Partida Rol por web

A falta de planes ingeniosos e infiltraciones astutas, siempre quedaba liarse a tortas. La espada (y los conjuros) lo solucionaban todo en los cuentos de los bardos. Sólo cabía esperar que formarais parte de uno.

Ramiel os guió por las calles de Bryn Shander, oscuras ahora como boca de lobo, hasta una pequeña plaza con un abrevadero donde se erigía La Vista del Norte. Podíais escuchar las canciones de los borrachos resonando en los edificios y callejuelas que rodeaban la plaza. De pronto surgió del burdel un par de sujetos pendencieros que se atacaron el uno al otro con cuchillos y botellas, incitados por otros que hacían apuestas sobre el resultado de la pelea.

Divertido por la pelea, en la puerta de la sala de fiestas, y sin tener la más mínimo intervenir, se alzaba el gnoll más grande que habíais visto jamás. Llevaba una coraza de acero llena de muescas, que dejaba a la vista los brazos musculosos recorridos por abultadas venas y cubiertos de pelaje hirsuto y castaño. De la espalda colgaba un escudo redondo erizado de peligrosas cuchillas curvas; del cinto, dos barras unidas por una cadena. Estaba acompañado de un trío de gnolls ataviados con armaduras de cuero negro claveteado, de largos faldones, y llevaban brazales y grebas del mismo material. De sus cinturones pendía manguales de aspecto pesado, y a la espalda llevaban arcos largos reforzados de madera, y carcajs repletos de flechas.

Ramiel conocía bien al gnoll corpulento: se trataba de Tezzork, el enterrador personal de Dulsarra. Era el jefe de una compañía de mercenarios gnoll que aterrorizaban a todos aquellos que no pudieran pagar las deudas que contraían con la madame: los Mestizos Salvajes. Dulsarra, y por extensión El Flaco, iban a saber que estabais allí antes de presentaros siquiera en la línea de salida.

Lo cierto era que el ambiente estaba bastante bien. Canciones, peleas de honor, apuestas y todo ello con alcohol de por medio. Si se le sumaba el hecho de que estaban en un prostíbulo y que en algún lugar tenían que estar las putas, para Wido aquello era como un lugar de ensueño. Si no supiera que "El Flaco", era un mal tipo, estaría convencido de todo lo contrario, que era un gran tipo que sabía muy bien lo que era divertirse. Que se juntara con hienas, era otra cosa. A Wido no le gustaban las hienas, o más bien no le gustaban vivas y allí había una bien grande.

No sabía que opinaban los demás. Supuso que Ramiel elegiría el sigilo y el subterfugio. Lilandra puede que la diplomacia y Wido la odiaba. La diplomacia, no a Lilandra. Nahyeeda usaría fuego, no sabía muy bien como, pero lo usaría y Hengar seguramente estaría con él, en cuanto a lo que mejor podían hacer era librar al mundo de esos bichos de risa absurda. Miró a su colega y asintió, esperaba que estuviera de su parte.

- Ese bicho es mío... - Les dijo a sus compañeros. - A la de tres cargamos. Uno, dos...

Ramiel estuvo a punto de detener a Wido, sin embargo, no lo hizo y dejó que el bárbaro terminara la cuenta. Solo entonces lo frenó agarrándolo por el brazo que ya tenía levantado. No podía dejar que se suicidara de esa manera. 

