Partida Rol por web

Finalmente, los guerreros alcanzaban aquel lugar, poco a poco.

Una tierra llena de vida, rodeada de árboles a la que solo se podía acceder por un puente, cruzando un río. Era un lugar tan bonito, y lleno de luz, que dejaba perplejo a todo el que jamás hubiera pisado aquel territorio.

Los haces lumínicos entraban en la ciudad, perpetuando sus tonos dorados, y haciendo de aquel lugar un paraíso idílico. 

La ciudad se constituía de pequeñas casas, de no mas de dos pisos, una plaza en el centro con una fuente, y una estatua que simbolizaba todas las regiones y sus tipos de guerreros, con los símbolos característicos de cada una. 

Al fondo de la ciudad, un kilómetro mas allá, se encontraba el lugar sobre el que se encontraba una gigantesca arena: En una montaña. Se podía observar al fondo de aquella paradisíaca escena.

Todos habían sido llamados allí... Poco quedaba para que sus aventuras se cruzaran

Vladimir alcanzó el lugar días antes del concertado... Asombrado por aquella escena, a la que no estaba acostumbrado (Pues en el desierto, la vegetación era escasa), se detuvo en la entrada de aquel sitio. Los viandantes, algunos, se detenían a observarlo: Algunos lo reconocían, y le tenían miedo. Otros, simplemente pasaban de largo, pues ya bastante tenían con sus vidas como para acordarse de que aquel hombre habría matado a todos los adversarios de no ser porque el jefe de su región se lo había prohibido...

Ahora avanzaba entre luminosas construcciones y hermosas vistas. Era hora de establecerse allí... Y hacer lo que le plazca.

Asimilo el lugar hasta que las miradas comenzaron, su menton erguido y sus pasos que afirmaban el resto del cuerpo al suelo; Hirakov llevaba sobre su hombro izquiero una bolsa con sus pertenencias; los rumores parecian moverse aun mas rapido que sus puños.... Su cuerpo estaba marcado por el cielo abrazador del desierto, las cicatrices esran visibles al igual que algunas quemaduras que llevaba como tatuajes.

Giro su cabeza para observar a uno de los guardias al cual no le dio importancia, habia sido llamado y alli estaba?; pronto se topo con la estatua en medio de la plaza y alli miro por algun lugar donde pasar un par de noches.

El lugar tenía tres posadas: Todas casas de pocos pisos (2, o 1) y carteles con los nombres tallados en madera, fuera de los mismos. 

Pudo escuchar a los niños jugar cerca de el, riéndose, divirtiéndose mientras sus padres hablaban en un banco cercano: En cierto modo aquella inocencia le recordó a su hermana.... Ahora tan lejos de el, sin su cuidado....

La fuente era impresionante, y bajo la sombra de ella se encontraba aquel guerrero del fuego.

Ingreso en la primera posada que tuvo a mano, abrio la puerta dejando ver su semblante en el umbral de la misma - Hay lugar - Pregunto con voz seca y luego dio otros pasos mas para terminar de ingresar al establecimiento.

-¡Entra! Claro que si, tenemos lugar para cualquiera que se acerce a este lugar..

El encargado del sitio mira a Vladimir: Todas aquellas cicatrices, su forma de hablar, su porte.. Sin embargo, aguanta bien el tipo.

Con una sonrisa en el rostro le da una de las llaves de determinada puerta al final del pasillo. 

-Puerta 8. Pase una feliz estancia. ¿Guerrero o espectador del torneo?

Harikov dejo la suma de dinero requerida para luego caminar hasta su habitacion, no fueron tres pasos los que dio cuando el hombre pregunto algo que le hizo su cuello para que sus ojos le miraran por encima del hombro, en aquel instante no dijo nada mas luego del primer paso respondio - Guerrero... -

Podia ser poco comunicativo pero en su mente tenia otros problemas, siguio su camino para dejar las cosas en la habitacion u luego salir a caminar por el lugar, quizas las plantas le traian recuerdos de su hermana que luchaba para ver un nuevo dia... el haria lo mismo.

Sus puños se cerraron con fuerza haciendo qeu su corazon latiera fuerte... sus puños se tornaron de un color rojizo hasta que los choco uno contra el otro abriendo las manso apra que aquel fuego interior se reservara apar ael combate....

