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1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Llegasteis a Helgen a media mañana, el movimiento del pueblo era abundante, sus gentes enfrascadas en sus labores diarias. Aunque había guardias apostados en las entradas, legionarios todos ellos, no se mostraron especialmente recelosos con vuestro acceso, especialmente por la ominosa presencia del sacerdote bretón. Si Falkreath se veía sujeto a una febril reconstrucción, Helgen no era distinto, pero no había tanto trasiego de personas.

La vieja fortaleza permanecía ruinosa, pero aún lo suficientemente sólida como para presentar un reto ante cualquier intento de asalto. Las cicatrices de los ataques de los dragones permanecían, pero mientras que las sierpes se habían marchado, Helgen permanecía. Sin duda alguna era un lugar pleno de oportunidades, quedaba por ver de qué clase..

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Creo que aquí separamos nuestro camino, amigo, te echaré de menos una vez más. anunció el sacerdote dándole la mano a Kaeso. A continuación te miró a ti con una franca sonrisa, e hizo un esfuerzo soberano para no tratarte de mi señora. A ti también te echaré de menos, Hati. Cuida de este bribón para que no se meta en líos. por contra, a ti te abrazó profusa y cálidamente, llamar a aquello un abrazo de oso sería un eufemismo.

El bretón os miró a ambos con una sonrisa amplia, amable, puso sus manos sobre vuestros hombros y apretó con suavidad.

Me dirigiré al sur por el Paso Pálido, a la Ciudad Imperial. anunció con firmeza. Si vosotros podéis averiguar algo más.. bienvenida será la información. haciendo referencia a la propuesta de Hati de visitar a los Barbas Grises. Nos veremos dentro de un mes aquí, ¿os parece bien? os miró alternativamente uno y a otro.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Llegasteis a Helgen a media mañana, el movimiento del pueblo era abundante, sus gentes enfrascadas en sus labores diarias. Aunque había guardias apostados en las entradas, legionarios todos ellos, no se mostraron especialmente recelosos con vuestro acceso, pues un herido Titus os ayudó a que no hubieran preguntas demasiado directas. Después de tantos días lejos de la civilización, aunque aquello no fuera su máximo exponente, ver tanta gente junta se os fue extraño.

La vieja fortaleza permanecía ruinosa, pero aún lo suficientemente sólida como para presentar un reto ante cualquier intento de asalto. Las cicatrices de los ataques de los dragones permanecían, pero mientras que las sierpes se habían marchado, Helgen permanecía. Sin duda alguna era un lugar pleno de oportunidades, quedaba por ver de qué clase..

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

Os habían aconsejado llevar a Titus a la capilla de Kynareth para que su sacerdotisa, Eisya Cabello Dorado, atendiera los males que aún pudiera tener el legionario. Tras una atención dedicada por parte de la joven, Titus parecía poner mejor cara, aunque aconsejó que se quedara reposando en la pequeña casa de madera anexa a la capilla donde varias camas hacían una suerte de enfermería.

Kyne bendiga vuestros pasos. sonrió beatífica la joven. Se recuperará, gracias a vuestra acción. Y dejad que sea la primera en daros la bienvenida a Helgen. Una buena acción por otra, ¿en qué os puedo ayudar? ¿venís a quedaros aquí? preguntó sin malicia, con sana curiosidad.

Korgoth asintió con gravedad, Eisya no parecía intimidada por la presencia del enorme orco. Dijo que veníais a pasar un tiempo en el pueblo, que buscabais a un hombre llamado Rodegar. La mirada de la sacerdotisa se iluminó y asintió, señaló uno de los edificios al final de la improvisada calle de chabolas de madera.

Regenta el Final del Camino, la posada local. anunció. Hacia allí, no tiene pérdida.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

¡Gente! ¡Civilización! Y principalmente camas. Esperaba poder tener una noche tranquila ese día. El sitio parecía un poco manga por hombro, pero después de los ataques sufridos, era encomiable que aun siguiera en pie y mucho menos habitada. Al verlos llegar con un soldado herido, razón por la que no tuvieron problemas al entrar, le llevaron directamente a que le atendiesen.

