Partida Rol por web

Os levantais pronto y os dedicais a vuestras cosas hasta la hora de partida del tren, cuando os encontrais en la estacion. Veis como un par de peones suben el pesado paquete que Grainger os ha encargado llevar hasta Privilegio. A pesar de que admirais la factura del tren, bastante nuevo, teneis que admitir que no es especialmente grande: Solamente tiene 7 vagones, de los cuales unicamente uno es para los pasajeros.

Meteis a los caballos en el vagon establo, detras del vuestro y os montais al tren mientras veis a 2 hombres enzarzados en una discursion con el conductor sobre la validez de sus tickets. Por lo que dicen, ellos tenian que tomar el tren. Os encogeis de hombros y entrais en el vuestro vagon. 

El vagon, aunque sencillo, se ve bien cuidado. Mirais a vuestro alrededor y estudiais a vuestros compañeros de viaje. Una señora bien vestida, un chaval que corretea por el vagon jugando a matar indios y al fondo, una señorita que lleva a su bebe colgado de la teta y otro señor con un traje gris y particularidades ninguna. 

Mirais donde sentaros cuando se sube al vagon un señor mayor al que se le notan los buenos modales. Despues de saludaros con acento ingles, se sienta en uno de los sitios vacios. El tren pita y os poneis en marcha hacia Odessa. Uno de los dos guardias que protegen el tren se os acerca

Billeteeeeee - dice sin demasiado interes mientras el tren va saliendo de la estacion de Aguadulce

Isaiah busca en su zurrón el billete que les entregó el hombre de Grainger y decide buscar un sitio para sentarse mientras sonríe al crío y lo anima a que siga jugando.

Un buen divertimento, mocete.

Tras saludar con el sombrero a las damas, Isaiah se sienta.

Hola Zeñó! - responde el pequeño a Isaiah con los ojos abiertos como platos - Ezo ez una piztola de verda? Puedo coge-la? - Alarga la mano para coger uno de los revolveres - De mayó, zere como papa, un piztolero. Pum!Pum! - hace como que dispara a Isaiah con la otra mano

Wu llegó caminando junto al gigantesco Andreijk; ambos iban comiendo una hogaza de pan que olía a recién hecho y cruzando pequeñas frases que solían tener que acompañar con algún gesto.

El asiático llevaba su mula bien cargada y él llevaba un rifle al hombro, junto con varios bultos ocultos en su cinturón, bajo la camisola.

Esperó tranquilamente a que su compañero encontrase un sitio para aposentar su voluminosidad.

Jeb da un rápido vistazo al vagón, saludando con una inclinación de cabeza a los demás pasajeros al hacer contacto visual. Las damas se llevan un discreto saludo con el sombrero como extra.

"Aqui tiene". Tras entregar el billete al guardia, Jeb se encara con el resto de sus compañeros, intentando no hablar demasiado alto.

"Bueno, en cuanto nos pongamos en marcha iré a echarle un vistazo a los animales e intentaré revisar el vagón de carga. Antes creo que debemos resolver una cuestión táctica: si el viaje dura nueve horas, llegaremos en plena noche, con lo que tenemos dos opciones: empezar un viaje de casi una jornada a oscuras por territorio desconocido, o encontrar una forma de pasar la noche en Odessa. Yo sinceramente veo más razonable la segunda opción. ¿Cual prefieren?"

Umaekytahp se ha levantado bien, sin secuelas de la pelea de anoche gracias a un par de ungüentos que se aplicó antes de acostarse.

Tras hacer unos breves preparativos, desayuna correctamente y empaqueta sus cosas para subir al tren. Nada más entrar en el vagón ve al niño que juega a matar indios, frunce el ceño y pone su expresión más severa. Cuando el niño lo mira por casualidad lo traspasa con su mirada.

Ni te acerques a mí en todo el viaje, enano.

Un indio! - exclama el pequeño con alegria al ver que Isaiah no le hace caso - Hacez mucho el indio? - pregunta metiendose un dedo en la nariz - Mi papa mato muchoz como tu, pero ziempre dezia que habia indioz buenoz. Erez un indio bueno? Por que huelez raro?

Viendo que no ha amedrentado al muchacho...

Por la madre tierra, ya no tengo poder de intimidación ni sobre los niños, ¡Qué será de mí!

- Hola chaval, claro que soy un indio bueno, curo a las personas con mis hierbas. Y eso es lo que te huele raro.

Ah - Zeke parece pensar un momento - Entonzez... Por que huele a güisqui? - despues se fija en el paquete de hierbas - Ezaz zon laz hiebaz para la pipa de la paz? Puedo ver zu tomahauc? Por fa, por fa, por fa....

Jeb se dedica a mirar a los caballos, y despues de esquivar un par de coces de Arquimedes, se acerca al otro vagon con las mercancias. El guardia abre la mirilla y ante el intento de Jeb de entrar niega con la cabeza

Lo siento, señor. Las ordenes son las ordenes. Este vagon debe permanecer cerrado al publico. Hay un cargamento importante. Puede usted visitar el resto del tren si asi lo desea.

Al ver que el niño sigue molestando al indio, una cada vez mas alterada señorita le coge del brazo

Niño, deja al salv... al señor tranquilo - le dice devolviendole a su sitio

Lamento que se le haya molestado - le dice a Jon, claramente atemorizada del indio, antes de volverse a sentar

Zeke se sienta en su sitio haciendo pucheros

Viendo toda la escena al entrar en el vagón, Jeb decide que la ocasión la pintan calva. Se acerca a la señorita y el zagal, y quitándose el sombrero le dice "No se preocupe, parece fiero pero no les hará nada. ¿Me permite sentarme?" Sumando la acción al gesto, se sienta enfrente de ambos, poniendo su sombrero sobre las rodillas. "Jebediah Stern, para servirla. ¿Es su hijo? Yo también era muy revoltoso de niño. ¿Van ustedes a Odesssa?"

- Buenos días - Ada saluda a todos sus compañeros con una sonrisa, y al entrar al tren al resto de pasajeros con otro - Buenos días, es un placer compartir viaje con ustedes... - rebusca en su cartera cuando ve al guardia - Mi billete, señor...

Ada se sienta en su sitio y toma el viaje con calma. Jugará con el niño, hablará de trapitos con la señora (si es que habla con mujeres de su clase), y en general se dedicará a tareas sociales.

Ni inspeccionará el tren ni tomará especiales precauciones, aunque procurará no hacer demasiado obvio que viajan todos juntos (supongo que todos los del pueblo lo saben, pero...)

Andreijk se ha sentado en uno de los asientos y disfruta del paisaje. Le gusta viajar en tren, es mucho más cómodo que viajar a caballo.

Se ha sentado él solo ocupando un asiento y medio. Wu está sentado cerca. Se entretiene mirando al niño o a sus compañeros mientras hablan con el resto de pasajeros, y fumando su pipa. Cuando el chico ese tan educado (Jes, o Jeb, o algo así) propone dormir en Ordessa asiente con la cabeza sin decir nada.

La pistola y sus otras pertenencias están en su mochila de viaje, con la excepción de las cosas más voluminosas que están en las bolsas del caballo. Andreijk sabe que volverá a Aguadulce después del viaje (total, seguro que no va a pasar nada malo durante el viaje), pero no se fía de los otros habitantes de la pensión donde se hospeda en Aguadulce, así que se lo ha traído todo consigo. No tiene muchas pertenencias así que no es mucho problema. Medianoche, su yegua, es su posesión más valiosa y va segura en el vagón trasero.