Partida Rol por web

Alice. Alice. Alice…

Una voz. En tu sueño. Una voz que se agota y diluye en tu despertar agitado. Un eco apagado del que solo permanecen flecos olvidadizos. La transpiración humedece tu cuerpo y las sábanas. Los poros de tu piel gritan aquello que tu mente reprime. 

Nervios. Ansiedad.

No eres feliz. No sabes muy bien lo que quieres pero sí estás segura de que la vida que llevas no te hace feliz. 

Te lo has guardado por mucho tiempo, el desencanto, la apatía, el sinsentido de tu día a día, hirviendo por dentro, cocinándose a fuego lento.

Tu relación sentimental te aburre, tu profesión no te llena, y a pesar de tu disconformidad, sigues apareciendo cada mañana por el bufete donde ocupas el último puesto, el de la chica de las fotocopias que tiene un polvazo y se ocupa del café, a la espera de una oportunidad. Compartes la cama con tu pareja, haces el amor una vez a la semana sin variar nunca la posición del misionero. Y, cuando le dijiste aquella vez "Empótrame", lo estropeó todo con su "¿contra la pared? ¿Cómo quieres que aguante tu peso?". Esa era la clase de magia y sensibilidad de tu novio de "siempre".

Has decidido replantearte tu vida. Te has armado de valor. La decisión está tomada. La maleta y la mochila preparadas en el vestíbulo de tu diminuto apartamento de alquiler. En cuatro horas es la salida del tren con destino a una nueva ciudad. A una nueva vida.  

Que curioso era que todo lo que le importaba cabía en una maleta mediana y una mochila pequeña...¿a qué había dedicado su vida? Desde luego no había sido a llenarla de vivencias inolvidables y experiencias únicas...y eso también se reflejaba en lo poco de sí misma que dejaba en su apartamento. Nada de aquella casa le hacía sentir parte de nada, tenía una vida anodina, un trabajo carente de emoción...cada día lo mismo, dormir con la misma persona, hacer las mismas cosas, salir a los mismos sitios, escuchar la misma música.

Y no solo era eso lo que la agobiaba. Al salir de su edificio vio las ventanas de las casas de su alrededor...todos los apartamentos iguales, todas las cortinas, viendo los mismos programas de televisión...por la calle, las mismas ropas, los mismos aparatos electrónicos...todos haciendo las mismas cosas...si hasta todos parecían repetir el modelo de perro y de coche.

Todos engañándose diciendo que su vida es perfecta, que su pareja es perfecta...todos mienten, pero lo peor es que se mienten así mismos. Alice niega con la cabeza, se para en un establecimiento donde no ha entrado nunca. Un estanco. ¿Porqué no? Ahora ya casi nadie lo hace, todo el mundo tan concienciado con el medio ambiente y con cuidar su salud...pero luego se toman botes de pastillas y complementos vitamínicos por el día y pastillas para dormir por la noche. Cuanta hipocresía.

Faltaban aún tres horas para su tren y Alice detiene su paseo en un parque, se sienta en un banco como si el resto del mundo no importase y examina su compra. Un paquete de veinte cigarrillos y un mechero. Había visto cómo se hacía esto en las películas, seguro que no era tan difícil. Se puso el cigarrillo en los labios, nota un cierto temblor en ellos, como si fuera una adolescente que estuviera haciendo pellas para fumar a escondidas...

¿es que acaso no es eso lo que haces, Dawson? musita una vocecilla traviesa en su cabeza.

Chic. Chic...¡que difícil es encender este condenado mechero! piensa la morena exasperada hasta que al final lo consigue y, con el cigarro en los labios, trata de encender el cilindro blanco.

-Cof cof cof...coooof cof cof...- empieza a toser la pobre condenada, el sabor es asqueroso, entra hasta la nariz, hasta el estómago, realmente desagradable.

Convencida de que no lo ha hecho bien, Alice da una segunda calada, más tímida y corta, aspira luego exageradamente para "tragar" el humo y luego lo deja escapar despacio.

-Cof...- tose un poco pero ya no como la primera vez.

esto está mejor...¿ves? no era tan difícil, aunque sigo sin verle la gracia. Bueno, tal vez luego lo descubra.

