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SWD6: El control de Landa

III. Epílogo. Estrechando manos

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17/01/2017, 10:05
Director

Un gran estruendo se sucedió en la sala. No fue otra explosión, sino más bien un ruido sordo y seco. R4 giró su cabeza hasta la puerta de entrada de la nave, al igual que Jiboro. Luthar continuaba inconsciente. Cinco siluetas cubiertos con cascos y pasamontañas asaltaron con violencia la nave a punto de reventar. Éstos vestían de negro y comenzaron a disparar a Rocharch y sus secuaces... El intercambio de disparos láser era ahora protagonizado por los nuevos invitados y el mafioso local. En pocos segundos, Framer y los suyos fueron reducidos y acribillados a balazos.

Tras ello se acercaron hacia vosotros. Dos de ellos comprobaron que Luthar estaba con vida, y un tercero hizo una señal para que se lo llevasen. El cuarto y el quinto tomaron la caja y se la llevaron hacia la salida. En esos momentos, el tercero de los tipos se retiró el casco y vísteis su rostro: era Marael. Guardó su bláster y extendió la mano a Jiboro. Tan sólo añadió que "teníais que salir de allí ya mismo". Y así lo hicísteis.

Fuera aguardaba un carguero con la rampa abierta, y por ella os introdujísteis, incluyendo la caja en modo repulsión. Tras unos segundos de gran tensión pudísteis despegar y otro gran estruendo os dañó un poco los oídos: ¡la nave industrial había reventado en mil pedazos! En pleno vuelo, no tardásteis en divisar la ciudad de Cirisha, y en pocos minutos supísteis que aterrizaríais en un pequeño hangar privado (el de Jirar Lombas). Marael os explicó que el deslizador Bantha II tenía un rastreador, y os habían seguido (poca precaución es toda cuando se trata de hace negocios), por si os largábais con el cargamento sin pagar. Tan sólo era una medida de seguridad. Al notar que tardábais en salir, supieron que estábais en problemas y os rescataron.

Una vez en el hangar de Lombas, las cajas fueron cargadas en el carguero de Luthar, mientras éste era reanimado. Durante ese día disfrutásteis de los cuidados de Lombas a través de Marael, y al día siguiente, tras el pago realizado con la microtarjeta de vuestro jefe, estrechásteis la mano a la humana. El negocio había salido bien.

Dejando atrás Landa y su atmósfera, no muy lejos se encontraba el Viejo Agudo, vuestra nave nodriza, y Ander Gurr, esperando los resultados del negocio. Se alegró sobremanera al ver aquel cargamento de armas, dispuesto a ser utilizado en futuras intervenciones.

Notas de juego

Fin de la partida.