Partida Rol por web

El jedi comenzó a colocarse la armadura una vez que desvistió al soldado imperial. No podría creer que en en estos momentos de su dilatada vida tuviera que colocarse aquel traje de blanco en vez de aporrearlo con poderes de la Fuerza o cortarlo con el bastón... Marael mientras tanto, dejó de apretar teclas* sabiendo que nada más podía exprimir de los archivos secretos de la base. Tras el volcado de información necesaria para llevarlo a Rigesco** se colocó junto a Darius y Anzak, y todos estuvieron ya dispuestos para marchar. El soldado Clintman se colocó el bastón en su espalda. Portando tal arma reglamentaria la única excusa podría ser que sería llevada a alguien que la requiriera, puesto que un soldado no llevaba más que su bláster reglamentario.

Acabo de acomodar la armadura sobre mi cuerpo, aunque creo que el soldado y yo no tenemos la misma talla.

- Puagh, esto huele a heces de bantha resecas. Habrá que pensar nuestro próximo movimiento. De momento hemos sobrevivido, pero si un soldado ha sospechado, otros pueden hacer lo mismo. También sugiero esconder a ese pobre diablo, si lo ven pueden dar la alerta a la base y perderíamos el factor camuflaje.

Anzak miró a Darius al ver que había aniquilado al soldado de un solo disparo certero y mortal. Luego se encogió de hombros y susurró:

- Bueno, seguimos vivos, así que no va mal.

Luego se giró hacia Marael que le hablaba.

- Todo a su tiempo, pequeña, todo a su tiempo- le dijo un poco serio, cosa que distaba de su naturalmente carácter afable.

- Bien, vayamos a por los prisioneros, pero recordad que ésta no es nuestra misión principal. Os la recuerdo: obtener la lista negra de los imperiales y destruir ese lugar. La primera la tenemos. Ahora solo falta la segunda. De todas formas si podemos borrar la lista negra mejor que mejor. Mientras ayudaré a Clint a colocarse el traje.

Tras esto se acercó a Clint y le ayudó a ponerse el traje. Al terminar les miró y asintió, miró a Marael por si había hecho su trabajo y luego miró a los demás, en concreto a Darius.

- Tenemos que llegar a las celdas sin llamar la atención. Dejadme a mí hablar, no querremos estar atrapados en lo más profundo de la base. Mejor intentar pasar desapercibido.

- ¿Listos?- dijo mirando a cada uno de ellos.

- ¡Perfecto Drochi! ¡He encontrado a Morr! Por lo visto está encerrado en la Celda A del bloque de celdas en esta base imperial. Drochi ha guardado los planos de la base y la información de alto secreto.

-Eso es música para nuestros oídos señorita-

- Mientras decidís qué hacer con el soldado ¿alguien me puede explicar por qué no me dijísteis que Morr había sido hecho prisionero?

-No lo sabíamos. Ahora no tenemos tiempo para más-

- Yo voto por soltar al prisionero y borrar la lista de registros de rebeldes.-

Podría ser contraproducente. Si fuera la mejor opción, esas serían nuestras instrucciones- Pensó en voz alta. -Nos ceñiremos al plan en la medida de lo posible- Después, mirando a Marael añadió como única concesión:– Si podemos, sacaremos a Mor de este agujero-

Habrá que pensar nuestro próximo movimiento. De momento hemos sobrevivido, pero si un soldado ha sospechado, otros pueden hacer lo mismo. También sugiero esconder a ese pobre diablo, si lo ven pueden dar la alerta a la base y perderíamos el factor camuflaje.

-Yo proponía llevarlo como prisionero a las celdas, pero Anzak sabrá que excusa pondrá- Dijo arrastrando el cuerpo *

- Tenemos que llegar a las celdas sin llamar la atención. Dejadme a mí hablar, no querremos estar atrapados en lo más profundo de la base. Mejor intentar pasar desapercibido.

-Yo solo les disparo- Dijo encogiéndose de hombros como si fuera algo bueno. -Lo de calentarles la cabeza es cosa tuya y del viejo- Explicó.

- ¿Listos?-

-Listo- Respondió escuetamente, ahora en serio.

No ignoro la decisión expresa de no contarme cómo y por qué estan ayudandome pero el hecho es que lo están haciendo y por el momento me tendré que conformar aunque a mi pesar.

- Me extraña que ésta parte - y señalo la zona inferior del mapa del nivel superior - esté completamente aislada de todo el recinto excepto por ese acceso de la derecha. Pero sea lo que sea en cuanto rescatemos a Morr ya nos podremos ir - y lo recalco pues para mí intentar salvar a mi mentor no es negociable.

Tras un profundo suspiro me vuelvo a poner el casco militar y me cuelgo de nuevo a Drochi.

- ¡Estoy lista!