Una calada tímida. Otra más profunda. Otra. Toses. Fumas de nuevo. Otra chupada. El humo alcanza tus pulmones. Es tu primera decisión de tu recién estrenada vida. Quizá no es buena. Pero, ¿quién decide ahora lo que es bueno o no? ¿Y qué importancia tiene? Es lo que te apetece, eso es lo que cuenta.

Aunque tal vez tu demora es debido a que no estás completamente segura del paso que vas a dar. Quizá esperas ver llegar a tu novio a la carrera, jurándote que todo va a cambiar. La despedida acabó en bronca y malos modos. ¿Una segunda oportunidad?

Tampoco te entienden tus padres y tu hermana mayor. Tus amigas te apoyan, si bien ellas no se atreverían a sumergirse en tu loca aventura. Solo Karen se ha mostrado entusiasta, insuflándote ánimos en persona y en los constantes mensajes que te envía.

Toses un poco más. Puede que te acostumbres al sabor, al olor, al humo expandiéndose en el interior de tu boca, igual que un amante acariciándote suave y volátil por dentro.

Consumes el cigarrillo. ¿Te atreves con un segundo?, pareces preguntarte observando el paquete de tabaco. Nadie aparece. No hay llamadas ni mensajes de él. El tiempo pasa flotando en tu mundo, y cuando te das cuenta ha transcurrido media hora. Tienes que ponerte en movimiento. Piensas qué transporte te apetece coger, puedes llegar en metro, bus o taxi a la estación. Incluso andando, una larga caminata de más de hora y media.

Nadie viene. Todos están demasiado ocupados con sus vidas insulsas...trabajo de 8 a 14 y de 15 a 18...a las siete en casa, a las ocho la cena, a las nueve película y a las diez en la cama. Un escalofrío de desesperación y rabia recorre su cuerpo. Saca otro pitillo y se lo pone en los labios. Ya no tose, o casi no. Cada aspiración es una rutina que quiere dejar atrás, olvidarla, romperla, destruirla. En su mente, reconstruye la última conversación con su chico:

-¿Es que no entiendes que necesito algo más? Te quiero Henry pero voy a morir en vida si sigo así, ven conmigo, vamos a ver mundo.

-¿Cómo que me vaya contigo? ¿Estás loca? Tenemos trabajo, una casa, unos amigos...¿todo eso no vale nada para ti? ¿Por qué no puedes ser una novia normal? 

Una novia normal...¿qué coño era ser una novia normal? Y ¿Qué había que sacrificar para serlo? A la mierda. Alice suelta el humo con desprecio como si odiase el mismo aire y se levanta para dirigirse a la acera y levanta la mano para pedir un taxi. Si un taxi, tenía su dinero e iba a disfrutarlo, ¿qué coño? El dinero era para quemarlo, ya conseguiría más.

La taxista es una mujer de unos cuarenta años. No es un tío de esos que no paran de hablar y de mirarte el escote. La conductora va a lo suyo, al tráfico, es profesional, atenta, silenciosa. No es una parlanchina pero sí responde amable a tus preguntas y te lleva por el camino más rápido hasta la estación. 

Tienes más de hora y media por delante hasta la salida de tu tren. Y luego cuatro horas de viaje. Recibes un mensaje de Karen, te comenta aquel trabajo que ya te mencionó, donde una amiga del instituto trabaja. Te podría interesar. Tienes dinero, vale, pero entre el alquiler de piso y "comer" como que no te va a dar más que para dos o tres meses. Cuatro, estirando la pasta. Durante el viaje podrías mirarte los apartamentos a compartir, hay un par o tres que parecían estar bien. De momento los primeros días has reservado habitación en una pequeña pensión familiar.

Llamas a tu amiga Karen pero salta el buzón. La cafetería está a tope de gente, tomas asiento en una mesa redonda, frente a un chico que mira su móvil, te mira un segundo, una sonrisa superficial, -Sin problema, no está ocupada- y regresa a su pantalla. Es raro que no te vuelva a dar un segundo vistazo, tu belleza no pasas desapercibida precisamente. A tu alrededor la mayoría de gente está sumida en sus móviles, tablets, portátiles, alienados del mundo. El joven no levanta la vista de su lectura. Hay una periódico del día sobre la mesa. El bullicio te rodea, las conversaciones, las risas, y tú aguardas a tu café o cortado. 

El chico sale de su burbuja, te mira ahora durante un par de segundos y te pasa el periódico -Toma, si quieres, yo paso. La letra en papel está muerta. 

