Partida Rol por web

La mano se cerró entonces con las cuatro monedas encerradas entre los dedos, y la puerta se abrió, dando a un nauseabundo pasillo oscuro lleno de puertas iguales a la que les habían encerrado... Pero ni rastro del dueño o dueña de aquella mano...

Los extremos del pasillo se perdían en la oscuridad, se oían voces de gente hablando, y otras dos habitaciones tenían las puertas cerradas, la luz procedía de ellas...

De pronto la puerta se cerró como si una ráfaga imperceptible la hubiese golpeado, dejando a Allen en el interior de la habitación... Y la ventana en el interior empezó a resquebrajar el cristal, la tierra se movía...

Resquebrajó finalmente el cristal, y aquella masa empezó a agrietarse y supurar un extraño líquido, idéntico al que chorreaba del techo...

Al encharcar la habitación, pocos segundos después, mojando los pies de Allen, éste empezó a convulsionarse violentamente, echando a caminar hacia la ventana llena de tierra, cogiendo el brazo de Christina y arrastrándola consigo...

Hundió la mano en la grieta de tierra, y entonces reaccionó, gritando a pleno pulmón. La manga del pijama se le empapaba de sangre, y sin embargo parecía que estuvieran tirando de él...

La luz de la bombilla se apagó, pero los gritos no... Cuando la luz volvió, loque pudieron ver al otro lado de la ventanilla, fué la habitación tal y como estaba, pero algo en la ventana había cambiado... El rostro de Christina sobresalía de la tierra, al igual que un brazo y vísceras tales como intestinos o el mismo corazón de alguno de los dos que ya no se encontraban ahí...

La puerta de la habitación se había quedado entreabierta...

Adrien salió arrastrando los pies sobrecogido, la situación era demasiado grande para él... Miró a un lado ya otro del pasillo mientras los demás iban saliendo de la estancia que habían compartido hace poco... pero no todos salieron, cuando se quiso dar cuenta la puerta se cerró sin aviso alguno dejando a uno de ellos en su interior con el cadáver de la otra mujer.

- ¡EEEH! ¡INTENTA TIRAR DE LA PUERTA! - gritó desconsolado mientras intentaba abrir la puerta y empujarla para que esta se abriera para que el pobre chico pudiera salir de la misma... pero de nada sirvió. El grito que escuchó lo hizo volver a retomar el intento golpeando la misma hasta que al poco la puerta se entreabrió y Adrien la abrió viendo el dantesto espectaculo... No pudo evitar vomitar nada mas verlo devolviendo lo poco que pudiera tener.

Salió a trompicones de la habitación, apoyo su cuerpo en la pared de al lado de la puerta y se dejo deslizar hasta tocar el suelo.

- Joder...

Melissa había abandonado la habitación como una flecha cuando vió la puerta abierta, asomándose al exterior con cautela, comprobando que el cobrador de la ventanilla se había esfumado...

Una vez fuera pierde la vista al final del pasillo, contando las habitaciones, escuchando terceras voces, y casi sin darse cuenta deja la desequilibrada mirada fija en el cuartos cerrados en donde se intuía luz... Cuando hace amago de volver a entrar, la puerta se cierra con violencia en las narices de Farenheitt, y Clarke se acerca a su posición lo justo para asomarse por la ventana...

Lo que ve no la hace pestañear, más bien la mantiene atenta con los ojos como platos y los labios entreabiertos... El vello de los brazos se le eriza con el comienzo de los gritos, dándose cuenta entonces de la impotencia que muestra Adrien intentando salvar al chico de aquella extraña tortura... La luz se apaga, y cuando ésta vuelve el horror queda reflejado al otro lado de la vieja ventana. De manera ilógica, Melissa sonríe a Adrien de forma dulce y al mismo tiempo antinatural, antes de que éste se dejara caer...:

- ¿Véis? - se asomó de nuevo, apoyando las manos bajo la ventanilla - Os lo dije... Este lugar engulle nuestro cuerpo y nuestro espíritu... - sonrie hacia el cielo con su sonrisa de joker, extendiendo los brazos con las palmas abiertas en dirección al techo... - Pero las flores siguen creciendo allí arriba...

