Partida Rol por web

Os encontráis en el Viejo Agudo, una fragata pirata propiedad de Ander Gurr, un soldado imperial desertor muchos años atrás. Sois parte de su tripulación, la cual os dedicáis a asaltar cargueros en las rutas comerciales de menor tránsito o a hacer negocios impropios y desleales allá donde se pueda. Viajando por el Borde exterior, Ander Gurr ha dado con un buen negocio: un cargamento de armas bastante suculento. Vuestro jefe os ha propuesto para llevar a cabo el cierre del negocio en Landa, en el sistema Hirador.

* * *

Karl Schnaffer, un tipo al que le faltaba un ojo pero disparaba como el mejor, entró en vuestros habitáculos. El tipo no solía llamar nunca a las puertas. Os informó que Ander Gurr os esperaba en el puente de mando. Aquello podía significar dos cosas: o tener un día de suerte o tener que tragar saliva durante un buen rato. El caso es que accedísteis minutos después a su presencia. Allí estaba: su porte airado y altivo le hacían un pirata como pocos: nada impulsivo, sino frío y calculador. Con razón el "Viejo Agudo" era la gran fragata que era: temida y vacilante.

¡Luthar! ¡Jiboro! ¡Subid aquí! -os gritó nada más aparecer vosotros en el puesto de mando-. Pareció no miraros mientras llamaba, estaba sumido en la pantalla de uno de los computadores del puente de mando, observando algo. Tengo algo para vosotros... un jugoso encargo. Veamos, hay un cargamento no muy lejos de aquí -estábais orbitando un sistema desconocido para vosotros-, compuesto por nada más y nada menos que 250 blásters, 50 blásters pesados, 100 rifles blásters, 50 carabinas blásters, 25 granadas,15 detonadores térmicos y 10 blásters medios de repetición. ¡Una puñetera maravilla! Si nos hacemos con él podríamos venderlo y sacar una fortuna, e incluso lo necesitamos para nuestras refriegas... Claro que, no podemos robarlo así como así y tampoco se encuentra en cargueros espaciales en movimiento: está en el planeta Landa, en este mismo sisteman en el que estamos -Ander giró la pantalla y se veía el mapa estelar del sistema llamado "Hirador". El planeta "Landa" aparecía como el quinto y único planeta habitable del mismo-.

Tomad -entonces vuestro jefe extendió una microtarjeta bancaria de pago con créditos estándar-. Ahí dentro hay 370.000 créditos. Es lo que vale ese cargamento. Tan sólo sé que se encuentra en Landa, en algún lugar de su capital, Cirisha. Y no sólo eso, también he oído que lo tiene alguno de los jefes criminales del planeta. La situación es algo convulsa, y el rumor de ese gran cargamento... confusa.

Vuestra misión es ir a la ciudad de Cirisha, buscar al jefe criminal que posea el cargamento y hablar en mi nombre, haciéndole la oferta de la microtarjeta bancaria. Si lo conseguís, un beneficio de 5000 créditos será todo vuestro. Todo limpio.

Luego se levantó y caminó por el puente de mando.

La situación crimianl en Landa es confusa, según he sabido. Las luchas entre mafias han aumentado desde no hace mucho, y no conviene aterrizar allí y poner en peligro esta fragata. Luthar, Jiboro, habéis de ir con vuestro carguero y traer ese maldito tesoro. ¿¡Entendido!?

Jiboro se entretenía limpiando su bláster cuando Karl entró en el habitáculo. Ander Gurr requería su presencia y la de Luthar, y no convenía hacerle esperar. El rodiano tomó su chaqueta y comenzó a ponérsela mientras ya iba andando por los pasillos.

Ander se expresaba con claridad y sin rodeos, con una voz tan serena y fuerte que a veces costaba interpretar su estado de ánimo. Se puso a hacer un desglose de todo el material que había que comprar y Jiboro perdió la cuenta. No obstante, lo que no se le escapó fue la recompensa que les esperaba si hacían bien el trabajo. 5000 créditos para cada uno. Una buena cantidad.

Jiboro dejó que fuera Luthar el que tomara la tarjeta con el dinero para la compra, y se puso a meditar la situación. El panorama confuso en Landa era peligroso, pero al mismo tiempo el caos podría ser bueno para infiltrarse y pasar más desapercibidos con respecto a las autoridades. El rodiano lanzó una mirada cómplice a su compañero, dejando claro que él estaba dispuesto a aceptar aquella misión.