Karen no responde, de nuevo el mensaje de su buzón de voz: Hola, cariño. Ando ocupada. Suelta lo que quieras y te llamaré, si me acuerdo. O prueba en un rato. No desesperes. Besitos.

Qué raro...bueno...no te preocupes, todo saldrá bien, piensa con seguridad mientras ojea el periódico.

-Gracias muy amable.- dice Alice mientras se atrae el papel y empieza a pasar páginas, empezándolo desde atrás. hasta para eso era rara.-¿Sabes? Yo creo que la letra en papel no estará muerta mientras que el olor a libro nuevo o viejo siga siendo objeto de conversación hasta en las redes sociales.- comenta con aire distraído, realmente no le importa si el chico la oye o no, su comentario le ha parecido desagradable, hablando con esa contundencia como si fuera catedrático. Vaya aires que se daba la gente.

Da un sorbo a su café y sigue leyendo mientras no pierde de vista su móvil, atenta a cualquier llamada o notificación.

-Bien visto -comenta el chico, de pronto más interesado en ti- Pienso como tú. Suelto esa frase y con la reacción de la persona me hago a una idea de como puede ser.

Se fija en tu maleta y mochila. -De viaje. ¿Has llegado o te vas? Déjame adivinar. Te vas. Qué mala suerte para mí. ¿Negocios, placer?

Te sonríe, deja el móvil, centra tu atención en ti. Pone cierta cara de circunstancias -Yo he perdido el tren, estoy haciendo tiempo hasta el próximo. Disculpa, si hablo mucho, soy actor. Se me da bien entrar en contato con la gente, es necesario para mi profesión. Si te molesto me dices, cierro el pico y vuelvo a lo mío, eh! -su sonrisa se amplía. ¿Está flirteando o solo se muestra amable?

En el móvil cae algún mensaje. De otra amiga, buen viaje, besos, algo así.  

Alice alza una ceja ante el cambio de actitud del chico y empieza a mirarlo con otros ojos, esbozando una suave sonrisa ante su manera de hablar, tan abierta y también cuantiosa.

-​​​​​​-Me voy de viaje si. Pues no es por negocios pero tampoco se si es placer lo que voy a encontrar.- contesta con sinceridad aunque suena bastante enigmático.- Perdona, es una respuesta de mierda. Soy Alice. Alice Dawson.- levanta la mano por encima de la mesa para estrechársela.

El joven se ríe con ganas ante tu desparpajo. Sus pectorales se agitan bajo la camiseta, está en forma, se intuyen sus músculos bajo las mangas largas -No, Alice, si me ha parecido muy divertida. Es un tópico eso de negocios o placer. En realidad soy yo el que te ha hecho una pregunta de mierda.

Te traen el café y él pide otro -Jake Lewis. -Te toma la mano y besa el dorso -Estoy ensayando para una obra de teatro así, decimonónica. Sonríe y ahora sí notas que te mira con cierta intensidad, y esos microsegundos donde sus ojos atrevidos van de tus labios a tus ojos y a tus senos para regresar a tu traviesa mirada. Parece que busca una respuesta tuya. 

-¿Y de qué clase de placer hablas? Hay placeres que se encuentran aquí sin necesidad de viajar. Por ejemplo el placer de charlar con una guapa chica mientras me tomo un café en la estación de tren. 

-Hablo de placeres que aún no he descubierto.- dice Alice sin tapujos, mirando un momento a Jake a los ojos para ver su reacción ante su iniciativa.- Los cuales son muchos, desde hacer paracaidismo hasta follar con un desconocido en el baño de una estación de trenes.- añade con una sonrisa ambigua y divertida.- Pero abandonar esta ciudad forma parte de mis planes si o si. De modo que nuestra pequeña encrucijada llegará pronto a su fin.- se encoge de hombros sin perder la sonrisa.

Jake se queda cortado por tu desenfadada y descarada respuesta. Te mira con un estello singular en sus ojos, pero por su expresión se lo toma a broma, claro. -Yo lo primero lo he probado. Lo segundo no. En una disco sí.-También te sonríe de manera ambigua.-Podríamos probar, me queda media hora.- Sigue tu broma, divertido, sin apartar la mirada de tus ojos.

Llega su café. No hay más mensajes en tu móvil.

