Partida Rol por web

"We are going to survive. We are going to make it home"

- Colonel Everett Young.

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"Vamos a sobrevivir. Vamos a volver a casa"

- Coronel Everett Young.

 –Aquí el Coronel Young. Todo el mundo a sus puestos; nuestros invitados llegan unos minutos antes de lo previsto. Finjan estar ocupados, señores. El Senador de California, Alan Armstrong, está entre esos invitados. Teniente Scott, mueva su culo hasta aquí ¡YA!

 Otro soleado día en la Base Ícaro. Algunos pilotos e ingenieros hacen sus últimos preparativos para una demostración de los cazas 302 con el motivo de la llegada del Senador Armstrong. La Nave Tau’ri¹ Hammond acaba de salir del hiperespacio la Teniente Coronel Carter pide a sus invitados que no se muevan durante un par de segundos. Acto seguido, activa la teleportación Asgard² y cuatro civiles desaparecen de la Hammond para aparecer en la Base Ícaro: El Senador de California, su hija/secretaria Chloe, el Doctor Nicholas Rush y un sorprendido y fascinado Eli Wallace.

 –Senador –Dice el Coronel Young extendiendo la mano mientras el Teniente Scott aparece corriendo, acalorado–, es un honor para mí darle la bienvenida a la Base Ícaro.

 El Doctor Nicholas Rush les lleva adentro para probar la fórmula del Noveno Chevrón que Eli descubrió en el videojuego; aunque la prueba no parece ir especialmente bien, ya que el Noveno Chevrón no llega a cerrarse.

 Tras este desastre de demostración, el Coronel Young ofrece una comida para el senador y los invitados con algunos altos cargos y científicos de la base mientras el Dr. Rush sigue haciendo cálculos y operaciones.

 Y entonces, mientras el Senador está dando un mediocre discurso sobre nada en particular, como buen político que es, varias naves Ha’tak³ salen del hiperespacio y comienzan a atacar a la Hammond sin previo aviso. Pronto la Teniente Coronel Carter se da cuenta de que la Hammond no es el verdadero objetivo de lo que se cree que es la Alianza Lucien: Varios planeadores y un transporte de tropas se dirigen a la Base Ícaro, que no tiene la suficiente capacidad como para soportar el ataque.

 Así comienza la evacuación de la base. Sin embargo, en lugar de marcar a la Tierra, el Dr. Rush cree haber encontrado la solución al problema del Noveno Chevrón por lo que, en un desesperado alarde de investigación científica, marca los nueve símbolos y la Stargate crea un agujero de gusano hacia nadie sabe dónde.

 Debido que el ataque ha sobrecargado el núcleo del planeta, la puerta no puede cerrarse, por lo que, si no queréis morir cuando el núcleo del planeta explote, no tenéis más remedio que cruzar la Stargate hacia lo desconocido.

 El Teniente Scott es el primero en dar un paso al frente. Coge todo el aire que puede, lo suelta y cruza la Stargate…

Alex se encontraba haciendo la ronda en ese momento. Todo el mundo estaba revolucionado, al parecer en la base se encontraban varios Vips con dinero bajo el brazo.

-En fin...

Suspiró, hablando para sí. Esos asuntos no eran los suyos. El suyo era estar calladito y pegar tiros cuando sea necesario. Que equivocado estaba....

Uno de los oficiales al mando avisó de un ataque Goa´uld en masa. No sabía que coño eran, aunque algo de eso había visto en el tutorial del doctor Jackson cuando le trajeron allí.

El ataque fue un infierno. Las defensas iban cayendo una a una. No fue raro, que Alex apartara a un soldado raso de los cañones de defensa y los usara él para atacar ha aquellas cosas, más, la situación era grave, y optó por la retirada. Total, nadie se lo echaría en cara, después de que los oficiales y algunos soldados dejaran su puesto antes que él.

-¡Retirada!

