Partida Rol por web

Tras un largo mes de viaje por fin te hayas en las cercanías de Hécate. Si bien es cierto que viajar nunca a sido un problema para ti. Te sientes cómodo a lomos de un caballo y cada nuevo viaje inicia la posibilidad de mil aventuras -- Y el intrépido Matrhom Cutberth no se amedrenta ante nada -- piensas para tí mientras esbozas una sonrisa.

El paisaje en los últimos días apenas había cambiado a excepción de los días en que había caído una ligera nevada. Atraviesas los prados de Eibron mientras poco a poco te acercas a los pies de las imponentes cordilleras que encierran Hécate. Son las montañas más grandes que has visto en tu vida; sientes una mezcla de fascinación y respeto al contemplar sus escabrosas formas, sus blancas cimas que parecen desafiar el paso del tiempo y la inclemencia con que son azotadas por el viento.

De tanto en tanto te unes a alguno de los viajeros que también se dirige a la ciudad intercambiando historias e información. La mayoría son comerciantes o caballeros en busca de oportunidad para destacar o hacer negocio. Sin duda parece un lugar prometedor.

Te encuentras ya a poco más de medio día de marcha. Son casi las 9 de la noche y ya ha anochecido. Por lo que sabes en breve podrás alcanzar una posada en la que hacer noche antes de finalizar tu trayecto mañana.

El cielo está totalmente despejado dejando al descubierto un manto oscuro repleto de estrellas. Mientras las observas algo te llama la atención. En mitad del prado, separada ligeramente del camino, se encuentra una hermosa joven de cabellos blancos como la luna y la mirada perdida en el cielo nocturno. Más parece la visión de un hada que de una persona real y la obsevas durante unos instantes. Finalmente decides que puede que tan sólo sea una niña y esté perdida, además hace frío y aunque el paraje no parece peligroso nunca puedes estar seguro. Te acercas lentamente hacia ella hasta que te encuentras lo suficientemente próximo como para hacerte oír sin tener que gritar. No parece que ella se haya percatado de tu presencia todavía.

¿ Cuánto tiempo llevas viajando ? No lo sabes. Todo lo que sabes es que debes seguir buscando. Un sueño; todo, por un sueño. Un sueño que te asalta casi cada noche, pero que no son más que imágenes fugaces y borrosas. Cuando despiertas lo único que permanece claro en tu memoria es una visión; el cielo nocturno, un manto azabache ribeteado por todas esas luces que parecen emitir su destello sólo para ti. En ocasiones cuando observas las estrellas piensas si son una maldición o una bendición. Se han convertido casi en una obsesión mas al observarlas te sientes como en casa; cálida, segura, amada...

En tus viajes casi cada noche rastreas el cielo, en busca de exactamente las mismas estrellas que aparecen en tu sueño. Ahora tus pasos te llevan hacia Hécate, la capital del principado de Galgados. A tus oídos ha llegado la información de que allí existen unos individuos conocidos como “los Cabalgavientos”. Al parecer usando un aparato pueden volar largas distancias surcando el cielo. De alguna manera la idea de poder comprobarlo y, si la suerte te sonríe, poder probarlo en la noche te seduce.

Llevas ya un tiempo de viaje por los llanos de Eibron, una enorme campiña que se extiende por cientos de kilómetros. Conforme te aproximas a Galgados entran en escena dos de las cordilleras más grandes que hayas visto nunca. Su silueta resulta a la vez amenazadora e imponente, sus cimas de blanco perpetuo.

En tu camino te cruzas con varias personas que se ofrecen amablemente a acercarte a la ciudad, pero te informan de que sólo queda un día de viaje. Te tienta el ir cómodamente sentada en una carreta pero tras meditarlo un instante lo rechazas con educación. Sabes que hay una posada no muy lejos de aquí, así que podrás pasar la noche a resguardo y aunque ha caído una ligera nevada, el cielo ahora está muy despejado. El invierno está cerca, anochece temprano y una nunca sabes si podrá observar muy bien las estrellas desde una gran ciudad.

Son las nueve de la noche y Mare se encuentra una vez más con la mirada alzada al cielo. Observando aquellas rutilantes joyas que encierran su esperanza oculta, hoy sumidas en una nebulosa que parece envolverlas como una madre abraza a sus hijas.

Hacía más de un mes que habías abandonado tu preciado hogar. Ronald, el viejo carretero amable, se había despedido de tí hace ya algunos días. Era una persona no muy habladora pero amable y el frío del otoño comenzaba a apretar, así que agradecías el hecho de haber podido pasar unos días en el pescante conversando con alguien.

