Partida Rol por web

La Ciudad se extendía hasta donde abarcaba la vista y, desde lo alto del edificio en la colina, eso no era decir poco. Los suburbios a vuestros pies ocupaban la mayor parte del paisaje, rodeando las inmensas Arcas de las Megacorporaciones como perros que esperan fielmente al lado de la mesa de su amo esperando alimentarse de las sobras de la comida.

A vuestros pies, las luces de neón se mezclaban con el humo y el polvo que parecía surgir incluso de las alcantarillas; otra cosa que diferenciaba las arcas del resto de la ciudad. Levantáis la vista hasta las sedes de las corporaciones: algunas, como la de Mann Frontier, son rascacielos que desafían la gravedad y parecen alzarse hacia el espacio; otras son extensos complejos que albergan tanto las residencias de los activos más importantes de sus empresas como sus propios lugares de trabajo.

El Chatsubo se encuentra en una posición privilegiada en los suburbios. Desde lo alto de una loma, parece intentar alzarse desafiante al mismo nivel que las Arcas, a pesar de que nunca llegará a estar a su altura. Poca gente de la calle optaría por entrar a ese bar al ver a su clientela. El local, frecuentado por runners y mercenarios de todo tipo, acumula más cromo y plomo entre sus camareros y clientes habituales que barrios enteros de la ciudad.

El local tiene tres pisos: el bar en la parte de abajo es, con diferencia, el más concurrido. La primera planta tiene tres salones privados, donde a menudo se reune gente en busca de un poco de privaciedad. Pero vosotros os encontráis en la sala VIP del piso superior, un enorme salón con varios inhibidores de frecuencia que aseguran que la información que sale de aquí sólo lo hace en la memoria (y los implantes) de los presentes. La puerta de la terraza está abierta y disfrutáis del aire de la noche mientras observáis la ciudad.

El hombre sentado en el extremo de la mesa enciende un cigarro mientras os observa con atención. No hay camareros aquí, así que podéis serviros vosotros mismos las bebidas que queráis. Él mismo lo ha debido hacer antes de que llegáseis y el escocés con hielo de su vaso está ya mediado.

- Gracias por venir - dice al cabo de un rato, cuando al fin el hacker entra en la sala. - Si no me equivoco, todos ustedes han trabajado ya juntos en alguna ocasión. - A pesar de la coletilla inicial, parece que el tipo ha hecho sus deberes y, desde luego, no se equivoca. - Así que nos podemos ahorrar la parte de las presentaciones. A mí pueden llamarme sencillamente Roger.

Da una larga calada a su cigarro y os hace un gesto para que toméis asiento en la mesa. - Todos somos gente ocupada, así que vayamos al grano. Es probable que no se hayan enterado del asesinato hace un par de días de un científico de BlueSun. - Hay suficientes movimientos en la ciudad como para que estéis al corriente de todos ellos, depués de todo. - Pero incluso si están al día de esos acontecimientos, sólo servirá para tener algo de contexto de su trabajo. Ese científico no trabajaba solo, y su compañero hace días que no acude a su puesto de trabajo. Mis contactos quieren localizarlo y llevarlo a un lugar seguro - explica. - Supongo que estarán interesados...

Jay iba hoy con una cresta de pelo sintético, amarilla en la nuca y oscureciéndose hasta el rojo cerca de la frente, haciéndose cada vez más larga. Su chupa de cuero está reforzada, y tiene pegados pins y chapas de diversos grupos y movimientos Punk, aunque si te paras a mirarle demasiado seguramente se pare a mirarte a tí también y puedas sentirte incómodo con su 'ojo' ciber, sus piercings y su mirada de criminal al que todo le importa muy poco... salvo su chupa, y pocas cosas más.

De sus tejanos cuelgan algunas cadenas, y unas botas militares con puntas metálicas con pinchos rematan el conjunto. A un lado, un compacto -pero potente- equipo de música cuelga del cinturón, contrapesando una escopeta de doble cañón que cuelga del otro lado.

Cuando pasa y le ofrecen asiento y alcohol, Jay busca el minibar y se saca una birra, mirando la etiqueta por encima de las gafas de sol.

Buena birra... Ven con papá.