-Wido, para. Vamos a pensar cómo atravesar ese montón de carne, precisamente como piensas hacerlo no es una buena idea. Es legal que los gnolls estén aquí, protegen la puerta, si te peleas con ellos vamos atraer a un buen montón de gente -. Ramiel resopló, el subterfugio no había funcionado la primera vez, no funcionaría ahora. Tal y como estaban las cosas, la Vista del Norte le tenía unas ganas tremendas. En cuanto asomase la carita, se la partirían; o lo llevarían dentro a darle una cálida bienvenida, a su estilo-. Creo que lo mejor que podéis hacer es tratar de entrar por las cocinas, si sois lo bastante sigilosos. Tú deberías esconder tu símbolo. Es más, no entiendo por qué no apareces medio... bah, no he dicho nada -dijo moviendo la cabeza-. Nayheeda, ¿vendrías conmigo por delante y me seguirías la corriente? -Tenía la ligera impresión de que la respuesta sería totalmente negativa, a tenor del carácter de la maga-. Vosotros tres por las cocinas. O entramos todos a hacerle una visita, estamos de fiesta, seguro que nos abren la puerta.

Por algo Ramiel trabajaba solo. Al menos los problemas los provocaba para sí mismo y no para los demás. Se frotó los ojos, estaban siendo los dos días más largos y estresantes de su vida. 

- Está bien... - Dijo entonces. - Lo que tú digas. - Se encogió de hombros. - Al final es tu amiga y tu eres quien nos ha pedido ayuda y no al revés. Lo haremos a tu madera...

Wido escondió el alfaljón. La idea de matar gnolls le gustaba. Odiaba a las hienas y no entendía como permitían en un lugar como aquel, que aquellos seres camparan a sus anchas, por muy civilizados que dijeran ser. Wido sabía que todo gnoll era un problema y que a la larga, desvelaría que su única intención era la de hacer el mal. No había lugar para seres como aquellos en el mundo de los hombres. Sólo esperaba que antes del amanecer quedaran cuatro hienas menos en el norte.

En el almacén de Dunavan:

Una vez decidido que irían a la Vista, Lilandra movió los cuerpos de los Luskanitas y sus pertenencias a lo que parecía ser un taller de carpintería, el aserrín absobería la sangre y sería más fácil para Dunavan hacer limpieza al día siguiente. Al sobreviviente lo dejaron amordazado y atado a una silla, con una nota en el pecho indicando a las autoridades su afiliación y los crímenes confesados, si no volvían antes del amanecer Dunavan se encargaría de entregarlo.

Cerró con llave las puertas, y tras asegurarse de que no se abrían siguió al grupo pensando en cómo podía ayudarles en la pelea que seguramente se desataría.

Frente a la Vista del Norte:

Cuando llegaron, y Wido propuso cargar, a punto estuvo de seguirlo, las tácticas de combate no eran su fuerte y en ese momento una carga podría ser tan efectiva como el subterfugio... y el subterfugio no parecía posible dada la composición del grupo.

Ramiel intervino y la carga se deshizo, deslizó varias propuestas, incluso casi llegó a sugerir que entrase con poca ropa, impulso que frenó antes de completarlo. - Rami, habrá pelea, si me quito la armadura será lo mismo que entrar con una daga clavada en el cuello. - dijo mientras levantaba la delantera de la sobreveste de Lathander, quedando a la vista una armadura completa de excelente hechura con el sol naciente repujado en dorado sobre el peto plateado. - Lamentablemente para tus planes no puedo ocultar quien soy.

Miró a sus compañeros y sopesó sus apariencias - Vosotros podrías pasar por gente que va de fiesta si no fuera por las manchas de sangre y los cortes en la ropa, además, si el que escapó ha llegado hasta aquí tendrán nuestras descripciones. - meneó la cabeza - Sugiero que entremos todos por las cocinas, separarnos sin saber donde estan los enemigos será desastroso, más aún si reconocen la plata en nuestras armas. - se encogió de hombros - Puedo golpear a la puerta de la cocina y pedir una colaboración para la nueva capilla de Lathander, cuando abran entramos lo más silenciosamente posible. Eso nos permitirá buscar a Nadja sin atraer a todos los guardianes, con suerte. 

- Haremos lo que propone Lil. - Dijo Wido.

