Partida Rol por web

Tras descender del deslizador que os transportó hasta allí* pisásteis el suburbio del sector. Había una mezcolanza entre tecnología y ruina bastante solapada. La suciedad y la mendicidad podía verse en callejones y en las propias vías, y parecía bastante común en el lugar (había gran contraste con las zonas ricas de rascacielos). Era mediodía en el planeta y llegando a la dirección del Rodiano Fugaz pudísteis ver que aquella tasca era un lujoso edificio de tres pisos de color blanco y metalizado, con varias columnas decoradas y bastante adornado en su parte exterior con carteles luminosos.

Gibbon emitió un silbido, como dejándose maravillar por aquello (seguramente fuera sarcasmo), y comenzó a grabar en su mente aquella calle: posibles encuentros imperiales, aspecto de las gentes, aspecto de los edificios, etc. Habría que tener cuidado: quizá Jnuth tuviera que blandir el láser si alguno de vosotros enseñaba "la cartera" más de la cuenta. Realmente parecía un sitio peligroso.

El sitio de mis sueños. Digo con sarcasmo.

Digo mirando de lado a lado, y  haciendoles señales a los demás que no se hagan los tontos en estas calles, viendo si hay algo que realmente me llame la atención....

El que se hace el debil pierde.

En cuanto el aerosdelizador se detiene y su conductor nos espeta que son diez créditos, de forma disimula rebusco en mis bolsillos y le abono la cantidad. En cuanto lo he hecho y mis compaños me lo permiten, me apeo del vehículo. Observo a mi alrededor, para contemplar una típica estampa de una gran ciudad.

Una magnífica entrada y un suburbio ruinoso -pienso mientras observo a mi alrededor e intento esquivar la basura que hay en el suelo.

-Bien caballeros, en marcha, nos espera lo que presumo que será una ardua negociación. Sean cuidadosos y no bajen la guardia, estamos en terreno desconocido y en una zona cuyo aspecto me hace desconfiar de lo que podamos encontrar por aquí.

Espero a que Kyle pague el taxi, estaba seguro de que lo haría a fín de cuentas es un Senador ¿no? Si alguien tiene dinero aquí es el.

Bajo del taxi y me encuentro como si estuviera en el paraiso. Un lugar de los míos, un sitio con bares, muy poco vistoso, una urbe con sus zonas pobres y sus zonas ricas. -Maravilloso...- parece sarcasmo pero para mí no lo es, me gusta el lugar.

-¿Entramos? Estoy sediento- miro a todos lados por si alguien nos está observando. Si es así permanezco en silencio y cuando tenga el momento se lo comunico a mis compañeros de forma disimulada.

-Bien, ya estamos aquí, ¿cómo procedemos?, ¿entramos de uno en uno o entramos todos en tropel? -pregunto mirando a mis compañeros de uno en uno.

Mientras tanto doy un vistazo al edificio y a los alrededores, así como a la gente que pueda haber en la zona, procurando ser discreto, no conviene llamar la atención con una pelea porque alguien se ha molestado al ser observado

-Bonito edificio, para estar en un lugar así, llamativo, rodeado de....suciedad. Lo normal en una zona como esta y cuando intentas mostrar que tienes dinero en los bajos fondos....creo, ¿no es así caballeros?

Entre ya senador... -dijo en bajo Gibbon preocupado-. Me molestan más las posibles miradas que haya fuera que cómo pueda ser nuestra impresión ahí dentro. No piense tanto, por favor, todo seguirá su curso -ningún ápice de broma tenían ya las palabras del espía de la Alianza-. De esta forma entrásteis de uno en uno, discretamente, en el Rodiano Fugaz.