Cierra la nevera y se sienta mientras termina de escuchar. Por un momento parece pensarse si poner o no las botas encima de la mesa, pero finalmente lo descarta, sentándose e inclinando un poco la silla hacia atrás, jugueteando a mantener el equilibrio mientras el hombre termina de hablar.

Da un trago a la botella -Que ha abierto con los dientes- y mira el techo mientras piensa.

Vaya mierda de trabajitos me están cayendo últimamente. Defender un robo de unos muertos de hambre y ahora buscar a un cerebrín. En fin, no siempre puedo pedir prestadas las birras así que me harán falta unos billetitos. 

-Vale... *Dijo con voz ronca* Rescatar al cerebrín y traerlo pa casa. ¿Alguna idea de por donde tirar? Su casa, su vieja, su amante... No, que deso no tienen los cerebines... Su curro, o su algo? Yokesé... Por enpezar por algún lao. Como se llama al menos... Que igual aquí los colegas sacan algo.

Dió un nuevo paso. Y allí estaba de nuevo.

Hacía mucho tiempo que el fixer no se había dejado ver por el Chatsubo. Miró a un lado y a otro, sonriendo debajo de su máscara. En el salón, los comensales se ponían de pie con intención de marcharse ya; las mujeres sonreían escuchando las bromas de los hombres quienes, seguramente, iban tan colocados que no sabían con exactitud si agarraban realmente a su pareja o  a otra mujer.

Finn adoraba aquel clima de supuesta calma. Le encantaba el tintineo de aquel neón roto detrás de la barra, lo encontraba sinuoso y sensual. Pero el olor... Tenia la sensación de que había algún bicho muerto en alguno de los conductos de ventilación. Y eso que no se habia quitado la máscara.

Se llevó la mano al bolsillo de la chaqueta, palpó y se maldijo, lleno de nostalgia. Echaba de menos fumarse aquellos sabrosos Dunhill, y lugares como este le recordaban su viejo vicio con demasiada vehemencia. Echó un ojo a su alrededor, había caras conocidas, algunas de las cuales ya estaban subiendo al piso superior, asi que hacia allá se encaminó.

La charla del hombre estuvo bien, contenida. El fixer no hacía demasiado caso de sus palabras, al fin y al cabo, podía escucharlas siempre que quisiera. Se fijaba en los detalles, esos pequeños detalles que te delatan. El sombrero, en perfecto estado, aquella corbata perfectamente colocada y planchada. Olía a créditos, y aquello era otra de las cosas que más le gustaban a Finn de aquel planeta de mierda en que habitaban.

- Por supuesto, por supuesto - dijo mientras movía la mano en círculos y se decía a sí mismo una y otra vez la necesidad de NO sacar aún el dinero a la mesa - Estamos interesados, no parece tarea complicada la de encontrar a ese trabajador. Pero si no lo están haciendo sus contactos directamente y necesita un grupo como este - miró a su alrededor - tan variado, debe ser por alguna razón. ¿Nos cuenta todo, señor... Roger? - su voz metalizada sonaba contundente - Ya sabe, cualquier información es apreciada. Y además, así podremos poner precio al trabajo - Mierda ya lo he hecho...

El hombre sonríe y le da un trago a su copa mirando con atención a los dos hombres que han hablado hasta el momento. Su gesto se tuerce ligeramente al notar el sabor de whisky ya aguado y se levanta llevándose el cigarro a la boca. Con un gesto de desprecio, tira por un desagüe el contenido de su vaso y coge la botella para llenarlo nuevamente, esta vez con un solo hielo.

- El precio de este trabajo es el estandard para este tipo de encargos, señor Finn^[1] - dice con tono tajante. Parece que no le gusta demasiado hablar de dinero. - Lamentablemente, mis contratistas no me han dejado mucho margen para negociar esta vez.

Saborea nuevamente el licor y ahora sí asiente satisfecho.

- Bien, dado que están interesados les daré los detalles... - dice mientras vuelve a la mesa. - Ese cerebrín se llama Thomas Rittermann. Obviamente, no se encuentra ni en su domicilio habitual ni en casa de su hermana Mary, su único pariente con vida. Desde que su compañero fue asesinado, no ha acudido a su laboratorio en BlueSun ni se ha acercado por el arca de la corporación...

Le da otro trago al escocés. A la velocidad a la que bebe, o tiene un hígado sintético o se ha criado en una maldita destilería. Tras contestar a Jay, se vuelve de nuevo para mirar a Finn.

