Partida Rol por web

Still Waiting...

Pasillo B. Máxima Seguridad

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09/11/2008, 21:13
Director
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La mano se cerró entonces con las cinco monedas encerradas entre los dedos, y la puerta se abrió, dando a un nauseabundo pasillo oscuro lleno de puertas iguales a la que les habían encerrado... Laura estaba ahí, más alejada, asomada a una ventanilla de una habitación de la que salía luz, pero ni rastro del dueño o dueña de aquella mano...

Los extremos del pasillo se perdían en la oscuridad...

De pronto la puerta que había dejado salir a aquellos jóvenes dementes se cerró como si una ráfaga imperceptible la hubiese golpeado, dejando a Rebecca Lewis en el interior de la habitación... Y la ventana que ahí había empezó a resquebrajar el cristal, la tierra se movía, rompiendo finalmente el cristal...

Aquella masa empezó a agrietarse y supurar un extraño líquido, idéntico al que chorreaba del techo...

Al encharcar la habitación, pocos segundos después, mojando la mujer que quedó presa en ella, ésta empezó a convulsionarse violentamente, echando a caminar hacia la ventana llena de tierra como si aquellas mismas sogas invisibles que os habían sacado le forzasen a hacerlo...

Hundió la mano en la grieta de tierra, y entonces reaccionó, gritando a pleno pulmón. La manga del pijama se le empapaba de sangre, y sin embargo parecía que estuvieran tirando de ella...

La luz de la bombilla se apagó, pero los gritos no... Cuando la luz volvió, lo que pudieron ver al otro lado de la ventanilla, fue la habitación tal y como estaba, pero algo en la ventana había cambiado... El rostro de Rebecca sobresalía de la tierra, al igual que un brazo y vísceras tales como intestinos o el mismo corazón... Parecía que se hubiese estado descomponiendo durante semanas...

La puerta de la habitación se había quedado entreabierta...

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10/11/2008, 01:51
Dave Nolan
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Dave golpeó la puerta tantas veces como pudo hasta que finalmente ésta se abrió dejándole paso libre para unirse junto a su mujer. Salió a trompicones y sin atender las súplicas de Reyes. Un paso en falso en aquel mugriento pasillo provocó que tropezase y diese con sus piernas en el suelo. Pero no le dolió. Apretó los párpados con las manos y al abrirlos movió la cabeza nervioso buscando a Laura. No mostró confusión o desorientación ante el cambio de escenario pues su estado de nerviosismo no había variado ni un ápice. Su pecho desnudo se hinchaba frenético soltándolo a la misma velocidad.

Pero todo cambió. El tiempo se detuvo cuando sus ojos se posaron sobre el pequeño y débil cuerpo de su amada. En un primer momento no se movió, limitándose a observarla de igual modo que si hubiese visto una aparición. Pocos segundos después se puso en pie. Tenía la ropa arañada y ligeramente rota a la altura de las rodillas. Acarició nervioso la muñeca donde habitualmente estaba su reloj, y emocionado se mordió el labio inferior.

- ¿Laura? Mi amor, soy yo, ya estoy contigo. Te dije que no te dejaría -murmuró acercándose a ella. Suavemente comenzó a recitar unos versos-. Te recuerdo, y voy muriendo más hambriento, más sediento, porque no hay nada que me calme tanto o más que tu voz y tu mirar...

Su estado había cambiado por completo, pasando de ser un despojo humano a alguien mucho más sereno y tranquilo. Siempre con la estilográfica en la mano, ligeramente manchada de sangre por los golpes que había propinado a la puerta. Su caminar era pausado pero rítmico, como si una pierna le pidiese permiso a la otra para poder adelantarla. Sus manos y dedos estaban estirados un poco para llegar a tocarla lo más pronto posible.

Al tomar la mano de Laura suspiró aliviado. Cerró los ojos y besó su hombro. Apretó su cuerpo contra el de ella.

Poco después giró su cabeza ya con los ojos abiertos y observó a sus compañeros de habitación. Faltaba alguien, y Reyes parecía estar herido. Las imágenes se atropellaban en la mente de Dave recordándole los recientes hechos. ¡Él intentaba curarlo antes de perder a Laura! Su rostro se enrojeció y sus labios se torcieron en una mueca de disgusto. Tironeó de la mano de Laura para acercarse a Reyes e intentar ayudarle de nuevo. De pronto el grito proveniente de la habitación hizo que sus pasos se detuviesen en seco paralizando cada latido de su corazón. Su mano apretó la de su mujer. Perderla de nuevo sería arrancarle la vida.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Serenidad
Dificultad: 40-
Resultado: 88 (Fracaso)

