Partida Rol por web

Una vez más desenrollaste el cartel para asegurarte del rostro del criminal que andabas buscando. Había hombres más peligrosos, pero no que hubieran evadido durante tanto tiempo a la justicia y ahora ibas a ser tú quien se encargara de llevarlo, vivo... o muerto.

Preferiblemente muerto, como siempre decías, porque así daban menos problemas.

Tus últimos informes decían que se encontraba en el pueblo de Socorro, y allí era en donde tú estabas. Ahora solo tenías que encontrarlo, y estabas seguro de que estaría en el saloon. ¿Dónde si no podría encontrar todo lo que le interesaba de la vida?

Quizás el mayor problema no era ese, sino cruzarte con tu eterno competidor, que sabía perseguía a Buford igual que tú.

-¿Bufford Mad Dog? Por favor, solo a un capullo se le ocurre ponerse ese mote..-mascullé mientras me encontraba apoyado en uno de los edificios de madera de aquel pueblo de mala muerte-Socorro, si es que lo están pidiendo a gritos sus habitantes...-

Toda basura humana como ese malnacido se encontraría en el salón, emborrachándose o vanagloriandose de sus hazañas así que allí me iba a dirigir, pero desde luego tras su pista también estaría mi "querido amigo" el Coronel. Nos habíamos cruzado demasiadas veces en el camino siguiendo uno de los "encargos", era muy bueno y le respetaba pero eso no significaba que nos invitasemos a unas copa de whisky.

Dejé mis cavilaciones y con el cartel enrollado en mi mano crucé la calle principal para caminar por las fachadas cubiertas mientras mirada a ambos lados de la calle y los tejados de cada casa. El Coronel estaba cerca, casi me parecía olerlo...

Buscaste con la mirada en que parte de aquel pueblo había un saloon y no tardaste en encontrarlo. Espoleaste ligeramente tu caballo y te dirigiste hacia allí. 

Cuando llegaste, desmontaste y ataste el caballo y entraste, no sin antes echar una mirada de desprecio a todo aquel lugar.

El humo, el olor a alcohol y a vicio inundaban aquel lugar. A pesar de la hora, más o menos mitad de la tarde, estaba lleno. Se notaba que muchos no estaban trabajando aquel día, o bien que había algo especial, porque había más movimiento de la cuenta. Las mesas de Poker estaban llenas y las prostitutas llamaban desde arriba para que aquellos que quisieran, se fuesen servidos de otra manera.

Entré en aquel antro de perversión alcohol y juego mirando a todos los presentes, en especial a los hombres, las mujeres estaban en un segundo plano de mi atención.

Caminé con parsimonia hasta la barra-Un Whisky-dije ceñudo apoyando mi codo el la barra observando todo el movimiento del lugar. Estaban todos enfrascados en sus propios vicios así que cuando vino el camarero le llamé por señas-Eh..¿Ha visto a un tal Mad Dog Tannen?-dije con voz queda-Tiene cara de haber olido un pedo de caballo- susurré mientras seguía mirando a toda la gente allí presente.

El barman te sirvió el whisky y después te escuchó como si no tuviese nada mejor que hacer.

Tengo cara de ser una oficina de información? Ni sé quién es ese Tannen ni me importa. Podría estar detrás suyo y tampoco se lo diría. Pero o bien está por aquí abajo, o está arriba con las chicas.

-Me ha sido de gran ayuda amigo.. gracias por nada- mascullé tirándole la moneda y bebiendo de un trago el whisky.

Volví a mirar a toda la gente que se había congregado en aquel local pero no conseguí ver a Tannen, así que de forma disimulada subí hasta el primer piso donde estaban todas las prostitutas-Señoritas... ¿Ha venido algún cliente nuevo últimamente?-pregunté tocándome el ala del sombrero con un par de dedos a modo de saludo-Os aseguro que tendréis propina si me decís algo de interés..- entrecerré los ojos cruzando miradas con ellas.

Las chicas pasaban por al lado de ti echándote miradas y rozándote con la mano. Cuando detuviste a una de ellas y le preguntaste, ella sonrió como si fueses el amor de su vida.

-Preguntas demasiado -te dijo, colocando su mano en tu entrepierna -. Estoy segura de que podría hacerte olvidar lo que estás buscando si vienes conmigo.

