Partida Rol por web

El día había llegado. Todos os conectasteis a la hora prevista del inicio de servidor, aunque sabíais que en 30 minutos es cuando oficialmente se abriría para evitar colapsos. Afortunadamente, no tuvisteis más contratiempos y entrasteis relativamente pronto (la que más tardo fue Lady Shark, que tardo 15 minutos). Todo el mundo estaba en un hall, esperando a entrar en el castillo flotante. Enfrente había unos teletransportadores, los cuales os llevaría a la zona de inicio, pero estaban deshabilitados por ahora. Encima de ellos había un contador de gente online (alcanzaba los 1000 en ese momento, y aumentaba rapidamente). Vosotros estabais en la sala 3, pero pronto todo comenzaría.

No había habido esperas ni retrasos, uno de los principales miedos que tenía de la apertura oficial del servidor. Había aguantado bien el inicio de los beta, pero aquello, bueno, serían miles de personas las que entraran. Ya habían alcanzado un buen número de conexiones, y aún quedaba un rato.

Estaba impaciente por comenzar, y lentamente se fue haciendo paso hacia los elevadores. No es que tuviera prisa, mucha gente moriría al poco de iniciar por creer que esto era como cualquier mmorpg, así que era mejor dejar que los incautos se lanzaran de cabeza. Sin embargo, si que imaginaba que sus amigos serían de esos, y querrían entrar cuanto antes, así que el mejor lugar para esperarles era, a todas luces, la entrada.

Sentía una extraña inquietud, algo raro contando con lo que ya sabía, y se dijo mientras iba esquivando gente desconocida que no era por nada en especial. Pronto todo se pondría en marcha y volvería a sentirse libre. 

Sonrió levemente mientras llegaba, por fin, cerca de las puertas de inicio y echaba un vistazo alrededor. Con su pelo morado era bastante reconocible, así que esperaba que alguno la encontrara rápidamente si se acercaba también.

ya estaba dentro, faltaban apenas minutos para empezar, la cantidad de gente era abrumadora y sin embargo la conexión había sído muy rápida.

se estiro por encima de las cabezas de los demas para buscar a algún conocido, no habíamos acordado ningún punto de encuentro pero estaba seguro que se encontrarian. demomento se fue abriendo camino entre la multitud para llegar a los teleports y así poder echar un vistazo a todas las personas que fuesen entrando en el teleport cuando lo abrieran.

Ese día había terminado todas sus obligaciones en tiempo record, hasta había dejado comida suficiente para que su gato no pasara hambre por las largas horas que esperaba jugar. El casco en su cabeza le calzó a la perfección y encendió el juego. El contador crecía alocadamente, había mucha mas gente de la que había visto el día anterior, al menos eso parecía en la sala 3 dónde mas y mas jugadores se sumaban. Faltaban pocos minutos para el comienzo, así que se puso a ver si alguno de sus amigos estaban cerca, aunque no sabía si los reconocería! Que avatar habrán elegido? Usaran el nick habitual u otro nuevo? lamentó no haberse puesto de acuerdo en eso antes, sin que por eso decline su entusiasmo.

Me desperté aquella mañana con energías, agradeciendo que la noche había pasado muy ligera. Despedí a mi madre que se iba al trabajo y le avisé de que hoy era el día, el día en el que me conectaría a SAO. Esperaba las horas impacientes al inicio del servidor y tras pasarme un buen tiempo tonteando por la casa al fin era la hora acordada.

Tumbada en la cama me coloqué el casco y me conecté. Introduciendo mis datos de siempre me conecté, algo muy rápido para la cantidad de gente que veía alrededor. Me puse de puntillas intentando ver a alguien conocido puesto que para todas las personas que había seguro que algunos de mis amigos ya se encontraban por aquí. Por desgracia mi pequeña estatura no servía de mucho, por lo que la única opción que me quedaba era caminar en busca de alguien.