Al momento siguiente, se fija en el pomo, entreabriendo con cuidado y lentamente la puerta a la espera de no encontrar ninguna amenaza...

La puerta se abrió y salí a paso lento detrás de Adrien. Tenía miedo de que nos esperaría fuera, pero cualquier cosa que hubiera, lo cogería a él primero. Cuando me quise dar cuenta, la puerta se había cerrado y Adrien golpeabala como desesperado. Me quedé pasmado mirando, hasta que caí en la cuenta que Allen aún seguía dentro. Sus gritos y su afeminado cuerpo convulso me recordaron a una vieja "hazaña" con mis colegas de universidad.

"Mejor él que yo...

Cuando todo acabó, Melissa sonrió a Adrien y alzó los brazos en una gesto de completa locura mientras hablaba sobre no se que de un jardín. No le preste mucha atención, estaba totalmente concentrado en lo caliente que me estaba poniendo esa mujer. Solo quería rasgarle la ropa y montarla furiosamente mientras de agitaba con los brazos en alto y la mirada perdida fija en la oscuridad... y después vendrían los gritos...

"Necesito hacerselo... ya..."

Comencé a agitarme y me obligé a tranquilizarme. Necesitaba congraciarme con la gente(nunca viene mal que alguien aporreé una puerta para salvarte). Me acerqué a Adrien y estire la mano en señal de ayuda con los ojos suplicantes y compasivos (finjido, obviamente).

Al abrirse la puerta, Evangeline sale también sin mucha prisa, pero una vez fuera, la puerta se cierra de golpe.

Evangeline se queda observando fijamente con los ojos abiertos. Momentáneamente emite un pequeño grito tapándose la cara pero sin dejar de fijar la vista en la puerta y en lo que está pasando dentro de la sala. Los párpados se le vibran y sus pupilas se quedan clavadas en aquella horror visión como si quisiera captar toda la escena y guardarla en el cerebro a pesar del asco que estaba sintiendo.

Y de repente todo termina... Evangeline se retira de la cara sus manos lentamente y.. ¡sonríe! Una sonrisa nerviosa... Saca de su bolsillo un bloc y un lápiz y empieza a anotar algo rápidamente y lo guarda de nuevo. Siempre con aquella sonrisa macabra en su cara.

Ignorando a los demás mira a su alrededor. Intenta divisar alguna figura o incluso captar alguna voz en concreto, intentando averiguar su procedencia. Cierra los ojos...

Salí detrás de Adrien con paso lento, solo para ver como se cerraba la puerta unos momentos después. Me quede quieto mientras oía unos gritos y me dí cuenta que Allen estaba dentro. Asistí como en trance la escena que se desarrollaba en el interior, incapaz de quitar la mirada. Cuando volvió la luz, ya era demasiado tarde.

Me quedé un momento embobado mirando a Melissa con los brazos en alto, hasta que me giré y me puse la mano en el pecho visiblemente agitado. Di unos pasos temblorosos hacia Adrien (que estaba tirado en el suelo contra la pared) y le extendí la mano con ojos de exagerada suplica y la compasión, nunca había sentido mucho de eso.

-Vamos tío... tenemos que salir de aquí... si no acabaremos como él. -Dije con una voz quebrada y débil.

Tardó en recuperar la compostura y la cordura, seguía con la mirada fija en un punto distante mientras la dantesca imagen que acababa de ver le asaltaba el cerebro abnegando por completo sus sentidos. Las nauseas volvieron, pero poco o nada había que devolver ya... Se fue recuperando poco a poco, al menos físicamente.

Aceptó la mano del niño y se levanto con lentitud apoyandose también en la pared. Miró a un lado y a otro del largo y oscuro pasillo y luego a sus "compañeros".

- si... sera mejor que salgamos de aquí - pero antes de emitir un juicio o expresar una idea se quedo mirando, ahora con mas detenimiento, lo poco que sus ya dilatados ojos le podrían mostrar...