Gritó a los pocos resagados que continuaron con él. Alex cogió el M4 carabina que estaba situado en el regazo de un oficial muerto y corrió al interior.

Jadeante y sudoroso se acercó al puerto del Stargate. Algo nuevo para él. Tras una charla apurada sobre la situación a manos del coronel, Alex optó por obedecer las ordes. Para eso le pagaban, maldita sea.

El soldado raso ayudó a cargar cajas de la armería: munición y armas, hasta la zona de "embarque" si se podía llamar así.

Es más, siguió ayudando a transportar cajas de alimentos o lo que diablos fuera. El primero en pasar fue el Teniente Scott.

El soldado Becker desconfiado, optó por no entrar el siguiente, no hasta que le ordenaran nada. Por tanto, continuó haciendo lo que mejor podía hacer ahora: Ayudar con el cargamento.

Todo temblaba bajo sus pies y sobre su cabeza caían cascotes. Al parecer, ese viaje iba a ser sin retorno.....

A primera hora de la mañana habia estado hablando con Camille acerca de mi abandono de la base Ícarus y de mi carrera militar para poder entrar en la Facultad de Medicina y acabar así mis estudios para pasar de ser una simple paramédico (enfermera) a doctora, quizás cirujana, aún no lo había decidido realmente, sólo tenía en mente que quería alejarme de todo aquel mundanal ruido y situaciones extrañas, planetas alejados a millones de años de la Tierra y cosas parecidas. Se lo debía a nuestr... mi bebé. No quería que creciera en una base militar, y menos una que estaba siempre bajo amenaza de ataques alienigenas. La conversación posterior con el Coronel Young había sido incómoda, pero fue rápidamente sustituida con la llegada del grupo de civiles procedentes de la Tierra, eso había salvado lo que quedaba de mañana. No tuve que cruzar más miradas incómodas de perro apaleado con mi superior.

Mientras los nuevos recién llegados visitaban las instalaciones yo fuí preparando mis cosas y revisando que todo en el dispensario de la base quedaba perfectamente bien recogido, inventariado y facturado como tocaba. No me gustaba la idea de dejar un trabajo mal hecho a mis espaldas. Tras dejarlo todo correcto me fui a hacer la maleta, a recoger las decenas de cachibaches que una acaba acumulando en un cuartucho minusculo y se me hizo la hora de la comida.

La verdad es que apenas tenía hambre, aún no tenía nauseas matutinas, pero era consciente de que pronto las tendría muy probablemente. Aún así, cumplí con mis obligaciones en mi último día como miembro militar de la Base y me presenté en la comida, sentandome en la mesa que me correspondía por mi rango, saludando con unas cuantas sonrisas a mis compañeros, a los cuales no vería en mucho tiempo.

Y entonces sonó la alarma de ataque y empezó el bombardeo. Y tuve que decidir.

Fui al dispensario a recoger el máximo de medicamentos e instrumental médico posible, metiendolo todo lo más deprisa posible en un par de maletas metálicas y luego empecé mi labor como paramédico, tratando de parar hemorragias, cerrar heridas, bloquear extremidades rotas, todo lo que estaba en mis manos para poder trasladar y salvar el máximo de heridos.

El ritmo era frenético. Los disparos de las Ha'tak enemigas caían sobre nuestras cabezas amenazando con tirar abajo el techo y aplastarnos en el proceso de caída.
-Está muerto, dejale- le digo a uno de mis compañeros militares que me acompañaba en el intento de salvar al máximo de personas de la Base- Ya no podemos hacer nada más por él- le cierro los ojos al muerto y paso al siguiente herido. Y así continuo hasta que recibimos la orden de cruzar la Stargate.

No la cruzo todavía, ayudo al resto de supervivientes a cruzar, les voy dando maletas útiles, como medicamentos, comida, armas, etc. y espero a que sea mi turno, cuando no quede ningún civil  o heridos por cruzar.
 

