Partida Rol por web

El cielo nocturno continúa volviéndose grisáceo, mientras la calle permanece silenciosa. Una a una, vuelven a caer gotas que presagian lluvia. Pero es lo último que preocupa a los cuatro hombres que se encuentran paralizados en una avenida de Kyoto. El capitán Washizuka y dos de sus soldados, además de Amano Hyo. Ninguno sabe durante un momento qué hacer, pero la tensión se palpa en el ambiente, y es entonces cuando el capitán recuerda el peligro que todos corren.

¿Pero qué hace ese hombre ahí, y cómo es que las patrullas que peinaban las calles no lo han visto? Esta noche es demasiado extraña, y Washizuka odia eso. Él es un hombre práctico, un soldado. Odia desentrañar misterios...

"que le habra pasado a esa chica? estara bien? se llevo mi anforita y ya me dio sed, ahora, que sucede?"

LLego corriendo al lugar del que provenían las voces. La tensión puede palparse en el ambiente, aunque de momento todo parece controlado. La luz de la luna hace que mi frente brille con las pequeñas gotas de sudor debido a la carrera. Observo extrañado al hombre que tengo delante. Por unos segundos me planteo la posiblidad de que el asesino sea él y no Sikyoh, pero en seguida deshecho esa idea pues este típo de crímenes son característicos de ese psicópata. Sin embargo las cavilaciones me lleva a otra pregunta. ¿Qué hace este hombre aquí y cómo es posible que no lo hayamos descubierto hasta ahora?

- Soldados, informen.- ordeno con voz autoritaria sin apartar los ojos del hombre del kimono rosa .-¿De dónde ha salido este hombre y qué hace aqui? - añado rápidamente. Todo esto nos está haciendo perder un tiempo valiosísimo para dar con Sikyoh, por no decir que nos coloca en una posición vulnerable.

Ante la llegada del capitán, los dos soldados hacen un gesto de saludo, pero no se cuadran. No quieren relajar la vigilancia sobre su sospechoso.

- Señor, hemos descubierto a este hombre mientras vigilábamos el barrio -informa uno de ellos-. Sin embargo, es extraño... recuerdo que hemos pasado antes por esta calle y no había nadie en ella.

Continúan amenazando con sus afiladas armas a Amano, para que no se mueva, mientras el capitán decide qué hacer.

2 sujetos armados frente a mi que parecen ser policias o algo por el estilo, uno mas que llega y parece fuerte, y yo solo y sin mi anforita, oh dios, estoy perdido -disculpen amigos, no han visto a una linda jovencita con una anforita por aqui? se la llevo un sujeto que no pude ver muy bien-

Frunzo el ceño claramente disgustado por que mis hombres no hayan reparado en este hombre en la primera pasada pero no digo nada. No es momento. Rápidamente vuelvo a clavar los ojos en el hombre de kimono rosa que parece estar más perdido que mis propios soldados.

- Estamos de patrulla. Un asesino muy peligroso ronda por esta zona y no es aconsejable andar por las calles. Lo mejor será que vuelva a su casa lo antes posible.- digo con autoridad sin mostrar un ápice de preocupación. Sin embargo las palabras del hombre me hacen volver a girarme hacia él.- ¿Una joven?- ¿es posible que la mujer que busca este hombre la haya capturado Shikyoh?- ¿Acaso vió por dónde se fue? ¿Cuando fue la última vez que vió a esa mujer? Conteste.- replico de nuevo con total autoridad, aunque con más prisa que antes.

aun desorientado... o mas bien ebrio, se levanta y se sacude un poco, ve hacia todos lados buscando a la chica con la vista mientras da cuenta del sujeto que acaba de llegar -eeeeeh, la chica, si, venia conmigo, era linda no? la ultima vez que la vi fue... cuanto tiempo llevo inconciente, el sujeto me ataco a traicion y quede inconciente... y a todo esto, quien eres tu?-

- ¿Que quién soy yo?- gruño cada vez más cansado por tener que tratar con este borracho en plena busqueda de Shikyoh.- Soy Keiichiro Washizuka, capitán de las 3era división del Shinshengumi. Pero eso no le interesa lo más mínimo.- tras decir eso me dirijo directamente a uno de mis soldados.

- Esto es una pérdida de tiempo. Este hombre está borracho, no sabría distinguir un gato del mismísimo emperador. Que uno de vosotros lo acompañe a su casa, el resto que reanude la búsqueda, no tenemos tiempo que perder.- ordeno de nuevo dando la espalda al homre del kimono rosa y volviendo al trabajo. Esta interrupción no ha hecho más que darle tiempo extra a Shikyoh para escapar y eso no nos beneficia en absoluto...

-oye, oye, oye, oye, oye, espera, tu eres el tal shinshegumi que ignoro a la linda aika cuando denuncio a su acosador? tu eres el imbecil que creyo que estaba loca por que dijo que la perseguian? adivina que? si la perseguia y se la acaban de llevar-

Uno de los soldados se apresura a cumplir las órdenes de su capitán, mientras Amano le increpa ruidosamente. Pero justo cuando está a punto de llevárselo, todos escuchan algo...

A no mucha distancia, quizá una calle más allá, pueden oír una carcajada espantosa, seguida de un ruido metálico y un grito desgarrador. Entonces oyen voces que gritan todo tipo de cosas:

- ¡Aquí! ¡Alerta!

Pero son ahogadas por una nueva risotada demente, y más gritos... ¿de miedo, de dolor?