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10/11/2008, 22:28
Kane Vaughan
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Kane no podía creerse lo que estaba viviendo. Sabía que no estaba loco hasta hacía unos segundos, antes de que la tierra se tragara literalmente a la mujer de las gafas. La respiración se le aceleró y no podía dar crédito a lo que había visto. Intentando distraerse mientras Nolan se agarraba de nuevo a su mujer como si fuera una droga, buscó algo que hacer para olvidar lo que acababa de pasar. Intentaba pensar en qué hacer con el brazo de Reyes aparte de apretar, pero no dejaba de ver las visceras saliendo de la tierra... Preguntándose cómo coño había pasado una cosa así...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Primeros auxilios
Dificultad: 40-
Resultado: 95 (Fracaso)

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12/11/2008, 15:41
Evan Reyes
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Arrastrados, de un lugar a otro, por manos invisibles que poseían una fuerza irresistible.
Heridos, sobre todo en la mente, la débil mente humana que tan frágil era y en tantos y tantos pedazos podía romperse. Pero también en el cuerpo, que podía soportar mucho mas castigo de lo que podría parecer a simple vista. Los humanos estaba bien diseñados. Dios lo había fabricado para ser hábiles, fuertes, resistentes... Pero inestables.
Nunca se conoce el límite del sufrimiento. Cuando crees que el dolor se ha ido, eres zarandeado de un lado a otro sin piedad alguna y este regresa, mucho mas intenso que antes, recordándote que el diseño de Dios para el hombre era perfecto. Que los nervios seguirían funcionando por si solos aunque los músculos ya no lo hicieran, enviando señales al cerebro que este convertiría en impulsos que se convertían en una pura tortura.
Kane había vuelto a apretar la herida con fuerza para evitar el desangramiento de Evan, haciendo estallar una supernova de pequeños puntos de color frente al latino, que se sentía desfallecer otra vez. La cabeza le daba vueltas, pero aún se encontraba lo suficientemente lejos de la inconsciencia como para saber que...
... Nunca se conoce el límite del sufrimiento. Cuando crees que ya no puedes estar mas aterrado, el horror regresa para hacer presa en torno a tu alma, arrastrándote un paso mas cerca de la locura. Al igual que los miedos de los niños, cuya intensidad crece cuanto mas oscuro está el cuarto, Evan se veía envuelto por el manto de una noche de mil demonios, dónde no había sábanas bajo las que ocultarse, sino solo el suelo desnudo de una cochambrosa construcción infernal.
Nolan se había ido. Había cruzado al otro lado a causa del miedo a perder a su Laura. La poca cordura que pudiera tener estaba ahora desparramada por el suelo de aquel pasillo en penumbra. Parecía un chico tan normal... Con problemas parecidos a los suyos, claro... Pero tan normal. Reyes jamás hubiera imaginado que su mente estuviera tan rota.
Como rotos estaban los cristales a través de los que asomaban la cara y las vísceras de aquella mujer de gafas con la que habían compartido encierro por unos minutos. Rotos, destrozados por la presión de toneladas de tierra, como el cuerpo de Rebecca.
- Virgen santísima... Socórrenos en esta, nuestra noche mas oscura...- Invoca entre labios con apenas un hilo de voz, rezando interiormente para no ser el siguiente al que los demás estuvieran mirando desde detrás de la ventana rota.

Evan, que aún se mantenía en pie gracias al apoyo de Kane, mira a un lado y a otro del pasillo, buscando a algún otro ser humano en aquella desolación subterránea que pudiera hacer algo por ellos o que simplemente compartiera su destino. Giraba la cabeza desesperado, salpicando a todos con la suciedad acumulada en su cabello, manchando la ropa de Kane con las pequeñas gotitas de sangre que aún resbalaban por los dedos de su mano semiamputada. Evan necesitando un foco sobre el que fijarse, un foco que no estuviera muerto y le devolviera una mirada descompuesta, fría, acusadora...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Serenidad
Dificultad: 50-
Resultado: 23 (Éxito)

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14/11/2008, 00:18
Laura Conner
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Miro el pasillo abriendo los ojos. Bien, Dave ha salido, menos mal, no sé qué sería de mí sin él, tanto lo quiero...
- Ahora no, cariño, que esta buena gente quiere morir -le digo moviendo el hombro hacia atrás, viendo la actividad que hay en la habitación. No parece la habitual, parecen más sanos, menos "charcos" fluyen en sus sangres, quizás... Quizás ahora podamos escapar, qué pena que me esté equivocando y soñando. Abro mis ojos, zarcos y grandes ante La-Shawn, sujetando la puerta desde fuera, no saldrá- ¡Ah, qué pena de la dama de bien, que le ofrecen perlas y pide hiel por no tener! -mi tono es un reproche mudo, es un insulto mal contenido: Necia- La puerta de ha dicho que esperes, ¿no lo ves? El peaje fue impuesto antes de que conocieras mi semblante. Pasa la moneda por la ventana. La plata o la Parca.

Notas de juego

Perdonadme, he tenido mala racha.