La ciudad de Ogara se levantaba ante tí. Una breve despedida y los mejores deseos de Roland te dejaron a los pies de un muro enorme y metálico de un tono rojizo. Ogara era una ciudad fortaleza y una muy singular sin duda. Una buena parte de su estructura se había edificado utilizando materiales metálicos dotados de ese color tan extraño. Tras una estancia de una noche, las noticias sobre lo que ocurría en Hécate te llamaron la atención. Todavía tenías ganas de ver cómo era una gran ciudad de verdad, Ogara no era pequeña pero no era una “ciudad” propiamente dicha a tu parecer.

Fueron días de viaje algo más duros de lo que esperabas. Las llanuras de Eibron eran un paisaje digno de contemplar. Una enorme campiña que se extiende hasta el horizonte donde se divisa una de las gigantescas cordilleras que delimitan este principado. Pero era casi invierno y a días el viento azotaba sin piedad.

Los recuerdos de aquello que quedó atrás aún te asaltaban. En ocasiones, al contemplar el paraje nevado, algo dentro de tí se pregunta si lo correcto no hubiese sido permanecer en el hogar, cerca de tu familia, de tus bosques, de tus amigos, de ella...

-!No! - Dices en voz alta mientras esa única palabra se pierde en forma de vaho que se lleva la corriente. Sin duda eso sería como traicionarte a tí y a ella. Tu decisión es la correcta.

Finalmente el 4 de Diciembre alcanzas tu destino. La ciudad está situada en el paso natural entre las cordilleras de Zhória y la de los Vientos. Ambas cordilleras son imponentes y algo amenazadoras, sus montañas son altas y muchas de ellas de difícil acceso e incluso impracticables. Existen varias murallas en el paso que pueden impedir el acceso directo a la ciudad, haciendo de esta una ciudad inimaginablemente difícil de conquistar en caso de guerra.

La ciudad es impactante. El paso es estrecho así que la mayoría de las edificaciones son muy altas para aprovechar el espacio. Las paredes de piedra del mismo están repletas de casas y hogares construidas excavadas en la piedra o bien aprovechando repechos. A lo largo de la ciudad se ven pasarelas de cuerda y madera que cruzan de un lado a otro comunicando así las edificaciones. La ciudad se extiende por kilómetros. Dominando todo este paraje ya de por sí peculiar esta la torre de Tarth Lömen. Casi como salida de un sueño, hecha de mármol blanco y con numerosas gárgolas que la decoran, está coronada por una cúpula en la que una estatua de una mujer extiende los brazos al cielo.

-- Lo primero es lo primero. Será mejor buscar una posada-- Tras varios intentos fallidos te ves forzado a internarte un poco más en la ciudad en busca de una posada con habitaciones. “El cuervo rojo”, observas el cartel y decides probar suerte. Cuando estás apunto de abrir la puerta un niño pelirrojo sale cómo un relámpago del interior, dejando la puerta abierta y gritando:

- ¡¡¡ Lo siento abuelaaa !!!!

Te recuperas del sobresalto y entras en la posada. El lugar está bastante tranquilo y en estos momentos sólo hay un único cliente. Una bella mujer de cabellera larga y negra que desayuna en una de las mesas del local (es Shiba, pero de momento tu pj lo ignora). Una anciana suspira al fondo mientras observa la puerta.

- Oh, adelante joven.- Dice la anciana. - Espero que mi nieto no le haya causado problemas.

- No, no pasa nada. -Contestas-.

La anciana se presenta con el nombre de Nana, parece amable y te trata con confianza. Te dice que tienen habitaciones libres y antes de que te des cuenta te has presentado y ya estas alojado y sentado disfrutando de uno de los desayunos más sabrosos que has probado en una larga, larga temporada.

En ello te encuentras cuando la puerta de la posada se abre de nuevo y ves entrar a un curioso trío. El primero de los tres es un hombre de casi dos metros de altura y de tez muy oscura, su cabello es negro y corto y al entrar se hace a un lado para dejar pasar a sus dos acompañantes. El segundo es una chica muy joven, de ojos azules y mirada fiera; lo que más destaca de ella es su abundante y rubia melena, que parece descender sobre su espalda como si fuera un río de oro. El tercero un niño alto de pelo claro y ojos de un extraño color dorado.

Había que reconocer que la ciudad es cuando menos llamativa. Su peculiar ubicación en mitad de un desfiladero había hecho que sus estructuras fueran muy altas y el aprovechar las laderas de las montañas para excavar o construir viviendas era una idea propia de los humanos. -- Cómo hormigas -- Pensaste al contemplarlo por primera vez.

Y allí en medio de ese hervidero de piedras, cuerdas y gente se alza la torre de Tarth Lömen. Alta, esbelta, majestuosa... como un alfiler de mármol blanco coronado por una cúpula de nácar que sustenta la estatua de una hermosa mujer con los brazos alzados al cielo. Seguro que la mayoría de los ciudadanos, si no todos, ignoraban que esta maravilla la había levantado tu gente. Por unos instantes quedaste sumida en los recuerdos de tu juventud. Estaba claro que el acceso a las ruinas de Sylvania por ahora era imposible, por lo que habías averiguado un batallón entero de Tol Rauko custodiaba la ciudad. Sin embargo esta torre era mucho más accesible y la posibilidad de encontrar una posible cura a tu maldición era algo que no podías dejar escapar así como así.