Todo había sucedido muy deprisa. La capitana Costa había acompañado al coronel Young durante estos momentos. La invitación del coronel le había sorprendido pues, aunque lo conocía y había hablado algunas veces con él, no tenían tanto trato como algunos de los demás oficiales de la base. No sabía si le había invitado más como científica que como oficial, pero daba igual, era un honor y estaba contenta de que hubiera pensado en ella.

La capitana no estaba acostumbrada a las cenas de gala, discursos ni nada por el estilo, la política no era lo suyo. No es que no tuviera ideas propias sobre esos temas, sino que la dedicación a su trabajo le impedía pensar mucho sobre estos temas. El senador confirmó que, realmente, era mejor así. La capitana Costa estaba acostumbrada al lenguaje científico, claro, conciso y resumido. Todo se podía compactar en ecuaciones y símbolos. Al senador, sin embargo, parecía gustarle la redundancia y sus palabras carecían de un mensaje nítido.

Había empezado a desconectar. Mentalmente revisó algunos de sus últimos proyectos y la manera de llevarlos a cabo. Quizás la teniente coronel Carter bajara a la base para pasar unos días revisando las instalaciones. Sería un honor. Hacía tiempo que había coincidido con ella y con el General Hammond en la base Stargate de Cheyenne y guardaba muy buenos recuerdos de esos tiempos. Su relación con la coronel Carter no había sido muy intensa pues siempre estaba enfrascada en proyectos de gran envergadura y pasaba mucho tiempo fuera de la Tierra. Pero nunca olvidaría que fue gracias a ella y al general Hammond que pudo entrar a formar parte del proyecto Stargate.

Con estos pensamientos en su cabeza de Lucía empiezan los disparos. Aunque lejanos al principio, pronto empiezan a oirse y a notarse los primeros bombardeos de los Alkesh que han salido de las naves nodrizas Goa'uld y que se plantean destruir la base Ícaro. El pánico empieza a apoderarse del personal. Pocos segundos después, desde la megafonía se advierte del ataque y se indica la evacuación hacia la puerta estelar. El coronel Young da la orden y rápidamente la capitana le ayuda a evacuar a los civiles hasta la sala de la puerta donde está llegando la gente procedente de todos los rincones de la base. No hay tiempo para preguntas, hay que salir de este lugar de immediato... El camino hacia la puerta estelar les llevaba a pasar por la zona donde se encontraba su laboratorio. Perdería unos segundos preciosos pero su espíritu científico la dominó en estos momentos. Se separó un momento del grupo y entro en su laboratorio. Allí tenía guardada toda su investigación. Cogió el ordenador portátil que siempre tenía preparado y, sin cerrar la puerta, salió otra vez hacia la sala de la puerta. Su camino se desvió hacia un almacén de armas, cogió una P90 y continuó su camino. Formación militar y alma científica. Esta podría ser una perfecta descripción para la capitana Lucía Costa.

El teniente Scott cruza la puerta estelar sin dudarlo... Sin duda los segundos que había perdido dando un rodeo hacían que algunos de sus compañeros de la base hubieran llegado antes. Es la única opción. Hay que evacuar. La capitana se sitúa justo al lado de la puerta y empieza a gritar:

Rápido evacuen la sala en orden. La puerta estelar es la única salida. Orden, en orden, prosigan con la evacuación -dice mientras se asegura que todo el mundo va pasando por la puerta estelar sin sucumbir al pánico-.

-Scheisse!
Reinhardt estaba inclinado sobre la pantalla que mostraba los últimos resultados de la puesta a punto del último instrumental Asgard llegado para los proyectos sobre propagación de muestras de tejido embrionario...
... algo se le estaba escapando.