La mano se cerró entonces con las cuatro monedas encerradas entre los dedos, y la puerta se abrió, dando a un nauseabundo pasillo oscuro lleno de puertas iguales a la que les habían encerrado... Otras cuatro personas estaban ahí, más alejadas, pero ni rastro del dueño o dueña de aquella mano...

Los extremos del pasillo se perdían en la oscuridad, se oían voces de gente hablando, y otras dos habitaciones tenían las puertas cerradas, la luz procedía de ellas...

De pronto la puerta se cerró como si una ráfaga imperceptible la hubiese golpeado, dejando a la enfermera Milton en el interior de la habitación... Y la ventana en el interior empezó a resquebrajar el cristal, la tierra se movía...

Podéis ver que ella parece ida de pronto... Se lleva las manos a la cabeza, y comienza, en un susurro, a recitar:

-Entre palabras y fragmentos despedazados... Entre la angustia y la mente agotada... Fantasmas, de mí alejaos... Fantasmas, De mí alejaos! Sólo quiero recuerdos sutiles y tiernos de primavera... Sin silencios compungidos en un abuso mental... Los ojos abre... Los... Ojos... Abre... Y vuelve a mi mundo, tan práctico y tan banal... Fantasmas, de mí alejaos!...-Sus manos se aferran con fuerza a sus rubios cabellos... Parece haber perdido por completo el norte... Ya nada de lo que hay ahí parece existir... -Fantasmas... De... Mí... alejaos... Fantasmas... Por mí... Por mí... Por... mí... Yo... yo...- Su voz se convierte en un quejido ahogado, repleto de desesperación e infinito desaliento... -¡¡¡Adrien!!!! ¡¡¡Adrieeeeeen!!!- sus quejidos en un llanto apasionado se transforman... -Adrieeeen... Yo... Yo no quiero que... ¡¡¡NO!!! ¡¡¡¡Alejaos de mí!!!! ¡¡¡¡ALEJAOS DE MÍ!!!!

De repente, parece que la enfermera lucha con algún "ser invisible", una especie de telaraña que intenta atraparla...
El espectáculo es patético... Sólo desea aplacar a esa fuerza no vista que la oprime, golpeando su delgado cuerpo contra la pared...

-ALEJAOS DE MÍ!!! ALEJAOS DE MÍ!!!!

En ese momento, la tierra rompió finalmente el cristal, y aquella masa empezó a agrietarse y supurar un extraño líquido, idéntico al que chorreaba del techo...

Al encharcar la habitación, pocos segundos después, mojando los pies de la enfermera, ésta empezó a convulsionarse violentamente, echando a caminar hacia la ventana llena de tierra como si aquellas mismas sogas invisibles le forzasen a hacerlo...

Hundió la mano en la grieta de tierra, y entonces reaccionó, gritando a pleno pulmón. La manga del pijama se le empapaba de sangre, y sin embargo parecía que estuvieran tirando de ella...

La luz de la bombilla se apagó, pero los gritos no... Cuando la luz volvió, lo que pudieron ver al otro lado de la ventanilla, fue la habitación tal y como estaba, pero algo en la ventana había cambiado... El rostro de Millie Milton, la enfermera, sobresalía de la tierra, al igual que un brazo y vísceras tales como intestinos o el mismo corazón... Parecía que se hubiese estado descomponiendo durante semanas...

La puerta de la habitación se había quedado entreabierta...

De otra de las puertas que daban luz, salieron cinco personas igual que habían salido ellos cuatro, fijándose en el horror que se desataba tras la ventanilla del lugar en el que se habían despertado. Un joven de cabello completamente albo, una chica alta y desgarbada; una preciosa joven rubia de cabellos rizados, un muchacho de larga melena roja y otro chico de aspecto nervioso y pelo castaño, junto a él...