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17/11/2008, 06:59
Laura Conner
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Me llevo las dos manos a la cara, desesperada, no me entienden, no me entienden, no me entienden. Me doy con la frente en un lado de la puerta. No es difícil sobrevivir para cinco de ellos, pero son tan poco idiotas que son idiotas.
- ¡Ay, Dave! Que ya estoy agobiada, alma mía, dile por favor a ésta gente lo que ha pasado en la habitación. Diles. Yo ya les he dicho: La plata o la Parca, me ignoraron y remontaron su vuelo sobre la ignorancia. Hay un médico, eso dicen, lo necesitas para ser normal, Dave, lo necesitas para tener un amigo. Es importante para mí, pero nosotros no abrimos las puertas, ellos tienen su tributo y no lo quieren pagar, tienen prisa por derramar la sangre de Reyes, como moros en una cruzada. Haz algo, mi amor. Quítales el ácido de entre los labios.
¡Qué desesperación! Como un carrusel que nos lleva al infinito dolor sin atraparnos, rodeando y rodeando una misma pauta como seres de fango, como un caleidoscopio vago que deshecha fichas y sus dibujos cada vez tienen menos colorines.

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17/11/2008, 18:14
Caroline Vandemberg
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Tarareando una canción, Caroline salió de la habitación - Uno y dos... es tu religión... tres y cuarto... tu alma ya está a salvo... cinco y seis... silencio en lo que veis... cuatro y ocho... lágrimas y gozos...

Miró arriba y abajo del pasillo, no dejaba de sonreir, ni de tararear la canción una y otra vez... todo su cuerpo se tambaleaba... hacia delante y hacia atrás, moviendo su cabello al compás del movimiento, ensuciándose los pies sin importarle, da un pequeño respingo al escuchar la puerta que se cierra de golpe - ¡Uh! ¡Qué susto más grande se ha dado Caroline Vandemberg! - pero vuelve a sonreir de nuevo, poniéndose una mano al pecho para controlar la respiración que sigue igual que el supuesto susto.

Se dirige a la puerta de nuevo, para observar qué es lo que la ha cerrado de nuevo... con la grabadora en lo alto, al lado de su boca - ¿Es esta la mujer que decía llamarse Rebecca...? Caroline Vandemberg recuerda que dijo que tenía marido... ¡marido...! Ahora no te servirá de nada... Caroline Vandemberg deja escapar una burlona risa... y sin dejar de sonreir sigue observando cómo la mujer se convulsiona violentamente, intentando escapar hacia la ventana... empieza a meterse a la tierra... o a hacer algo extraño... parece que esta mujer con marido está recibiendo un castigo... finalmente la mujer es totalmente comida por la tierra, permitiendo ver de ella únicamente el rostro y parte de sus vísceras... Caroline Vandemberg respira, afectada, esto ha sido algo muy fuerte... realmente asqueroso... y curioso. Pero no suficiente cómo para que Caroline Vandemberg tenga la suficiente curiosidad cómo para entrar dentro de la habitación de nuevo... los lectores tendrán que quedarse con las ganas de saber qué es lo que ha sucedido realmente. Caroline Vandemberg está muy asustada.

No deja de sonreir mientras se gira y mira a todos sus compañeros de aventuras - ¡GAIA HA VUELTO! ¡MORIRÉIS TODOS! - se fija ahora en Reyes y suelta una leve carcajada - aunque uno ya está medio muerto... - vuelve a reirse, mientras se va adentrando al pasillo.

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19/11/2008, 02:23
Dave Nolan
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Mucho más sereno, Dave parece darse cuenta de lo que ahora le rodea. Un pasillo sucio y ajado. Varias puertas como la que él había golpeado adornaban aquel túnel de muerte. Reyes gritaba en una mezcla de terror y dolor mientras otro hombre intenta ayudarle sin éxito. La mujer de sonrisa nerviosa hablaba una y otra vez relatando sus vivencias, como si no fuese capaz de guardarlo para si misma. Sería capaz de partirle la boca, de hacerla callar por siempre. Pero Laura no querría, seguro que no.

¿Verdad, amor?

Siente movimiento de la mano de su mujer que se encarama a la puerta y susurra hacia ella. ¿Qué quiere decir? ¿Por qué sus palabras parecen gritos de agonía camuflados bajo su hermosa voz? Aquella noche aquellos demonios deformaron su mente y su ser. Pero él la seguía amando, la seguía sintiendo de un modo u otro. Si así es como debía ser por siempre, que el diablo lo llevase con ella pues jamás se separaría. La miró sonriendo cariñosamente. Con su pulgar acariciaba el dorso de su mano y nervioso comenzó a morderse el labio inferior. Si tuviese que elegir un lugar para morir serían sus ojos...

Pero Reyes, por el que había comenzado a sentir afecto estaba mal, decía morirse. Besó el cuello de su amada suspirando en él, capaz de sentir su alma.