No tardaste en encontrar una posada adecuada. Con tres plantas y situada en una zona bastante céntrica, el cuervo rojo, es un sitio limpio y agradable. De vez en cuando al llegar la noche el número de parroquianos aumenta considerablemente pero en general es un lugar tranquilo. La dueña es una anciana llamada Nana, de carácter muy afable y siempre atenta a las necesidades de sus huéspedes. Se encarga principalmente de preparar la comida y es una cocinera excelente; el resto de labores son llevadas a cabo por 3 jóvenes que llevan tiempo ya trabajando en este lugar. El marido de Nana es conocido como el señor Desmond aunque nunca sale de su habitación pues su estado es delicado. La familia la completa su nieto Hans, un niño de 9 años pelirrojo y con una actitud gamberra y desenfadada que es incapaz de estar quieto más de medio minuto aunqe a pesar de eso es simpático y tiene un buen corazón, así que se hace querer.

Llevas 5 días hospedada en este sitio y se nota que el invierno esta próximo pues en el exterior cada vez hace más frío. Tras este tiempo has averiguado que en breve se va a celebrar un baile con motivo de las festividades y que al parecer 50 personas, además de nobles y figuras de renombre, podrán obtener una invitación para acudir a él.

Hoy es 4 de Diciembre y decides que tras un frugal desayuno saldrás para averiguar cómo obtener una de esas invitaciones. Nana te sirve un cuenco con huevos y bacon, además de un trozo de pan caliente y unos pastelillos de canela recién horneados. Te mira con ojos amables y te dice:

- Sé que me vas a devolver la mitad de todo esto. Pero una hermosa joven como tú debería comer más si quieres conservar ese cuerpo.

Te guiña un ojo y te sonríe mientras se retira. Te hayas comiendo parte de tu desayuno cuando algo interrumpe tus pensamientos. La puerta de la posada se abre de repente y el pequeño Hans se precipita fuera corriendo mientras grita.

- Lo siento abuela.

Nana suspira desde la entrada de la cocina cuando un joven viajero se cuela aprovechando la puerta abierta. Es joven, sus ropajes hacen notar claramente que lleva tiempo de viaje y porta un arco de bella factura en la espalda. La anciana le recibe y tras unos momentos Ameko (has oído su nombre cuando se presentaba), está sentado en otra mesa desayunando.

Cuando terminas preparas el tabaco para fumar con la inercia que sólo se adquiere con la experiencia. Te encuentras en ello cuando la puerta de la posada se abre nuevamente y accede al interior un trío bastante curioso. El primero de los tres es un hombre de casi dos metros de altura y de tez muy oscura, su cabello es negro y corto y al entrar se hace a un lado para dejar pasar a sus dos acompañantes. El segundo es una chica muy joven, de ojos azules y mirada fiera; lo que más destaca de ella es su abundante y rubia melena, que parece descender sobre su espalda como si fuera un río de oro. El tercero un niño alto de pelo claro y ojos de un extraño color dorado. Nada más cruzar el umbral de la puerta te queda claro que ese niño es un hechicero.

Entendido

Tranquilo todo me parece mas que excelente, ya me avisara cuando pueda controlar el personaje.

La noche caia con largas sombras en el camino polvoriento mientras Mat se acercaba a la posada donde pasaria la noche,llevaba un paso tranquilo para no cansar a su caballo pues estaba seguro de que podria llegar a un refugio antes que la noche lo sorprendiera a campo abierto y aun si ese era el caso el camino habia estado tranquilo por lo que no habia razon alguna para temer al ataque de bandidos o animales salvajes tan cerca de la ciudad.

Mientras cabalagaba tarareaba una melodia disfrutando de aquella tranquila noche cuando de repente una extraña figura se aparecio ante sus ojos; al principio la creyo una aparicion o algun espiritu errante tan blanca y bella era aquella criatura que no parecia pertenecer a ese mundo,con cuidado se acerco a ella para no asustarla mientras su mente ya se llenaba con ideas eh historias de caballeros que habian recogido a misteriosas damas en los caminos solo para descubrir que eran princesas en disfrazes escapando de tiranicos reyes-disculpe señorita se encuentra usted bien-dijo con un tono amigable mientras en su rostro se formaba una sonrisa caballerosa-el campo abierto no es lugar para una bella dama al anochecer,por favor permitame llevarla hasta una posada o su hogar si es que acaso vive en estos parajes-continuo mientras le tendia una mano.