-Sí, el pequeño encuentro se acaba pronto. ¿Quieres follar entonces? Voy bien armado, Alice. -El chico bebe de su café, estirando su sonrisa como el juego que has iniciado.-O eres una profesional buscando clientes?

-¿Media hora? ¿Y para eso esperas que permita que se me corra el pintalabios? No gracias.-dice con una suave sonrisa, menos acusada que la mostrada anteriormente, parecía que la perspectiva de echar un polvo rápido y teniendo que estar mirando el reloj la había decepcionado, vayendo sobre ella como un jarro de agua fría.- Si fuera puta, no tendrías para pagarme, los actores de teatro no soléis andar muy fluidos de cash. O eso dicen.

-Jajajaja - se ríe el actor- Se nota que no tienes experiencia en polvos rápidos. En media hora hasta te echo dos. -te guiña un ojo, siguiéndote la corriente. Tuerce la boca con pena- Una lástima. ¿Me pasarás al menos tu teléfono para tu regreso?

Llega su café.- Tienes razón, no vamos fluidos de money. Pero tengo una buena racha últimamente. Voy a tope. Y en otras ocasiones no te comes nada durante un tiempo. Como en el amor. De todas formas no tendría para pagarte a ti, tú serías de las caras. Un polvo contigo debe de ser la hostia.

-No tendré experiencia con polvos rápidos pero si con polvos decepcionantes...tengo una larga lista de cosas que quiero hacer follando y en media hora no te iba a dar tiempo a hacer ni un tercio de esa lista. Asi que, si, digamos que prefiero esperar a que la ocasión sea más oportuna y no tener que estar pendiente del reloj.-dice también con pena a su manera. -Igualmente...quien sabe, apunta mi teléfono y si nuestros caminos se vuelven a cruzar...tal vez te apetezca no perder el próximo tren, visto que éste ya lo has por perdido.- añade con una sonrisilla sesgada evidentemente no estaba hablando del tren literalmente.

-Así que en racha ¿eh?- dice tras dar un sorbo de café- Sin duda debes de ser un gran actor, deberías hacer anuncios para la tele, se te daría bien con ese morro que le echas para ver si pescas una venta...o un polvo.- añade riéndose ante la falta de sutileza del chico- Pero se agradece el comentario de que si fuera puta sería cara, todo un halago, no entiendo cómo las mujeres no hacen cola por ti.- su ironía raya un poco la crueldad, no lo hace con mala intención pero parecía estarse tomando las confianzas muy rápido.

-Bueno, pero podríamos hacer alguna cosa de esa lista. No tiene que ser todo en una sesión, ¿no? -La sonrisa se estiró. Se terminó su café. Anotó tu móvil, en su whass y te pasó un mensaje.

Luego, Jake te escuchó, componiendo igualmente una expresión artificial de tristeza. -Podría dejar pasar el siguiente tren, así te daría tiempo a que compruebes lo que te vas a perder. Pero me da que eso, que la oportunidad se nos ha escapado a ambos. -Alzó un dedo- Eh, sí que he participado en varios anuncios, no te vayas a creer. -Sonrió, amable – Me lo tengo merecido, pero tú empezaste.

Se puso en pie- Ha estado bien, Alice. Llámame. Y  pásame fotos o un video de cuando tengas esos placeres. Ciao.

Jake se marchó y te quedaste sola. Al poco te llama Karen. Mil disculpas, el curro la tiene a tope, lo de siempre. Te comenta lo de la pequeña consultoría donde hay una vacante, te pasará datos. Que va liada, besis.

Tu tren sale a la hora. El vagón está bastante vacío. Hace calor, parece que no funciona el aire, y ese día de mayo está pegando fuerte. En tu zona los dos asientos frente a ti no  hay nadie, en los del otro lado lo mismo. En el resto alguna pareja o personas que viajan solas.

El tren es semi directo, tres paradas nada más hasta destino. En la primera, al cabo de una hora, suben pocas personas. Una de las pasajeras justamente tiene su asiento frente al tuyo. Es una mujer alta, entrada en la cincuentena, vestida con falda ceñida y blusa, se le nota acalorada y brillante de sudor el ligero escote.-Buenos días – Te saluda sonriendo cortés, con cierto acento extranjero, parece francés , mientras coloca su equipaje en la parte superior. Es delgada y tiene buen tipo, eso sí, reflejando las huellas de su edad.