Anzak iría en la vanguardia, llevando la "voz cantante" del grupo. A su lado Darius sólo pensaría en disparar, Marael a su diestra y atrás iría Clint, evitando ser el primero en ser visto por alguien dado su poca afinidad con el traje de soldado imperial**. Sólo quedaba "cruzar-media-base-militar-secreta" y llegaríais a Morr Engart. La misión estaba realmente completada (que era obtener la lista de rebeldes fichados por el Imperio), a falta de llevarla a Rigesco; otra cosa era salvar al contacto en Tatooine Morr Engart (a lo cual el comandante Guinness estaría muy agradecido) y luego volar, de una u otra manera, la base por los aires. Si ello ocurriera, las páginas de la historia de la rebelión os dedicarían un poqueño párrafo en la campaña de esta zona del Borde Exterior en los anales de la historia galáctica...

El caso es que abrísteis la compuerta de la sala de computadores, y comenzásteis a avanzar en rombo (con la descripción previa) por los pasillos***.

Retomásties vuestros pasos zigzagueando un poco, y llegando casi hasta el elevador por el que descendísteis a esta planta. No obstante, en vez de tomarlo, avanzásteis hacia delante, hasta llegar a un codo de pasillo rematado con una sala (31).

Oíais jaleo y rumores por los conductos de la sala, que seguramente venían de algún sitio en concreto o de la planta superior. Para vuestra sorpresa, hasta el codo citado no encontrásteis a nadie (ni tan siquiera a algún droide roedor merodeando por allí); la base debía ser un lugar hipersecreto, pero también bastante confinado (y tal vez por ello no había excesivo movimiento). El caso es que tras pasar el codo avanzásteis de nuevo en rombo, dibujando vuestros pasos una "U" completa. Marael enseguida distinguió sobre sí una puerta con nivel elevado (puerta de sala 27). Sacó un instante a Drochi y éste le mostró en pantalla la clave maestra de la base, y la joven sólo tuvo que teclearla. La compuerta se abrió de izquierda a derecha , Marael guardó a Drochi y lo que vísteis los cuatro en el interior de la nueva sala fue un computador de grandes dimensiones, dos guardias (soldados imperiales) y un oficial imperial con rango de Teniente, que se encontraba observando el computador y tecleando algo en el. Supusísteis que aquella comitiva era el grupo "alcaide" de las celdas. La entrada a éstas estaba tras los tres tipos, a sus espaldas, en la pared del fondo de la reducida y cuadrangular sala.

Los tres tipos levantaron la vista y se os quedaron mirándoos.

Al abrir la puerta y encontrarse con los imperiales a Anzak se le hizo un nudo en la garganta y tragó saliva. Estaba acostumbrado a meterse en problemas y salir de ellos, pero nunca se había encontrado en una situación como esta. Haciendo acopio de valor y sin que se notara, entró en el recinto y se dirigió hacia el teniente.

- Teniente- saludo marciálmente al mando que allí se encontraba-. Tenemos órdenes de llevarnos al prisionero Morr Engart para un último interrogatorio antes de ser ejecutado.

Tras decir esto Anzak hizo una señal con la cabeza a sus compañeros para que se acercaran. El contrabandista quería ganar tiempo para que por lo menos sus compañeros se acercaran y tomaran posiciones cerca de los soldados.

En cuanto veo en la sala al grupo de soldados de asalto y escucho las palabras de Anzak me detengo para dejar que me adelanten Clint y Darius y mediocubrirme detrás de ellos.

- ¿Pero como lo hacen para caminar con semejante armazón? Y estas botas me aprietan... - farfullo mientras andamos por los pasillos - No nos hemos cruzado con nadie, creo que la Fuerza no nos es tan esquiva...

Acto seguido callo al ver a los soldados en la sala cuando cruzamos la puerta. Intento mantener la compostura mientras Anzak les suelta un cuento. Seguro que se lo creen, son muy pardillos estos cabezashuecas.

    El caza-recompensas desfiló por los pasillos con paso firme como había hecho hasta ahora. Tenían el factor sorpresa y si Anzak estaba inspirado, saldrían de allí sin realizar un disparo más.

-Vamos colega, confío en ti- Dijo para sus adentros.

No se sorprendió de encontrar un oficial en la antesala de las celdas. Clavó los tacones y respiró hondo.

Tras decir esto Anzak hizo una señal con la cabeza a sus compañeros para que se acercaran.

Darius avanzó en silencio acortando distancias, pero sin sobrepasar a los Imperiales para no precipitar ninguna reacción hostil.

El teniente escuchó atentamente las razones de Anzak, concisas y claras. Sus cejas se arquearon, miró su computador tras un brevísimo tecleo y habló.

No tenemos constancia de nuevos presos -aseguró mirando la pantalla, y luego a vosotros-. Lo comprobaré. Entonces se agachó un poco hacia el computador, concretamente hacia el altavoz mientras apretaba con su dedo un botón rojo. Bloque de prisión A, ¿me recibe? Aquí el Teniente Carrus, del bloque de prisión B. Solicito constancia de traslado de prisionero o nuevo prisionero. Cambio.