-y ahora que? creo que hoy es el dia de atacar a amano, por que no podemos platicarlo con una botella de sake?- me preparo para pelear y trato de distinguir si el sujeto es el que la secuestro

La conversación con el borracho me irrita. De hehco su falta de respeto es casi insultante. Estoy a punto de mandar arrestar a semejante incauto capaz de meterse con un capitán del Shinshengumi, cuando un grito profundo me interrumpe.

-¡Maldita sea!.- grito frustrado toda esta pérdida de tiempo ha permitidoa Shikyoh colarse entre nuestras defensas para volver a atacar.- ¡Rápido, es él!. ¡Vamos, seguidme!.- ordeno rápidamente a mis soldados lanzándome a la carrera hacia el lugar del que provienen los gritos con mi katana desenvainada. El asunto del borracho puede esperar para más tarde.

La refriega ocurre no muy lejos de allí, a la vuelta de la esquina. Aún pueden oírse golpes y entrechocar de armas metálicas cuando os acercais a toda prisa. Entonces, Washizuka escucha algo que le hiela la sangre en las venas.

- ¡Akiwashiiii! -exclama una voz aguda y enloquecida.

Acto seguido se escucha un silbido, como si algo rasgase el aire a toda velocidad, y una exclamación de dolor y horror. Algo pesado cae al suelo, y todo queda en silencio, salvo por vuestros apresurados pasos sobre el barro.

En ese momento llegáis por fin a la esquina de la calle y la rodeáis, seguidos por los soldados. En una pequeña placita que tiene un pozo, hay dos miembros del Shinsengumi. Ambos están tendidos en el suelo, sangrando profusamente, aunque uno de ellos aún se mueve. Mira al capitán Washizuka con ojos desorbitados y trata de decir algo, pero sólo logra murmurar unas sílabas.

- Shi... Shi...

Entonces expira. El capitán no habría necesitado que el soldado hubiese hecho el esfuerzo. Aquél grito de ataque no le dejaba lugar a dudas. Shikyoh ha estado ahí, en esa plaza, hace escasos segundos...

veo al sujeto y despues de recapacitar un momento, lo reconozco como el sujeto que se llevo a mi amiga

-HEY TU, QUE LE HICISTE A AIKA? Y A MI ANFORITA? DONDE LAS DEJASTE?-

Me muevo muy rápido a pesar de mi envergadura, pero ya estoy acostumbrado a correr y a ser rápido. Un capitán del Shinshengumi debe serlo. Noto como el hombre del kimono rosa también mantiene su distancia. Al menos no está tan borracho como yo pensaba, aunque no se que pretende hacer siguiéndome.

Por desgracia a pesar de mi velocidad vuelvo a llegar tarde. Dos de mis soldados se encuentran en el suelo muertos. Bueno, uno de ellos consigue articular a duras penas unas sílabas y tras eso muere. Aunque no era necesario que dijera nada. Se quién ha hecho esto. El maldito Shikyoh.

- ¡Maldito cobarde!. Sal de dónde estés si esque eres lo suficientemente valiente como para enfrentarte a mi.- grito cabreado sin poder contener mi ira. Sin embargo dudo que mi enemigo acceda a mis deseos así que rápidamente busco con la mirada posibles huellas o rastros de sangre que me puedan idnicar dónde se encuentra el asesino.

En el momento en que el capitán baja la vista hacia el suelo, con el rabillo del ojo distingue un brillo a su izquierda. Se pone en guardia rápidamente y de uno de los tejados cercanos, ve descender de un salto a una figura humana. Amano también lo ve, mientras a su lado los dos guardias que iban a apresarlo reprimen una exclamación de terror. Es él, el hombre que le atacó cuando acompañaba a Aika.

Con pasos desgarbados y bamboleantes, se va aproximando al centro de la plaza cuadrada, mientras exhibe su sonrisa demecial y babea por la comisura de unos labios exageradamente torcidos. Se ríe entre dientes como una hiena, y alza lentamente un brazo para señalar a Washizuka. Parece que intenta decir algo, pero sea lo que sea se pierde en una nueva risa estúpida y una mirada amenazadora...

Shikyoh se ha aburrido de huir.

corro siguiendo al sijeto del pelo extraño y al jefe de policia, llego detras del jefe a la plaza, pero no me detengo a ver a los soldados, sigo directo contra el sujeto extraño embistiendolo con mi baston -DONDE ESTA AIKAAAAAAAA?-

- Ya era hora de que aparecieras bastardo.- grito con furia.- Tienes una oportunidad de rendirte, aunque creo que por suerte para ambos no lo vas ha hacer.- añado sabiendo que la rendición no está en el manual de Shikyoh. Por mi perfecto. No hay mejor manera que ajusticiar a un traidor que en un combate cuerpo a cuerpo.

Sin embargo parece que el borracho de antes quiere intervenir. Maldito suicida, no sabe con quién se la esta jugando.- ¡Ey!. Lárgate de aqui. Shikyoh era un antiguo miembro del shinshengumi. ¿Esque acaso quieres morir?. Esto es entre él y yo. No deberías meterte, sobre todo por tu seguridad. Hazte a un lado.- le digo, o más bien le ordeno a Amano antes de que cometa una estupidez y lo maten por ello.

-Muy bien Shikyoh, hoy pagarás por todos tus crímenes. La sentencia es la muerte. Prepárate a recibir la justicia del Shinshengumi traidor.-