Aún con la vista alzada al cielo me doy cuenta de que por el camino va un viajero con su caballo. Cuando noto que se me aproxima, mis brazos y piernas se tensan automáticamente y me aferro con fuerza a mi guadaña.
Me pregunta si me encuentro bien... Me lo quedo mirando fijamente a los ojos, con una postura preparada para salir corriendo en cualquier momento. -...- Asiento de manera muy leve, casi imperceptible, sin expresar alguna emoción aparente.

Cuando veo que me extiende la mano doy un par de pequeños pasos hacia atrás. -No.- Es todo lo que le digo al viajero, con las manos a la espalda sosteniendo mi guadaña, sin mirar la mano que me había tendido, mirándolo a los ojos. 

Para su sorpresa la joven señorita rechazo su ofrecimiento mientras se apartaba de el en una postura tensa,incluso cuando no parecia tener ninguna señal exterior de que le hubiera ocurrido algo era evidente por el lenguaje de su cuerpo que algo malo debia de haberle pasado para que se mostrara tan desconfiada con alguien que pretendia ayudarla. No escapo de su vista la guadaña que la chica cargaba a sus espaldas,un objeto de lo mas extraño sin duda porque no tenia la apariencia de ser una herramienta para trabajar el campo y como arma era demasiado pesada eh impractica como para ser considerada cualquier cosa menos un arma de segunda categoria o algo que se utilizara solo en situaciones desesperadas. Viendo que no iba a ser algo sencillo Mat desmonto de su caballo mientras mantenia la distancia a la que ella se habia retirado para evitar incomodarla-le aseguro que no deseo hacerle ningun mal señorita,por favor se lo pido permitame ayudarla-continuo mientras la miraba directo a los ojos para demostrarle que no estaba mintiendo.
 

Tus constantes viajes sin rumbo predeterminado te han llevado a las cercanías de una ciudad llamada Hécate. Poco sabes de ella o de sus intrigas ya que nunca te han interesado demasiado esas cosas. Sólo sabes que la misma se encuentra en el paso natural formado por las cordilleras de Zhória y la de los Vientos. Ambas son imponentes; picos altos y totalmente impracticables en su mayoría, cimas de perpetuo blanco inmutables ante el paso del tiempo.

Las ciudades son lugares en los que te encuentras fuera de lugar, demasiado ruido, gente y cosas que no terminas de entender. Tu estilo de vida es más sencillo aunque en ocasiones pueda parecer más peligroso. Hay determinadas veces no obstante, en que necesitas los servicios que allí te pueden ofrecer. Los pequeños bosques de esta zona no tienen una buena vegetación con la que fabricar tus propias cuerdas como sueles hacer y ahora que se acerca el invierno sin duda necesitas algo de calzado.

-- La caza últimamente escasea -- Pensabas mientras te mesas el cabello. Te levantas muy temprano, la mejor hora para ir de caza. Es la madrugada del 4 de Diciembre y te encuentras a unas dos horas de la ciudad. Te encuentras decidida a cazar alguna pieza para poder intercambiarla por aquello que necesitas. Gracias a tus antiguas aventuras conoces el dinero y el uso que le da el resto de personas, pero no lo compartes en absoluto, cambiar cosas útiles por pedazos redondos de metal es estúpido sin lugar a dudas.

Mientras cavilas sobre todo esto localizas un hayedo en tu trayecto a la ciudad. -- Perfecto -- Piensas para tí. Te adentras en el bosquecillo poniendo mucho cuidado en que tus pisadas no emitan sonido alguno mientras recorres el manto dorado creado por la hojarasca. Tras hora y media la suerte te ha sonreido y has logrado capturar tmedia docena de liebres, eso debería bastar. Dispuesta ya a retirarte escuchas un sonido amortiguado. -- ¡ Bingo ! --. Con mucho sigilo te acercas a su fuente pero para tu sorpresa, de entre los árboles, aparece un hombre de tez oscura y gesto sombrío que te observa sin emitir palabra. Rápidamente das un pequeño salto hacia atrás y te pones en guardia mientras el hombre de casi dos metros sonríe amenazadoramente. La tensión va en aumento y cuando parece que que esta a punto de estallar un bulto salta sobre la espalda del hombre.

- Tranquila, no te hará nada. Dice un niño alto de pelo blanco que ahora cabalga sobre la espalda del hombre, mientras este trata de zefarse de él. - Es... muy buena... perso... .Trata de continuar mientras mantiene el equilibrio. Al final el hombretoón se libra de él, con tan mala fortuna hace que caiga sobre tí.

En un acto reflejo, más un impulso que una intención le provocas una pequeña herida en su mejilla. El niño se levanta rápidamente y trata de ayudarte a levantar mientras dice.

- Lo siento, lo lamento mucho nada más lejos de mi intención. Dice mientras te levantas de un salto rechazando su ayuda. - Mi nombre es Wander, y ese de ahí es mi tío Capri, mi fiel sirviente. Sólo en ese momento el joven repara en que tiene un corte en la cara y este comienza a sangrar un poco. En cuanto ve la sangre, Capri avanza a la velocidad del rayo en dirección al joven.

