Partida Rol por web

Escapar de un planeta desértico mientras un señor del crimen Hutt os persigue no está siendo nada sencillo. En la huida del palacio de Teemo, el droide de Mathus fue destruido, y no os cogieron por muy poco. Después de salir corriendo de los esbirros del Hutt, bajo el incesante sol de Tatooine, habéis llegado a Mos Shuuta. Si no hubiera sido por Sasha, la exploradora, seguramente los gamorreanos de Teemo os habrían encontrado en medio de las dunas. 

Pero están cerca, muy cerca. Van detrás vuestra. La exploradora os ha llevado hasta la cantina del espaciopuerto sin dejar de mirar por encima del hombro. Podrían caer sobre vosotros en cualquier momento.

Todo se ha desencadenado muy rápido porque habéis escuchado que una nave idónea para la huida atracó no hace mucho en uno de los muelles de amarre; se trata del carguero Colmillo de Krayt, capitaneado por un esclavista trandoshano llamado Trex. 

Bajáis un corto tramo de escalones y os adentráis en el penumbroso interior de la cantina. El aire fresco del establecimiento alivia la fatiga causada por el calor abrasador del planeta. El camarero deja lo que está haciendo y os observa detenidamente. Al fondo veis un escenario sobre el que danza una twi'lek al son del hilo musical. Hay varios reservados alineados en las paredes del local, y la zona central de la cantina está repleta de mesas y sillas dispersas. Varios de los clientes se giran de sus asientos para miraros, aunque a estas horas no hay demasiada gente en la cantina. Salvo cerca del escenario, está prácticamente vacía. Las únicas salidas que veis, aparte de la entrada, son lo que parece un cubículo de almacenaje en una esquina y la salida del escenario, que se abre justo detrás de la bailarina. Sobre vuestras cabezas hay un entramado de travesaños gruesos y pesados que sustentan el techo abovedado del establecimiento.

Sólo tenéis unos momentos de ventaja antes de que lleguen los matones de Teemo. ¿Que hacéis?

Aquella huída está complicándose por momentos. En su experiencia, Oskara sabe que necesitan detenerse un momento para replantearse las cosas y mirar mejor sus opciones, pero aquellos estúpidos porcínidos hiperdopados no les están dando mucha tregua.

[color=#008000]Sasha querida... vaya sitio al que nos has traído... [/color] -dice con su cinismo habitual- [color=#008000]Esto es una ratonera pero... está llena de coberturas. A no ser que tengáis un plan mejor, propongo repartimos por el local. Podremos abatir a esos estúpidos a distancia nada más se les ocurra poner un pie en la cantina.  [/color]

La twi'lek lanza una mirada al camarero local y añade: [color=#008000]Yo que tú me metería detrás de la barra. Me temo que Teemo está muy enfadado contigo. [/color] -aquello era "casi" cierto. El Hutt estaba enfadado con ellos, pero al refugiarse en su local, ahora el enfado se ampliaría... no por mucho tiempo si podían acabar con esas bestias, claro.

Mientras, empuña su carabina bláster y se dispone a cubrirse en el primer reservado libre de la parte izquierda. Ignorando las reacciones del resto de clientes indica tres lugares más a sus compañeros: el reservado de la derecha al lado del escenario (un lugar en el que llama más la atención la bailarina que cualquier otra cosa), el centro del local (lleno de mesas y sillas donde cubrirse) y el tercer reservado de la derecha -ideal para sorprender a los gamorreanos por la espalda si llegan a entrar tanto.

[color=#008000]Recordad... Huelen muy mal, no dejéis que os toquen. [/color]-añade como última recomendación.

Con el conocimiento que tiene de sus compañeros intenta sugerirles qué posición es mejor...

La huida no había resultado nada fácil, pero la marcha a través de las ardientes dunas había hecho mella en los ánimos de todos. Mathus afrontaba además otro lance que no le ayudaba en absoluto; la pérdida de 41-VEX, uno de los droides de Teemo, reprogramado por el técnico, y sin cuyo sacrificio tal vez ellos no habrían logrado escapar del palacio del hutt. Para Mathus, los droides habían sido prácticamente su familia y sentía muy profundo el dolor por su pérdida.

