Partida Rol por web

Historia

Hace veinte años, Krev el Desollador, asesinó a Skjor, miembro del Círculo de Los Compañeros de Jorrvasker, antes de que Aela La Cazadora llegara a uno de tantos fuertes que la "Mano de Plata" usaba como guarida, donde debía encontrarse con Skjor. Aela, hizo de su dolor por la pérdida de su compañero y amante, su venganza, atacando brutalmente otro escondite de aquellos bandidos, transformada en mujer loba, liberando su rabia y sufrimiento en desgarros de carne y vísceras, salpicando las paredes con la sangre de sus enemigos.

Al salir de aquel lugar, Aela se arrodilló sobre la hierba de la estepa y aulló desolada a la Luna, convirtiendo su lamento en un grito de dolor a medida que recuperaba su forma humana. Nadie conocería jamás los sentimientos de La Cazadora. Nadie sabría el amor que ella sentía por Skjor. En las inhóspitas tierras de los nòrdicos, no había lugar para el sentimentalismo. Sólo los regios sobrevivían. Sólo los regios. Sólo los fuertes.

Mas los dioses se apiadaron de su dolor. Ya fuera Dibella o Kynareth, o quizá hasta el propio Hircine, satisfecho por la feroz masacre, que Aela fue bendecida con un presente inesperado. En su vientre, aunque no lo sabría hasta meses posteriores, comenzaba a gestarse una nueva vida.

Varios sucesos se acontecieron, tanto entre las filas de Los Compañeros, como en Carrera Blanca. Los dragones, la guerra civil... muchos problemas en poco tiempo. La Cazadora se volvió esquiva, ausente, pasando más horas haciendo lo que mejor sabía que en Jorrvasker junto a sus hermanos de escudo. Aela se negó a abandonar el lobo cuando liberaron al espíritu del fallecido Kodlak Melena Gris de la maldición del señor daédrico Hircine. Quizá, si hubiera sabido que estaba encinta, su decisión habría sido muy diferente.

Nueve meses después, Aela dio a luz a mellizos: un niño y una niña. Era la primera vez que La Cazadora daba vida en vez de quitarla. Los llamó Sköll y Hati. Él tenía los rasgos de su padre, y ella el rojo fuego en su cabello y los ojos de suave jade de su madre. La vida de Aela cambió por completo, criando a sus pequeños en el hogar de Los Compañeros. A fin de cuenta, sus hermanos de escudo, eran su familia.

Los retoños de Aela crecieron espada en mano, adiestrados y educados por Los Compañeros. Sköll tenía aptitudes mágicas, pero su madre lo instaba a depender de un escudo, no de las llamas. Por su parte, Hati, igual que su madre, tenía facilidades para la arquería, a pesar de que Farkas, o "tío Farkas", como ella lo llamaba, insistía en que aprendiera a defenderse con un espadón.

Ágil, de agudos sentidos y con una afinidad especial por la naturaleza, Hati se escapaba a menudo por las noches, siguiendo a la Luna. Entonces, empezaron los sueños...

Al principio, no eran demasiado extraños. Soñaba con la Luna, con sonidos de animales mientras ella acechaba a su presa... pero, con el tiempo, se tornaron pesadillas. Primero fueron los animales: venados y caballos destripados, la sangre salpicando la nieve. Luego fueron más funtestos: personas gritando mientras una enorme criatura cubierta de pelo las desmembraba con sus garras. Y siempre el aullido... el estremecedor y gutural aullido.

Asustada, Hati acudió a su madre. Tenía miedo de dormir ya que cada vez los sueños eran más vívidos y aterradores. Aela escuchó a su hija y, por primera vez se preguntó si de verdad el lobo era una maldición. La llevó consigo a la Forja Interior, bajo la Forja del Cielo, mostrándole unas extrañas reliquias. Le habló de Hircine, de miembros del Círculo. Le dijo que tanto ella como Skjor, eran licántropos. Le narró cómo Kodlak fue liberado y ella se negó, prefiriendo cazar en el eterno coto de Hircine cuando muriese... junto a su amado, que la estaba aguardando.

Se lo contó todo, temiendo que Hati, al ser hija suya y llevar su sangre, fuera portadora del lobo. También le preguntó a Sköll si había soñado algo similar, pero el muchacho lo negó.

Hati tardó en asumirlo, pero pudo dormir de nuevo. Cada noche rezaba a Kynareth en el templo de Carrera Blanca, para que le diera paz, antes de regresar a Jorrvasker. Aela se sorprendió de la fuerza de su hija, aunque en silencio, temía el día en el que el lobo se despertara.

Años después, un dragón arrasó la comarca vecina y la Reina Suprema, una vez la sierpe desapareció, encargó al Jarl Baalgruf que comenzara la repoblación de Falkreath, enviando personas jóvenes y capaces. Hati se ofreció voluntaria. Quería ver mundo, abandonar el seno del hogar y construir su propia historia. Así que, con veinte inviernos, la hija de Aela La Cazadora, partió hacia el sur.