Desde que llegó a la base Icaro, el trabajo había sido incesante y más bien tedioso. Pruebas interminables y resultados escasos. El laboratorio de biología aún no estaba al cien por cien, pero no podía ir más deprisa...

y encima ese tirano de Rush siempre exigiendo más y más... un día estaba en la base, y la semana siguiente se la tiraba toda de planeta en planeta con todas esas reuniones y todos esos políticos... eso le sobrepasaba.
El breve rato que pasó por el laboratorio demostró que, ¡estaba completamente al día!
Con cuatro preguntas y secas órdenes le había sobrecargado otra vez de trabajo... ¿es que no se daba cuenta que el resto de los mortales no tenían una inteligencia genial como él? Pues ya estaba...

Todo esto pasaba por la cabeza de Reinhardt, pero nada se traslucía en su impasible rostro.

¿Y qué pasaba ahora? Todo ese jaleo y esos golpes no harían más que retrasar de nuevo el trabajo, y -Gott im Himmel!! seguro que hoy tampoco tendría tiempo de ir al comedor. Esos paquetes nutritivos del terminal junto al laboratorio eran nutritivos... y ya. Y el té, mejor ni pensar...
... aunque de germánico ademán, correcto, eficaz y tranquilo, la imaginación de Herr Podolsky divagaba a veces... inadvertidamente, muy lejos...

... hoy estaba con Joanne, y con Hans, su klein Kind, su pequeño. Pronto tendría un permiso, y pasaría quince días en la Tierra

¡¡¡CATACRASSHHHH....!!!

¡Pero qué... eso no es normal
El laboratorio tembló, sacudiendo todo y revantando cristales y mesas... unos chispazos empezaron a saltar, y el armario de los reactivos químicos se vino abajo...
... en un momento, las llamas verdes y moradas de un incendio de origen químico subieron desde el suelo y por la pared.

Los ojos de Reinhardt, abiertos como platos y no podían asimilar lo que estaba pasando.
Una voz metálica resonaba por todas partes, llamando a la evacuación y convocando a todo el personal de la base en la sala de la Stargate...
Resbalando con unos cristales, reinhardt se cayó, dándose con una mesa, y perdiendo el conocimiento.

Despertó cuando alguien tiraba de él, sacándole del laboratorio hasta el pasillo

Ya estás despierto... gracias al cielo... ¿Puedes levantarte?

¡¡Vamos, vamos!! estamos siendo atacados, los Alkesh Go'auld nos están bombardeando... mantened la calma y reuníos en la sala...

Las voces de los militares daban prisa a los miembros del personal, cuidando de que nadie quedara atrás...
De pronto, tocandose la sien ensangrentada por el golpe, se dio cuenta de que podía morir de un momento a otro, y casi se cae al suelo. Temblando, siguió por el pasillo, dándole la mano a una compañera que se había caído....

... el teniente Scott estaba pasando en ese momento por la puerta de apariencia acuosa...

-Aquí el Coronel Young. Todo el mundo a sus puestos; nuestros invitados llegan unos minutos antes de lo previsto. Finjan estar ocupados, señores. El Senador de California, Alan Armstrong, está entre esos invitados. Teniente Scott, mueva su culo hasta aquí ¡YA!-

El Coronel contuvo un suspiro, ante la inminente llegada del senador y su hija. El tratar con los políticos no era precisamente algo que le gustara en exceso, aunque, como oficial al mando, era uno de sus deberes más vitales. De modo que reunió a sus oficiales de mayor graduación, a TJ, a Scott y a la Capitana Costa, entre otros. Rush y su más reciente ayudante bajaba con ellos, Eli Wallace, que ya desde el primer momento parecía no saber prácticamente nada en absoluto. En cuanto se materializaron, el Coronel se adelantó un paso hacia el senador. 