La sacerdotisa no tardo nada en dejarle como nuevo, o al menos a primera vista eso parecía, y cuando anuncio que era mejor que se quedase allí para por si las moscas, ninguno protesto. Al fin y al cabo no era ya responsabilidad de ellos, habían cumplido con, como había dicho la mujer, su buena acción.

Pronto obtuvieron la información que necesitaban y pusieron rumbo a la posada.

- Pooor fin, soltó dejando escapar un suspiro de alivio cuando ya estuvieron en la calle, no más piropos, definitivamente no tenía el día.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

Naarin te llevó a la capilla de Kynareth como te dijo, allí una joven sacerdotisa de cabellos rubios te atendió las heridas mediante las artes mágicas de las que disponía. Sentiste un dolor punzante con los huesos reformándose, pero tras el trance volvías a sentir el vigor en las extremidades. Eisya sonrió contenta.

Gracias a Kynareth, la sanación ha surtido efecto. anunció con un asentimiento. Naarin intervino con un efusivo abrazo a la sacerdotisa, luego, más comedida contigo, puso la mano sobre tu hombro con una amplia sonrisa y un asentimiento. Con el rostro algo más agrio, Eisya suspiró mientras comprobaba que tu sensibilidad permanecía intacta. No eres el primer legionario que llega herido, soldado. Hace diez minutos llegó otro.. presentaba signos de hipotermia, pero..

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

¡Vaya! ¡Vaya! Mira quien tenemos aquí, si es el estirado de Einar.. espetó una voz tan familiar como burlona, a dos camastros de ti, en el pequeño edificio de madera que ejercía de enfermería para la capilla, se alzaba Titus con una sonrisa de oreja a oreja y la piel algo pálida. ¿Por qué me miras así, amigo? Ni que hubieras visto un muerto. rió alegre por tu encuentro, luego echó una ojeada a las dos féminas presentes para añadir.

Tenías razón, Skyrim tiene las mujeres más hermosas. guiñó el ojo a la sacerdotisa que se sonrojó, por su parte Naarin se tomó el cumplido con una risa encantadora. Me alegro de verte, amigo.. me alegro de verte..

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

La sacerdotisa sana mis heridas fácilmente, utilizando la poderosa magia que su Dios le brinda. Con ello, aunque con una cantidad no despreciable de dolor, consiguió que mis huesos volvieran a ser fuertes otra vez. Sonrío satisfecho cuando lo consigue pues siento de inmediato que puedo volver a caminar, lo que después de más de un día de no hacerlo, parecía una eterna condena.

Agradezco de todo corazón a ambas mujeres:

 - "Muchas gracias, Sacerdotisa Eisya. Le debo más de lo que jamás podré pagarle. A usted y a la buena de Naarin."

Les sonrío a ambas, pues estoy realmente feliz y agradecido, mucho más de lo que jamás podría expresar con palabras.

Escucho lo que la sacerdotisa me dice cuando, escucho una voz que me es muy familiar. Mi rostro se ilumina de felicidad mientras una sonrisa aparece en él, radiante. Salto de la cama y corro donde él, a quien abrazo sin contemplaciones:

 - "¡Maldito pícaro afortunado! ¡Estuve muy preocupado pensando que eres un idiota y morirías de hambre o frío, o cualquier otra cosa que mata a los inútiles como tú!"

Lo suelto del abrazo y lo sujeto de los hombros mientras continúo:

 - "Me alegro mucho de que estés bien, amigo."

Luego miro a Naarin y le hablo:

 - "Naarin, déjame presentarte a Titus. Es el mejor guerrero que conozco, casi tan habilidoso como mujeriego. Confíale tu espalda sin dudar, pero jamás le creas cuando te diga que sus intenciones son buenas."

Me río, ya aliviado de que por fin estamos en Helgen y que Titus está bien, sano y salvo. Eso nos ahorra el tener que salir a buscarlo, pues ha llegado antes. Probablemente fue encontrado por otros o llegó el mismo. Decían que tenía signos de hipotermia y eso solo significa que el río lo llevó más que a mí o no consiguió guarnecerse con un fuego.