- No te separes de mí, mi amor. Debo ayudar a Reyes, es nuestro amigo. Luego ayudaré a los de la puerta, de verdad. Siempre estaremos juntos... -susurra con un hilo de voz.

 Se apartó unos pocos pasos mirando nervioso hacia donde se encontraba Laura. Sin dejar de mirarla avanzó lo suficiente hasta llegar a la vera del hombre postrado que era ahora su "amigo". Lo miró suplicando perdón con sus ojos aunque no entendía muy bien porqué debía hacerlo. Cogió lo que antes había sido su camisa raída y la apretó en la herida intentando sujetarla. No había forma, la sangre hacía que todo fuese mucho más difícil de agarrar. Con su dedo se acarició la nariz manchándose de sangre. Intentaba buscar una solución a su torpeza. A la torpeza de todos por no poder ayudarlo. Miró directamente a los ojos del otro hombre que también hacía por ayudar.

- Sujétale la camiseta, apriétala, no sé. Soy escritor, no médico, pero supongo que eso detendrá la hemorragia tarde o temprano -tragando saliva intenta hacerlo de nuevo sin éxito. Tras ello mira a Carol e intenta dar alguna indicación-. Y tú, busca a quien nos ha sacado de ahí, tendrá algún tipo de respuesta.

Finalmente se yergue y regresa junto a Laura suspirando aliviado al hacerlo. Ya intentará ayudar a Reyes, parecía que más gente necesitaba ayuda. Lamió su labio inferior y acercándose a la puerta intentó mirar por el cristal. Su respiración formó vaho en la superficie haciéndolo más difícil si cabe. Sus puños estaban cerrados, aún sosteniendo la estilográfica y haciéndose sangre en la otra mano.

- ¿Estáis ahí? ¿De verdad hay más gente ahí dentro? -preguntó inocentemente hacia el interior del cubículo-. Coged las monedas, cogedlas todas. ¡Eso nos sacó de nuestra habitación!

¿Es eso lo que quieres, Laura? ¿Es eso? ¿Volverás a escucharme ahora?

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Primeros auxilios
Dificultad: 20-
Resultado: 29 (Fracaso)

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19/11/2008, 15:37
Kane Vaughan
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- Joder! Yo tampoco soy médico! Se poco mas que hacer eso que dices, taponar la herida y esperar un milagro en este maldito agujero infernal. - Grita Kane, nervioso, pero se obliga a respirar honbdo, apretando con fuerza la tela sobre la herida de reyes, esperando atar bien la tela, hacer un torniquete o algo.

Se acercó un momento a una pared y dejó a Reyes apoyado en ella.

- Aguanta, aguanta un momento y aprieta fuerte, joder, con todas tus fuerzas. Tengo que mirar, tengo que encontrar algo que nos ayude a salir de aquí.Alguien cuerdo tiene que hacerlo...

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Primeros Auxilios
Dificultad: 40-
Resultado: 60 (Fracaso)

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19/11/2008, 15:52
Kane Vaughan
Sólo para el director

Mientras los demás dementes se movían a su alrededor, cada uno como si viviese en un plano distinto de la realidad... Lo que no se alejaba mucho de la verdad... Intentó analizar su entorno. Busco el origen de las luces, contó las puertas que se veían, se esforzó por mirar a la dirección en que la Reina de la Locura, Caroline, se había ido gritando sinsentidos sobre Gaia.

Se separó unos pasos del grupo, no hacían mas que hablar y desvariar y necesitaba algo de calma. Pero tampoco demasiado, no sabía que podía haber entre las sombras. Alzó la vista al techo, buscando bombillas, rejas o algo. Igualmente a las paredes, contando las puertas, buscando interruptores, palancas, letreros. Al suelo, buscando huellas, aunque eso no tenía mucho sentido ya que había mas gente por allí. Dejó caer el pelo por el rostro y se quedó quieto intentó escuchar, intentó sentir el aire. Alguna corriente que pudiese existir, eso podría indicarles el camino.

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19/11/2008, 17:28
Evan Reyes
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- No voy a morir en este agujero. - Murmura mientras se deja arrastrar por Kane hasta quedar sentado sobre el mugriento suelo, la espalda apoyada contra la pared en un ángulo lo más cómodo posible - Y si ya estoy muerto y esto no es mas que el purgatorio, superaré todas las pruebas que me ponga Dios por delante para demostrar que soy digno de su perdón.- Añade en voz mucho mas baja mientras observa fascinado el pasillo, cada vez mas perdido en las nieblas de la sinrazón traídas por la pérdida de sangre. Juraba mucho, pero sin ayuda médica, era mas que probable que acabara muriendo en ese subterráneo.