El frescor de la cantina era un regalo después de todo lo vivido, pero sabía que aún no estaban a salvo ni por asomo. Algo le decía que mientras permanecieran en Tatooine, las garras de Teemo y sus lacayos podrían agarrarlos en cualquier momento. Y para ello, primero tendrían que deshacerse de los gamorreanos que les pisaban los talones. ¿Tanto era pedir unos minutos de descanso?

Apenas conocía a Oskara, la twi'lek, pero la forma que había propuesto para resolver el problema que tenían encima distaba mucho de sus gustos y habilidades. Buscó con la mirada a Sasha, con quién había congeniado más en este tiempo.

¿Es necesario? - dijo sin mucho convencimiento tratando de mantener la calma - Quiero decir, ¿podemos hacerles frente? Estamos cansados,yo al menos, y no quiero acabar siendo comida de Dewback.

Las aptitudes del mecánico para el combate distaban bastante de ser deseables, aún así sacó su bláster de bolsillo con las manos temblando por la tensión y los nervios. Si en lugar de un arma estuviera empuñando un juego de herramientas, este temblor desaparecería.

Mientras se dirige con paso lento a la dirección indicada por Oskara, busca con la mirada algún tipo de mecanismo o similar que pudiera manipular para darles algún tipo de vía de escape o ventaja.

Tras entrar en la cantina, agradeciendo su frescor tras derretirme en el desierto, contemplo resignado la prematura reacción de Oskara. Intento reaccionar pronto para avanzar me acuerdo los acontecimientos. - Shasha, Mathus creo que lo mejor será intentar evitar el enfrentamiento. Escondéos. Un buen lugar será entre las vigas del techo. Además proporciona cobertura en caso de que la cosa se complique. Otro buen lugar es tras el escenario. Con suerte ahí habrán disfraces que nos puedan servir luego y si os agachais os proporcionará buena cobertura. Pensad que es probable que la única salida de escape será la puerta de servicios, que suelen tener este tipo de establecimientos cerca de las cocinas, por donde entran los víveres, mercancias y sacan la basura. Yo iré hacia la barra y os cubriré si hay que salir por patas- se lo digo en voz baja para que solo mis compañeros me oigan. Luego, dirigiendo me hacía la barra, mientras saco la pistola blaster, hablo en voz alta, con todo el aplomo y seguridad que tengo, a los clientes: - Señores, lo que ha querido decir mi hermosa compañera es que van a venir unos tipos grandes, feos, apestosos, malos y maleducados preguntando por nosotros. Son gente poco decente, no como ustedes, me entienden? Nosotros no queremos cuentas con ellos así que será mejor evitarlos. Si nos encuentran se va a liar parda. Con suerte tenemos con nosotros con la temeraria e irascible twi'lek, campeona interplanetaria de tiro durante dos años. Por desgracia el resto no tenemos tanta punteria. Lo mejor, y más sensato, es convencerles, si preguntan, que nos hemos ido rápidamente con un gamoano y sus dos guardaespaldas. Que lo único que han oído es que hemos hablado acerca de un rápido transporte terrestre hacia Mos Espa. Tengan en cuenta, señorías, que seria muy mala idea estar en medio de un fuego cruzado. Y espero que nadie se vaya de la lengua o nuestra querida pistolera no tendrá más remedio que demostrar porque ha ganado esos campeonatos. Por otro lado considérense invitados al una ronda si esos matones se van convencidos. Por lo tanto sientense, MUY TRANQUILOS, y sigan con lo que estaban haciendo'. Tras cruzar la barra le digo al camarero guiñandole un ojo con simpatía: - Dónde está la puerta de servicio que da acceso la calle? Esta abierta? Y ya puestos, pone un licor que me refresque el gaznate, estoy seco- observó el mostrador y busco un buen lugar para esconderme y que me proporcione cobertura. También busco el arma que suelen tener los camareros tras la barra en este tipo de establecimientos. Si la encuentro la cojo. No quito el ojo del camarero. No me fio de él, puesto que nuestra relación no ha comenzado de la mejor manera. Aún así le sonrió. Mientras esperamos me relajo. Es extraño. Tengo la adrenalina a tope y la tensión no para de aumentar con la espera. Aún así me encuentro bien. En cierta manera tranquilo y excitado al mismo tiempo. Me gusta esa sensación. Creo que me estoy volviendo adicto al ella con tantas aventuras y desventuras que he vivido. Inconsciente?, temerario? Insensato? Por supuesto! Si no la vida es sumamente aburrida.