Él era una persona mucho más impetuosa que la sacerdotisa, aunque sabía que en ciertas ocasiones, era mejor emplear otro tipo de estrategia antes que uma carga directa. Por otra parte, Wido no había sido nunca muy amigo del subterfugio y seguía vivo, lo que quería decir que no le había ido tan mal. Fuera como fuera, confiaría en Lilandra por esa vez y esperaba no arrepentirse.

- Parece que sabe lo que se trae entre manos... - Se encogió de hombros.

Dejaría hablar a la clériga y seguiría sus pasos. Si las cosas se ponían feas, simplemente retomaría su plan original y se cargaría a todo cerdo que se imterpusiera en su camino.

Decidisteis que era una idea muy razonable y sensata aquello de ir a pedir limosna a un burdel, de madrugada, armados hasta los dientes y con las armaduras y la ropa manchadas de la sangre vuestros enemigos. ¿Qué podría salir mal?

Rodeasteis el edificio y escuchasteis el gañido de un perro por encima de la algarabía. Os adentrasteis entonces en un oscuro callejón cubierto de basura. La puerta del servicio también estaba vigilada por mercenarios gnolls, por supuesto: Dulsarra no era estúpida. Había otros tres gnolls de armaduras negras, y una cuarta enfundada en una armadura de combate con las hombreras erizadas de púas y un escudo redondo de metal con la efigie de una hiena riendo grabada.

Los gnolls pasaban el rato ahorcando con una soga a un perro famélico que se había acercando a ellos en busca de comida. El pobre animal gañía y hacía ruidos entrecortados buscando una bocanada de aire que no iba a llegar nunca. Los gnolls se reían, disfrutando de cómo torturaban al animal.

La mujer de la armadura, que no tomaba parte en aquello pero tampoco hacía nada por evitarlo, os vio aparecer en el extremo del callejón.

—¿Os habéis perdido? —preguntó con sorna y un marcado acento bestial.

Los gnolls dejaron lo que estaban haciendo y bajaron la cuerda. El perro chilló, intentando escapar sin éxito.

Si vais a partiros la cara con los gnolls tirad Iniciativas. Como siempre, decidme en qué casilla empezáis.

(20) Hengar: 49/49 (Protección contra el Mal)
(18) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: ilesos
(16) Ryssa: ilesa
(13) Ramiel: 46/50 (Protección contra el Mal)
(10) Wido: 68/68 (Protección contra el Mal)
(5) Nahyeeda: 33/33 (Armadura de mago, Protección contra el Mal)
(X) Lilandra: 51/51 (Protección contra el Mal)

- Pues lo cierto es que si... - Dijo entonces Wido. - Aunque ahora que lo pienso... - Le llevó la mano a la cabeza y se rascó sus incipientes entradas. - Vengo buscado al Flaco. - Confesó. - Tengo un recado para él... - Desenfundó su alfaljón mientras se acercaba peligrosamente al grupo de hienas. - ¿Cual de vosotras, bestejuelas odiosas, se lo quiere entregar?

La diplomacia había acabado. No sabía como había hecho caso a Lilandra. ¿Ir a pedir limosna a un burdel, a altas horas de la noche, armados hasta los dientes y cubiertos de sangre seca? ¿En serio? Negó con la cabeza. Ese plan hacía aguas por todos los lados, aunque bueno... al fin y al cabo les quedaba el plan "B", que en realidad era su plan "A", liarse a tortazos hasta que aquellas hienas se reunieran con su corrupto creador.

Ramiel asintió ante las palabras de Wido, desde luego el bárbaro, cuando estaba despejado, podía ser muy ingenioso y hasta tener estilo. El espadachín, de hecho, se quedó tras su amigo, porque siendo realistas, no pensaba atacar de frente a una bestia protegida hasta arriba y desenvainó el estoque.

Seguía sin estar convencido de plantar cara, tanto por la puerta principal como por la de servicio. Tenía que presentarse delante de Dulsarra, decirle todo lo que quería escuchar y distraer a todo el mundo en el interior mientras sus amigos se movían para despejar el camino y buscaban a Nadja. Pero ahora ya no podía ser, ninguno confiaba en lo que Ramiel podía hacer y se fiaban más de sus armas y su fuerza que del propio Ramiel.