Como era en vano suspiré y llevé mi dedo índice a mis labios de forma pensativa y se me ocurrió una idea. Llevando mis dos manos a mis cara de tal forma que lo que dijera se escuchara más, cogí bastante aire y me dispuse a llevar a cabo mi plan.

-¡AQUÍ MIYUKI!- grité lo más alto que podía, levantando mis brazos y agitarlos para que supieran donde me encontraba.

Ni segundo arriba ni segundo abajo, apenas abri los ojos me apresure,comi algo rapidamente y regrese a mi cuarto con una tostada en la mano. Terminando mi desayuno me puse el casco e inicie sesion en SAO. Faltaba poco para la apertura de servidores y no queria quedarme fuera por ser uno de los ultimos en entrar. 

El lugar donde apareci estaba abarrotado, miles de jugadores esperaban con ansias a que el juego empezara y todavia estaban apareciendo mas. La tension se podia sentir en el aire. Me sentia comodo la verdad pero aun asi me movi un poco para acostumbrarme a mi cuerpo digital. 

Cuando iba a empezar a buscar a los demas, a mi espaldas oigo una voz familiar. Sonrio, volteo y veo uno pequeños brazos agitandose entre la multitud. -¡HEEY!-  grito por respuesta. Y me acerco a Miyuki abriendome paso a travez de todas las personas, mientras levanto un brazo para constatar que la habia oido. -Buenos dias, Miyuki- Saludo con una sonrisa -Menos mal que has gritado, entre todas estas personas es muy dificil encontrara a alguien- digo mientras estiro el cuello para ver si encontraba a alguien mas.

Hoy sería el día en el que el hechicero más poderoso pisaria SAO. Y ese, por supuesto, es mi objetivo principal.

Esa mañana me levanté emocionado, después de una noche en la que apenas pude conciliar el sueño. Me asee y desayune rápidamente, me despedí de mi familia y les dije que estaría jugando en mi habitación por algunas horas.

En mi habitación, me tiré a la cama y me puse en casco. Cerré los ojos unos instantes y al abrirlos de nuevo ya me encontraba entrando al juego.

Aparecí en una sala llena de gente. Pensé que debería ir buscando a los demás, por lo que caminé a través de la gente intentando no chocarme.

En eso estaba cuando me sorprendió un griro a mi derecha, unos metros más allá. Reconocí la voz al instante, cómo no.

Pasé a través de la gente y vi a Miyuki junto a Dragen. Me acerqué a los dos saludando con la mano.

-Hola chicos, esto está lleno.- comenté casualmente mientras miraba a mi alrededor-Esperemos que los demás nos encuentren.- dije buscando caras conocidas, pero de momento no veía a nadie.

Inflé los mofletes porque o no me había escuchado nadie o no me veían, pero esos morritos que ponía pasó a formar parte de una gran sonrisa al ver a Dragen que lo recibí con un gran abrazo.

-Menos mal, creí que ya nadie vendría y que me quedaría aquí sola y que no vería a nadie por el resto del juego.- expliqué de forma atropellada.

Poco después mi llamada atrajo a Shinko recibiéndolo con otro abrazo al igual que Dragen. Ante su comentario una pequeña sonrisa malvada vino a mi.

-Eso es muy sencillo. Ven y agachate un momento.- esperé a que lo hiciera, montándome en sus hombros con agilidad y rapidez.-Agarrame bien ehh, que como me caigas me enfado y te pego.- dije algo seria pero notándose la sonrisa de que era una broma.

Ahora que estaba en los hombros de Shinko y el doble de alta podía ver a todo el mundo, comencé a mirar al gentío y reconocí a varias cabelleras.

-¡Rider! ¡Blaze! ¡Lameth! ¡Aquí!- agité con velocidad los brazos para que pudieran verme a la perfección, aunque pensándolo bien...una persona encima de los hombros de otra, llamando la atención de casi todo el mundo podrían reconocerme a la perfección. Aun así quería asegurarme de que todos estuviésemos juntos.