-En otras circunstancias estaría totalmente dispuesto a que me hicieses olvidar, pero en ésta ocasión vengo por trabajo nena- respondí con una fina medio sonrisa-Quizas cuando acabe éste trabajo necesitaré que me relaje, pero me gustan terminar primero los negocios y luego el placer-guiñé un ojo brevemente y esperé a que mis palabras la convencieran.

Al examinar los alrededores distingues, abajo, a una figura conocida que acaba de entrar en el salón.

El Coronel.

-Entonces esperaré. En cuanto a tu pregunta, no hay mucha gente nueva, pero puede que el que estés buscando esté con Dolores, en la habitación siete. Al final del pasillo -te explica la puta, señalando hacia su espalda.

Cita:

-Muchas gracias por la información señorita- guiñé un ojo agradecido y fui hasta la puerta de dicha habitación. Durante el breve paseo miré hacia abajo y vi a mi contrincante, el Coronel. Mucho me habría extrañado no verle allí, sin duda también iba tras Tannen pero yo tenía una pequeña ventaja, aquella recompensa sería mía.

Miré a otra puta que había a mi lado y fruncí el ceño-Perdone preciosidad ¿Qué dirías si te pago solo por llamar a esa puerta y conseguir que te abran?-cuanto menos jaleo montase mejor para mí y tirar la puerta abajo sería la última de mis opciones.

Diría que puedo hacer mucho más que eso, pero...

La chica te coge el dinero y se lo guarda en su escote.

... puedo esperar a que termines con tu trabajo -te dijo, girándose y empezando a caminar hacia la habitación siete. Cuando llegó, llamó con los nudillos.

-Soy Lindsay. Dolores, abre.

Se escuchó un ruido en la habitación y una rubia "casi" en pelotas abrió la puerta.

-Qué quieres. Estoy con un cliente.

Al fondo podía verse a alguien sobre la cama y por lo que decía, estaba impaciente.

-Dile que entre también. Tengo suficiente para las dos, ja ja ja

Cuando la otra mujer abrió ya tenía el revólver desenfundado, giré ligeramente la cabeza para que Dolores se apartase sin yo mediar palabra, entré como una exhalación y encañoné al hombre nada más verle-No muevas un músculo amigo-dije amartillando el arma, obviamente no iba a disparar, tenía que asegurarme primero de que era Tannen, pero no iba a permitir que me la jugasen..

Era Bufford, no había duda, y se levantó como un resorte de la cama en cuanto hiciste tu aparición, se quedó petrificado.

-Vaya, vaya, vaya. Supongo que... un cazarrecompensas, ¿verdad? ¿Dime, crees que podré vestirme o quieres que salga así al salón? -te preguntó, riéndose como un estúpido.

Era Tannen, no había duda-Una mierda vestirte, a saber dónde tienes guardadas tus armas, Dolores, tírale una toalla-dije sin apartar la vista de los ojos de aquel capullo.

-Que tengas la polla tiesa me da igual, ahora se bajará-reí sardónico-Vamos mueve el culo, ajústate la toalla y ponte las botas, luego las manos a la nuca- ordené con gesto duro.

Buford se echó a reír. A continuación se agachó para coger la sábana y envolverse en el ella, con lo que tuviste la desagradable visión de verle el culo en todo su esplendor, pero en cuanto su mano tocó la sábana, se lanzó sobre la cama hacia el suelo, arrastrando sábana y colchón para usarlo de parapeto.

Fue un movimiento rápido, seguramente el único que podía realizar para escapar de ti y tener una oportunidad de dispararte, y si no respondías con idéntica rapidez, Bufford era un tío peligroso.

Buford fue lo suficientemente rápido como para atrincherarse detrás del colchón quedando completamente tapado. Tras caer al suelo, oíste como amartillaba su revolver, que sin duda había cogido, preparándose para dispararte.

El cerdo consiguió escabullirse-Vamos Tannen, no compliques las cosas, de aquí solo puedes salir de dos maneras y no me importará en absoluto sacarte a rastras hecho un fiambre-el colchón no era grueso así que la bala podría atravesarlo con facilidad-Tu tienes seis balas y yo muchas más, piénsalo fríamente hijo-dije con voz fría persuasivo.