Parece que no se lo van a creer, y menos si no tenemos algún tipo de orden que lo justifique... Estos cabezas-huecas siempre con su burocracia...

Ante la petición de cabeza de Anzak, me voy acercando intentando no caer de bruces en el suelo por la armadura. El peso del bláster en mis manos me hace pensar que tal vez tenga que usarlo. Me quiero convencer que es por nuestro bien, para protegernos, pero usar armas no es algo que entrara en mis ideas cuando decidí ayudar a estos locos de la rebelión. Tal vez tendría que poner el arma en aturdir...

Disimuladamente, lo mejor que puedo, pongo el arma en aturdir.

La única opción para cubrir nuestro rastro es llegar al computador donde están trabajando esos tres imperiales así que cuando escucho que comprueban la información de Anzak y veo a Clint manipular su arma mi pulso se acelera y debo controlarme para no desmayarme o salir corriendo. Lo único que se me ocurre es confiar en mis compañeros e imitarlos. Así que también manipulo mi arma en modo aturdir y me preparo para disparar si fuera necesario.

El caza-recomensas se había detenido junto al oficial. Solo la manera en la que alternaba el peso de su cuerpo entre una pierna y otra delataba su nerviosismo. Aun así confiaba en que Anzak saliera al paso. Mantuvo la sangre fría hasta ver como se resolvía la situación.

Bloque de prisión A, ¿me recibe? Aquí el Teniente Carrus, del bloque de prisión B.

-¿Dos bloques de prisión distintos?- Levantó las cejas bajo el casco y exhaló despacio. Aquello aun podía complicarse mas.

Anzak se encogió de hombros y contestó al teniente.

- Como quiera, pero no van a tener constancia- dijo Anzak muy seguro de sí mismo.

- Esta orden viene de arriba directamente. Si me lo permite le enseño la orden y el código de acceso para ella- dijo mirando al teniente.

El contrabandista sabía que estaba jugando con fuego y que era posible, muy posible que no le creyera. Pero si lograban dejarle el terminal, quizás Marael pudiera hacer magia con Drochi. Y si no siempre quedaba Darius.

- Como quiera, pero no van a tener constancia- dijo Anzak muy seguro de sí mismo.

- Esta orden viene de arriba directamente. Si me lo permite le enseño la orden y el código de acceso para ella-

Bloque de prisión B, aquí el oficial Polonitz -respondió una voz por el comunicador-. No hay constancia de traslado de prisioneros ni nuevo prisionero. Cambio, ¿algún problema?

No, bloque A. Parece una confusión... -y entonces dejó de apretar el botón-. Quieto ahí, soldado. Tienen sus armas reglamentarias... y está prohibido disparar en la base, con la única excepción de hacerlo en los bloques-prisión. Además... no puedes tener órdenes "de arriba". Yo soy quien dirige la gestión de los prisioneros en ambos bloques...

El tipo entonces se agachó tras el computador rápidamente. Una vez abajo gritó a sus soldados...

¡¡DISPARAAAAD!!!

No hay constancia de traslado de prisioneros ni nuevo prisionero. Cambio, ¿algún problema?

No, bloque A. Parece una confusión...

Darius empezaba a sonreír con la ilusión de que lograrían engañar al oficial cuando este se parapetó tras el computador y ordenó disparar a sus hombres.

El caza recompensas reaccionó de inmediato tomando cobertura al otro lado del computador.

-¿¡Pero no estaba prohibido disparar en la base?!-Protestó volviendo la cabeza hacia el contrabandista.

-Teniente Carrus…Comete un error. Puedo explicárselo - Dijo con voz inocente. Entonces se puso en pie de nuevo y desató la furia de una supernova con su blaster.

Anzak saltó a un lado rápidamente disparando su arma en el mismo instante en el que el teniente daba la orden de disparar.

- ¡¡El de arriba soy yo, estúpido!!- dijo descerrajando un disparo a uno de los soldados de asalto.

- ¿Qué ocurre? Con este armatoste en la cabeza casi no oigo nada. Se lo han creído o...

Cuando veo al oficial ocultarse de manera cobarde detrás del mamparo del computador, entiendo que nuestra tapadera ha dejado de servir y que se ha desatado el infierno en la sala.

Levanto el arma y encañono al soldado que tengo más cerca.

- Espero que seas un soldado... ¡vamos todos iguales y ya no distingo quién es quién!

En cuanto escucho la órden del oficial imperial soy consciente que el parlamento se ha acabado. Pero la reacción de mis compañeros es tan rápida que al abrir fuego se me escapa un grito de sorpresa y me agacho inconscientemente buscando parapetarme en la primera cobertura que encuentre.