Fuera del lugar, se encontró con una tarde bonita, aunque en los pocos minutos que había pasado en la habitación, parecía haber cambiado algo.

Antes, había gente alrededor de dos Dojos (Pues así rezaba el letrero la parte externa al mismo)... Pero poco a poco, se había concentrado en uno.

Se había quedado en la puerta, cuando alguien  a quien dificultaba el paso lo tocó.

-¡Ey tu, grandullón! ¿Puedes moverte un poco? ¡Quiero estirar las piernas! ¡Joder, que puto aburrimiento!

Con una mirada algo reprochante y los brazos en jarra, esperaba que le dejaran pasar. Era un muchacho con el cabello castaño, y una especie de tatuajes en el rostro, a los lados, indescriptibles.

Su cuerpo, completamente atlético, aunque no muy alto, parecía tener la necesidad de estar todo el rato en movimiento.

Respiraba profundamente, y su voz era un poco estridente. Lo miraba con sus iris profundos, buscando que se moviera de ahí

-¡Vamos, coño! ¡Quiero correr! ¡CORRER!

Saito camino con los brazos cruzados con los ojos entrecerrados suando escucho aquel alboroto a unos pocos metros justo frente a sus pasos, se acerco colocando los brazos a un costado - Ahora tu eres el que estorba en mi camino - Dijo con voz calmada y un tanto seca. Alli abrio los ojos mirando al sujeto y girando leve mente la cabeza - Si quieres correr puedes primero moverte de mi paso, asi le haras el favor a mas de uno en vez de estar molestando.... - volvio a cruzar los brazos

-Vaya, he de decir que das un poco de miedo, tío. Si no fuera porque seguramente por lo grande que eres no podrías moverte con velocidad, diría que me destrozarías.

Comenzó a calentar, estirando, pero sin dejar de mirarlo a los ojos, en ningún momento. 

-Si es que tenían razón cuando me dijeron que aquí me encontraría verdaderos retos contra los que enfrentarme.

Sonrió de manera amplia, se alejó unos pasos de un salto, se colocó unos guantes de color rojo en ambas manos y, tras hacer unas fintas con puñetazos, soltó un bufido, y entre pequeños saltitos en el sitio, lo señaló con una mano y le dijo.

-¡Eh, tu, grandullón! Tienes grabado en la frente que no eres de aquí, y que no vienes por motivos comerciales... Si eres un guerrero, ¡Entrenemos! ¡Te desafío a un combate! ¿Qué te parece? 

La vista se levanto algo canzada y llena de incredulidad - Entrenar?.... - No dijo mas que eso dandose media vuelta dandole la espalda y comenzando a caminar - Cuando sepas usar correctamente tus palabras podremos tener un combate... pero antes del torneo? creo que no participarias en el luego del enfrentamiento... - Dijo esto levantando una mano haciendo un gesto de olvidalo.

Lex se quedó sorprendido por la respuesta de aquel grandullón. No pudo evitar hacer gesto de sorpresa, aunque tras unos segundos volvió a ponerse serio.

-Como quieras, cobarde.... En fin, nos veremos, hasta el momento en que te atrevas a combatir.

Tras aquello, comenzó a correr hacia el lado contrario al de él, aunque no había todavía recorrido demasiada distancia.

Saito siguio caminando hasta escuchar la palabra cobarde donde se detuvo a unos centimetros de un muro que parecia dividir una casa de otra o delimitar un patio interior, su puño se cerro con fuerza y un golpe rapido y duro dio contra el material.... el mismo se agrieto por el impacto.

- Cobarde?... Eres tu quien quiere probarse en un lugar donde no hay honor alguno, ya te lo dije aprende hablar y luego tendre el placer de dejar tu cara como el muro - Coloco ambas manos en los bolsillos y siguio su camino... tras unos segundos el muro o parte de el sedio por aquel golpe propinado por el chico de las tierras de fuego.

La gente se quedó por allí, dando vueltas. Mientras tanto, el otro muchacho se había marchado.

Aquellos indivíduos seguían observando en el interior del dojo. 