Mientras dormitaba y holgazaneaba en mi camarote, se abrió la puerta y vi a Karl acompañado de Jiboro, Ander Gurr había requerido que asistiéramos al puente de mando, lo que posiblemente implicaría una misión nueva, ya estaba cansado de la vida rutinaria a bordo de la fragata.
Rápidamente nos dio las instrucciones sobre el objetivo de nuestra misión, la verdad que no había muchos datos, solo lo que debíamos obtener y en que planeta estaba. Los cargamentos de armas siempre eran mercancías “peligrosas”, seguramente si había llegado hasta Ander la información de esas armas posiblemente también hubiera llegado a otros oídos, así que tendríamos competencia por hacernos con él. La situación del planeta Landa nos permitiría no destacar mucho en principio, pero tampoco habría que confiarse mucho.
A decir la verdad, la misión no me hacia ninguna gracia, no me olía bien y tenía el presentimiento de que sería complicado, pero bueno confiaba que saliéramos bien parados de ella. Tenía una deuda con Ander y por ello no podía permitir el lujo de rechazarla. A demás de que a Jiboro ya se le notaba el brillo en los ojos al oír el pago por nuestra misión, sería difícil convencerle de que no fuéramos
Coji la tarjeta con los créditos para el pago de la mercancía y mientras la guardaba – ¿algo más señor?- dirigiéndome a Ander -¿Cuáles son las coordenadas del punto de encuentro una vez tengamos el cargamento?-
 

¿algo más señor?-

Claro -respondió con una sonrisilla de humor vuestro jefe-: no intentéis escaparos con esos 370.000 créditos. Ahora mismo están bloqueados -bromeando-. El Viejo Agudo estará orbitando alrededor de Landa. Una vez conseguido el cargamento, salid de su Atmósfera y contactad por nuestra vía segura para aterrizar en la bahía de la fragrata. Partid cuanto antes.

Ander Gurr, sentado otra vez en su "trono" acolchado, se colocó unos auriculares y comenzó a teclear en el computador central, dándo ciertas órdenes a algunos droides astromecánicos.

-Voy a preparar mi equipo, avísame cuando estés listo-dijo Jiboro a Luthar.

Ya en su camarote, pensó en el planeta Landa y la ciudad de Cirisha mientras metía lo básico en una mochila. El rodiano juraría que no era la primera vez que había oído esos nombres...

Algo sabías de ese planeta (o quizá habías leído o escuchado): Landa es el quinto planeta y único habitable del sistema Hirador, ubicado en el borde exterior. Se trata de un planeta frondoso y de bastante fauna. Su capital es Cirisha, la principal ciudad y posee más de 15 millones de personas censadas.

Tras salir Jiboro del puente de mando, cojo del bolsillo de mi chaleco el comunicador.

-R3-D5, dirígete a la nave y empieza a iniciar los sistemas, partimos de inmediato- mientras me pongo en camino hacia la bahía en la que se encuentra atracado mi carguero.
 

Por el comunicador
-Estoy camino de la nave pasa iniciar los sistemas, cuando estés listo dirígete a la bahía de amarre y partimos-
 

Jiboro llegó a la bahía de amarre y se encontró que Luthar.

-He estado pensando en ese planeta, Landa. La verdad es que me sonaba de algo, pero no he logrado recordar mucho. Sé que tiene un entorno natural muy desarrollado, con una fauna y flora importantes, pero poco más. En fin, ya descubriremos más cuando lleguemos.

El rodiano se internó en la nave para ocupar su puesto y partir de inmediato.

Fu Fu fiuuuu -el pequeño Erretrés silvó y giró su parte superior, y luego el tren inferior para dirigirse hacia la nave-carguero de su amo-.

Cuando Jiboro y Luthar se encontraron con R3, los motores del carguero YT ya estaba rugiendo. Algunos de vuestros compañeros de fechorias espaciales estaban rellenando los tanques de combustible, agua y haciendo alguna revisión rutinaria (ordenado por Ander Gurr). Cuando estuvo lista subísteis a la nave. Lutar se mantuvo a los mandos de pilotaje y Jiboro le acompañó de copiloto. R3 se acopló tras de vosotros dos, en la cabina de mando. En el computado central, el droide comprobó que las coordenadas de astrogración habían sido introducidas con corrección: teníais Landa ubicado ya en vuestra nave.