Tras adentraros en el edificio, accedísteis a la planta baja. En el interior la luz era tenue, las paredes estaban pintadas de color verde claro y ninguna de ellas poseía ángulos rectos (estaba diseñado como una sala circular para sorprender a los nuevos clientes). El suelo, negro y pulcro, era muy brillante, y se notaba la ausencia de gente pese a la hora del día. Tras la barra podía verse una pared llena de botellas y cápsulas de todos los tamaños, formas y colores. El cantinero era, efectivamente, un rodiano verdoso oscuro de alrededor de unos cincuenta años, alto y gordo, y llevaba puesta una túnica de color púrpura. Junto a él, también tras la barra había una jovecísima humanoide (una adolescente) de pelo oscuro y con una figura muy delicada, la cual llevaba puesto un vestido amarillo y tenía el pelo recogido.

A vuestro alrededor había en torno a unas diez mesas, de dos a seis asientos, de las cuáles sólo algnas había ocupadas. Podíais ver a una pareja de wookies charlando entre sí; también dos humanos hablando en otra mesa y justo en los asientos centrales, disfrutando de una bebida, un grupo de seis individuos de diferentes razas alienígenas, vestidos de azul. Algunos de ellos tenían visibles sus blasters junto a su pierna, bota o cintura.

El tabernero rodiano, mientras echábais un vistazo al interior, se os quedó mirando mientra secaba con una mano el vaso que sujetaba con la otra.

Rápidamente me fijo en el lugar y en todos los presentes. No puedo evitar fijarme en los seis individuos armados con blásters, ¿tal vez hombres de Secor Jagg?, tampoco habría que bajar la guardia con el resto, aquí todos podemos aparentar lo que no somos.

-Bien caballeros, en marcha, sean cuidadosos y abran bien los ojos

Me dirijo hacia la barra y al llegar sonrío al camarero

-Buenos días, quisiera una mancha solar, agitada, no removida, por favor....¿vosotros que queréis? -pregunto dirigiéndome hacia mis compañeros, en ese momento aprovecho para lanzar fugaces miradas hacia el lugar y los allí presentes, para ver si hacen algo, o veo algo que me ponga en alerta.

Cerveza. Digo sin titubear, tomaria algo mejor pero es mejor que no me emborrache, esto es importante... aunque...

Miro al rededor  de manera casual tratando de identificar sistemas de seguridad y preguntandome porque habia tan poca gente en este sitio, no era tan de mala muerte como creia..

El bar está prácticamente vacío pero es un lugar de los que me gustan, bastante sombrío, con muchas mesas y silencio. Aunque no vendría mal una banda como los Modal Nodes, ¡esos si que son buenos! Recuerdo aquella noche en Mos Eisley, aquellos si que eran buenos tiempos.

Al ver que mis acompañantes se piden algo de beber vuelvo a la realidad, "Malditos, se me han adelantado... ¿Cómo ha podido sucedes?" pienso mientras que farfullo palabras por lo bajo y me siento de un brinco en la barra.

-Un flamingero y que sea rapidito, antes de que estos malditos zorros estelares se pidan otra- digo en tono medio jocoso a la camarera.

Miro al resto de personas que componen el bar y no veo ninguna mesa de juego.

-¿Aquí no se juega? tengo unos cuantos créditos que puedo gastar- pregunto al dueño del antro. -¿Me aconseja algunos buenos jugadores?- estoy seguro de que Secor Jagg juega y si a parte de pasarmelo bien puedo empezar a meterme en su mundo, perfecto. -Estas manos hacen magia con las cartas- empiezo a mover mis 4 manos con rapidez como si quisiera demostrar algo.

Me rio cuando veo que este sujeto quiere apostar, lo curioso es que cuando le conoci estaba jugando... ahora estaba tan ebrio que no recuerdo si ganó o perdió.. en fín.

Pienso mientras sonrio

Sonrío a mis compañeros al escucharles

-Caballeros, no se me despisten, estamos aquí por algo....no bajen la guardia -susurro

El rodiano (fugaz) asintió ante la peticion del senador, pero luego se quedó un poco extrañado con lo que dijo Jnuth.

De eso no hay, casi todas las bebidas son sintéticas -dijo el tabernero-. Lo que si nos queda es algo de cerveza agárica neimoidiana. Muchos remilgados la desprecian, pero, ¡diantres! ¡está muy buena! Puedo servirte un Corte espacial helado, un Haask con hojas de Mol, un Jugo juri, Licor Garlish, Miel de Sparkbee...