Pero nada de eso importa ya, pues ambos estamos bien y donde debemos estar.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Finalmente llegamos a Helgen. Ver tantos legionarios... bueno, no me agradó demasiado, pero estaban allí para proteger, o eso me forzaba a creer. 

-Botitas, no te separes- le dije al cachorro cuando entramos en el asentamiento. Alcé la vista hacia la Garganta del Mundo. Cuando Kaeso quisiera partir, nos bastaba con cruzar el paso hasta Paraje de Ívar y subir los siete mil escalones. Asentí con la cabeza. Serían varias jornadas de viaje, pero podía hacerse, y estar en Helgen nos dejaba más cerca, realmente.

Llegó el momento de las despedidas. Le dediqué una sonrisa a Ganlius, a pesar de que posiblemente algún día el bretón me daría caza -Que los Divinos te protejan, Ganlius- dije -. Gracias por todo y descuida: intentaré que este truhán vaya por buen camino- añadí con sorna, lanzando una mirada burlona a Kaeso. 

El abrazo del sacerdote no me lo esperaba y, aunque mi primera reacción fue de sorpresa y tensión, di unas palmaditas en la enorme espalda del bretón. No estaba acostumbrada a muestras de afecto, quizá con Kaeso era con quien único me había mostrado... afectuosa, la verdad, pero me esforcé por devolver el abrazo a Ganlius con cierta torpeza.

-Un mes- asentí, esbozando una sonrisa -. Aunque posiblemente Botitas sea mucho más grande, así que asegúrate de traerte otro par de botas.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Con la despedida de Ganlius, Kaeso se quedó unos instantes mirando por donde se había marchado el grandullón bretón con una leve sonrisa, pronto volvió a ti y te tomó la mano.

Al fin llegamos. sonrió el imperial apretando suavemente la mano. Casi que haya pasado una eternidad desde que.. nos conocimos. confesó socarrón, luego asintió lentamente hacia la nada. Sí, me has hecho pasar una eternidad de tormento.. bromeó echando al aire una risa leve mientras te guiñaba el ojo.

Botitas permanecía extrañamente pegado a tus piernas, el cachorro miraba alerta a todos lados. Ya en Falkreath se había vuelto loco, Helgen no era una excepción, pero sentías que de alguna forma te empezaba a hacer algo más de caso. Cuando tuviste esperanza de que no se metería en ningún lío, ya lo descubriste hurgando en las botas de Kaeso. El imperial suspiró mientras negaba con la cabeza.

Sí, Botitas.. también gracias a ti. rió divertido mientras miraba a su alrededor. Supongo que tocará conocer un poco el pueblo.. si nos vamos a asentar un tiempo aquí, ¿no crees?

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

Mala hierba nunca muere, eso dicen. respondió Titus correspondiendo con firmeza tu abrazo. Tuve suerte.. un grupo de viajeros me encontró, un enorme y feo orco, una muchachita de lo más linda y creo que su pareja.. a juzgar por cómo hinchaba las mejillas al piropearla. rió con ganas mientras lo conducías a presencia de Naarin.

Te agradezco que hayas salvado a este caso perdido, Naarin. le ofreció la mano que la bosmer aceptó encantada. Y no le hagas caso, soy incluso peor. le guiñó el ojo riendo de buen humor. Naarin correspondió con su habitual actitud extrovertida, contenta de ver que habías podido encontrar a tu amigo sano y salvo. Titus enseguida te miró con cierta consternación.

No hemos sabido nada de nadie más, ¿verdad? preguntó compungido, rompiendo un poco la alegría reinante en el lugar.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Giré la cabeza para mirar a Kaeso -Sí... Llegamos- dije, reafirmando sus palabras antes de dar un par de pasos hasta situarme de frente al imperial. Me quedé prendada unos instantes de sus zafíreos ojos, antes de mirar a nuestro alrededor -. Aunque curiosamente, ahora me siento perdida, sin rumbo- arrugué la frente -. Es... una sensación extraña. Como si hubiera llegado al final del camino y ahora no supiera hacia dónde ir- posé mis ojos en Kaeso y sonreí, pues me di cuenta de que mi mundo se había hecho mucho más pequeño de pronto.