–Senador– Le ofrece su mano, como bienvenida a la base. –es un honor para mí darle la bienvenida a la Base Ícaro.- Justo en ese momento apareció Scott. Hizo las presentaciones debidas, y se dirigieron, antes que nada, hacia la sala del Stargate, donde esperaba una prueba. Al parecer, Rush tenía una nueva teoría que probar, pero como todo lo anterior, fue un fracaso. Tras aquello, había una comida, con el Senador y los oficiales, además de con los científicos, el personal más destacable de la base. Fue una comida bastante aburrida, básicamente, un largo discurso del senador Armstrong sobre el Stargate, el espacio... Un discurso sobre nada en particular, muchas palabras que no venían a decir nada. Y entonces la comida y el discurso del senador. Un temblor. El Coronel miró hacía el techo, esperando que solo fuera un temblor, producida por alguna prueba de Rush, quizás. Pero al poco siguió otro temblor, aún más intenso. Estaban bajo ataque. Tuvo que reaccionar rápido. Se dirigió a los oficiales. 

-Escolten al senador Armstrong hacia el Stargate, rápido.- Salió hacia el exterior, hacia las defensas. -Todos a sus puestos de combate. Evacuen al personal civil a través del Stargate.- Las defensas no tardaron en caer ante el ataque de tres naves Ha'tak Goa'uld, al parecer de la Alianza Lucien. Poco se podía hacer, la base estaba comprometida, y poco tardaría en perderse. En los pocos minutos de ataque, las bajas ya se contaban por decenas. De modo que solo quedaban una salida, evacuar la base. El planeta se estaba sobre calentado. 

-Evacuen la base.- Dijo, finalmente, por radio, mientras él mismo se dirigía a la puerta. 

Soy consciente de que ahora mismo, aunque lo quisiera, no podría volver a Atlantis y tengo que conformarme con esta nueva reasignación sin contacto directo con tecnología antigua. Hace algo más de 1 mes que me reasignaron a la Base Ícaro y aún no me he acostumbrado a esta gente. Una de las cosas que más me molesta tal vez, es estar bajo las órdenes de alguien de nuevo.

¿Cuando me entregarían el mando científico de algún proyecto importante? Cierto que en algunos casos soy poco prudente, pero por mi mismo he llegado a resultados que nadie más habría podido ni viviendo mil años.

Después de darle una profunda calada a mi último cigarrillo lo apago mientras me quedo mirando fijamente la pantalla del ordenador. Empiezo a teclear seguro de que tengo algo, completando poco a poco la compleja ecuación y preparando la simulación.

Cargando Simulación..........

Cuando el ordenador iba a empezar con la simulación una fuerte explosión suena, por la radio de la base se escucha algo sobre un ataque enemigo de naves Ha'tak. Rapidamente cancelo la simulación e intento guardar los datos en algún dispositivo extraíble, pero la segunda explosión que casi me tumba, ha hecho que se apagara el ordenador.

- ¡Joder! Buď proklet lebku své matky!!

Llevándome con rabia apenas un instante las manos a la cabeza y sin tiempo a salvar datos salgo del laboratorio y a paso muy ligero me dirijo a la sala del stargate, han dado el aviso de evacuación cosa que significa que hay problemas muy serios.

La Base no para de temblar debido al ataque y el trayecto se hace más difícil de lo habitual, pero al final consigo llegar a la sala. Efectivamente están evacuando la base. Mucha gente ya ha cruzado y mucha otra está confusa.

Miro a mi alrededor, mientras me encamino a la pasarela, mirando hacia todos lados pensando en cuanto le queda a esta base. Las naves Ha'tak tienen una potencia de fuego demasiado considerable como para resistirla ahora mismo.

Estaba en uno de los almacenes, comprobando que es lo que tenían y que les hacía falta tanto en medicinas como en material de curas cuando el ataque comenzó. En uno de los temblores cayó de espaldas dandose en una de las estanterias, se quejó por el golpe y se frotó la cabeza con la mano.

- Mierda.. - se quejaba sentada.

En poco tiempo comenzarona a avisar de evacuar, recogió en su mochila lo que pudo, lo básico para curas, nunca se sabe que podría pasar y que podían necesitar, era algo que le habían explicado cuando se trataba de emergencias.