Cuando Kane se vuelve para buscar algo o alguien, sabiendo que Caroline anda demasiado perdida en sus fantasías y viendo a Nolan volver con su amada Laura, Reyes se siente completamente abandonado a su maldita suerte. Alza la mano herida frente a su cara contemplándola como si fuera la de otro, retirando el trapo manchado de su propia sangre para poder ver con claridad el destrozo al que antes llamaba muñeca derecha y que ahora no era mas que una ventana al interior de su cuerpo. Los músculos y el hueso vistos conformaban un cuadro horrible de mutilación humana. Pero Reyes, tras el zarandeo que le recordó que el dolor existía, había perdido casi toda la sensibilidad en la extremidad desgarrada. Solo recordaba el roce de los finos dedos de Guadalupe sobre la palma de la mano en su mente, pues su piel se estaba muriendo lentamente, dejando de transmitir sensaciones a su cerebro.

Si no se centraba, acabaría completamente ido, como casi todos los presentes. En silencio da gracias por la existencia de Kane, una roca de cordura en mitad de aquella locura sin sentido y tras unos largos segundos absorto en su propia desgracia, vuelve a bajar el brazo, posandolo con extremo cuidado sobre sus muslos extendidos, cubriendo de nuevo la herida con la camiseta que Nolan le había prestado. Casi había dejado de sangrar... y la prenda raída no había servido para absolutamente nada. No había detenido la hemorragia, y ya no lo haría.

Espera paciente que algo nuevo pase, con la mirada perdida en la oscuridad mas allá de las tenues luces del pasillo, incapaz de encontrar nada en lo que fijarse que le pudiera ayudar a permanecer consciente.
Los últimos minutos de su vida se habían convertido en un carrusel infernal en el que la pérdida del sentido de la realidad iba seguida de la percepción nítida de un caos indescriptible.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: First Aid
Dificultad: 25-
Resultado: 62 (Fracaso)

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08/03/2010, 04:37
Director
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Después de que Laura y Dave se acercaran a otra de las puertas de la que surgía luz y una serie de murmullos inaudibles, la joven pareja de Nolan se agitó gritando, él la abrazó y miró de un lado para otro, al pasillo en general:

- ¿Hola? ¡Eh! ¡Han cogido las monedas! ¡Aquí han cogido las monedas! -gritó en ambas direcciones esperando algún tipo de respuesta.

Justo después de aquello, como si algo hubiese escuchado el reclamo de aquel ansioso Romeo, la puerta de aquella habitación se abrió. De ella salieron dos personas: Una joven morena, de aspecto frágil, con una marca de quemazón en la pantorrilla. El segundo era un hombre fuerte, de notable presencia y cabello largo, que donde tenía la quemazón era en la cara. La puerta se cerró justo detrás de ellos.

Lo que pudieron ver DeRoos y Loire al abandonar la sala resultó ser un lóbrego pasillo cuyos extremos se perdían en la oscuridad, en el que había otras personas además de Laura y Dave: Un muchacho latino con una herida sangrante en el brazo, de aspecto harto grave, cuya hemorragia quería cortar otro chico de larguísimo cabello oscuro con un torniquete torpe. La tercera era una muchacha de aspecto lozano y sonriente, que sontenía una grabadora en sus manos con expresión de interés al observar la entrada en escena de los dos extraños.

Una serie de terribles gritos, como los que profiriera Rebecca antes de ser engullida por la tierra, se dejaron oír desde la habitación en la que antes estaban Alec y Serena. Ésta vez parecían los de un hombre...

Cesaron pronto.

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08/03/2010, 13:27
Director
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Indicaciones variadas a lo largo del pasillo, clásicas del funcionamiento de un psiquiátrico antiguo, tales como ésta:

La ausencia de pintadas resulta significativa viniendo de un edificio tan aparentemente antiguo. En el techo no hay lámparas, ni siquiera estructuras de las mismas, es como si aquel pasillo hubiese estado condenado a la oscuridad desde su construcción...

Notas de juego

¡Perdona en retraso, a mi también me cuesta ubicarme! ^^U

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08/03/2010, 13:59
Caroline Vandemberg
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Caroline permanecía de pie con aquella grabadora en la mano... su cabeza se movía de un lado a otro, como si estuviera tarareando alguna canción en su cabeza. Hasta que de repente, paró. Miró a Dave, con sus grandes ojos marrones... y se acercó ladeando aún la cabeza, con aquella sonrisa entre macabra y simpática.

¿Escritor? Vaya, vaya... parece que tienes mucho en común... - pero se separó enseguida que vio la mirada del rubio, era temeraria, no imbécil; y luego, se echó a reír a carcajadas - ¡Quizás deberías haber sacado la cabeza en vez de la mano! - le dijo a Reyes, con los brazos en la barriga sin poder parar de reír, incluso por sus mejillas resbalaban un par de lagrimones. Y tal y como empezó a reír, dejó de hacerlo, poniéndose seria de nuevo - No, no, no... Dios te ha abandonado... te vas a morir... y estás... ¡SOLO! - vuelve a reírse, pero esta vez no tan frenéticamente.