- Mis contactos prefieren no llamar la atención, así que confian en un grupo como el suyo para localizar y extraer al señor Rittermann - explica. - Desconocemos si alguna facción de BlueSun ha decidido esconder a su activo para protegerlo o si alguien ha aprovechado la oportunidad para capturarlo por su cuenta, pero si está retenido contra su voluntad, es posible que puedan encontrar algo de resistencia.

Apaga el cigarro y, mientras exhala el humo lentamente, os observa por si tenéis alguna otra pregunta.

- Al aceptar la misión, marca XP
- Cuando localicéis el lugar donde está Thomas Ritterman, marca XP
- Cuando extraigais a Thomas, marca XP
- Al terminar la misión, ganas dos puntos de XP

—Localizar y extraer... bien —dijo mientras jugueteaba con un credistick entre sus dedos.

La voz de Steve era susurrante. Parecía que estaba afónico pero en realidad no era un fallo de su garganta; su voz era tenue como los rayos de sol cuando la vida empezaba a merecer la pena en esa ciudad.

—¿Y luego qué? —preguntó directamente—. Sospecho que siendo un cerebrín habrá dejado rastro de algún tipo en algún medio y no será difícil seguirlo pero también sospecho que no será extraerlo y dejarlo en el primer vertedero que nos venga de mano.

Al decir la palabra cerebrín Download esbozó una sonrisa y miró a Jay. Ese tipo sí que era directo y sabía llamar a las cosas por su nombre.

La mirada de Key se paseó por los rostros conocidos con fingido desinterés y esquivando premeditadamente a Ripper, hasta posarse sobre las duras facciones de Roger. Ella prefirió no sentarse, y tampoco aceptó la invitación a un trago. No se le notaba, pero estaba en tensión. Se sentía una traidora, y ella misma sabía lo absurdo que era. Vanik estaba demasiado ocupado con una remesa de heridos, castigados por haber intentado robar lo que no debían, y los créditos no abundaban.

Además, Key tuvo el desliz de acudir demasiado casual a la cita. ¡De haber sabido antes que iba a repetir turno con esa gente…! Iba de negro, igual que cuando coincidieron en las ocasiones anteriores. No tan ceñido, y sin tanto cuero. A excepción de la chaqueta, claro, que daba la sensación de ser una sola pieza con el pantalón. Lo complementó con unas botas altas con ataduras y mitones a juego. Se llevó la mano a la nuca un par de veces. Cualquiera pensaría que se estaba aplacando el pelo, pero en realidad, se cercioraba de que el zócalo estaba donde tenía que estar, y las salidas a su disposición.

Al final, a regañadientes, se vio obligada a mirar a Ripper. Usó la jerga de los bajos fondos en los que ahora vivía, que conocía, pero no compartía.

Por otro lado, estaba Finn. Ya trabajó con él -o mejor dicho, para él -anteriormente. Habló por todos, incluida ella, cuando se precipitó a aceptar la propuesta. Y sólo Download se atrevió a preguntar por el punto de entrega. Porque no era lo mismo entregar unos medicamentos robados de Blue Sun, que un científico de sus filas. «Pues mira, ¿qué le vamos a hacer? Si hasta seguro que le hacemos un favor...» , se engañó a sí misma. Era lo mejor con trabajos así. Una vez que hubieran hecho el intercambio, ya no tendría que preocuparse por aquello.

 - Si nuestro objetivo ha huido, será porque algo teme. Me imagino que no somos los únicos que conocen la existencia de ese familiar. ¿Hace cuanto que desapareció? Antes ha dicho “hace días”. ¿Eso quiere decir que puede que desapareciera antes del asesinato de su compañero de laboratorio?

El hombre asiente en respuesta a las palabras del Hacker.

- Mi gente les estará esperando en un garaje en la Calle 8 - explica. Conocéis esa zona, llena de pequeños callejones y plazas interiores. Un buen sitio para pasar desapercibidos, pero también un lugar excelente para una emboscada. - Si no me equivo, entre ustedes no hay ningún conductor especializado, así que es posible que necesiten algún plan alternativo para llegar allí de forma discreta - señala. Pero, obviamente, eso es parte de vuestro trabajo y no tiene ninguna intención de meterse en medio.

Sonríe ligeramente al escuchar a Key y asiente.