Dentro de la habitación se oían gritos que se apagaron en unos segundos. Una mujer gritaba:

-¡¡¡Adrien!!!! ¡¡¡Adrieeeeeen!!!- sus quejidos en un llanto apasionado se transforman... - Adrieeeen... Yo... Yo no quiero que... ¡¡¡NO!!! ¡¡¡¡Alejaos de mí!!!! ¡¡¡¡ALEJAOS DE MÍ!!!! ¡¡¡ALEJAOS DE MÍ!!! ¡¡¡ALEJAOS DE MÍ!!!!

Evangeline mantiene su expresión fría, casi inexpresiva, cuando salen más gente de la otra sala.

Siguiente movimiento...

Susurra en voz baja pero suficientemente audible para los demás, cuando empiezan a escucharse grito desde dentro.

Los ojos se le entornan suponiendo qué es lo que está ocurriendo dentro. Seria y aprentemente afectada se da la vuelta dando la espalda el lugar de donde proceden los gritos intentando fijar la mirada en alguien que se encuentra cercano a ella. Por primera vez, su mirada parece vuelta a la realidad, habiendo desvanecido el halo psicopático, entreviendo incluso algún indicio de lágrimas, aunque no llegan a caerse.

Indefensos en este cuerpo, a merced de voluntades que no podemos controlar, luchando contra ellas desde la luz, la oscuridad es poderosa, juega con los miedos de las personas, tenemos que ser fuertes, las promesas no tienen valor sino se cumplen

No había miedo en los eléctricos ojos de aquel muchacho de pelo blanco, una infinita tristeza cuando miró al interior de la habitación donde se sucedía el macabro espectáculo, con su mano derecha sujetaba aún el brazo de Candice, dándole consuelo y apoyo ante aquella visión. junto a nosotros, esto no sucederá y recorrió con la mirada al resto de las personas que se encontraban allí, no parecía importarle el estado de las paredes, o de las puertas, incapaz de ver más allá de la propia alma humana. Pero pronto volvió a girarse hacia la visión de la enfermera, susurrando palabras incomprensibles pero que mitigaban de alguna manera las de la mujer que era consumida por su propia dejadez. El sonido del cristal hizo que Sebastián se sobresaltara, cambiando su expresión, apoyando la cara contra la puerta, por favor, debiste escucharnos, debiste hacernos casos, pero no es momento de reproches, las limitaciones de nuestro cuerpo, era una prueba demasiado dura y nuestra fe se tambalea, pelearemos

- Tu cuerpo está muerto, pero tu alma ahora es libre para vivir, no permitiremos que quedé atrapada en este lugar maldito, el mal existe, pero nosotros somos el bien - hablaba de cara a la habitación donde hace unos momentos se encontraba, no mostraba repulsión alguna hacia la imagen, pero la mano libre estaba abierta y apoyada con la fuerza del odio en la pared, sus uñas empezaron a arañarla, con sorprendente fuerza, dejando a su paso un pequeño hilo de sangre, sin embargo, Candice no notó la más mínima variación en el suave contacto que el chico mantenía con ella, cuando se volvió hacia ella pudo ver lágrimas en sus ojos, no se molestó en secarlas.

- Entre todos, saldremos de aquí – dijo con convicción a pesar de todo tienen que creer en nosotros, creer en ellos mismos, es el único camino su rostro volvió a dulcificarse.

-¡Oh dios mio!.- Dijo con ojos bien abiertos y tapandose la nariz y boca con ambas manos.-¿Es eso real?¿Son capaces de hacer eso?

Thomas en verdad no queria saberlo, le aterraba saber como alguien podia hacer eso a una persona en cinco minutos, por lo poco que habia visto, ya podia concluir que este escenario era la zona de juegos de unas mentes muy retorcidas y los que le rodeaban, victimas de las cual apostar hasta donde viven. Lo habian hecho de nuevo, le habian vendido a un psicopata para que le matara mientras jugaban con el. La diferencia, es que esta vez no iba a venir nadie a rescatarle.

-!Vosotros¡!Si, vosotros¡.- Dije apuntandocon el dedo , temblando por la ira y el miedo, a la chica de pelo color cuervo y sus acompañantes.-¿Quien ha sido?¿Quien de vosotros ha sido el que ha cruzado el brazo por la ventanilla y pedido "Tributo"?

