Partida Rol por web

Tiempo de tribulaciones

Interludio: Destino

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24/02/2015, 17:59
Director

Todo es confuso, como si persiguieras una imagen fugaz que se escurre entre tus dedos cada vez que estás apunto de alcanzarla. Todas las noches el mismo sueño, siempre constante. Imágenes confusas, sensaciones que no llegas a comprender, hasta que aparecen. Luces rutilantes que ponen algo de orden en este confuso caos. Las mismas estrellas que ya recuerdas de memoria, parecidas pero a la vez distintas de todas aquellas que ves cuando estás despierta. Disfrutas una vez más de ese brillo que trae un poco de paz a tu sueño, algo de calor a tu corazón. Poco a poco sientes la sensación del despertar, es hora de volver a la ciudad.

Te despiertas, tienes el sueño ligero y no necesitas muchas horas de descanso pero no hace mucho que duermes. Claramente la noche es cerrada y al recorrer la vista por la habitación observas que Cau-kun también se ha despertado. Se oyen ruidos raros fuera de la posada, gente que grita en susurros, un golpe sordo...

Un momento... además.... ¿ volver ? ¿ciudad ? Eso nunca había resonado en tu cabeza antes mientras estabas soñando.

Notas de juego

Como ya te has despertado, escribe en el capítulo 2, no aquí.

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07/08/2015, 05:45
En la noche

La noche es extremadamente fría, cobijada entre el techo de dos edificios te resguardas del gélido viento mientras observas el cielo inútilmente. La nieve dejó de caer hace horas pero los nubarrones no quieren abandonar su posición como improvisado techo del desfiladero. Frotas tus manos exhalando tu aliento en ellas para calentarlas mientras frotas tus piernas entre sí. Pasan dos horas de la medianoche, los demás duermen ya, lo has visto al pasar por delante de sus ventanas. Sin embargo tú no puedes conciliar el sueño, no puedes dejar de pensar en tus tan anheladas estrellas y por ello, a pesar de todo, estás aquí fuera una noche más.

Con la mirada perdida entre la noche y los recuerdos que se mantienen ocultos, tardas un rato en darte cuenta de que alguien ha abandonado la posada. Asomas la cabeza con curiosidad, “¿quién podrá ser a estas horas?”. Cruzando la calle y caminando como si no quisiera ser visto el pequeño Hans se aleja del cuervo rojo. Hans es el nieto de Nana, la amable posadera que tan ricas tartas elabora. Nunca has hablado con él pero desde la seguridad de tu esquina le has visto actuar; es un poco ruidoso pero a pesar de todo siempre ayuda a su abuela y cuando alguien es muy grosero en la taberna suele hacer alguna trastada para provocar su caída y bajarle los humos. Por eso te ha arrancado una sonrisa en más de una ocasión. "Un niño no debería caminar sólo a estas horas, tal vez tenga pesadillas y no puede dormir", si es así tú podrías ayudarle... Abandonas la seguridad de tu refugio y vuelas suavemente en la distancia para seguirlo.

Parece que su destino está lejos de casa pues su camino le lleva al otro lado de la ciudad.

- ¿ Por qué me sigues ?.

Hans se da la vuelta y mira en tu dirección, como un acto reflejo o por la sorpresa te escondes rápidamente en una esquina. “¿ Me puede ver ?”. Dejas pasar un instante, no se oye el crujir de la nieve así que debe seguir ahí. Dejas pasar un poco más de tiempo y asomas tímidamente la cabeza para ver que Hans está detenido en el mismo sitio y te observa directamente.

- ¿ Por qué te escondes de mi ? No quiero hacerte daño puedes salir de ahí.

Agarrando la guadaña que hasta ahora había flotado libre cerca de ti sales de la esquina pero mantienes la distancia.

- ¿ Puedes verme ?

- Sí, nadie lo sabe pero siempre he podido ver cosas que la mayoría no, llevo viéndote desde que llegaste a la posada pero no quería asustarte.

- Los shinigami no tienen miedo.

- ¿ Cómo, así te llamas ?. Yo soy Hans aunque supongo que ya lo sabrás, mucho gusto shinigami.