Cuando dijo que le hice pasar una eternidad de tormento, hice una mueca, fingiendo sentirme ofendida, y le di un puñetazo suave en el hombro antes de entrecerrar los ojos -Tormento... No sabes nada, Kaeso Adamo- dije, antes de reírme al ver al cachorro acosar las botas del imperial.

-Será mejor que busquemos una posada. Si vamos a quedarnos, es donde mejor podemos informarnos de todo.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

El imperial se te quedó mirando cuando le cerraste el paso, te miró atento mientras afloraba su sonrisa ladina en el rostro.

Encontraremos un nuevo rumbo juntos, ya lo verás. aseveró mientras recibía tu puñetazo en el hombro, con más drama que dolor se llevó la mano hacia donde lo golpeaste. ¡Au! rió mientras fingía sufrimiento. ¿Por qué estás siendo tan cruel? espetó mientras te soltaba un beso en los morros, a traición. Te vas a arrepentir de eso, eso sí lo sé. respondió con un tono tan sugerente como provocador.

Kaeso coincidía contigo sobre la necesidad de ir a la posada, mas recordó algo mientras os poníais en marcha.

¿No tenías que llevar un amuleto a alguien de Helgen? Al padre de legionario muerto.. torció el gesto, gris ante el amargo cometido. Suspiró y el imperial preguntó por la posada del pueblo, enseguida recibió las indicaciones pertinentes: solo había una posada, El Final del Camino, regentada por Rodegar, no parecía tener pérdida ya que era uno de los edificios más grandes del pueblo.

Allá vamos.. sonrió mientras avanzabais a contracorriente de las gentes que iban a trabajar.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

La pregunta de Titus me toma por sorpresa y mi semblante también pierde toda alegría de golpe, cambiando como quien se saca una máscara para colocar otra en su lugar, una cuya expresión es de profundo pesar y frustración. Bajo la vista, incapaz de mirarle a los ojos mientras le contesto:

 - "Nadie más. Fuimos lo únicos dos que conseguimos salir de ahí con vida. Aun mientras caíamos vi como el dragón no permitió que nadie más cayera a las aguas. Agarró en el aire a los que lo intentaron después de nosotros. Fue una carnicería."

Me pesa mucho y no puedo evitar darle más vueltas al asunto ahora que sé que Titus está bien. Sin esa angustia, tengo mente para culparme de lo sucedido:

"Si yo hubiese demostrado más mando. Si hubiese dado órdenes correctas o hubiese sido capaz de levantar la moral de las tropas. No soy un líder militar como Hadvar esperaba de mí y aquellas personas pagaron el precio de mi ineptitud."

Guardo silencio mientras miro al suelo. No soy capaz de enfrentar a nadie diciéndole que fue mi culpa y que aquellos pocos guerreros nos masacraron como a un rebaño de corderos porque yo no fui capaz de recordarles los legionarios que eran. Por eso, ahora están muertos.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

Al ver tu abatimiento, Titus puso una mano en tu hombro y te apretó con suavidad, buscó tu mirada con convicción.

Estamos vivos, amigo. dijo con firmeza. Vivos para poder informar a Hadvar.. de lo que ha sucedido. miró a la sacerdotisa, el semblante le cambió de esa seriedad necesaria a la actitud socarrona habitual, tal como si aquello le ayudara a sobrellevar la situación. ¿Cuánto tiempo me vas a tener en tu cama, querida? le guiñó el ojo.

Naarin rió cantarina por la pregunta de Titus, aunque Eisya se puso aun más colorada mientras apretaba los labios. Dijo que viendo que se podía mover y hacer bromas, podía irse ya, pero sin demasiados aspavientos.

Eso quería oír. rió divertido mientras volvía la mirada hacia ti. Podemos ir ahora, si quieres.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Capilla de Kynareth

Las palabras y gestos de los presentes me infunden de confianza y consigo dejar de pensar tan funestamente, concentrándome en lo que está por venir y en qué hacer para evitar que más personas caigan en estos ataques, así como poder llevar a esos tipos astados y al dragón a la justicia que necesitan.

"Hadvar."