Cerca de Cauce Boscoso, Hati escuchó los lamentos de un animal. Sacando su arco, se aproximó sigilosa hasta el origen de los sonidos. Entonces lo vio. Una loba, malherida y con marcas de zarpas de oso en su costado, luchaba por levantarse al escuchar la llamada de su cachorro, pero era demasiado tarde. Los ojos de Hati se humedecieron por la tristeza que le causaba la agonía de la loba. Guardó su flecha y sacó su daga. Una plegaria y un rápido movimiento, acabaron con el sufrimiento del can. Hati penó, hasta que los gemidos del cachorro llegaro a ella. 

Se aproximó a unos matorrales y encontró un lobezno... o eso pensó al principio. Se agazapó frente a él y sacó un poco de carne de liebre. El animal se acercó, atraído por el olor. No, no era un cachorro de lobo, era un mestizo de perro y lobo. Hati lo cogió en brazos y lo examinó. En efecto, sólo tenía cuatro dedos, no cinco, en las patas traseras. Aún así, la joven sabía que no sobreviviría solo, así que lo alimentó y lo llevó consigo.

Lo llamó Botitas, por sus blancas patas, y aunque la mitad del tiempo tenía que llevarlo en brazos, el animal pronto le cogió afecto. Tanto, que Hati no podía siquiera aliviarse tras un árbol sin que Botitas la siguiera.

Finalmente, Hati llegó a Helgen, en compañía de su peludo amigo. Observó el lugar con curiosidad. La verdad es que aquel sitio parecía maldito. Dos veces había sido arrasado por fuego de dragón. Hati rezó a Talos que no hubiera una tercera...

Guau, guau xD

Tiradas de Características

Tirada 1: 5, 6 + 6 = 17

Tirada 2: 1, 3 + 6 = 10

Tirada 3: 5, 5 + 6 = 16

Tirada 4: 4, 4 + 6 = 14

Tirada 5: 4, 6 + 6 = 16

Tirada 6: 1, 2 + 6 = 9

Segunda serie de Tiradas

Tirada 1: 4, 3 + 6 = 13

Tirada 2: 2, 4 + 6 = 12

Tirada 3: 3, 5 + 6 = 14

Tirada 4: 4, 6 + 6 = 16

Tirada 5: 2, 1 + 6 = 9

Tirada 6: 6, 6 + 6 = 18

Tercera serie de Tiradas

Tirada 1: 5, 6 + 6 = 17

Tirada 2: 4, 2 + 6 = 12

Tirada 3: 3, 4 + 6 = 13

Tirada 4: 4, 6 + 6 = 16

Tirada 5: 4, 5 + 6 = 15

Tirada 6: 5, 4 + 6 = 15

Guau guau, por encima de la mediaguau!

Gatetes!!

Lagartitooos!!

(Y este es maravilloso...)

Duda sobre el "money, money". Tiramos? Es que en el manual viene el oro inicial por clase. En el caso del Ranger: 5d4 x 10po

Ya tengo hermanito!! :3

Sköll, Dos Espadas, "Con una ensarta a sus enemigos y con otra a las damas". Criado entre Los Compañeros, Sköll, hermano mellizo de Hati, tuvo que reprimir sus aptitudes mágicas innatas para aprender a usar la espada y el escudo, prácticamente obligado por Aela, su madre, quien aseguraba que la magia no le serviría de nada si no sabía protegerse. 

Su apodo se lo dio Farkas, pues desde muy joven, Sköll demostró ser un cautivador nato, seduciendo a las jovencitas con una mirada y una simple sonrisa.

Sköll y Hati, son como el día y la noche. Él es carismático y social, ella reservada y solitaria. Uno detesta los bichos y las bestias y la otra ama la naturaleza. Tan dispares y, sin embargo, son como uña y carne.

Cuando Hati partió de Jorrvasker hacia Helgen, Sköll hizo lo mismo, pero a Hibernalia, pues a pesar de las protestas de su madre, era un hombre y quería entrar en el Colegio de Magos, explotar el don que los dioses le habían otorgado.

*Empieza a arrepentirse viendo los gif de este tipo*

Buenas nordiquita :3

Mira de arriba a abajo al 'personaje', pero no dice nada.

¿Te has quedado muda? Tranquila, nordiquita. Es normal ;)

Hablar por hablar no tiene sentido. Estoy sopesando si merece la pena gastar palabras... contigo.

¡Hablas! Cariño, conmigo no gastas palabras, las inviertes. te guiña el ojo. No pongas esa cara, te saldrán arrugas.

Alza las cejas.

-¡Oh! Supongo que hablas por experiencia...- dice con sorna, señalando las marcas de expresión del hombre.

Claro, eso me hace tan atractivo. sonríe socarrón.