Mientras examinaba los portales, y la gente de alrededor, era impresionante pensar que todo aquello no eran mas que  0 y 1, escucho una voz por encima de todo el ruido de la gente, no me hizo falta girarme para saber que se trataba de Miyuki.

Estaban en la otra punta, me tocaba volver a cruzar a la multitud a base de empujones.

-ya voy mi damisela, no tengas miedo, aquí llega Blaze al rescate-

Grito de vuelta a Miyuki y comienzo a avanzar entre todo el gentío, no dejaba de sorprenderme la sensación de contacto cada vez que tocaba a otro jugador.

*parece que han recreado todas las sensaciones al pie de la letra. ¿Habrán implementado absolutamente todas las sensaciones que puede experimentar el cuerpo humano, hambre, dolor, . . . el Sexo?*  Pienso mientras avanzo hacia mis compañeros.

Escucho una voz conocida, y el nombre de su personaje era inconfundible, Miyuki, la heroina de Mizore. La voz es igual! se dijo sorprendido mientras se acercaba a la chica que sobresalía por sobre la multitud. Quedó boquiabierto al ver el rostro idéntico al de su amiga Como es posible?. Los que estaban con ella eran la viva imagen de sus amigos, este juego demostraba ser increíble aún antes de comenzar.

- Chicos! que gusto verlos, buena idea han tenido! - les dijo una vez que estuvo al lado de ellos, guiado por los gritos de Mizore - Yo también me veo igual, verdad?- preguntó entre inseguro y descreído, no había podido verse a si mismo aún.

En pijama, tumbada de lado sobre el tatami y con medio cuerpo bajo la mesa-brasero voy dando cuenta de una mandarina con la mirada clavada en el televisor. Tengo el NerveGear a mano pero no me pierdo un capitulo de Ergo Proxy desde que empezó, el anime y la adorable Pino me tienen enganchada.

Me apetece comer algo más consistente pero levantarme y salir de debajo del futón no es una opción. El cuenco de mandarinas está sobre la mesa, de modo que alargo la mano y cojo otra. Mandarina a mandarina antes de darme cuenta el capitulo finaliza dejándome, como siempre, con ganas de mas.

–Mmm será hora- Pienso mientras compruebo la hora en el reloj. Apago el televisor y me pongo el NerveGear. El familiar zumbido del casco me envuelve. –Iniciar conexión.    

Tras seleccionar idioma y crear una cuenta aparezco en un “hall” de tamaño y aspecto indefinido, lleno de gente.

La sensación es increíble, permanezco unos instantes deleitándome con lo realista de los sentidos. Me pellizco en la mejilla, me sopeso un pecho, salto, me palmeo las piernas... –Alucinante- Mascullo entre asombrada y preocupada por el nivel de realismo.

La sensación de estar completamente sumergida en un mundo virtual es fantástica pero es la primera vez que veo un juego rol en el que empiezo sin escoger clase, no tengo armas, ni atributos, no ha habido ni un triste video de inicio…   nada. En vez de eso nos ponen aquí en este…  “hall” sin nada que hacer salvo mirar un cartelito en el que se cuenta la gente que se va conectando.

-Vaya petardo.-Pienso sintiéndome bastante decepcionada con el que se anunciaba cómo el mejor videojuego de rol de todos los tiempos. Es posible que en cuanto empiece el juego cambie de opinión, pero la primera impresión ha sido bastante mala y no me apetece pasarme un cuarto de hora mirando un contador.

-Volveré cuando abran los servidores- Pienso mientras abro el menú de inicio y busco el botón de salida dispuesta a desconectarme.

Tras recogerse el pelo, Midori coloca el casco sobre su cabeza, apenas pudiendo contener su emoción. Era el momento, quién sabría lo que podría encontrar dentro. Una vez iniciado el juego, Midori introduce su nick, deseando que su nick no estuviese ya cogido, porque se sentía muy apegada a él. T-Y-R-E-N-N-A. Nombre aceptado. En este mundo ya no era Midori, ni Cleina, ella es Tyrenna, una verdadera aventurera.