La muchacha estaba tan fatigada como el resto, pero si habían llegado allí era porque no había sitio mejor. El enfrentamiento era seguro. No había forma de eludirlo, y escondernos sólo hará que nos separemos y juntos somos más fuertes. Descolgó el fusil que portaba y comprobó su escasa munición. Sólo lo había usado para cazar. Para poder meterse algo en la boca. En esta ocasión sería para cazar cerdos. Al final de cuentas era lo mismo.

El reproche de la twi’lek se lo tenía que tomar como un cumplido. Sabiendo el carácter de esta gente, no le extrañaba. Seguro que le gusta y todo. Pensaba para sus adentros. Posó una mano sobre la temblorosa estrermidad de del técnico, y con un guiño del ojo, le otorgó toda la confianza que podía darle en aquellos instantes. La sonrisa que acompañó al gesto encubría tanto sus nervios como su fatiga, pero esperaba que infundiera valor al atermorizado compañero.

Siempre había pensado que Pash era un bocazas, pero ahora ya no lo pensaba. Tenía pruebas. Cuando empezó a hablarle al de la barra le dio tal empujón que lo meneó entero. Si no era sufuciente aquello, pisó con delicadeza su pie derecho y con toda la mala folla que una mujer puede tener a un hombre que habla de más, estrujó el miembro hasta que sus palabras se ahogaron en un suspiro. No dudaría en hacer que la culata de su arma le hiciera perder el hambre por un golpe en la barriga si era necesario. En estos instantes pensaba que su primer proyectil entraría en la cabeza de semejante inconsciente y le haría estallar los sesos como una sandía madura, pero se abstendría ... Igual será el último. La mirada de la chica ya era bastante para acallar a mucha gente, pero entre el dolor, la mirada y el gesto, esperaba que lo entendiera y dejase de ligar con la camarera.

Sasha era una superviviente, y aquel lugar no sería su tumba. Lo conocía lo justo y no había muchas opciones de escapar. Tenían unos ventanucos en la parte posterior, pero jamás había pensado que tendría que salir por uno de ellos. Por allí controlaban el generador del exterior. El que ronroneaba en la parte trasera. Por allí tendrían que salir. Era una forma, y además tenía un plan alternativo.

No hincaré la rodilla en el suelo y no será esta taberna mi tumba.

Si conozco el sitio, igual lo de la salida posterio era una opción. Si no, mi idea es dejar que entren y entonces empezar a gritar FUEGO FUEGO y entre el barullo tirotear a los cabrones que nos siguen.

La twi´lek empieza tomando la iniciativa de la situación, como suele ser costumbre en ella. Recuerda el estilo de combate de los gamorreanos e imparte algunas órdenes tácticas a sus compañeros.

Después, buscas una buena posición en el reservado.

Mathus, visiblemente incómodo manejando su blaster de bolsillo, mira nervioso alrededor. Lo único que le llama la atención es la puerta del almacén, tras la barra. Incluso desde la distancia, reconoce la cerradura magnética de seguridad. No sería muy difícil abrirla... y puede ser un buen escondite desde el que disparar o incluso una vía de salida.

El único obstáculo era el camarero. Pero primero Oskara, y luego Pash, le han dejado intimidado y prácticamente agachado detrás de la barra, sin mucho interés en intervenir en aquello. 

Pash entra en escena haciendo lo que mejor sabe. Salir de un lío metiéndose en otro.

Lo cierto es que su verborrea ha dejado clavado al camarero, quien ha negado con la cabeza cuando el piloto ha preguntado por una posible puerta de atrás. Malas noticias.

Un rápido vistazo de Pash le basta para asegurarse de que no hay ningún arma tras la barra. Extraño. Eso quiere decir que este local debe de estar amenazado por los chicos de Teemo. Lo que si hay es una buena posición con cobertura con vistas hacia la entrada. La que es, por lo visto, también la salida.

Sasha abre los ojos como platos cuando Pash monta su escena. Intenta frenarle, pero se da cuenta de que el contrabandista no es solo un bocazas. Es un bocazas profesional. Parece que ni las miradas ni los empujones le desalientan.

