Partida Rol por web

The Last Blade

Capítulo I: En Japón...

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11/01/2011, 16:43
Director

 

Otoño de 1864, puerto de Osaka, Japón

El sonido del mar se mezcla con el chirrido de la madera de los barcos, y el bullicio de los marinos recogiendo las velas en los mástiles. Además, las gaviotas graznan siguiendo a los barcos pesqueros, tratando de conseguir algo que llevarse a la boca. Pero tú no oyes nada de eso...

Es tarde, del sol ya sólo se ve su mitad superior, mientras que el resto está oculto tras el horizonte, y el puerto parece envuelto en colores áureos mientras tu barco se aproxima lentamente al muelle de amarre. Pero tampoco lo ves...

Tus ojos están cerrados y no prestas atención a tus oídos. De pie en la proa del navío, meditas. Al fin has llegado a Japón. Ha sido un largo viaje desde las costas de China, pero por fin estás aquí, y podrás entender la señal que viste en las montañas, mientras entrenabas. Una estrella fugaz, roja como una brasa, que cruzaba frente a la luna llena. Algo trivial quizá... de no ser por la inquietud del Monje Mayor. En cuanto le referiste tu visión, su semblante cambió y la aprehensión se apoderó de él. Nunca habías visto tan nervioso a tu maestro, y aquello te afectó profundamente.

Así que estás en Japón, pues es el último país en la dirección de tu visión, y el Monje Mayor te pidió que acudieras aquí para averiguar qué está a punto de ocurrir. Eso es en lo único que piensas. Debes encontrar a un amigo del Monje Mayor, un anciano que vive cerca de Kyoto, en compañía únicamente de tortugas... Algo muy extraño, pero es tu misión. Quizá ese hombre pueda ayudarte a descifrar qué significado tiene lo que viste.

Finalmente, el barco llega al muelle y atraca. Con paso lento pero decidido, desciendes por la pasarela de madera y pisas las losas de piedra del puerto. Tu próxima parada debe ser Kyoto, la capital. Debes buscar un modo de llegar allí lo más rápidamente posible.

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12/01/2011, 01:15
Lee

 Con mi sombrero y  un Bo me encamino al templo mas cercano para meditar y encontrar respuestas.

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12/01/2011, 13:59
Director

Mientras caminas por el puerto, atraes las miradas de los marinos y de la gente que trabaja allí. Sin duda tu vestimenta es extraña para ellos, aunque algunos se dan cuenta de que debes de venir de China. Preguntas a un hombre que atiende redes donde puedes encontrar un templo para meditar, y te indica algunas calles que debes recorrer para acceder al más próximo.

Mientras recorres el barrio portuario de Osaka, piensas en tu misión. No conoces a ese hombre que debes encontrar, pero el Monje Mayor te ha asegurado que él podrá ayudarte a discernir el significado de tu visión. Según parece, es muy anciano, incluso más que tu maestro, y sabe muchas cosas que están ocultas para los demás. Preguntándote quién podrá ser, llegas finalmente al templo que el operario del puerto te indicó. Empieza a anochecer y la gente de la ciudad se retira a sus casas, mirándote con curiosidad según pasas a su lado.

Entras en el patio del templo, y puedes ver a un anciano con kimono blanco de seda, que está empezando a encender los candiles de piedra. Cuando se da cuenta de que estás ahí, te mira con fijeza, entornando los ojos. Está claro que no ve muy bien.

- Buenas tardes -dice con una voz apagada-. Vamos a cerrar pronto. ¿Queréis hacer una ofrenda?

El ruido de la calle parece atenuarse en el recinto sagrado, y sólo se oyen unos pequeños platillos ceremoniales que tintinean en el porche del templo. El anciano espera tu respuesta en silencio, mientras continúa encendiendo los candiles.

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12/01/2011, 16:34
Lee

Camino por las calles cada vez mas oscuras de esta ciudad desconocida bajo la mirada curiosa de los lugareños. Un amable pescador que parece reconocer mi procedencia me indica con su nudosa mano la dirección del templo.

En el, un anciano monje me recibe, dice que ya van a cerrar. Yo le saludoa como tradicionalmente se saluda uno de ellos...

Venerable maestro, no sabía que ya cerraba el templo, mi intención al venir aquí era meditar un poco. Pero en todo caso permitame presentar mi ofrenda antes de retirarme.

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12/01/2011, 17:37
Director

El hombre se mesa la barba, blanca como la nieve y su ropa, y asiente.

- Por supuesto, joven -te dice. Aunque no ve bien, es evidente que tu voz le ha indicado tu edad.

Termina de encender los candiles y va al pequeño templo a buscar unos incensarios. Cuando regresa, y mientras los va colocando frente a los altares, te pregunta sin mirarte.