- Tal vez alguien más esté vigilando a Mary, aunque dependiendo de en qué condiciones se haya ido Thomas, esa información podrá o no serles útil. - Evidentemente, si ha sido secuestrado, no parece probable que sus captores estén también vigilando a la hermana. Sin embargo, si se ha escondido por su cuenta, tal vez alguien esté esperando a que contacte con ella. Una vez más, Roger no quiere cerraros ninguna posible vía de investigación. Él hace su trabajo y deja que vosotros hagáis el vuestro.

Mete la mano en el bolsillo y saca un pequeño dispositivo electrónico fabricado por una de las empresas de KogaCorp. - Ahí tienen toda la información que les he dado con algo más de detalle* - dice. - Pueden sincronizarla con sus propias terminales o analizarla como deseen. El dispositivo está limpio y libre de trazas - añade mirando a Download para que se ahorre el trabajo de investigarlo.

- Ahora, si no tienen nada más, creo que todos somos gente ocupada... - De un trago, termina su bebida y coge el sombrero. Con calma por si queréis añadir algo, se levanta y coge su abrigo, dispuesto a dejaros la sala para que habléis tranquilamente.

- Al aceptar la misión, marca XP
- Cuando localicéis el lugar donde está Thomas Ritterman, marca XP
- Cuando extraigais a Thomas, marca XP
- Al llevar a Thomas al lugar de encuentro, marca XP
- Al terminar la misión, ganas XP

Jay asiente mientras escucha al fixer, y mientras se pone el abrigo y demás, niega, no teniendo nada que añadir. En realidad el asesino está bastante decepcionado por la poca perspectiva de violencia en este caso, pero mientras apura la cerveza le da un poco al coco, y propone a sus compañeros.

-Bueno, habrá q'acer algunas preguntas porai... igual habría que pasarse por su casa, a ver si podemo saber de qué rollo iba, y saber por dond'andaba, sitios ande fuera, gente con la q'se juntara, o si está tó'cho mierda sabremos que san adelantao en rebuscar en la casa. Igual habria que visitar a su'rmana, y si algún joputa nos sigue o algo, lo pillamos de los güevos y que cante. Asi sl meno sabremo quien le busca... si no está secuestrao. O igual está secuestrao igual y ponen algún mierda a seguir a los que vamos detrá del cerebrín. 

Y ya con lo que nos ha dao Roger, lo que saquemo de su casa y si conseguimo saber quien lestá buscando, lo mismo sabemo donde podría estar escondío... en una zona que conozca y que sus 'amiguetes' no controlen demasiao.

Hostia puta se ma secao la boca, joder. -Refunfuña.

Jay remata la birra, y va a coger otra, dejando la botella vacía encima de la mesa.

Al volver, sí pone los pies encima de la mesa, impaciente por alguna otra buena idea que le permita sacarse este trabajito de encima deprisa.

—Si os parece voy a intentar localizar las últimas posiciones del Sr. Rittermann —dijo mientras hacía un movimiento en circulo con el dedo índice en clara alusión a la Matriz.

Inmediatamente después se levantó y pronto aparecieron unas notificaciones en los terminales^[1] de los compañeros.

—Os he enviado mis datos de contacto a vuestros terminales. ¿Nos vemos en un par de horas en el Tarpist^[2]? Es un bar tranquilo donde podemos hablar —una nueva notificación llegó a los terminales con la localización del bar.

Finn esperó a que se hubiera ido su contratista para hablar con los que iban a ser sus compañeros.

- No se si habrá algo de información o no. Pero puedo mover algunos hilos en los bajos fondos a ver si alguien ha oido hablar de algun cientifico con ganas de desaparecer. Supongo que habrá usado otro nombre, pero la verdad es que cuando alguien intenta pasar desapercibido, o lo hace muy bien, o canta muchisimo.

Se puso de pie y se dirigió hacias las escaleras que bajaban a la planta baja.

- Nos vemos allí.

Y se dió la vuelta con intención de irse.

Jay asiente.

-Dputa madre. -Dijo- Yo preguntaré a algún kolega a ver si sa tenio que cargar algún cerebrín, q'igual tamos buscando un muerto y ni lo sabemo.

Miró al hacker y dio otro traguito a la nueva birra.

-Nos vemo en tu garito entonze'.