Bien, pues, adelante, cruzarían acero. El error estaba hecho, no quedaba nada más que hacer.

Lilandra se sentía una idiota, había pensado por las palabras de Ramiel que entrar por la cocina sería fácil, que no habría vigilancia, y había olvidado una de las lecciones que Gunther le había enseñado. Un buen combatiente nunca descuida su retaguardia, si no tiene ojos en la nuca se asegura de que alguien cuide su espalda... claramente quien regentaba el prostíbulo no era idiota, la seguridad era tan buena en la entrada como en el callejón, y ahora estaban jugados.

La única ventaja posible que podían intentar obtener sería una victoria rápida y en la que nadie diera la voz de aviso al interior, de otro modo terminarían peleando con medio burdel antes siquiera de poner un pie dentro. Lil sabía que en ese combate poco podía aportar, y que debía guardar las pocas cartas fuertes que le quedaban para la lucha con los licántropos. Podía confiar en su armadura para soportar los golpes y permitir que sus compañeros hicieran todo el daño que pudieran.

—¡Esto va a ser una masacre! Vamos, pichacorta, no te quedes atrás o no voy a dejar ni una hiena para cuando llegues!—carcajeó alegremente Hengar mientras pasaba al lado de Wido.

El bárbaro Reghed avanzó, dando empujones a Lilandra y a Wido para colocarse al frente de la batalla. Descargó un tremebundo golpe que hubiera triturado a un mercenario gnoll de no ser porque pasó a metros de él.

Hengar mueve y prepara acción: atacar a cualquier gnoll que se acerque a él. Un gnoll se acerca a atacarle en Iniciativa 18, de modo que ataca pero pifia. La nueva iniciativa de Hengar es 18, pero por encima de los gnolls.

—Como hombres al matadero... —se relamió uno de los gnolls mientras propinaba un tremendo golpe a Hengar con su mangual.

—¡Los héroes siempre mueren! —apostilló un segundo con voz bestial, mientras castigaba al bárbaro con otro golpe.

Los gnolls mueven y atacan. Dos de ellos consiguen posición de flanqueo. Dos ataques aciertan y le hacen a Hengar 25 puntos de daño en total.

—¡Yeenoghu, hazme más fuerte! —salmodió la gnoll—. ¡Bebéos el tuétano de sus huesos, voy a buscar a Tezzork!

La gnoll se adentró en la puerta de servicio a buscar refuerzos.

Ryssa lanza un hechizo que Lilandra identifica como Fuerza de Toro y se mueve al interior del burdel.

(18) Hengar: 24/49
(18) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: ilesos
(16) Ryssa: ilesa (Fuerza de Toro)
(13) Ramiel: 46/50 (Protección contra el Mal)
(10) Wido: 68/68 (Protección contra el Mal)
(10) Lilandra: 51/51 (Protección contra el Mal)
(5) Nahyeeda: 33/33 (Armadura de mago, Protección contra el Mal)

¡VUESTRO TURNO! (podéis postear en cualquier orden pero resolveré en orden de iniciativa)

- ¡Rami, carga contra el gnoll que rodea a Hengar! - Le ordenó a su amigo. - ¡Lil, tú por el flanco izquierdo! - Luego miró a la chica de fuego. - ¡Tú... hax tus cosas! - Le dijo dudoso del alcance de su poder.

Wido se colocó en su postura de combate favorito. Ulrich le había enseñado la isla de filos, con la que todos sus aliados adquirían una posición beneficiosa para el combate. Esperaría a actuar tras sus compañeros. Tenía un as debajo de la manga.