- Por el sonido de tu ropa, diría que no son prendas japonesas... -susurra, tan bajo que apenas puedes oírlo bien-. ¿De dónde vienes, muchacho?

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12/01/2011, 17:58
Lee

 -Maestro, vengo de las montañas xxxx en china, y voy hacia Kyoto.

Notas de juego

 estve apuntod e decir de la montaña de los siete picos xD

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12/01/2011, 23:30
Director

El anciano encargado del templo concluye sus tareas y se sienta en el porche de madera, en posición de seiza. Te observa con los ojos entornados, pero tienes la clara impresión de que no te ve. Más bien parece escuchar cada uno de tus movimientos.

- Así que de China... -susurra-. Estuve una vez allí. En la costa, junto al Yang-Tsé. Pero fue hace muchos años.

Parece rememorar viejos tiempos, y cierra los ojos. El tintineo de los platillos sigue siendo lo único que rompe el silencio del apacible patio. Según baja la luz del día, los candiles parecen brillar con más fuerza.

- Venir desde China... es un viaje largo. Debes tener un poderoso motivo. Espero que los dioses te sean propicios.

Al decir esto, se inclina respetuosamente. No demasiado, no como lo haría un alumno ante un maestro... pero es obvio que es sincero. Luego vuelve a incorporarse y señala la puerta del templo.

- Una caravana sale todos los días de Osaka hacia Kyoto, llevando el pescado de la tarde. Justo cuando se oculta el sol. Si te das prisa, aún podrás alcanzarla.

Te explica que la caravana parte desde la plaza de la ciudad, y te da indicaciones para que no te pierdas. Luego se mete la mano en el kimono y saca una pequeña moneda de bordes desiguales. Te la entrega con una sonrisa.

- Es el precio que te exigirán por llevarte hasta Kyoto. En el mundo de hoy en día, nada se obtiene gratis... Te la doy en pago por tu compañía.

Luego se levanta y, con una nueva reverencia, te indica el camino de la salida para poder cerrar.

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12/01/2011, 23:48
Lee

 Me inclino demostrando mi máxima gratitud, y acepto con trabajo esa moneda.

-Muchas gracias maestreo, agradezco su generosidad y sus buenos deseos, en cuanto termine mi misión prometo regresar y contarle sobre aquellas tardes en el río azul, cuando las aguas le tiñen del mismo tono del río amarillo...

...Sería lo menos que podría hacer.

Me levanto, hago una pequeña oración y dejo la mitad de mis pocas monedas (chinas por supuesto) entre las ofrendas, y desaparezco a toda velocidad.

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13/01/2011, 03:14
Director

Fuera del templo, la calle empieza a quedarse desierta poco a poco. La gente regresa a sus casas tras la jornada, y ya no se oyen los gritos y las carreras de los niños que jugaban fuera hace sólo unos minutos. Miras a tu alrededor, buscando las calles que el anciano del templo que ha indicado, y pronto las reconoces. Sabes que siguiéndolas, llegarás a la plaza de Osaka, donde las caravanas se reúnen para cargar las cestas de pescado que deben llevar a Kyoto. Has tenido suerte, sin duda es una de las formas más rápidas de llegar a la capital.

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13/01/2011, 06:07
Lee

 Tras musitar una breve oración ´por el anciano monje corro hacia donde debe estar la caravana. Mi objetivo al llegar allí, es el ser admitido como un acompañante, o al menos como un trabajador mas. mas recuerdo la moneda del monje y pienso utilizarla como ultimo recurso, y en honor a el.

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13/01/2011, 17:36
Director

Después de un breve caminar por el barrio portuario de Osaka, llegas a la plaza que el anciano te indicó. Puedes ver que aunque las calles están cada vez más desiertas, en la plaza continúa habiendo gente. Algunos tenderetes incluso siguen abiertos, y en el centro del lugar se agolpan carretas tiradas por burros y caballos. Hay trabajadores que las llenan de cestas de diversos contenidos, aunque en la mayoría de ellas puedes ver pescados, algunos de los cuales aún colean.

Llamas la atención bastante debido a tus ropas, pero nadie se mete contigo. Algunos transeúntes incluso te saludan con pequeñas inclinaciones. Muchas de las caravanas están ya listas para partir, mientras que otras parecen esperar aún más mercancías para cargar. Cerca de ellas, un grupo de hombres armados espera, seguramente para hacer de escolta de la comitiva. Te fijas especialmente en un hombre que no trabaja, pero que lleva un pañuelo trenzado anudado en la cabeza, y da órdenes a los demás. Tiene todo el aspecto de ser un capataz, y parece bastante ansioso por salir de Osaka.

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13/01/2011, 17:43
Lee

 Me acerco al "capataz" , saludo tradicionalmente con una inclinación y la palma sobre el puño.