A los 10 minutos, Saito pudo escuchar un gran golpe proveniente de dentro de aquel dojo. No pudo ver nada, pero sintió aquello. El ensordecedor ruido que había provocado dejó a todos atónitos allí, pero habían recibido la orden de no molestarlo. Y la cumplirían.

Sein alcanzó la tierra de Askhadi, días después de haber salido de las islas de donde proviene. Aquel territorio, aquella paz, le recordaba a aquel lugar... donde creció. Donde su hermano había conseguido eclipsarlo: Por primera vez, tendría la oportunidad de ser él quien se ganara el reconocimiento de todos a su alrededor.

Alcanzó un puente, y pasó por el mismo. Las casas de colores vivos ya se habían apagado a causa de la noche. Las calles parecían muy tranquilas, como un lugar idílico, de sueños que aún no se han cumplido.

Sin embargo, aún habían luces en toda la ciudad. El cansado cuerpo del guerrero elegido de la tierra del agua necesitaba descanso.

En toda la ciudad pudo escucharse claramente como se encendía un megáfono, y empezaba a hacer pruebas.

-1, 2, 3... Probando.. Si, se me escucha. Vale -Carraspeó aquella voz 

-A todos los guerreros elegidos, a todos los guerreros elegidos, se informa de que mañana se pasará una prueba de rendimiento médico a todos, obligatoria para el acceso al torneo, a las 10 AM. Aquel que no la pase, quedará descalificado del torneo. Repito, se hará una prueba de rendimiento médico a todos los aspirantes a guerrero, a las 10 AM. Aquel que no la pase, queda descalificado del torneo. Tened una buena noche.

La voz del megáfono se apagó, y todo volvió a estar tranquilo.

Ishtar alcanzó la ciudad de Askhadi tras una larga travesía. La noche comenzaba a caer, mientras que sus habitantes se retiraban a sus hogares. Los niños iban a sus casas, con las pelotas, cansados de jugar y correr durante todo el día.

Una ciudad llena de vida, aun de noche. Aquellos postes con velas encendidas daban luz al lugar, mientras el paseo quedaba abandonado. El sonido de los elementos se combinaba para acariciar, con sus dulces notas, los cabellos de la joven muchacha.

A lo lejos, pudo escuchar las varoniles voces de hombres pasándoselo bien en las tabernas.

Al otro lado, la plaza central de aquella ciudad vestida de tonos blancos. La estatua de los antiguos héroes de Terra magna, azotada por el paso del tiempo, ya como un recuerdo distante, se mantenía dando solemnidad a aquel lugar.

Había llegado varios días antes, y había escuchado aquel aviso por megáfono, casi justo a su entrada. Parecía como si al día siguiente fueran a comenzar los preparativos para el mas esperado evento de todo el año...

Entra en la ciudad justo antes de oír que mañana harán las revisiones médicas... que a saber que será eso... y parece obligatorio... su padre no le dijo nada de lo que hacer en ese torneo, pero le han dicho que ahí es donde se consigue el honor que está buscando.

Da unos pasos y se queda mirando las casas y escuchando el sonido de las voces... hay mucha gente en ese lugar... puede vivir tanta gente junta? Quién sabe... seguro que es algo de esa región o algo... además, se hace raro no escuchar el sonido del trueno.

Busca a alguien para preguntar donde quedan las instalaciones del torneo y donde se puede alojar.

La muchacha siguió avanzando. Entre alabanzas y proposiciones indecentes de algunos hombres, sobre quedarse en sus hogares, sacó en claro que habían varios establecimientos para el hospedaje. No obstante, algo le llamó la atención.

Al lado izquierdo de aquella plaza, había un cúmulo de personas considerable, mirando por dentro de una especie de gran puerta. Desde su interior se podía escuchar sonidos, aunque no podía juzgar desde allí de qué se trataba.

Escuchó gritos de desahogo de hombres, y tras ello, poco a poco, como se iban ahogando por el murmullo de la gente allí dispuesta.

La sensación de energía de aquel lugar la sobrepasaba: Era como si el Ki allí fuera mas poderoso que en cualquier otro lugar de la ciudad. Podía sentirlo incluso ella, que nunca había tenido nociones de aquel tipo de energía.