Alice toma su asiento asignado tras consultarlo en el billete y empieza a abanicarse con un panfleto. No parecía estar preocupada por haber perdido la oportunidad de echar unas mierdas de polvos con el fantoche de la estación. Suspira sonriendo para sí misma con un poco de decepción...los hombres tenían una idea del sexo que...en fin parecían conejos. Ella no quería perderse nada en la vida pero tampoco el tiempo con un polvo que iba a durar solo lo que deberían durar los preliminares. Una cosa era echar un polvo rápido en una discoteca donde siepre hay la oportunidad rematar la faena en un hostal...y otra en el sucio baño de una estación. 

Observa su móvil y guarda el contacto del actor, ¿quién sabe? tal vez para la próxima vez...

-Buenas.-  la voz de la madura mujer interrumpe sus pensamientos y Alice le dedica una suave sonrisa a modo de saludo y, al volver a sus asuntos recorre su figura valorando positivamente. Ojalá llegar a esa edad con tan buen tipo.

-Bufff, qué bochorno. Y solo es mayo. En julio y agosto morimos -comenta de buen humor la viajera. Termina de acomodar su equipaje, se sienta frente a ti, y con un pañuelo perfumado de suaves notas florales, se seca la transpiración del torso.-Me gusta el solecito, la playa, odio el frío. Pero con un mojito a la orilla del mar. No en un vagón sin aire acondicionado. Buff. Soy Michelle. -Te extiende la mano. Un apretón enérgico, vigoroso, decidido. El mismo ímpetu que ves en sus ojos. También su bonita mirada recorre tu cuerpo, así, de pasada.

La mujer sonríe. Se pone una gafas y lee algo del móvil con atención. Parece contrariada con su contenido. Lo deja al lado y mira por la ventana, ausente. Tras unos minutos recibe una llamada, la escuchas hablar en francés, el tono de la conversación se va agriando, y sube de nivel. Al mirarte a los ojos, parece darse cuenta que te puede incomodar. Da una excusa y cuelga.

-Disculpa. A veces te crees que estás sola y no reparas en los demás. Lo siento, de veras. 

Alice se sorprende de la animada cháchara de la mujer por lo que sonríe amable y feliz de tener tan interesante compañera de viaje- Le devuelve el apretón.

-La verdad es que no llevo nada bien tanto calor y en un sitio tan cerrado...creo que se ha debido estropear el aire...- guarda silencio al notar que la mujer está mirando el móvil, sin duda algo importante, y tal idea queda contrastada cuando se inicia aquella llamada.

Alice no entiende francés pero una bronca se distingue bien en cualquier idioma...bueno, puede que no en ruso o en español, esa gente siempre parecía enfadada. La morena baja la cabeza y finge lee también su móvil pues le parece poco educado parecer que se presta atención a una conversación que no le concierne a uno. Aunque resulta bastante incómodo.

Entonces la llamada termina y la mujer parece querer disculparse, cosa que hace que Dawson se sonroje notoriamente.

-Oh no no no...no se disculpe...uno no elige cuando le van a llamar, no puedo exigirle toda su atención durante todo el trayecto...es posible que yo también reciba alguna llamada...-  era mentira, nadie la llamaría, pero no quería hacer sentir mal a la mujer.- En fin que todos tenemos vidas ¿no? Ah perdone...soy Alice. Alice Dawson. Un placer.

-¿Mi atención? -tu comentario le arranca una sonrisa que borra un tanto el disgusto de la conversación telefónica- Tienes que resultar muy interesante para acaparar mi atención.  -bromea. -La forma de tu boca y la intensidad de tu mirada me hacen notar que eres una persona decidida, directa, que intenta salirse con la suya. -Observas que su mirada se hace más penetrante- Más que la llamada, es el tono. Siempre incomoda ver o escuchar a alguien discutir, Alice. 

Observa el móvil y le da la vuelta, boca abajo. Su mosqueo es evidente. -Es una putada, que ya me veía venir -Se peina un poco con los dedos, apartándose los cabellos de la cara, como si con ello pudiera tener las ideas más claras-. Disculpa de nuevo. Como bien dices, todos tenemos una vida. ¿No conocerás por casualidad a una asistente personal que busque trabajo? -menciona en tono distraído, de nuevo bromeando.

Cruza las piernas, se desabrocha un par de botones de la blusa, debido al calor- Y tú qué, Alice, ¿llevas una joven vida loca o eres una chica sensata?