descansen un poco; Rompan filas. - terminó ordenando antes de volver a ponerse al lado del comandante.

Me relajo tras permanecer firme sin esfuerzo alguno por tanta práctica como acumulé en el pasado. Veo alrededor algunas caras conocidas y eso me tranquiliza, me ayuda a soltar la lengua. Hablo sin dirigirme a nadie en particular.

Si por cada vez que hemos escuchado un discursito de estos nos dieran un día de permiso podríamos tomarnos unas largas vacaciones. Aunque he de reconocer que pocas veces son tan breves y directos. ¿Qué harían si tuviéramos vacaciones?

Es una inquietante cuestión. Intento imaginar lo que significaría que los soldados tuviéramos horarios como los burócratas. Derechos inalienables como alegan ellos cuando protestamos porque no funciona la logística. ¡Bah! Me aburre pensar en ellos.

Echo un vistazo alrededor a ver si veo a alguien con quien comentar estos últimos tiempos. La tregua tras Bothawi parecía duradera pero se ha roto del peor modo posible.

Sarah mira sonriente a baalik y dandole una zurra, le responde.- Y ¿qué haría ese culito inquieto si le dieran vacaciones?.- La mujer pasa por delante de él y mirándole fijamente le dice.- Reconócelo, no sabes pasar dos días sin entrenarte y pierdes el culo cuando anuncian jaleo. Tio, tú de vacaiones estarías más perdido que sin tus armas... y ya es decir.- Dicho esto, Sarah ríe sin tapujos delante de su compañero.

No era la primera vez que compartía misión con muchos de los allí presentes y sabía que podía condiar en ellos, como ellos podían hacerlo en ella. Eso era al doctrina... más que eso, la Fe ciega del 323. Por eso eran los mejores.

Fynnizak miró a su alrededor buscando caras conocidas, ligeramente molesto por estar rodeado de tantos alienígenas (léase, humanos principalmente) a los que no conocía tanto, y gruñendo ocasionalmente a todo el que invadiera su (indefinidamente variable) espacio personal.

Como su barrido visual no le reveló nada entre esa masa de humanos (para él todos se parecían), se decidió por optar por el olfato, buscando el leve rastro de feromonas propio que debía quedarles tras las largas sesiones de limpieza de material militar y las duchas diarias con desinfectante a granel.

Mientras una cosa le rondaba en la cabeza. ¿Qué habría querido decir el jedi acerca de no dejarse llevar por la ira? No tenía sentido en absoluto, aunque no obstante, dada la experiencia del jedi, debería ser algo que tuviera una lógica que de momento se le escapaba. Ah, ¡cómo se notaba que el jedi era humano! Hizo de todos modos una anotación mental para intentar darle un par de vueltas a ese enigma, cuando le importase lo suficiente.

A lo lejos, finalmente, vio a Crow y a Plo, y con una "sonrisa" colmilluda se acercó a los dos humanos con despreocupación. "Hola, ¿qué pasa?"

- "Bueno, Herbert, aquí estamos al fin. Supongo que estarás contento, ya estamos entre los mejores soldados de la República. Si nos viera ahora la tía Olga le daría un soponcio por la emoción." - Digo con un suspiro.

Sonrío y levanto las manos en señal de rendición ante las palabras de Sarah.

Sí, tienes razón pero no se lo digas a nadie. Si descubren que esto son mis vacaciones me pondrán a trabajar de inmediato descargando cajas en algún almacén y ya tuve bastante de eso. Pero aunque me pongan a descargar  no permitiré me quiten mi "encendedor". Palmeo el blaster de repetición que no abandono a sol ni sombra.

La verdad es que suena a que esta va a ser una fiesta muy movidita. Y eso significa sangre, dolor y pérdidas irreparables. Seguro que algunos . . . o quizá muchos de los que estamos aquí no volveremos a vernos juntos así que es hora de mostrarse amigable y disfrutar la compañía.

Veo saludar a "pelirrojo Rusty". Hemos coincidido antes en alguna otra misión, al igual que con Sarah y otros que también están por aquí.