En breves instantes, las puertas de la bahía de amarre de la fragata comenzaron a abrirse, justo después de comunicaros por la radio de que teníais vía libre para despegar. Entonces fue cuando apretásteis las palancas y os comenzásteis a elevar. Al abrir la gran escotilla de salida, vísteis que estábais orbitando sobre espacio abierto.

Cuando llegué a la nave R3 ya había puesto en marcha los sistemas, rápidamente llegó Jiboro y ocupó su puesto al lado mío. El despegue fue una maniobra sin complicacion. Debía de ser un viaje tranquilo por lo menos hasta que llegáramos allí.

Una vez separados de la fragata empecé a introducir los datos necesarios para llegar a nuestro destino. Una vez terminado, active el hiperimpulsor -listo, espero que lleguemos sin problemas- rápidamente el fondo estrellado empezó a rasgarse y los simples puntos pasados a ser haces de luz

Jiboro se acomodó y dejó hacer a Luthar. Él es el que tenía los conocimientos para pilotar. La especialidad del rodiano estaba en tierra firme, y esperaba volver a pisarla cuanto antes.

Cuando Luthar tiró de la palanca de hiperimpulso hacia él, el carguero comenzó a potenciarse hasta la velocidad luz. Sin embargo, en los primeros segundos el computador central de la misma registró en pantalla unos niveles bastantes altos de radiación*. El piloto se preocupó por ello, al igual que lo hico Erretrés, que comenzó a emitir pitidos y leds incandescentes. La nave había quedado un poco dañada, y el viaje a Landa os retrarsaría un par de horas, pero podíais continuar sin más contratiempos.

Tras seis horas de viaje en el que R3 aprovechó para lubricar automáticamente sus circuitos y desconectarse un rato, salísteis del hiperespacio una vez que llegásteis al sistema Hirador. Allí abajo se encontraba Landa, un planeta verdoso y azulado (dada su cantidad de agua y su vegetación ciertamente atractiva y exhuberante). Nada más salir del hiperespacio, dos cazas estelares os salieron al paso, pues estaba orbitando el planeta. Se trataba de dos Z95 Caza-Cabezas. Enseguda establecieron contacto a través de un canal de radio.

Aquí las autoridades estelares de Landa -dijeron a través de la radio-. Requerimos identificación del Carguero y propósito de su visita. Cambio.

Jiboro apretó los dedos agarrando la consola cuando la nave emitió los pitidos y chisporroteos. Por suerte, al final los daños fueron leves. 

-Habrá que revisar la nave cuando aterricemos-dijo el rodiano con un suspiro.

Pero todavía tendrían que sortear un problema aún peor. Los contrabandistas se toparon con autoridades.

-¿Nos queda algún número de identificación falso?

El viaje había pasado sin grandes sobresaltos, las fluctuaciones de radiación habían afectado a la nave pero no lo suficiente para crear un problema.
En el horizonte ya se veía Landa, siempre era una grata vista un planeta verde, eso significaba que había vida, nunca me habían gustado los planetas desérticos e inhóspitos.

Rápidamente entro una comunicación de dos cazas de las Autoridades Estelares de Landa, era lo normal a la llegada a cualquier planeta. En este planeta nunca había estado así que imagino que nuestra nave no sería buscada, o por lo menos eso esperaba. Y además la avería sufrida en el hiperespacio nos venía que ni pintada en esta ocasión.

-Saludos Autoridades Estelares de Landa, aquí el Capitán del “Saltador de Roon”, nos encontrábamos en tránsito por el sistemas y hemos sufrido daños por unas fluctuaciones de radiación en el hiperespacio. Consultado nuestro ordenador de abordo este es el puerto espacial más cercano para acometer las reparaciones que necesitamos.- mientras tecleo en el ordenador de abordo –procedo a enviar el identificador de la nave.-

Me giro hacia Jiboro –esperemos que no nos pongan muchas pegas para aterrizar-

-R3 ¿busca en el ordenador todo lo que haya sobre leyes respecto al uso de armas y comercio que haya en este planta?-
 

¡¡Fu Fu fuiii!! -R3 se acopló al computador central, y rápidamente se puso a indagar en toda la información del carguero-.

No hay nada, jefe -emitió el traductor del computador en Básico-. Tan sólo sabemos que Landa es el quinto planeta del sistema Hirador, único habitable, y tiene censadas unos 15 millones de personas.