No se entretuvo mucho más, se echó la mochila a la espalda e intentó mantenerse en pie en las siguientes sacudidas. Vió a la gente correr y los siguió hacia donde mandaban evacuar.

Llegó a la sala de la Stargate y no podía evitar sentir cierto miedo por lo que tenía que hacer. Sabía como funcionaba y todo eso, le pusieron un video cuando llegó.. pero sería la primera vez que pasara a través de una. No pudo evitar santiguarse unas cuantas veces, antes de cruzar la puerta junto con el resto de la gente.

Rod llevaba todo el día en uno de los hangares de la base trabajando junto al equipo en el que estaba asignado en el prototipo de una nueva lanzadera. Tras analizar diferentes modelos de diferentes civilizaciones, los ingenieros habían diseñado una nueva lanzadera la cual el equipo donde trabajaba Rod tenía que preparar con las actualizaciones y complementos con lo que era indicada. En cierto sentido, la apariencia de la nave era casi igual a las que se usaban en la actualidad, pero por dentro era otro mundo. El grupo esta comandado por la doctora Reya Warrick, una científica galarana y lo componía 8 personas, ahora estaban trabajando en el motor y su puesta a punto, además de una nueva propulsión.

Rod sabía que esta noche tendría algún tipo de fiesta o premio especial si todo salía bien. Se esperaba que en 3 horas sería la demostración de las nuevas naves, por lo que llevaba las últimas 12 horas trabajando sin parar, apenas había tomado un pequeño bocadillo para recuperar algo de fuerza. La doctora era bastante estricta respecto al trabajo y como debía hacerse todo. A Rod le gustaba esto.

Cuando escucharon las alarmas, todos se miraron unos a otros, pero ya se estaban acostumbrando a los ejercicios de este tipo para ver si la seguridad y los protocolos eran correctos. El trabajo era lo primero, así decía la doctora, la cual en voz alta, les mando seguí con lo que estaban haciendo y olvidarse de los juegos de sus superiores, en teoría nadie se atrevería a atacar a ese complejo, pero estaban equivocados.

Poco a poco, se dieron cuenta que los soldados iban corriendo de un lugar a otro, las puertas estaban abiertas y los podían ver, algo que les sorprendió, al verlos correr con sus armas y dando ordenes. Justo en ese momento, un sargento entro en la nave acompañado de dos soldados y tras dar la orden de dejar el trabajo, Reya se puso a discutir con él. Los trabajadores siguieron su función, pues sabían como se las gastaba ella. Cuando la discusión se ponía más acarolada, todo el habitáculo empezó a vibrar y la mayoría de los objectos cayeron al suelo. Todo el mundo se quedo quieto y entonces compredieron que la alarma era verdadera. Cuando Reya empezaba a dar ordenes y rod salía de la nave junto a tres compañeros más, la grua que sostenía otro vehículo empezó a vibrar con tanta fuerza que uno de los cables con que la sostenía fallo y esta callo hasta donde se encontraba algunos de los compañeros. Estos perecieron inmediatamente. Rod junto a sus compañeros salieron corriendo del hangar y siguieron a los soldados. Al llegar a los pasillos de los despachos, la mayoría se separaron, debían recuperar unos datos antes de salir de allí y se separaron en tres grupos, cada uno con un soldado y uno con el sargento.

Al grupo de Rod se ordeno recupera los datos sobre las investigaciones que se estaban realizando y los avances que se estaban produciendo. Tras sacar la información referentes a ello, salieron de los despachos y se dirigieron a donde estaba el Stargate. Por el camino, todo era un caos, la gente corría de un lado a otro, había militares armados por todos lados y sobretodo heridos. Los pasillos, se habían convertido en un campo de guerra.

Cuando faltaba apenas 3 pasillos y 3 salas para llegar al Stargate, Rod notó como el suelo se le caía encima, creyó que moriría aplastado, pero un soldado tiro de él justo en el último momento y se salvo, pero él no estaba seguro de que sus compañeros que iban detrás también se hubieran salvados, quiso ponerse a quitar rocas, pero el soldado le obligó a seguir adelante, algo que le gusto nada. Rod tuvo que dejar a sus compañeros sin ni siquiera saber si estaban muertos, heridos o aún vivos intentando buscar otro camino.