-Buenas noches respetable señor, solicito me permita el acompañar a la caravana en su viaje a Kyoto.

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13/01/2011, 17:48
Director

Interrumpido en sus funciones, el capataz de la caravana te mira. En la escasa luz, apenas puede verte bien, pero se extraña de tus ropajes y tus refinados modales. Está claro que es un hombre más bien tosco, no acostumbrado a esos tratamientos corteses.

- ¿Cómo que acompañar a la caravana? -bufa contrariado-. Eso es imposible, ¡apenas hay sitio para las cestas! ¡Si queréis ir a Kyoto, id a pie, que bien os vendrá el ejercicio!

Se vuelve aún gruñendo y señala airado a un joven trabajador que casi deja caer una caja que parece muy pesada.

- ¡Muchacho, ten cuidado y date prisa! ¡Es para hoy!

El chico se encoge asustado, pero aferra con fuerza la caja y la lleva con mucho esfuerzo a uno de los carros. Sólo faltan unas cuantas mercancías por cargar, que se agolpan junto a la pared de un edificio cercano.

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13/01/2011, 18:15
Lee

 Tomare eso como un sí mi respetable señor.

Me retiro hacia donde están las cajas, las cuales a pesar de mi complexión y tamaño cargo con facilidad.

-¿Podría decirme donde las coloco?

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13/01/2011, 22:04
Director

El capataz y los hombres que trabajan en las caravanas se quedan de una pieza al verte levantar las mercancías como si fueran sacos de plumas. Tardan un rato en reaccionar, pero finalmente el capataz sonríe con labios temblorosos y se acerca a ti. Hace un gesto sacudiendo una mano, como indicando que está sorprendido de tu fuerza y ríe.

- ¡Caramba, menudos músculos tenéis! -comenta, mientras sus hombres murmuran detrás de él-. Muy bien, si nos ayudáis a cargar el resto de la mercancía, os llevaremos a Kyoto. Poned las cajas y las cestas donde haya sitio en los carros y procurad sujetarlas bien para que no se caigan.

Luego se vuelve hacia el resto de trabajadores y su sonrisa se esfuma.

- ¡Vamos, gandules! -les increpa con furia-. ¡Venid a ayudar! ¡No creáis que porque sea fuerte vamos a dejarle todo el trabajo!

Los hombres se acercan y siguen cargando con lo que pueden, que obviamente es mucho menos de lo que puedes llevar tú. En apenas unos minutos, termináis de cargar los carros y el capataz te indica que te sientes en el primer carro junto a él. Da una orden y la caravana se pone en marcha, a paso lento, con la escolta armada a los flancos. Mientras recorréis algunas calles, el capataz te mira y te ofrece su mano, que huele bastante a pescado.

- Soy Takeshi -te dice con una sonrisa-. ¿De dónde vienes, y por qué tanta insistencia por ir a Kyoto?

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13/01/2011, 22:24
Lee

- Me llamo Lee, soy de China y al monasterio que se encuentra en Tokio.

Me quito la casaca y la camisa y continuo cargando cajas, esta vez dos, una encima de la otra.

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14/01/2011, 01:40
Director

Poco a poco la carreta en la que vas sale de la ciudad de Osaka y os internáis en la espesura de los bosques de Japón. Kyoto no está lejos, pero a ese paso aún tardaréis algunas horas en llegar. Sin embargo, la escolta armada porta antorchas y es el modo más seguro de viajar de noche. Takeshi asiente con la cabeza cuando le explicas que vas a buscar un templo de Kyoto, y se mete la mano en el chaleco para sacar un papel enrollado que resulta ser un mapa. Lo desenrolla y puedes ver un plano de la capital, con todos los lugares importantes. Takeshi señala uno de ellos y te habla:

- Ese es el templo más importante de Kyoto, pero está cerrado por reparaciones. Aunque puedes dirigirte a este otro de aquí -señala otro punto-. Pertenece a la familia Ichijo, son onmyojis... muy famosos por cierto.

Guarda el mapa, mientras la comitiva continúa su traqueteo por el pedregoso camino, a la luz de la luna.

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14/01/2011, 05:36
Lee

Notas de juego

 si no se lo que es un onmyojis se lo pregunto.

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14/01/2011, 12:20
Director

Notas de juego

Claro, puedes preguntar lo que quieras. Pero vamos, ya te respondo.

Un onmyoji es una persona dedicada al mundo espiritual. Dan ofrendas a lo dioses, cuidan los altares y templos y apaciguan a las almas en pena (sobre todo suelen hacer esto último). También tienen dotes para la adivinación y el esoterismo.

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14/01/2011, 14:15
Lee

 Continuo avanzando en silencio con  la caravana