Tenian que haberlo visto o haber sido ellos, no habia vuelta de hoja. Bueno, tambien estaba la posibilidad de que fuera un truco de magia provocado por los dueños del lugar, pero me importaba poco, mejor asegurarme antes de que me apuñalen por la espalda.

La joven que quedaba entreabriendo la puerta de la sala en la que segundos antes se había cometido una atrocidad... volvió a entrar en el cuarto.

...Y al poco sale. Quizás sea demasiado joven para empuñar la espada bartarda, de aspecto viejo, que agarra con fuerza en su mano. Pero la lleva con total naturalidad, como quien viste un bolso o lleva la correa de un perro. Abandona la sala con los ojos muy abiertos en dirección a los gritos, mirando expectante a quienes han salido de la habitación contigua. Pestañea un par de veces al fijarse en el pelirrojo y el muchacho albino.

Qué... Bonito...

Los ojos parecen hacerle chiribitas, y sonríe.

Cita:

Mira la mano con la que sujeta el arma, en la que también descansa otra moneda.

- Yo no... Tendría más - se encoge de hombros, dirigiéndose al muchacho - De todas formas: ¿Qué le dirías a la mano que acaba de salvar tu vida...? - ríe un poco, con su voz juvenil, mientras se acerca a la puerta de la que había salido el nuevo grupo, aferrándose a su espada y controlando que nadie se acercara a ella con buenas o malas intenciones - Alguien no se aportado bien estos días... - canturrea, y echa un vistazo a la ventanilla de la puerta para estudiar el interior, pegando también el oído. Se vuelve para mirar al resto, con una sonrisa desquiciada, insana - ¿...Quién habrá hecho los deberes en esta clase? - y con aquello, entreabre la puerta con cuidado...

Como ya te dije, Melissa entró en la primera sala y y volvió a rebuscar metiéndose la carta vieja entre la cadera y las braguitas, a un costado. Cogió también la espada, y antes de salir se despidió con una mano del cadáver de Christina, enseñando el arma como diciendo "Ya sé de lo que va la cosa..."

En la segunda habitación, repite el proceso. Mira bajo las camas, bajo los colchones y rebusca en las mesillas, leyendo algún texto de la pared pero evitando fijarse demasiado en la ventana.

Con las manos sobre su cabeza lo único que consiguió sacar de su ensimismamiento fueron los gritos de una mujer que decían su nombre. Adrien se levanto veloz y se acercó todo lo rápido que pudo... pero los gritos se apagaron segundos antes de que él llegara para intentar, nuevamente, socorrer a la persona atrapada... y más aún si lo conocía.

Estaba ya completamente azorado y desesperado, no soportaba esas muertes y menos aún como habían sido. Tenía ya los ojos cargados, pero entonces reparó en las nuevas personas que estaban allí fuera, en mitad de ese infierno. Apretó la mandíbula y no fue capaz de articular palabra, solo negó con la cabeza por la actitud de uno de los recién llegados que exigía respuestas a una pregunta que era imposible de contestar... al menos para Adrien.

Liam salta hacia atrás al ver la macabra escena que acaba de ocurrir en la habitación, más pálido de lo normal, con los ojos muy abiertos y sin decir ninguna palabra, pero sujetándose el pecho con fuerza y con un terror más que reconocible dibujado en su cara.

Sin poder remediarlo, en un lado, apoyado en la pared, el joven vomita el poco contenido que pudiese tener el en el estomago al pensar que ese putrefacto cadaver podría haber sido el, si no hubiese contado con las monedas. - Quizá no sea tan mala la idea de volver a casa... - piensa fugaz mente, negando con la cabeza casi instantáneamente - ¡No! Tengo que salir de aquí... tenemos que salir de aquí - corrige al recordar a Thomas.

Débil, y algo mareado, pero con un solo objetivo en mente, mira a su alrededor, buscando alguna pista que los pueda sacar de allí, intentando fijarse, tanto como puede, en cada uno de los detalles que le rodean.