La exploradora le lanza una mirada inyectada en sangre y después mira hacia el fondo de la cantina.

Los ventanucos son estrechos, y resistentes. A prueba de la atmósfera de Tatooine. Pero no tanto como para resistir un disparo de rifle. Podría ser una vía de escape. Ella podría salir por uno de esos ventanucos con dificultad, era ágil y delgada. Pero miro al resto de sus compañeros y no pudo decir lo mismo. 

¿Qué es eso? ¿Una cerradura? ¡Sí, lo es!

Disculpe - dice al camarero mientras salta por encima de la barra en dirección a la cerradura magnética que encuentra en la puerta del almacén - sólo será un momento.  

Cierto es que podría amablemente pedirle al camarero que le abriera la puerta directamente, pero no se le veía demasiado interesado en implicarse con su reducido grupo y plantarle cara al hutt y sus esbirros.

Volviendo a guardar su bláster momentáneamente, echa mano a su juego de herramientas, no demasiado ordenadas todo sea dicho, y comienza a trastear con el mecanismo. A primera vista no debería darle muchos problemas de cabeza, pero con las manos sudadas y los nervios de la tensión aún circulándole por las extremidades... ¡Mierda! ¡No consigo abrirla!

Maldiciendo a su torpeza, y sin saber el tiempo restante del que dispone, decide que tal vez va siendo hora de buscar cobertura tras la barra y volver a ampararse en sus prácticamente nulas capacidades de disparo.

Mientras busco el mejor lugar para cubrirme tras la barra pienso en como ha intentado Shasha hacerme callar. Que pretende esta niña? Primero nos mete en una ratonera y ahora espera que el camarero y los clientes estén calladitos y quietecitos mientras Oskara lanza amenazas y adviete, en voz alta, q aquí se va a liar parda y nosotros nos escondemos por la cantina, como si fuese nuestra. Cuando vengan los guarros seguro que cree que lanzando el grito de acoplamiento de un rankor macho en celo, desde algún lugar oculto de la posada, se vayan corriendo como almas que lleva el diablo. Será muy buena ahí fuera, en la selva, pero aquí me da que es un inocente pajarillo. Tengo que hablar luego con ella.
Tras encontrar la cobertura más adecuada, tras la barra, no puedo evitar ver una lata de buena cerveza andoriana. -Por Dios! Que hace esto aquí!? Ven con papá cariño- digo en voz baja para mi mismo. Tras abrirla tomo un buen trago de su delicioso néctar, sin quitar un ojo de ese acojonado camarero que aún no me ha servido, aliviando un poco la sed que tengo.
- Sí, cuando vengan los gamorreanos, sigues temblando tanto tu actuación no va a ser muy convincente y se puede liar. No queremos eso, verdad? Anda, deja de limpiar esa copa, que ya debe de ser la más limpia del sistema planetario, y utilízala para servirte a ti mismo lo que te he pedido... o algo más fuerte para que te temple los ánimos. Tranquilo, enderézate y respira hondo. Ya verás como todo sale bien. No sabes la cantidad de veces que me he encontrado en situaciones como esta y siempre se han acabado largando. Por cierto, como te llamas?- le digo sonriendo y con seguridad con la intención de que se calme.
Mientras veo el infructuoso intento de Mathus de abrir la puerta y como corre a esconderse cerca. Meneo la cabeza con resignación Este Mathus está un poco perdido, se nota que esta vida no está hecha para él.
- Mathus!, ven aquí y quédate con mi sitio, aquí estarás bien, tendrás cobertura y podrás disparar un poco más tranquilo- le digo en voz baja y haciéndole gestos para que venga agachado mientras me levanto para cambiarle el puesto y buscar una nueva cobertura

Busco tras la barra, donde apostarme y poder dispara con toda ella como protección y cobertura. Además si quieren llegar al C&C tendrá que superarla y eso me daría una ventaja real.

Cuando entren disparos bien apuntados. A ver si les esparramo los sesos por el suelo.

Oskara tiene que reprimir el deseo de pegarle un tiro a Pash cuando empieza con su retahíla habitual. Ni siquiera Sasha es capaz de hacerle callar. Están perdiendo el tiempo y los tipos malos van a cruzar la puerta de un momento a otro.