Pienso en aquel nombre de cuando mi amigo lo nombra y sé de inmediato que es eso lo que debemos hacer. Miro a las damas y secundo a Titus en sus palabras:

 - "Deseamos presentarnos ante Hadvar lo antes posible. ¿Crees que puedan mostrarnos el camino?"

Tomo todo nuestro equipo, preparándome para dejar el templo y dirigirnos donde mi antiguo oficial, una padre y maestro para mí, ahora líder de Helgen.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Naarin os condujo a la vieja fortaleza de Helgen, donde se había podido improvisar una suerte de sala de recepciones a modo de Casa Comunal. Lo que debiera estar protegido por hombres del jarl de Carrera Blanca, lo estaba de legionarios que, curiosamente, había más de los que cabría esperar. Pudiste ver como en los establos había hasta seis caballos de guerra, y un estudio más detallado del recinto descubría que habían jinetes de la Legión Imperial descansando junto a la entrada, llevaban los símbolos de la guardia de corps de un general.

Tras identificaros, los legionarios de la puerta, que se mostraban celosos en su trabajo, os franquearon la puerta a ti, a Titus y a Naarin. El interior tenía un aspecto bastante sobrio, marcial, pero algún detalle acogedor para pelear con la fría piedra desnuda de los muros interiores. Algunos tapices viejos y una considerable variedad de pieles, al fondo de la sala pudisteis ver a Hadvar hablando acaloradamente con un general imperial, el legionario que os había dejado pasar os pidió que esperarais.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Helgen parece aun más deprimente de lo que pensaba en un inicio, pero tiene un aire que genera la sensación de estar resguardados, protegidos, quizás un poco en casa.

"Pero no lo suficiente como para sentirme a salvo. Ni mucho menos ocioso."

Al llegar a lo que parece ser la Casa Comunal, veo que son solo Legionarios quienes les cuidan, lo que me hace pensar que quizás, por alguna razón, los Nórdicos no son de la entera confianza de Hadvar. Veo que hay muchos y pienso que quizás él también piensa que pueden haber problemas. La imagen del dragón y de los tipos astados no se borra de mi mente en estos momentos.

Nos llevan lo suficientemente cerca como para ver a Hadvar de lejos, quien parece discutir con un general Imperial. No hago ningún gesto pero intento escuchar algo a lo lejos por si consigo hacerme cierta idea de lo que ocurre. Han pasado hartas cosas en mi corta estadía en Skyrim y no quiero perderme detalle de lo que pueda aun aguardarme.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Aunque no llegaste a escuchar con claridad nada de la discusión entre el general y Hadvar, el eco de la estancia te dejó escuchar algunas palabras sueltas. En el contexto, parecía que estaban discutiendo algo de tropas y efectivos, pero no pudiste escuchar más. A pesar del enfrentamiento, ambos militares se despidieron con un apretón de manos, el imperial pasó junto a vosotros esperando un saludo marcial, cosa que Titus así hizo. Parecía que iba a pasar de largo, pero el general se detuvo mirándoos de forma inquisitiva.

Sois los legionarios supervivientes de la columna de refuerzo de Cyrodiil, ¿verdad? os miró uno a otro alternativamente. Titus hizo un ademán de asentimiento, pero el imperial os interrumpió dando por hecho que vuestra respuesta era afirmativa. Me pregunto cómo una columna de veinte legionarios es emboscada y solo quedan dos supervivientes, unos rumores muy casuales los que se propagan. alternó su mirada desconfiada de uno a otro, ignorando totalmente a Naarin. Si estuvierais bajo mi mando estoy convencido de que el Penitus Oculatus encontraría muy interesante conversar con ambos. 

Como una exhalación que se antojaba molesta, el general no os dio turno a réplica y desapareció por la puerta. Dejándoos una vez más a solas en la entrada de la fortaleza. En ese momento el legionario que os había acompañado, os dio permiso para acercaros a Hadvar.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Menudo tipejo desagradable.. espetó la bosmer cuando se aseguró que solo vosotros dos la escuchabais. Titus mantuvo la compostura, aunque con una sonrisa cínica en el rostro, a todas luces bastante de acuerdo con el comentario de Naarin. Pero tampoco hubo mucho más que cortar, enseguida estuvisteis frente a Hadvar.