-¡ Tranquilo tranquilo !. Inmediatamente el hombre se detiene y relaja su posición mientras se lamenta con la cabeza.

- Mi nombre es Traian señor, recuérdelo cuando me presente a sus conocidos. Comenta.

- Parece que al caer me he hecho un ligero corte, eso es todo. Y tú, ¿ te encuentras bien ? ¿ Cómo te llamas ? Pareces de mi edad ¿ Qué años tienes ?

Wander dispara una pregunta tras otra haciendo que te quedes como estupefacta durante unos instantes. Al final te empiezas a aclarar y dices.

- Yukie. Y sin tiempo para decir nada más el joven continúa...

- Bien bien,Yukie. Me encontraba paseando por este apacible hayedo y parece ser que mi amigo te asustó. Lo siento. La verdad es que quería dar una vuelta por el bosque antes de internarme en la ciudad. Es algo así como una vieja costumbre, de donde provengo hay multitud de ellos y lo echaba en falta. Observa tus presas aún en el suelo, las recoges y te las ofrece. - Buena caza Yukie. ¿ Preparando el invierno ? ¿ Lo has hecho tu sola ?

Recoges tus piezas y meditas si responder o no. La verdad es que habla muy rápido y eso te pone algo nerviosa, pero su mirada es inocente y tú calas bien a los malhechores.

- No, son para el invierno, debo cambiarlos por cuerda y algo más. Comentas finalmente.

- Lo lamento joven dama, de veras no pretendía asustarla. Dice el tal Traian mientras hace una reverencia.- ¿ Desea entonces acompañarnos a la ciudad ?

- ¡ OH ! Esa es una idea genial Capri Traian. ¿ No te parece ? Interviene Wander. -Hace tiempo que no converso con alguien de mi edad. ¡Vamos! Te dice mientras e tiendes su mano.

-- ¿ Qué demonios acaba de suceder ? -- La verdad es que no estas segura todo a ocurrido muy rápidamente y tratar con la gente no es tu fuerte. Quieres ir a la ciudad y ha quedado más que claro que el niño sabe no tiene problemas con hablar con nadie. --¡Argh! Qué hago.-- Tomas aliento y decides que vale la pena arriesgarse: al fin y al cabo hace tiempo alguien te enseñó que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer y claro ese alguien parecía saber de lo que hablaba.

- Está bien. Contestas mientras de súbito te viene a la memoria aquella época en la que tú tenías compañía.

El resto del camino fue bastante menos accidentado. El extraño trío que componíais se disponía a entrar por primera vez en la ciudad mientras Wander trataba de entablar conversación contigo. Realmente no parece mal chico, tal vez un poco hablador de más. Contestas distraída alguna de sus preguntas mientras ignoras otras.

Nada más atravesar las puertas de la ciudad percibes que Hécate, sí, es una ciudad singular. Construida en mitad de un paso natural entre las dos cordilleras la mayoría de las edificaciones son muy altas para aprovechar el espacio. Las paredes de piedra del mismo están repletas de casas y hogares construidas excavadas en la piedra o bien aprovechando repechos. A lo largo de la ciudad se ven pasarelas de cuerda y madera que cruzan de un lado a otro comunicando así las edificaciones. La ciudad se extiende por kilómetros. Y dominando todo este paraje ya de por sí peculiar esta la torre de Tarth Lömen. Casi como salida de un sueño, hecha de mármol blanco y con numerosas gárgolas que la decoran, está coronada por una cúpula en la que una estatua de una mujer extiende los brazos al cielo.

Avanzas por la ciudad tratando de localizar lo que buscas. Todavía es muy temprano así que muchos negocios están cerrados. Al internaros más y más encuentras lo que estas buscando. Tras una breve pero intensa discusión con el mercader (no se te da bien pero esta vez sí crees que te intenta engañar) empiezas a montar en cólera.

- Calma calma. Interviene Traian con voz calmada. -Hagamos una cosa buen señor, cóbreme lo que la muchacha le ha pedido. Paga unas monedas y sales al exterior con ambos.

- ¿ Por qué has hecho eso ?. Le inquieres.

- Bueno, el joven amo no ha desayunado y esas son unas excelentes liebres. ¿ Qué tal si el trueque lo haceis conmigo joven dama ? Sé exactamente que hacer con ellas.

Meditas, ¿ las necesita de verdad ?. Te encoges de hombros y aceptas el trato.

- Acabo de ver el cartel de una posada. Dice Wander. - De dónde procedo es costumbre tras un buen acuerdo celebrarlo de algún modo. ¿ Por qué no desayunas con nosotros ?