- ¡ No me llamo shinigami, baka!

- ¿ Ba ka?

- ¡ Baaaka baka !

- ¿ Entonces ?. Hans parece más confuso por momentos en la conversación así que contestas sin pensar.

- ¡ Mare !

Hans sonríe, sólo tiene alrededor de 10 años pero es muy inteligente.

- ¡ Ah vale ! Mare, es bonito. Entonces, ¿ puedo preguntarte algo ?.

Miras con suspicacia al muchacho de pelo azul, él toma tu silencio por una afirmación.

- ¿ Has perdido algo ? Te he visto muchas noches observando las estrellas, parece como si buscaras algo. ¿ Sabes ?, dice mientras se rasca la cabeza y mira al suelo, - si quieres yo puedo ayudarte a encontrarlo.

La franqueza de Hans y sobre todo lo acertado de su deducción te dejan boquiabierta, en cuanto te das cuenta cierras la boca y recuperas la compostura, eres muy mayor para actuar así.

- Los shinigami no necesitan ayuda. Susurras.

- Yo, yooo, ¿ sabes ? Yo perdí a mis padres. Era muy pequeño pero todavía recuerdo la cara de mi madre. Mi abuelo la echa mucho de menos pero yo siempre le digo que sé donde están y que no tiene que estar triste. ¿ Sabes ?, creo que mi abuelo cree que no entiendo que es lo que significa morirse pero sí que lo sé. Pero el no entiende que cuando las personas mueren van a alguna parte, todo va a alguna parte... y yo sé donde están. Por, por eso si quieres yo puedo ayudarte ha encontrar lo que has perdido. No puedo obligarte pero si quieres sígueme.

La mirada de Hans se vuelve melancólica al hablar de sus padres, una mirada que ningún niño debería poseer. A pesar de todo antes de darse la vuelta y continuar sonríe ampliamente mientras te hace un gesto para que le acompañes. Observas como se aleja poco a poco y casi sin darte cuenta te encuentras volando tras él. El niño al llegar a la pared del desfiladero comienza a ascender con práctica las escalas de cáñamo. Tras trepar durante 5 minutos se agarra a un saliente y alcanza lo que parece ser una entrada a una gruta estrecha. Preocupada por que pueda caerse te acercas, pero tu intervención no es necesaria y él se afianza en el recoveco mientras te hace una señal para que te acerques.

Tras pensarlo un rato te acercas hasta el saliente, te apoyas en él pero cuando tus pies descalzos entran en contacto con la fría nieve asciendes un poco, flotando unos centímetros por encima de Hans. Hans te ofrece su mano.

- Confía en mi, ¿ vale ?. Al principio está oscuro y es estrecho pero yo te guío. Este es mi secreto así que no se lo digas a nadie. Aquí dentro están mis padres y seguro que lo que has perdido está aquí también.

Por qué decidiste tomar su mano y acompañarle es algo de lo que no estás segura; tal vez la inocencia y el amable gesto de Hans fueran lo que te impulsó o tal vez fuese por capricho del destino pero agarraste su mano y el te atrajo con suavidad hasta sí.

- Tendrás que dejar eso aquí, no va a caber. Hans se agacha y comienza a gatear por el estrecho pasadizo. - Agárrate a mi tobillo, iré muy despacio, está algo húmedo pero luego está mucho mejor.

Miras alrededor y tratas de ver algo en la oscura gruta pero no hay luz y Hans bloquea casi la totalidad de la visión. Al final, tras muchas dudas, comienzas a gatear tras él. “¿Por qué sigo a este baka?” A pesar de lo dificultoso del primer tramo el niño tiene razón y pronto a pesar de que sigue siendo un espacio reducido ambos os podéis poner en pie. Hay mucha humedad en el ambiente y de las paredes que emanan calor, brota un poco de agua.

- Creo que en el interior de la montaña hay algo, no sé el qué pero aquí nunca hace frío.

Cuando la oscuridad está a punto de ser completa una trémula luz se distingue más adelante.