Para más frustración de la twi'lek, sus compañeros deciden en último término, hacer caso omiso a sus indicaciones, por lo que termina por resoplar y negar con la cabeza de forma furibunda para centrarse..

[color=#008000]Me encanta cómo me hacéis caso...[/color] -exclama con fastidio/sarcasmo mientras, al menos ella, sigue con su plan original. Le parecía muy bien que cada cual viera su modo de salir de allí, pero para ella todo era simple. Tomar una buena posición, prepararse lo mejor posible y empezar a abatir porcinoides.

Una vez que se hizo "una" con la pared del reservado vacío apuntó su carabina hacia la puerta.

[color=#008000]Vamos cerditos... asomad vuestra fea cara para que pueda daros lo que os merecéis... [/color]-añade en voz baja para sus adentros.

Oskara se desespera mientras ve como sus compañeros hacen poco caso de sus consejos. Pero no es la primera vez que se encuentra en una situación desfavorable e intenta mantener la sangre fría desde la buena posición en la que se ha colocado.

Mathus, incomprensiblemente dada su habilidad técnica, no consigue hacerse con la cerradura. Los nervios de la situación bajo estrés y la reciente pérdida de su droide sin duda le han pasado factura. Pero al menos,  poder distraerse con algo relacionado con su trabajo, le ayuda para relajarse y mantener la calma.

Sasha busca cobertura tras la barra, junto a Pash, mientras algo ocurre en la zona de la entrada.

La gente cercana a la entrada calla de repente. Se oyen gruñidos, pasos y ruidos desde fuera. Alguien está a punto de entrar...

El camarero asiente nervioso, pero parece que entra en calma.

Mira nervioso hacia la entrada. Ha oído también los pasos y gruñidos. Después vuelve a mirar a Pash

- Si os libráis de ellos...  puede que os pueda ayudar. Me llamo Bren

Coge una botella de licor de la barra y se agacha detrás 

Por el amor de... que hace esta aquí!? Está loca? Que no ve que no sólo nos vamos a estorbar sino que también vamos a ser un blanco más fácil al estar tan juntos!?? De Mathus me lo espero, pues está más perdido que un santo en una casa de putas, pero ella sabe de que va esto!!. Mi cara de sorpresa debe de ser antológica. Encima ya llegan esos bastardos. Pero que hace ese insensato!!?? Se ha escondido!!
- Bren, levanta! Pon cara de póquer, aburrido, y actúa como siempre. Recuerda lo del gamoano y Mos Espa. Confío en ti!- le digo rápidamente en voz baja intentando q mi la confianza q le transmito sea inversamente proporcional a la q siento con él. Como todos los clientes sean tan espabilados como nuestro querido camarero van a haber más fuegos artificiales que en la fiesta mayor.
Ya sin atreverme a hablar más le indico al técnico, si la exploradora no se ha metido en medio impidiéndome verle, mediante gestos que me imite. Me pongo estirado en el suelo y bien pegado a la barra, con el brazo del arma libre y apoyándome en el otro. Levanto tb una rodilla, pegándola a la barra, mientras la otra pierna está estirada en el suelo. De esta forma consigo tres objetivos: el primero conseguir aprovechar nuestro escondite al máximo, reduciendo silueta, y obligando a quien nos quiera ver a asomar su careto por encima de la barra, con las sangrientas consecuencias que conllevaría esa acción; el segundo una postura q nos permita incorporarnos con rapidez y al mismo tiempo cómoda. Es importante ese aspecto puesto que no sabemos cuánto tiempo vamos a estar sin podernos mover. Una mala postura puede delatarte, hacerte sufrir como un condenado, impedir moverte rápidamente, incluso dormirte algún miembro, o, lo que es peor impedir que consigas el tercer objetivo; tener el brazo del arma libre junto a un amplio campo de visión y la posibilidad, como yo la tengo, de echar un último trago a esa cerveza tan buena. Con cuidado de no hacer ruido disfruto como un condenado de ese trago. Joder, q delicia!. Mientras divago enseñando telepáticamente a Mathus lo que tiene que hacer no dejo de estar atento a lo que sucede al otro lado de la barra y a los compañeros.