Unos instante después, llegaron a la sala del Stargate, si los pasillos eran un caos, aquello no tenía nombre, el horror se veía por todas partes. Cada vez llegaban más personas, las cuales iban desapareciendo por la puerta del Stargate. A Rod junto a otro grupo de personas se le ordeno atravesarla llevando unas cajas. Rod quería saber que le había pasado a sus compañeros, pero el miedo a quedar allí atrapado y morir pudo con él. Así cogió varias cajas y atravesó aquella ventana a un lugar seguro, aunque esta vez no sabía lo que se encontraría.

Llevaba todo el día enfrascada en notas y apuntes sobre los antiguos. Aunque sólo un par de meses en la base habían bastado para que fuera evidente que no podía ayudar en nada más para descubrir el funcionamiento de la puerta, no dejaba de tener un montón de trabajo atrasado. Además, el doctor Jackson le había enviado "amablemente" un par de objetos en los que habían estado trabajando en la Tierra y en los que podía echar una mano.

Apuró su taza de té y suspiró. Iba a ser una noche larga, pero prefería estar sentada en su escritorio a tener que mantener una charla vacía con los políticos americanos que estaban de visita. A veces se preguntaba qué se le había perdido allí. Si no fuera por las investigaciones... Se levantó para hacerse otro té.

Y justo entonces, el suelo tembló, perdió el equilibrio y se empotró contra una estantería llena de libros que se le vino encima.

-Aaaah, no!!- gritó desesperada. Luego se dió cuenta de que no iba a morir sepultada debajo de la obra completa de Edward Gibbon y se tranquilizó.-Siempre tan tontita... en fin, será mejor que lo recoja.- por algún motivo le parecía más importante recoger los libros que averiguar qué había pasado. Sin embargo, cuando llevaba dos minutos dedicada a eso se le encendió la bombilla. Y entonces escuchó el aviso de evacuación.

-Mierda!! Evacuación!! Qué tengo que hacer?? Qué tengo que coger?? Por qué estoy hablando sola??- decía mientras daba vueltas a la habitación. Luego frenó en seco y empezó a coger las cosas más importantes: portatil, discos duros, libros más básicos, té, kettle, botiquín, un poco de ropa, la comida que tenía allí (todo dulces)... Cuando ya no podía cargar con más cosas se fue corriendo como pudo a la sala del Stargate.

No sólo estaba encendido, si no que parecía que alguien había activado el noveno chevron! Cómo? Era fascinante, y casi se le olvidó porqué estaba allí. Vio que la gente estaba cruzando, se tropezaban con ella y le miraban mal. Tal vez era el momento de seguirlos y preguntar luego a Rush cómo había pasado. Sin pensar nada más que en eso, cruzó.

 El Teniente Scott trata de poner un poco de orden, pero la llegada masiva del personal de la Base Ícaro hace que apenas le de tiempo de apartar a los heridos cuando más gente les cae encima. Alterado, da órdenes de despejar el frente de la puerta con el fin de facilitar el camino de llegada.

Rush sube a la pasarela y se da cuenta de dónde están mucho antes que todos los demás. En su anguloso rostro se marca una sonrisa de triunfo: El Noveno Chevrón ha funcionado.

Vale, ya están. Disculpad, pensé que las había subido. Están en Notas.

Rod entra en una sala oscura, hay gente y cajas por todos los lados, intenta moverse hacia un lado de la sala sin tropezar con nada ni nadie

Con todo lo cargada que va, la oscuridad, la gente que hay por medio, la fuerza con la que sale despedida... Es un milagro que no se haya abierto la cabeza. Cuando consigue ponerse en pie intenta ayudar a los que estan cerca suyo.