- Ya casi estamos, mira ¿ ves? Ahora cabemos mucho mejor.

La estrecha gruta se ensancha y unos metros más adelante llega a lo que parece ser un espacio abovedado, en la entrada de ese espacio una tenue luz proviene de la propia pared.

- Es lampiridae, brilla con el agua por eso aquí siempre hay luz.

Ahora ambos cabéis uno al lado del otro y reparas en un cubo de madera vieja que está en el suelo al lado de un gran charco de agua.

- No pises en esa especie de charco, es como una especie de estanque y cubre hasta la rodilla o más. Perdona por hacerte pasar por eso, pero ya estamos aquí. Ven, ven conmigo aquí está lo que quería enseñarte.

Una vez más te ofrece la mano y aunque dudas si tomarla o no es él quien atrapa la tuya y te introduce dentro de la amplia gruta. Cuando llegas al centro del amplio espacio te suelta.

- Espera aquí.

Permaneces suspendida a unos centímetros del suelo, toda esta parte de la caverna esta ligeramente inundada y no quieres mojarte más los pies. Hans llena el cubo en el estanque y comienza a arrojar agua por el techo y las paredes a tu alrededor, lo hace deprisa y utiliza hasta 4 cubos. Cuando por fin termina se aleja y desaparece en la gruta. Su voz se oye desde lejos.

- Mira.

Observas a tu alrededor sin comprender, se escucha el suave goteo del agua que cae desde las ahora húmedas paredes pero todo permanece igual. Hasta que de repente algo se enciende en mitad de la oscuridad; una pequeña chispa azulada que emite una luz suave. Contemplas extrañada el fenómeno y entonces otra luz, esta vez blanca, pura y más grande se enciende en otro punto del techo. Una verde, diminuta pero brillante y hermosa, una roja, la más grande hasta ahora cuyo brillo tenue rutila entre las demás. Amarillas, verdes, rojas, blancas, naranjas, moradas; unas parpadean, otras brillan con la suavidad del atardecer, otras combinan sus colores para crear nuevos y maravilloso tonos que te dejan totalmente perpleja. El universo entero se ha reunido para brillar sólo a la luz de tus ojos. La visión te deja sin aliento y puedes sentir que eres una con toda la creación; miras a tu alrededor dando vueltas en el aire pero no importa donde mires, pues el agua del suelo refleja el manto de estrellas en que se ha convertido la caverna. Desciendes y te arrodillas para tomar algo de agua entre tus manos; te levantas y observas como otro pequeño universo ha tomado forma entre ellas, un mundo entero creado por ti. Que poco a poco se filtra entre tus manos cayendo nuevamente y agitando la miríada de formas y colores que componen los mundos que se reparten por el suelo de la caverna.

Cuanto tiempo has pasado fascinada por la escena no puedes decirlo. Cuando descubriste el calor de las lágrimas en tus mejillas tampoco. La última de las luces se extinguió hace un rato y la duda te impide abandonar el lugar. ¿ Y si fuera sólo un sueño ? ¿ y si al abandonar este sitio despiertas y nunca más recuerdas lo sucedido ?. No, eso es imposible; durante un sólo instante has ocupado el centro de todo lo que existe, has visto lo frágil y hermoso de todas las cosas y con cada uno de tus movimientos has creado los reflejos de cientos de mundos. Nunca jamás olvidarás este lugar.

Tras un largo rato suspiras profundamente y te internas en la estrecha gruta una vez más. A medio camino de la salida está Hans, que ha esperado en silencio y en la distancia para que pudieras estar sola.

- ¿ Lo has encontrado ?.

Te acercas a él y tomas su cara entre tus manos, te elevas y le das un suave pero intenso beso en la frente. No pronuncias una sola palabra, no hay necesidad de ello.

Hans se sonroja ligeramente pero tampoco rompe el silencio. Ambos salís de nuevo a una noche mucho más entrada y todavía más fría. Esta vez flotas a su lado en el camino de vuelta a la posada y cuando llegáis os despedís sin decir nada. Subes al calor de la habitación, donde rememorando la fantástica escena caes profundamente dormida.

 

- Continuará -