Tienes lo que quieres y si el muchacho dice que es una costumbre de su gente no ves problema alguno, además ya es un poco tarde para conseguir alimento de nuevo.

Al aproximarte a la puerta Traian se te adelanta y os abre la puerta mientras te esboza una sonrisa. Entras, seguida por Wander.

La posada esta casi vacía a estas horas de la mañana. Solo hay tres personas a la vista, dos son clientes sentados en mesas diferentes y la tercera la que parece ser la posadera. El primero es un muchacho joven, un viajero por su aspecto, que parece estar a punto de empezar a comer. El segundo es una mujer, joven, de pelo azabache y delicadas facciones, sin duda una belleza de mujer. Parece estar a punto de fumar. Y la tercera es una anciana de aspecto afable que os da la bienvenida y se presenta con el nombre de Nana.

Traian pide alojamiento y le ofrece las liebres a la anciana. Tras una breve conversación ella las acpeta con gusto y dice que prepara un guiso para más tarde. -- Eso está mucho mejor, entregas una buena captura, y a cambio recibes un refugio caliente y algo de comida -- Ella le asigna una habitación y mientras te dedica una sonrisa amable te dice.- Ahora mismo os sirvo el desayuno  pequeña. ¿ Sabes ? Tienes el cabello más hermoso que he visto nunca. Tras eso se retira a la cocina presta a serviros el desayuno. Tras unos instantes Traian baja del piso superior ya sin el petate y toma asiento al lado de Wander. Os sirven un desayuno copioso, a base de gachas, huevos, bacon, una hogaza de pan caliente y unos pastelillos de canela recién horneados. Hace tiempo que aprendiste a cocinar pero esto está totalmente a otro nivel; a falta de una palabra mejor, exquisito.

Veo que este joven insiste... Me llevo una mano con el puño cerrado al pecho y coloco la otra cubriéndome la falda, la guadaña queda flotando detrás de mí. Me giro un poco y me quedo viendo de reojo a este chico, su sonrisa me causa ligeros escalofríos. -Tienes una sonrisa muy indecente, así que no.- Digo con monotonía, como quien explica que uno más uno es dos, y me quedo allí de pie inmóvil, mirándolo a los ojos.

Sopla una suave brisa que me mece levemente el cabello, se siente bonito, ese frescor que anuncia la llegada del invierno. Pero no puedo disfrutarlo del todo porque me preocupan un poco las intenciones de este sujeto. -...- Mi mirada va entre sus ojos, el suelo en frente mío y el cielo estrellado. -Hasta cuando vas a estar ahí?- Me meneo nerviosamente un poco y acabo por darle completamente la espalda, me pongo a mirar el cielo nuevamente.

Nunca te hubieses imaginado la riqueza de detalles del mundo cuando vivías en Graven. La tenebrosa ciudad, a pesar de su oscura magnificencia, resulta algo monótona pues la mayoría de sus habitantes se dedican a aumentar la ciudad poco a poco. Sin embargo desde que abandonaste la ciudad, y algo más tarde el principado de Moth, te has sentido fascinado por todo. La variedad de la gente y sus costumbres, ciudades llenas de vida y color y por supuesto la ausencia de todas esas criaturas con las que en la mayoría de los casos es mejor no tratar. Sin duda aventurarte al exterior merecía la pena.

Llevas meses de viaje y en este tiempo has aprendido muchas cosas. Por ejemplo, es mejor que la gente crea que eres de un pequeño pueblo de Moth de nombre inventado, y que el hecho de mostrar tus poderes puede ser peligroso. Has aprendido algo sobre la religión y el imperio. Y has aprendido que la mayoría de la gente jamás podrá soñar con tener habilidades semejantes a las tuyas y eso te hace sentir genial.

Tus pasos te condujeron a la ciudad-fortaleza de Ogara en Dalaborn. Sus murallas de acero rojo y su estructura te llamaron la atención así que decidiste pasar unos días en ella. Pronto te aburriste de una ciudad con un carácter tan marcial pero obtuviste una información muy interesante. Al parece en la ciudad de Hécate al oeste, se desarrollan acontecimientos muy interesantes. -- Umm, nobles, aventureros, comerciantes y una ciudad que dicen que es distinta a las demás -- Pensaste.

- Capri, recoge mis cosas. Ya sé a donde nos dirigmos. - El familiar prepara el petate.

- ¿ Sería el joven amo tan gentil como para decirme cual es nuestro destino ? - Contesto Capri en su tono habitual.

- A la ciudad de Hécate. Señalas con pose triunfal.

El camino desde Ogara a Hécate es largo. Dominado por los llanos de Eibron y la visión de las dos titánicas cordilleras entre cuyo paso natural se asienta la ciudad. Tras muchos días de marcha y con el invierno en ciernes te encuentras a tan sólo un par de horas.