¡Hey! Tú eres Rusty ¿no? Quizá te lo haya preguntado antes pero no lo recuerdo. ¿De qué planeta provienes?

Pese a mi altura puedo hablar de tu a tu con el alienígena peludo. Y me suena que era pequeño para el estándar de su especie.

       R'all sigue con atención las palabras de sus oficiales, y se sumó por mera cortesía a la ovación ante las palabras del comandante... Realmente, el ya podía decir que había participado en una batalla que le abriría todas las cantinas de la galaxia, al menos las del bando republicano... No obstante, las palabras del jedi le afectaron más, y un tiempo después seguía mirando al veterano usuario de la fuerza con una expresión pensativa.

      Sacudiendo la cabeza, se decidió a buscar algún rostro amigable, y pronto distinguió a tres personas que creía conocer de antes hablando juntos, asique se acercó a ellos y se presentó directamente a la mujer, cuyo nombre creía recordar.

¡Buenas! Sarah, ¿verdad? - Entonces se gira hacia los otros dos - ¿Qué hay chicos? ¿Listos para luchar y morir por la república?

Sarah sonrie ante el comentario de Baalik. A ella también le gustaban las armas y difrutaba, al igual que su compañero, diparando un blaster de repetición.- Tranqui "Baal",- digo guiñándole un ojo,- quedará entre nosotros.- Al decir esto, una voz conocida, no humana, les interrumpe a la espalda de Sarah.

Al darse la vuelta ve a un zeHethbra, bajo para su raza, de pelo rojo-óxido y con una inconfundible banda blanca que le sale desde la nariz. Al verle, Sarah sonríe y le abraza.- ¡¡Rusty!!, que alegría volver a verte. ¿Dónde has estado, canalla?.- Dice separándose de él, pero mirándole aun.- Jo, como me gusta tocar tu pelo. ¿Me dejarás hacerte unas trencitas?.- Insinúa maléficamente Sarah, acompañándolo con una pícara mirada y una no menos encantadora sonrisa.

Estaba jugueteando con el pelo de Rusty, cuando volvió a oir su nombre. Al girarse, observó a un hombre fornido, tan alto como el zeHethbra, y bastante apuesto.- Mmmmm, R'all Darillian. Chico, no has cambiado un ápice.- Comenta Sarah, mirando al recien llegado de la cabeza a los pies a modo de escaner.- ¿Dónde se ha metido ese cuerpo, todo este tiempo?.- Sarah le sonrie seductoramente al preguntarle esto, a la vez que entrecierra los ojos.

El Sargento Breech, aún sin moverse, miraba hacia el estrado, o más bien, el pequeño altillo que hacía sus veces de estrado. Suspiró, mientras, poco a poco, bajaba la mirada, hasta clavarla en sus botas. Sintió un picor en la nuca, y se frotó un par de veces con la mano. Alzó la mirada, y empezó a fijarse en los soldados allí presentes, de forma completamente inexpresiva. Algunos se marchaban, hablando, otros se quedaban, formando pequeños grupos. 

Breech no era alguien a quien le gustara socializar o charlar, y menos aún con la tropa. Por lo tanto, sin nada mejor que hacer, empezó a andar, de forma decidida, fingiendo que llevaba una dirección, siguiendo a la mayoría de los soldados. Mentalmente, repasaba todo cuanto sabía, sobre Alderaan, sobre aquella misión, y sobre el enemigo al que se iban a enfrentar. 

<<¿Qué hay chicos? ¿Listos para luchar y morir por la república?>>

Con la aparición de R'all "Nexu" me doy cuenta que Sarah pese a tener una estatura normal ha quedado atrapada en un triángulo de enormes músculos por todas partes.

Hola R'all. Realmente nunca me encuentro preparado para eso. Pero sí estoy más que dispuesto a que algún idiota lo haga por el bando contrario. Mi "encendedor" y yo nos encargamos de luchar, la parte de morir es para el enemigo.

Me acerco levemente a Rusty y Nexu para palmearles las espaldas en amistoso saludo. Entonces miro al centro a la empequeñecida Sarah.