Dio una vuelta sobre sí misma y se quedó cara a los dos personajes que habían salido. Su mano se elevó lentamente hasta su boca, y una sonrisa afloró en su cara.

Más gente. Más gente en este pasillo del terror en el que van a morir todos... van a morir. Ellos. Menos Caroline Vandemberg. En su mano permanece su moneda, y... - en este momento, puso la espalda contra la pared, como si algo fuera a atacarla, pero sin dejar de mirar a la nueva pareja que había salido de la habitación y sin dejar de sonreír divertida - y eso significa que está a salvo... la moneda, la moneda... parece que es el kit de toda la cuestión. Pero este kit, solo lo sabe Caroline, porque es la protagonista, y ahora... estos dos son para convertirse en carne de cañón también... jijiji... Caroline los mira de arriba abajo... no sabe quién son, pero no le parece importarle, porque... porque morirán pronto. Como todos. Pero ellos no lo sabían, así que debía disimular... aunque sería divertido que cundiera el pánico... jiujiujiu... Caroline se acercó lentamente hacia ellos, dando largos pasos como si estuviera danzando y una vez los tuvo enfrente... les alargó la mano: Caroline Vandemberg, yo os sacaré de aquí.

Caroline sonreía de oreja a oreja, delante de las dos nuevas personas que acababan de salir de una de las habitaciones, su brazo, alargado delante de ellos, y su mano preparada para que se la estrecharan. Los miraba a los ojos a ambos, primero a uno, después a la otra, y su sonrisa, tan adorable y simpática, era igual de tenebrosa y maliciosa.

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08/03/2010, 14:58
Laura Conner
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Me tapo la boca con las dos manos haciendo un juego de pies para apartarme cuando salen los dos cautivos, no quito los ojos de la ventana en lo que duran los gritos. Señalo y miro a Dave.
- Mi amor, se ha muerto, ¿lo entiendes?
Dave lo sabe. Lo ve. Ahora ya puedo ver a Serena en su doble plenitud, al caballero de la armadura de fango al que le he cogido su moneda, ¿soy la cobradora? ¿Yo exijo el impuesto a éstos cuellos? Las espirales se retuercen en mi mente y aprietan los nudos con rabia, las cuerdas tiemblan tensas... Yo no lo entiendo. Tengo ganas de llorar. No lo entiendo. Meto dos dedos en las orejas pero sigo oyendo los libros de Caroline, aprieto los dientes para arrancarles la yugular, cierro los ojos para que la voz no me entre por ellos, pero exploto con los brazos estirados hacia ella y las lágrimas muy secas.
- ¿QUIERES CALLARTE, CAROLIIIIINE? ¡No está solo! ¡No está solo! ¡No lo está! ¡No está solo! ¡No-está-solo! ¡¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!!! -mi garganta ha arañado un cristal y el sonido que hace rompe las copas que no están- ¡CÁLLATE O TE MATO! ¡CÁLLATE! ¡HAZLO! -me tapo la cara. El telón- Hazlo.
Tiemblo. La tierra es más paciente que yo al tragar...

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08/03/2010, 15:49
Evan Reyes
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Reyes, sentado contra la pared frente a su celda, presentaba un cuadro horroroso a la vista de cualquiera. Sus ropas estaba llenas de mugre y sangre, al igual que su pelo y su propio rostro. Manchas salpicaban por doquier sus gastados pantalones y el curtido torso moreno por el sol y por su ascendencia. Sobre su muslo derecho reposaba lo que unos minutos antes había sido una mano grande y fuerte y ahora era poco más que una masa sanguinolenta de la que surgían unos dedos que poco a poco iba perdiendo el color debido a la falta de riego. El joven mejicano sabía que si sobrevivía, perdería aquella mano. Ya lo había visto antes...

Entre dientes, con la mirada perdida, murmuraba una y otra vez el salmo veintitrés, una exhortación que le había acompañado durante muchos kilómetros, que le había dado fuerzas cuando las piernas ya no le sostenían, que le había dado el valor necesario para enfrentar sus miedos y aferrarse a sus esperanzas. Guadalupe le había enseñado ese salmo y desde entonces lo esgrimía como un arma contra el mal, el abandono y la desesperación.

- El Señor es mi pastor, nada me falta.

Sobre pastos verdes me hace reposar,

por aguas tranquilas me conduce.

El Señor me da nueva fuerza,

me consuela, me hace perseverar.

Me lleva por el buen camino,

por el amor de su nombre.

Aunque camine por un valle oscuro

no temeré mal alguno porque Él está conmigo.

Mientras repite esas palabras retira de nuevo la camiseta, ahora poco mas que un trapo, que cubre la mutilación sufrida instantes antes amanos de... de un ser indescriptible. Un demonio.