Una vez su personaje aparece en el hall principal, mira alrededor curiosa. Un montón de gente ya estaba esperando para jugar, y el contador en lo alto sumaba más de mil personas, tantas posibilidades de divertirse y compartir experiencias, una pequeña sonrisa se dibujó en su cara, mejor dicho, en la de su avatar.

De nuevo, no le costó encontrar a su grupo de amigos. A pesar de la multitud, se podía ver a una chica rubia montada encima de otro chico, y otros tantos haciendo un círculo. Con calma, como le caracterizaba, se acercó al grupo poco a poco y se hizo notar levantando tímidamente la mano, a forma de saludo.

- Hola muchachos, soy Midori. Quizás no me reconozcáis por el color azul claro de mi cabello - Mueve un poco la cabeza, dejando que la programación gráfica del juego desplace suavemente su pelo alrededor. - Es maravilloso veros ya aquí ¿No estáis emocionados por empezar ya? ¿Habéis decidido que clase escogeréis?

No tardó demasiado en encontrar a los demás, sin duda porque los gritos de sus amigos llamaron bastante la atención. Con un suspiro, porque había sido complicado llegar hasta allí, decidió volver hacia atrás en pos de sus compañeros. Tardó otro buen rato, empujando a la gente que se interponía en su camino y asombrándose de nuevo, pese a que ya lo conocía, del nivel de realismo de todo cuanto la rodeaba. Cuando llegó, casi a la par que Blaze, saludó alegre a todos los que se habían ido reuniendo. 

- ¿Qué tal os sentís? ¿No es maravilloso? - Sonrió a todos -. Estoy deseando empezar la aventura, ji, ji.

En la habitación de su gran mansión estaba sentado Ryo a oscuras. Se fumó el último cigarro antes de acostarse y ponerse el casco. No estaban sus apdres, estarían de viaje, como siempre, sin despedirse de nadie y sin ninguna ceremenia previa, le dió al ON de su casco.

Quedaban 30 minutos para empezar, el ahora llamado Kage, empezó a toquetear los controles y las acciones del menú para ir provando. Mientras, se fue acercando a los distintos grupos hasta reconocer a sus compañeros de clase para saludarlos con un movimiento de cabeza al saludarlos.

Como mis compañeros ya me vieron y fueron viniendo, al igual que me subí con facilidad en los hombros de Shinko me bajé igual.

A la llegada de Lameth le sonreí por su comentario.

-Gracias, era lo único que se me ocurría. Mi madre siempre me decía que cuando uno se pierde hay que gritar para que te encuentren o ponerte en un lugar muy visible.- jugué con mi pelo recogido en dos coletas al igual que saludaba a cada uno que iba llegando, con un saludo bastante enérgico.

Cada minuto que pasaba me encontraba más y más nerviosa hasta tal punto que comencé a dar pequeños saltitos sin parar y de caminar de un lugar a otro en el pequeño espacio que tenía para moverme entre personas.

No me había dado cuenta de lo real que parecía todo hasta que Rider lo comentó.

-Ahora que lo dices... Me siento como si estuviese en la vida real, ni si quiera había caído en eso.- ante la llegada del serio Kage un sonrisa maliciosa apareció en mi. Me acerqué a hurtadillas por su espalda y le agarré cada moflete estirazándolo de tal forma que tuviese una sonrisa.¡Kage, Kage! ¿Sientes alegría?- dije con una gran sonrisa mientras reía e intentaba ver la cara que tendría al tener los cachetes estirazados.

Kage intentó seguir a lo suyo mientras le estiraban la cara hacia los lados, poco a poco iba perdiendo la concentración mientras navegaba por los menus, hasta que llegó un punto que no podía ver bien al entrecerrarles los ojos al subirle las mejillas una y otra vez.