No deberías ser tan puñetera cuando estás en franca minoría y rodeada pequeña. Pero mi sonrisa desmiente cualquier amenaza. ¿Nos van a dar tiempo de echar unos tragos antes de empezar la fiesta?

- "Herbert, ¿ves alguna cara conocida? Aquí hay dos millares de soldados de elite de la República, y nosotros no fuimos los únicos de nuestra promoción en superar el periodo de formación especial. ¿Puede que nuestros compañeros hayan sido transferidos a otras unidades? Una pena, había gente muy buena entre ellos." -

Dakker observa a todos sus camaradas conversar y relajar tensiones.

Nos hará falta llegado el momento...

- Bueno, lo mejor hay que repartirlo, ¿no crees? Tus compañeros estarán sirviendo bien allá donde estén - comenta por fin con la cabeza medio baja y con una leve sonrisa. - Y sí, ¡yo me apunto a lo de los tragos!

Sarah sonrie malévola, cuando Baalrik, cierra el triángulo de fornidos guerreros en torno a ella.- Así me gusta "Baal", que cierres filas en torno a mi persona.- Rie abiertamente al reencontrarse con sus antiguos camaradas.- Me encanta estar rodeada por buena gente, sobre todo competente... bueno, exceto por "Baal", que habla más que dispara.- Sarah rie energicamente ante el comentario. Luego, se acerca a Baalrik y le dice.- No te enfades conmigo, sabes que es broma. ¿Nos vamos a hechar esos tragos o tengo que pedir una instancia para moveros?

 Dicho esto empuja a dos de ellos para que la dejen salir del triángulo que han formado. Es entonces cuando ve a Dakker. Sarah sonríe levemente y le dice.- Hola Dakker ¿Vienes a tomar algo?.- Luego se da cuenta de que está hablando con otro soldado (Hans) y se presenta.- Hola chaval. Soy Sarah Crow. No sé si conocerás a esta gente, pero por si acaso te los presento. El del blaster de repetición es Baalrik Plo, El zeHethbra de pelo rojo es Fynnizak, pero todos le llamamos "Rusty", por lo del pelo rojo... por cierto, no le cabrees.- Dice mirando a Rusty y guiñándole un ojo.- Y por último, está R'all Darillian, aunque muchos le conocen por "Nexu". El porqué, te lo debería decir él. Pero es una larga historia y la sed hay que calmarla antes de hablar.- Una vez hechas las presentaciones, Sarah mira al grupo y les conmina.- ¡¡Vamos!!, a qué demonios esperáis.

     Riendo ante la camaradería de Baalik y Sarah, R'all les sigue en dirección a la cantina para refrescar el gaznate. Al ver a Hans y Dakker, y ante la presentación de Sarah, hace una leve inclinación de cabeza y extiende su mano a modo de saludo al tipo "nuevo" (Hans).

Es una larga historia, y no muy bonita... Pero si te unes a nosotros y te interesa estoy dispuesto a contartela, eso si... te tocará pagar una ronda. - Al decir esto le guiño un ojo -

A Dakker:

- "Eh... ¡Gracias, señor! Es sólo que me hubiese gustado coincidir con alguno de ellos. Ha sido un año de instrucción muy duro para nosotros." -

A Sarah:

- "Saludos, señora. Saludos, señores. Este es Herbert Olsen, y yo soy Hans Gretel. Somos... éramos, campesinos del lejano Dantooine. Supongo que nunca habéis oído hablar de nuestro mundo, es normal, nadie lo conoce. Está en el límite exterior de los Mundos Conocidos, más allá no hay nada." -

Sarah ríe ante el desparpajo del muchacho, luego le dice.- Tranquilo chico ¿Has comido hoy guindillas?, parece que te quema la lengua de lo rápido que hablas.- La mujer vuelve a reir y luego contesta.- Es un placer. Vamos a tomar algo todos juntos, ¿venís con nosotros? Supongo que en vuestro planeta Dantooine también se bebía ¿no?