La tela se había pegado a la herida, evitando la pérdida de sangre, pero al moverla un nuevo reguero de fluido carmesí abandona el cuerpo ya exhausto de Reyes. Había sido una mala idea mover el trapo, pero necesitaba comprobar que todo siguiera en su lugar. Necesitaba recordar que aquello era real.

- Aunque camine por un valle oscuro no temeré mal alguno, porque Él está conmigo... - Entre gemidos de dolor, Reyes trata de incorporarse apoyándose contra la pared y haciendo fuerza con las piernas, sujetándose el brazo herido con el sano para no enviar nuevas oleadas de dolor a su cerebro. -Aunque camine por un valle oscuro no temeré mal alguno, porque Él está conmigo... - Una vez incorporado, se mantiene apoyado en la pared, haciendo oídos sordos a los demás, tratando de focalizar su visión, que insistía en mostrarle un mundo de bordes oscuros y pequeñas pintas de color flotando frente a sí. - Aunque camine por un valle oscuro no temeré mal alguno, porque Él está conmigo... - Le costaba respirar, le costaba sostenerse en pie, le costaba, en definitiva, seguir vivo.

Paso a paso, sin mirar a nadie ni a nada, reyes avanza por el pasillo sin rumbo fijo, adentrándose en la oscuridad.

- Mi fe es mi escudo... Aunque camine por un valle oscuro... Mi fe es mi escudo... No temeré... Porque Él está conmigo. Él está conmigo... No estoy solo porque Él está conmigo... Mi fe es mi escudo... Nada temeré...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Último Intento
Dificultad: 25-
Resultado: 35 (Fracaso)

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08/03/2010, 18:25
Dave Nolan
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El sonido de la puerta al abrirse hizo que Dave se girase. Observó las dos nuevas figuras que emergían del interior momentos antes de volver a cerrarse la misma puerta. Los observó rápidamente, investigando sus movimientos, sus expresiones y sus gestos. Por un momento Dave pensó que podría averiguar si alguno de ellos tenía nociones de medicina, pero aquello era imposible. Parecían personas normales y corrientes. Justo como lo era él.

Mientras los miraba, la mano de su mujer señaló la puerta y gritó unas palabras.

- ¿Qué dices, Laura? -preguntó girándose para mirarla directamente a sus profundos ojos donde querría morir-. ¿Quién ha muerto? Tranquilízate, mi amor, pronto vamos a salir de aquí...

Mientras hablaba, Laura se giró en busca de la insidiosa y repelente mujer de la grabadora. Aquella que acusó a su mujer de haberle engañado, de haber traicionado su amor, su lealtad y su confianza. Laura estaba enferma y débil, pues su mente había sufrido. Puede que la otra mujer también lo estuviera, pero ella no importaba en aquel lugar y en aquel momento. Si su voz y su presencia seguían torturando a Laura, Dave hallaría la solución para que eso acabase.

El hombre se adelantó varios pasos hacia ella mientras aún sujetaba a Laura con una mano. Necesitaba sentir su calor, su tacto y su presencia. Sin ella volvería a caer en el pozo de la locura y la desesperación, abandonándose y perdiéndose en un abismo infinito. Su amor y su aliento era lo único capaz de serenarle.

- Si quieres seguir teniendo la grabadora y la capacidad de hablar, cállate ahora. -dijo señalándola con su mano libre, aquella que sujetaba una estilográfica manchada de su propia sangre.

Nuevamente besó la cabeza y la frente de Laura. Sus labios sucios, secos y cuarteados rozaron su piel y sus cabellos. Dave se sintió mejor, bendecido por el tacto de ella. La atrapó entre sus brazos apretándola contra su pecho. Nada ni nadie debía importar en aquel instante. Pero algo interrumpió todo aquello. Reyes abandonó la habitación y deambuló por el pasillo desangrándose. Cuando estaba con Laura era capaz de olvidarse de todo, incluso de su único amigo allí dentro. Nuevamente la tomó con su mano y caminó en dirección al hombre.

- ¡Eh! ¡Amigo! ¿Dónde vas? ¡Necesitas descansar! ¡Vuelve!

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09/03/2010, 12:10
Kane Vaughan
Sólo para el director

Kane trata de ignorar por unos instantes la demencia suicida que encarna Caroline y se acerca con cuidado a una pared observando una señal escrita.

Uno... Dos... Tres... Inspira profúndamente. Uno... Dos... Tres... Espira. Uno... Do-  Extiende la mano rápidamente para arrancar la señal de papel de la pared.

Notas de juego

He supuesto que la señal, como se ve en el dibujo, es un papel escrito pegado con celo a la pared y puede arrancarse.

Si no es así, edito para otra acción.

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09/03/2010, 17:07
Director
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Notas de juego

Todo perfecto, Kane :)

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09/03/2010, 22:48
Serena Loire
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Preocupada por los que habían quedado atrás, aunque especialmente por Shanon, se quedó mirando hacia el interior de la habitación por detrás de Laura, intentando hacerse oír por encima del nerviosismo que la apremiante circunstancia debía de estar infundiendo en los demás.

