Partida Rol por web

Un dia aburrido, como otro cualquiera de finales de octubre, pero este tenia algo diferente, por la tarde tenia cita con la sicologa que estaba tratando su caso, la mujer parecia que era profesional, sin embargo se resistia a decir que James estaba bien y eso era algo que le molestaba, segun la mujer tenia aun un fuerte trauma por lo sucedido y que no podia volver al ejercito por lo que sus superiores no atenderian a razones.

En la television daban las mismas noticias de siempre, guerra, ebola, crisis economica y corrupcion, lo de siempre, por desgracia nada agradable.

por fin habia llegado la hora y James se dispuso a ir a la consulta de la mujer, la calle estaba bastante animada, por lo que pudo escuchar habia una manifestacion de corte racista no muy lejos de alli. Los chicos y chicas que iban a la manifestacion hablaban de que les quitaban los trabajos, que traian enfermedades, e incluso algunos los mas radicales decian que habia que quemarlos a todos, sin duda el ambiente estaba enrarecido.

Cuando llega a la consulta la recepcionista le dice que tiene que esperar un poco que un paciente de la siquiatra se ha extendido demasiado que pase a la sala de espera, al entrar se lleva una grata sorpresa ya que alli esta Fernando, el cual al verle le saluda:

- James, que tal? creia que eras tu el que estaba dentro, como he llegado demasiado pronto porque no queria tener despues problemas de que llegase tarde por esa manifestacion

El mundo se va a la mierda.

Esa fue mi conclusión tras ver la manifestación. Desde el momento en el que es más fácil vomitar odio que buscar soluciones. Me detuve un momento antes de entrar en la consulta.

¿Me está pasando a mi lo mismo? ¿Estoy vomitando odio sobre Montoya en lugar de buscar una solución? Odiar no es el camino del Señor.

Sin las ideas claras, subo a la consulta dónde me encuentro con Fernando. Siempre que lo veo tengo una sensación agridulce, me alegra que esté bien pero lo que compartimos… Me senté a su lado y suspiré.

-Hola Fernando. La verdad es que has llegado demasiado pronto, pero tienes razón. La manifestación esa tiene mala pinta, no me extrañaría que la policía empiece a repartir palos. La gente está como una puta cabra.

Puse los ojos en blanco.

-¿Y tú que tal? ¿Sigue el cabrón de Montoya obligándote a venir también?

Tal y como lo pienso me arrepiento de haberlo dicho. Odiar no es el camino.

Fernando suspira y dice:

- Si y desearia no tener que venir mas, esa sicologa me pone de los nervios la verdad, que preguntas mas raras te hace me pone de los nervios la verdad

Señala el periodico que hay en la sala de espera y dice:

- Si, tienes razon, seguro que se lia con esos racistas y la policia, si esque no entiendo como pueden pensar asi, que mas da que haya aqui negros, chinos o lo que sea, a mi al menos de ma exactamente igual

James habia escuchado alguna vez que Fernando tuvo una relacion con una chica sur americana y que aunque su actual novia era española decia medio en broma medio en serio que las asiaticas le parecian muy atractivas que le daban cierto morbo exotico, ademas era bastante fan de un grupo japones que habia salido un par de veces en las noticias porque habia tenido exito en paises occidentales de europa, especialmente en Almenia, Francia y Reino Unido y que este año irian a EE UU.

- Bueno y como te va la vida, yo sinceramente me aburro demasiado, necesito poder volver al servicio activo

Miré el reloj contrariado. No quería perder más tiempo y hablar con Fernando me removía algo que no me gustaba recordar.

-Pues igual. Me aburro demasiado. Si la cosa no cambia creo que hablaré con el arzobispado castrense para pedir un cambio de destino. Si no me dejan desempeñar mis servicios aquí, seguro que habrá otro lugar en el que pueda prestar mis servicios. Me parece que a Montoya se le olvida que yo no soy militar.

Por fin podia entrar en la consulta, la consulta no era especialmente grande, pero era acogedora, al menos para su dueña, para el resto de personas era demasiado blanca y sin color sin duda.

Un sofa donde se tenia que sentar y donde tenia que escuchar las cosas que la mujer le decia. La mujer como siempre saluda con la mano:

- Buenos dias James, como te encuentras hoy? uff menuda hay liada por ahi con los racistas esos, que poca cabeza tiene la gente

Mira a James y saca su libreta mientras dice.