-¡¡Detenteee!!- se sacude las zarpas de encima y la aleja con una mano en su frente, mientras las mejillas volvían poco a poco a su color y con la otra sigue en el bolsillo de su pantalón.

Paré y bajé las manos al igual que la cabeza.

-Eres malo...- susurré poniendo ojos de cachorrito.

Corrí hacia Rider y la abracé mientras hacia puchero diciéndole a la pelimorada que Kage era malo al igual que lo señalaba. Entre puchero y puchero saqué la lengua hacia el chico y le giré la cara algo enfadada.

Al contrario que el día anterior, aquella mañana no tenía ninguna prisa por ponerme el NerveGear para entrar en SAO. Al revés, quería asegurarme de disfrutar la experiencia lo máximo posible. Por eso mismo desayuné fuerte y me di una ducha antes de volver a mi habitación y conectarme al juego, aún con el pijama puesto.

Al entrar me llevé una decepción pensando que lo había imaginado todo muy diferente, pero al fijarme más en detalle me di cuenta de que aquello no era el juego real y que aún estábamos en espera para conectarnos. Solté una maldición por lo bajo, pero en realidad estaba de demasiado buen humor como para lamentar un simple retraso. A mi alrededor la gente se agolpaba en pequeños grupos discutiendo sobre el juego o recorría la sala sin rumbo, incluso escuché algunos gritos en la distancia.

No me apetecía hablar con nadie, y estaba demasiado impaciente como para concentrarme en otra cosa que no fuera el juego, por lo que pasé los últimos minutos donde estaba, mirando el gigantesco reloj que marcaba el tiempo restante para entrar a SAO, esperando...

  Contra todo pronóstico a Kazumi se le habían pegado las sábanas aquella noche. Todos los nervios del día anterior para lograr el juego la habían dejado agotada y había pasado la noche entera soñando como podrían ser sus posibles aventuras en este nuevo mundo digital. Cuando vio la hora que era salió de un salto para vestirse y desayunar a toda prisa, la casa seguía en silencio ya que aún estaba ella sola, pero eso no era ni mucho menos un problema. En cuanto terminó y dejó todo listo y ordenado se puso el casco lista para entrar en SAO. Su nombre sería Temis y pensaba servir del escudo de su grupo contra todo peligro y de aparecer pks ella se encargaría detenerlos.

  Toda aquella expectación se fue un poco por la borda cuando por fin entró al hall de espera donde la única sorpresa fue descubrir a su propio avatar capaz de soltar el resoplido de frustración que había hecho en la vida real de haberse encontrado allí. Aquello estaba abarrotado y lo único destacable era un contador en constante aumento sobre el número de conectados. Desde donde estaba ni si quiera lograba a ver alguna cara conocida, quizás por los avatares o simplemente porque no se encontraban allí. A ver si aquello terminaba pronto, deseaba con todas sus fuerzas ponerse a  prueba y empezar a jugar con sus conocidos y amigos.

Dejó que Miyuki la abrazara y a la vez le devolvió el gesto mientras sonreía, divertida. Era consciente de que en el mundo real, fuera de allí, no dejaría que se le abalanzaran así, tal vez por vergüenza, tal vez por otra cosa, pero estaba claro que no. En cambio, en aquél lugar, se sentía libre de hacer lo que quisiera. Acarició la espalda de la adorable chiquilla mientras sacaba la lengua. 

- No te preocupes, es culpa de la inseguridad, ya verás que cuando empiece a entender que botón es cada uno y dónde hay que tocar se porta mejor. 

Luego rió por lo bajo, guiñando un ojo a Kage, que no sabía si seguía enfrascado en sus propios pensamientos o había escuchado. 

Como fuera, quedaba poco, muy poco, y al darse cuenta de eso dejó de reír y miró hacia los elevadores y después al panel que marcaba cuantos jugadores había ya allí. Pronto...