Hoy es 4 de Dicimebre y la emoción te embarga así que cuando te levantas aún es de noche. Reparas en una arboleda densa no lejos del camino, sintiendo algo de morriña decides atravesarla pues desde que abandonaste Moth no habías vuelto a entrar en nada remotamente parecido a un bosque.

La arboleda, compuesta principalmente de hayas, parece una remanso de paz de tonos rojizos y dorados. Nada que ver con los viejos bosques de tu tierra; compuestos por ominosos y retorcidos árboles que perecen albergar un rencor eterno por cualquier ser que entre en sus dominios. De súbito caes en la cuenta de que tío Capri no está a tu lado. Escuchas ruidos cerca y aceleras el paso para ver justo a tiempo un escena de lo más singular; un joven muchacha, tal vez una niña, de hermosa melena rubia parece estar dispuesta a arremeter contra tu familiar, mientras Capri le mira con displicencia ladeando la cabeza. Observas como la tendión va en aumento mientras te acercas sigiloso a la espalda de tu criatura. --Esta es la mía--.

Cuando la tensión entre ambos esta a punto de estallar, alcanzas la posición deseada y saltas sobre la espalda de tu familiar. - Tranquila, no te hará nada. Dices mientras Capri se debate para zafarse de tí. - Es... muy buena... perso... .Tratas de mantener el equilibrio mientras hablas pero al final Capri se libra de tí y la fortuna hace que caigas sobre la muchacha.

Te levantas rápidamente tratando de tender una mano a la muchacha.

- Lo siento, lo lamento mucho nada más lejos de mi intención. Dices mientras la chica se levanta de un salto rechazando tu ayuda. - Mi nombre es Wander, y ese de ahí es mi tío Capri, mi fiel sirviente. Sólo en ese momento reparas en que tienes un corte en la cara y este comienza a sangrar un poco. En cuanto ve la sangre, Capri avanza a la velocidad del rayo y la niña se prepara para el combate. Pero tu intervienes rápidamente.

-¡ Tranquilo tranquilo !. Inmediatamente la oscura criatura se detiene y relaja su posición. Y comenta.

- Mi nombre es Traian señor, recuérdelo cuando me presente a sus conocidos. Le ignoras.

- Parece que al caer me he hecho un ligero corte, eso es todo. Y tú, ¿ te encuentras bien ? ¿ Cómo te llamas ? Pareces de mi edad ¿ Qué años tienes ?

Tras unos momentos en que la niña parece estupefacta contesta.

- Yukie. Y sin tiempo para decir nada más continúas...

- Bien bien,Yukie. Me encontraba paseando por este apacible hayedo y parece ser que mi amigo te asustó. Lo siento. La verdad es que quería dar una vuelta por el bosque antes de internarme en la ciudad. Es algo así como una vieja costumbre, de donde provengo hay multitud de ellos y lo echaba en falta. Observas sus presas aún en el suelo, las recoges y se las ofreces. - Buena caza Yukie. ¿ Preparando el invierno ? ¿ Lo has hecho tu sola ?

Ella recoge sus piezas y parece meditar si responder o no. La verdad es que por su actitud y su mirada parece poco habituada a tratar con gente.

- No, son para el invierno, debo cambiarlos por cuerda y algo más. Contesta Yukie.

- Lo lamento joven, de veras no pretendía asustarla. Dice Capri mientras hace una reverencia.  - ¿ Desea entonces acompañarnos a la ciudad ?

- ¡ OH ! Esa es una idea genial Capri Traian. ¿ No te parece ? Hace tiempo que no converso con alguien de mi edad. ¡Vamos! Le dices mientras le tiendes tu mano.

- Está bien. Contesta tras meditarlo.

El resto del camino fue bastante tranquilo. El extraño trío que componíais se disponía a entrar por primera vez en la ciudad mientras tratabas de entablar una y otra vez conversación con Yukie, cosa que sólo conseguiste a medias. -- ¡Vaya! Sí que es desconfiada--.

-¡ Wow !. Exclamas nada más atravesar las puertas de la ciudad. Hécate, sí, es una ciudad singular. Construida en mitad de un paso natural entre las dos cordilleras la mayoría de las edificaciones son muy altas para aprovechar el espacio. Las paredes de piedra del mismo están repletas de casas y hogares construidas excavadas en la piedra o bien aprovechando repechos. A lo largo de la ciudad se ven pasarelas de cuerda y madera que cruzan de un lado a otro comunicando así las edificaciones. La ciudad se extiende por kilómetros. Y dominando todo este paraje ya de por sí peculiar esta la torre de Tarth Lömen. Casi como salida de un sueño, hecha de mármol blanco y con numerosas gárgolas que la decoran, está coronada por una cúpula en la que una estatua de una mujer extiende los brazos al cielo.