- ¡Shanon! ¡Las monedas! ¡Dadle las monedas! ¡RÁPIDO!

Algo más tranquila al escuchar cómo las mujeres tomaban la decisión de entregar sus monedas, todavía no se había hartado de maltratar a sus pulmones cuando se vio en medio de un nuevo escenario; uno en el que Laura dejaba de ser la maestra de ceremonias para convertirse en una figurante más, pues parecía que los únicos protagonistas de aquella función macabra era el miedo y la desesperación. Al primero de ellos se encontraba abrazando con fuerza Serena mientras escudriñaba desde sus ojos a los que la rodeaban, ocultándose detrás de su espesa melena, mullida hasta el punto de lograr amortiguar la violenta bienvenida que se el estaba propinando desde tantos frentes. Se aferró torpemente al brazo de Alec, por puro instinto, por una simple necesidad de no sentirse sola en un momento como aquél. Esto es horrible... Sigo igual de perdida y aquí fuera todo es igual de horrible. Pero no dejaré que te pase nada malo, lo juro. No te preocupes por nada: me encuentre o no voy a sacarte de aquí.

Notar el calor de otro cuerpo le daba fuerzas, pero el panorama era quizás demasiado convulso para lo que su vulnerable espíritu era capaz de soportar. Las risotadas de la morena seguramente no la habrían inquietado tanto de no ser por los comentarios hostiles que repartía con ligereza entre el resto de los que contenía el pasillo. Debido al número de personas y a su forma de vestir se le ocurrió que podrían ser presos como ellos, confinados en una celda como la suya; aunque con unas relaciones bastante menos civilizadas, sin duda, de las que ellos habían establecido tras despertarse. Rechazó con una mueca improvisada la mano de aquella agitadora que acababa de presentarse como Caroline Vandemberg, extrañada tanto por la seguridad de la que hacía gala como por la grabadora que sostenía: posesiones ambas que la colocaban en un lugar aparte de todos los demás. Le daba apuro negarse a contacto así, pero mayor era la desconfianza que la mantenía atenazada a Alec. Desvió la mirada mientras balbuceaba un débil "Hola", preguntándose si aquella cosa estaría grabando; más aún, por qué alguien querría que todo aquello quedase registrado en forma alguna.

El aluvión de reacciones ante la actitud de Caroline sobrevino a tiempo de lograr que su atención se desplazara a otros lugares, abandonando así a la azorada Serena a su acostumbrado estado de contemplación, donde se encontraba mucho más cómoda. Los gritos y la sangre la impelían a abandonar el lugar, a marcharse de allí sin mirar atrás forzando al máximo la poca fuerza de sus piernas, pero la curiosidad que había levantado en ella Laura era un cebo demasiado poderoso. Estaba a punto de darle las gracias por haberlos liberado, interrumpida su muestra de gratitud por los alaridos en que prorrumpió como respuesta a los comentarios de Caroline. Se asombraba de lo cambiada que estaba respecto de sus recuerdos, pues nunca se la hubiera imaginado chillando de aquella manera; o quizás simplemente de lo extraño de su comportamiento al margen de cualquier imagen previa que cualquiera pudiera tener de... un ser humano cuerdo. Repasaba en su mente el último recuerdo que la había asaltado cuando la vio por vez primera en aquel agujero, echando cuentas de su propia vida a través de la quebradiza silueta de la rubia.

Todo parecía ir acelerando y cuesta abajo en aquel corredor, como demostraba el lamentable estado del latino. Su condición extrajo a Serena de sus propios y egoístas pensamientos, que tras sobreponerse al asco producido por la sanguinolenta estampa se desplazaron hasta el jardín de la solidaridad. No le gustaba el sufrimiento, no comprendía que los seres humanos debieran sufrir y deseaba que ojalá nadie tuviera que padecerlo, por mucho que a ella le persiguiera - o quizás precisamente debido a ello. Sus plegarias religiosas y la fortaleza de su ánimo la conmovieron hasta lo más hondo, al tiempo que dejaban patente el horror al que estaban potencialmente sometidos entre aquellas paredes. El propio Alec podría ser el que estuviera sentado contra una pared desangrándose entre plegarias religiosas con la fortaleza de su ánimo como única compañera.

- Alec... - consiguió articular, sin saber muy bien cómo continuar. ¿Has visto eso? Hay que ayudar a ese hombre. Ven conmigo, por favor. Sabía que no necesitaba convencerlo, que él mismo habría tenido la misma idea mucho antes de que ella se hubiera desembarazado de sus egoísmos para decidirse a socorrer al desconocido. Pero necesitaba creer que todavía le quedaba algún resquicio de autonomía, que no todo estaba determinado por quienes les metieron allí sino que sus decisiones podían sacarla del encierro en el que se veía inmersa.