- Y bueno que tienes que contarme hoy

Estreché la mano de la psicóloga con mi habitual frialdad y a continuación me senté en el sofá.

-Que el mundo se va a tomar por culo. Cada vez hay más locos como los racistas esos y las cosas no parecen que vaya a cambiar. Igual que mis sesiones con usted.-endurecí mis palabras a la vez que fruncía el ceño.- Aunque creo que he encontrado la solución para ello. Yo no soy militar. Soy un sacerdote. Mi trabajo es guiar y aconsejar a aquellos que necesiten mi ayuda. Por mi edad y por mi condición física vi que en el ejército había mucha gente a la que podía echar un cable. Pero si en el ejército consideran que ya no soy apto, supongo que puedo encontrar otra gente a la que ayudar.

Me rasqué la barba mientras miraba fijamente a los ojos a la psicóloga.

-Tengo un trauma por lo ocurrido. Al menos eso dice usted. Un trauma que mientras no supere no me permitirá volver al servicio. Pero ahí es dónde se equivoca. Yo no puedo superar lo que viví. Las muertes que vi no son algo que se superan. Son algo con lo que uno tiene que aprender a vivir. Y después de todo este tiempo, usted todavía no me ha enseñado a ello, así que si hace falta, me buscaré un nuevo camino para intentar vivir con ello.

Sonreí de forma irónica al saber lo que le iba a decir a la psicóloga en ese momento. La frase con la que solía empezar cada sesión. Eso iba a ser divertido.

-¿Tiene algo que contarme?

La mujer se masajea la cabeza unos segundos y dice.

- Bueno, es muy bueno que encuentres una motivacion para ayudar a los demas, pero tienes que superar aquello, no puedes centrar tu vida en aquello que te ha sucedido, no es algo...sano por asi decirlo.

La mujer hablaba y James practicamente no la escuchaba, fue entonces cuando algo le llamo la atencion, al mirar por la ventana ve como una piedra bastante grande se dirige directamente hacia la consulta, la piedra sin duda va a golpear a la mujer

No había tiempo para pensar, solo para actuar.

-¡CUIDADO!

Al tiempo que gritaba me lanzaba contra la mujer para poder quitarla de la trayectoria de la piedra, intentando si no me da tiempo, poder colocarme entre la piedra y ella. Si no hay tiempo para evitar el golpe, seré yo quien me lo lleve.

El movimiento fue extraño, la piedra atraviesa el cristal cuando James grita, la mujer sorprendida mira para atras pero no le da tiempo, James se trata de colocar en la trayectoria, pero algo sucede, el no sabe porque pero la piedra rebota en el aire justo delante suyo sorprendido mira a la zona donde ha rebotado al piedra, no hay nada, pero tras fijarse un poco lo ve, una corriente de aire muy pequeña pero que va a gran velocidad que esta justo a su lado recorriendo su cuerpo.

Tras apenas 5 segundos la corriente de aire se desvanece, a su lado la sorprendida sicologa que mira con los ojos como platos a James y la piedra con un mensaje racista en ella

¿Pero qué cojones acaba de pasar?

Tan sorprendido como Amanda intento buscar una solución a lo que acaba de pasar, pero nada tiene sentido. Cojo la piedra con las manos a un temblando y la lanzo por la ventana sin mucha fuerza. A continuación le señalo a la psicóloga la puerta de la sala y me dirijo hacia ella.

-Será mejor que estemos lejos de las ventanas.-digo con la voz temblando.-Al menos hasta que la policía disuelva a esos desquiciados.

La mujer asiente y dice.

- Que incivilizados, como pueden hacer eso, por cierto muchas gracias, pero...como es que no le ha dado la piedra?

La mujer lo habia visto todo y realmente estaba sorprendida por lo que habia sucedido, no podia creerse que la piedra rebotase de esa forma.

Mientras tanto en la calle se escuchaba mucho escandalo y como la policia parecia colocarse para empezar a disolver la manifestacion

No tenía ni la más mínima idea de lo que había ocurrido y así se lo hice saber.

-No tengo ni puta idea.

A continuación abrí la puerta de la consulta y le indiqué a Amanda que pasáramos a la sala de espera. Sinceramente no sabía que había pasado, pero tampoco me apetecía hablar de ello. 