Avanzas encantado por la ciudad observándolo todo. Todavía es muy temprano así que muchos negocios están cerrados. Al internaros más y más reparas en que Yukie ha encontrado lo que buscaba y se interna en un negocio. Esa es una escena que sin duda no te quieres perder, así que entras detrás de ella y tras de tí tu criatura. Tras una breve charla con el mercader, que al final decide aceptar las liebres como pago, la cosa va subiendo de tono. El mercader se desenvuelve mucho mejor y comienza a regatear mucho el precio a la pequeña, llega un momento en que Yukie parece sentirse ofendida y comienza a montar en cólera mientras tú no puedes evitar esbozar una sonrisa a su espalda.

- Calma calma. Interviene Capri arruinandote un poco la diversión. -Hagamos una cosa buen señor, cóbreme lo que la muchacha le ha pedido. Pagas unas monedas y sales al exterior con Yukie.

- ¿ Por qué has hecho eso ?. Le inquiere.

- Bueno, el joven amo no ha desayunado y esas son unas excelentes liebres. ¿ Qué tal si el trueque lo haceis conmigo joven dama ? Sé exactamente que hacer con ellas. Lo siguiente que ibas a hacer era entrar en una posada próxima que habías localizado, pedirías alojamiento y seguro que aceptaban las liebres en su cocina. La verdad es que estaba siendo una mañana muy divertida, así que decides invitar a la muchacha a desayunar.

- Acabo de ver el cartel de una posada. De dónde procedo, es costumbre tras un buen acuerdo celebrarlo de algún modo. ¿ Por qué no desayunas con nosotros ?

Ella termina por aceptar y te encaminas a la posada “El cuervo rojo”. Tío Capri se adelanta abriéndoos la puerta mientras esboza una enigmática sonrisa hacia la niña. Tras él entra Yukie y después tú.

La posada esta casi vacía a estas horas de la mañana. Solo hay tres personas a la vista, dos son clientes sentados en mesas diferentes y la tercera la que parece ser la posadera. El primero es un muchacho joven, un viajero por su aspecto, que parece estar a punto de empezar a comer. El segundo es una mujer, joven, de pelo azabache y delicadas facciones, sin duda una belleza de mujer. Parece estar a punto de fumar. Y la tercera es una anciana de aspecto afable que os da la bienvenida y se presenta con el nombre de Nana.

Capri se encarga de todole explica a Nana que deseas alojarte aquí, le ofrece las liebres y ella te asigna una habitación. Tras unos instantes Capri vuelve tras dejar tu petate y toma asiento a tu lado. Nana os sirve el desayuno que consiste en gachas, huevos, bacon, una hogaza de pan caliente y unos pastelillos de canela recién horneados. La comida es sencillamente deliciosa.

Ante las palabras de la chica Mat no puede hacer otra cosa que alzar ligeramente una ceja mientras mantiene su sonrisa-le puedo asegurar que mi sonrisa es totalmente sincera-dijo mientras le daba unas palmaditas en el cuello a su caballo para que se recostara viendo que no iban a ir a ningun lado. La idea de pasar una noche en el descampado no era exactamente algo grato pero no podia de buena fe dejar  a aquella niña sola en aquel lugar expuesta solo cristo sabe a que,viendo que la chica le daba la espalda se movio hasta quedar a la derecha de ella siempre manteniendo la distancia que ella misma le habia fijado;mirandola de cerca podia ver que no parecia lo suficientemente grande como para estar deambulando por su cuenta pues no podia tener mas años que su hermana pequeña marie quien solo habia cumplido los 14 ese año-me quedare aqui el tiempo que haga falta hasta que veais que no tengo malas intenciones y acepteis acompañarme-dijo el simplemente mientras levantaba su mirada hacia las estrellas que brillaban incontables en el cielo-mi nombre es Matrhom Cauthrom por cierto,como se llama usted señorita-continuo luego de un instante de silencio viendo que para convencerla tendria que emplear sus dotes oratorias.

Me quedé contemplando las estrellas otro rato, pero podía oír perfectamente lo que me decía este pervertido. -Los shinigami no tienen nombre.- Le respondo tomándome mi brazo con una mano y sosteniendo la guadaña con la otra, dándole la espalda de nuevo.

Me quedo un rato mirándolo de reojo, bajo la luz de la luna era muy fácil para mi distinguir todos los detalles de su apariencia. -...- Inclino la cabeza ligeramente hacia la izquierda mientras miro y pienso. Luego de titubear un poco comienzo a caminar en dirección a él, sonriendo ligeramente.

Pero sigo de largo ignorándolo completamente, mas me dirijo al caballo. -Eres un buen chico.- Digo mientras estiro el brazo para acariciarle la frente, requiere también que me ponga en puntas de pie, pues el caballo es más alto de lo que pensaba. -Estás perdido?- Mi expresión no cambia cuando hablo con él y continúo acariciándolo. -Puedo ayudarte a llegar a la posada, allí hay un establo con mucha paja para ti.-