Ramiel echó a correr detrás de Hengar, al que los gnolls tenían rodeado por todos lados. El muy inconsciente se había lanzado al combate sin esperar a los demás. En dos rápidas zancadas, el espadachín estaba detrás de uno de los enemigos, que no vio por dónde le venían los tajos. Eran criaturas toscas y toscas sus armaduras, sería fácil encontrar un hueco en su defensa.

Lilandra cargó hacia el gnoll que Rami el acababa de ensartar con su estoque, broquel por delante y mazo en alto, y dejó caer el peso del arma sobre la cabeza de la hiena. Sin embargo su brazo salió desviado y la criatura quitó el cuerpo a tiempo.

Wido no era un amante de la estrategia. Le gustaba cargar a lo loco e improvisar, pero en esa batalla había demasiados factores en contra como para hacerlo. Por ello se posicionó cerca de Ramiel y cerca de Hengar. Si le salía bien lo que tenía pensado, podrían tener una buena oportunidad para darle su merecido a cristuras apestosas apestosas. Y que Wido considerase apestosa a una criatura era porque realmente olía muy mal.

Cuando tuvo cerca a uno de aquellos seres descargó un golpe con su alfaljón. No obstante, ni fue bien dirigido, ni tampoco con la fuerza necesaria para superar la armadura de su enemigo y acabar con éste.

- ¡Mierda de ataque! - Masculló.

Nahyeeda levantó sus dedos y recitó las sílabas arcanas de un nuevo conjuro de combate. De sus manos brotaron cinco proyectiles ardientes que se clavaron en el cuerpo de uno de los gnolls y le hicieron aullar de dolor.

Nahyeeda lanza Proyectil Mágico al gnoll de E1 con substitución de energía (fuego). Su dotes Explosión de Fuego y Linaje de Fuego le permite lanzar este conjuro a NL10. Daño total: 16. El gnoll de E1 está al borde la muerte pero aún permanece en pie.

Hengar giró sobre sus talones con una sonrisa de confianza en los labios. Aprovechando el flanco de Ramiel acertó un golpe de lleno en el pecho del gnoll, trinchándole como a un pavo.

Hengar ataca al gnoll de E11, golpe y le inflige 7 puntos de daño. Ahora sí, el gnoll cae.

Fue lo último que hizo el bárbaro Reghed. Su sonrisa de confianza se borró cuando un golpe de mangual le golpeó la cabeza provocando un horrísono chasquido. Hengar dibujó un gesto de incomprensión en el rostro y miró a Wido buscando una ayuda que nunca llegaría. Un segundo golpe de mangual lo envió al suelo, esparciendo sus sesos por el suelo enlodado.

—¡Sangre para el dios de la sangre! —dijo el gnoll que había asestado el golpe mortal.

—¡Venganza para los nuestros! —apostilló el otro avanzando hacia vosotros con el mangual dispuesto.

Los gnolls flanquean a Hengar, pero el bono del flanqueo queda negado por su aptitud de Esquiva Asombrosa Mejorada. Ambos golpes aciertan, asestándole 16 y 18 puntos de daño respectivamente para un total de 34. Esto deja a Rengar exactamente a -10 y muere instantáneamente (creo que Lilandra no puede hacer nada porque ya gastó su Cerrar Heridas, pero si hay algo que puedas y quieras hacer para salvar al bárbaro, corrígeme, Alex). 

Ryssa se ha movido, presumiblemente, por dentro del burdel buscando a Tezzork. 

(18) Hengar: -10/49 (Muerto)
(18) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: ilesos
(16) Ryssa: ilesa (Fuerza de Toro)
(13) Ramiel: 46/50 (Protección contra el Mal)
(10) Wido: 68/68 (Isla de los Filos, Protección contra el Mal)
(10) Lilandra: 51/51 (Protección contra el Mal)
(5) Nahyeeda: 33/33 (Armadura de mago, Protección contra el Mal)

¡VUESTRO TURNO! (podéis postear en cualquier orden pero resolveré en orden de iniciativa)