La muejr asiente y pasan a la sala de espera, alli estaban la recepcionista y el joven cabo, este mira extrañado al ver las caras de susto y sorpresa:

- Ha pasado algo? teneis bastante mala cara, y se ha escuchado un ruido

Se pone de pie y dice.

- James no debrias de irte ahora creo que la policia esta empezando a cargar y no creo que sea buena idea salir ahora del edificio

Fernando tenía la maldita costumbre de decir lo evidente. Y eso era algo que me ponía de los nervios.

-Los locos de hay abajo han tirado una piedra contra la ventana.-dije con desgana.- Por suerte no nos ha dado a ninguno de los dos.

Saqué un paquete de cigarrillos y comencé a andar hasta la salida de la consulta.

-La policía no tardará en disolverlos. Me fumaré un cigarro o dos mientras espero a que terminen.

Desde la puerta de la consulta miro a la psicóloga.

-Amanda, avísame si Montoya dice que tengo que seguir viniendo. Aunque si eso pasa, será nuestra última visita. Déjaselo claro.

A continuación salí y me encendí un cigarrillo en el descansillo del edificio.

La mujer sale del despacho justo despues de James y dice.

- Permitame agradecerle con una cena o algo, ademas que fue eso que le paso, era como si algo le rodease, la piedra reboto en el aire y no le dio

La mujer aprecia realmente sorprendida, James sabia que lo que decia era cierto, no tenia explicacion alguna, pero habia sucedido, la sicologa miraba muy sorprendida y expectante

-No es necesario que me invite a nada, solo hice lo que tenía que hacer.

Me empezaba a cansar esa insistencia de la mujer. Como si yo hubiera hecho algo. Y me molestaba el hecho de que lo dijera delante de todo el mundo.

-Lo único que sé es que la piedra ha rebotado contra algo y no nos ha dado. Sinceramente no sé que ha pasado. Igual hay fantasmas en el edificio.-dije irónicamente.-Debería llamar a Milenio 3. Estoy seguro de que Iker Jiménez estará encantado de podré rellenar una hora de su programa. “Extraños muros invisibles en una consulta psicológica en Madrid”.

Una vez fuera de la consulta, di una larga calada al cigarrillo y comencé a bajar las escaleras.

Cuando James llega al final de las escaleras puede ver desde el interior como varios policias arrastran a varios chicos, a algunos los llevan tirando de los brazos, otros esposados caminando, es entonces cuando una chica encapuchada corre hacia ellos con un tablon de madera, pero un escudo de un policia la detiene con un fuerte empujon, la chica cae al suelo, en ese momento se escucha como alguein grita:

- Habeis visto, le ha golpeado y ella esta indefensa, malditos monos, iros a la mierda, cabrones.

Sin duda no era buen momento para salir, parecia que el ambiente seguia algo caldeado

Era una estupidez salir fuera, así que me senté en las escaleras fumando un cigarrillo tras otro hasta que la manifestación quedara disuelta.

¿Que es lo que había pasado antes? ¿Qué demonios ha sido eso?

Por mucho que le hubiera soltado a la psicóloga que llamara a Iker Jiménez, yo no creía en esas cosas. Podrán ser cualquier cosa, pero no fantasmas ni manifestaciones psicológicas. Fue entonces cuando recordé algo de los tiempos del seminario. Aquellos extraños expedientes sobre exorcismos.

Por un instante me olvidé de la manifestación de ahí fuera. La cabeza me empezó a dar vueltas y me llevé la mano al pecho.

Incluso yo había sido bastante escéptico al respecto, pero... ¿Y si me estaba equivocando?

El movil de James comienza a vibrar energicamente, se trata de su superior que estaba llamandole, meintras fuera podia ver como la policia casi abia disuelto la manifestacion, ya quedaban mas policias y periodistas que manifestantes, lo cual era todo un alivio. 

Desde donde esta puede ver como la calle ha sido todo un desastre, contenedores quemados, paradas de autobus y señales destrozadas, incluso algunos trozos de acera habian sido arrancados para ser lanzados

El teléfono me hace volver en mí. Es Montoya. Me pongo de mala leche y aprieto el móvil. Miro a la calle y veo que la manifestación ya está disuelta. Me levanto de las escaleras y salgo a la calle. Termino el cigarrillo y lo tiro al suelo. Tras pisarlo, descuelgo el teléfono.

-Dígame.-digo en un tono frío y cortante.