Mientras dejó que le jedi se lo pensara un poco, asintió rápidamente al dug, y fue al primero al que sirvió el flameado, pues era lo que muchos clientes solían pedir y era lo que tenía más a mano.

No, aquí no se juega -le dijo a Magwa-. Somos un negocio limpio -recalcó- y no está bien visto jugar a los dados o a otra cosa, y menos a plena luz -se acercó entonces al dug encaramándose a la barra, y le habló en bajito con una sonrisa-: pero puedo decirte donde gastar tus créditos en menos que canta un gallo, ja... ja... jajajaja.

Luego se recompuso, y la humanoide se quedó observándoos con cierta sonrisa, atenta siempre a las conversaciones con los nuevos allegados al bar (que solían ser siempre viajeros de pasos con buenas historias que contar).

Bueno, ¿y qué les trae por aquí, señores? -preguntó el rodiano-. Aún esperaba que Jnuth le dijese qué iba a tomar.

Cerveza agárica neimoidiana entonces.... no soy  remilgado. Digo con pocos pelos en la lengua, pero no queria decir la contraseña  yo, porque seguro me reiria mucho antes de poderla lograr. Miro al anciano y senador, posible el tenga más tacto.

¡Marchando! -y comenzó a preparar el estanque y el tubo metálico para servir la cerveza directamente en un vaso-.

La mirada de Jnuth lo dice todo y sonrío

-Un poco de paciencia....-susurro

Doy un sorbo a mi bebida y sonrío de nuevo

-Mmmmm, ¡en su punto! -exclamo y sonrío

Observo el lugar y me fijo en las personas que allí se encuentran, rápidamente, sin detener la vista en ellos demasiado tiempo.

Tras este rápido vistazo, espero a que mis compañeros estén servidos y tomen un par de tragos.

Finalmente soy el primero en recibir su bebida. -Buen servicio, sí señor.- digo al barman mientras alzo mi bebida.

Empiezo a beberme la copa como si no hubiera un mañana, del tirón. Estoy acostumbrado al alcohol pero sé donde está mi límite por lo que no beberé más estando de misión. Al finalizarla doy con el vaso en la barra en señal de buen bebedor y de tenerlos cuadrados.

-¡Pues dígamelo! jajaja. Siempre es bueno conocer nuevos lugares ¿no?- digo dispuesto a conocer más de los bajos fondos del lugar. Seguro que los piratas frecuentan mucho esos lugares y eso creo nos llevaría a nuestro objetivo. Intento ser agradable con el rodiano, al fín y al cabo me ha servido bien rápido.

Me fijo en la chica, está bastante atenta a lo que hablamos... Sospechoso. No me la cuelan esas que van de mojigatas... ¿O quizá sea el alcohol?

La chica simplemente parece una camarera. El rodiano la tiene allí porque ahora mismo el resto de clientes está servido,  vosotros os habéis acercado a la barra, no a una mesa.

Pegásteis todos un par de tragos... Bueno, no todos. El rodiano se quedó estupefacto cuando vió que el dug bebía su bedida del tirón.

¡Caray! ¡Pareciera que fuera tu último flamígero, amigo! -esos rodianos solían siempre sobrepasarse un poco, hacerse los amigos de otros, aunque fueran simples clientes-. Siempre es bueno conocerlos, por supuesto. Y también siempre es bueno conocer a gente que viene y va, como vosotros, quizá -y os guiñó un ojo, lo cual os dió a entender que era un poco cotilla, un poco "avispado", vaya-.

¿Y usted no queire nada, señor? -Gibbon, entonces, negó con la cabeza mientras alzaba un poco la mano en señal negativa-.

Tomo un trago de mi bebida, lentamente bajo el vaso y sonrío al rodiano

-Hemos venido porque hay seis hombres bailando con maracas en la calle sur -le susurro al camarero

Sigo sonriendo mientras le miro esperando una respuesta