Partida Rol por web

Tiempos Convulsos en Diez Ciudades

5B. Asuntos de Familia

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02/05/2020, 10:12
Daven Viggsen

Daven acomodó a tus amigos en una tienda. Notaste que había muchas libres: demasiadas. Después de guió a una tienda casi tan grande como la del rey Elkhardt. El suelo estaba lleno de pieles de reno sobre los que se agitaban y se quejaban, a veces en sueño, los heridos y moribundos. Otros no se movían. Las hierbas que se quemaban para purificar el aire no podían ocultar el hedor a sangre en el aire, y a otro olor que conocías bien: el de la muerte.

De pie, cubierta de sangre hasta los codos, en torno a todo aquel dolor y miseria, había una mujer que conocías bien. Se trataba de Elsbeth, sacerdotisa de Tempus. Había sido una de los ulricos, ejerciendo las veces de curandera, y había sido algo más para ti. Habíais compartido cama y algo más en tiempos de guerra.

Te parecía que seguía estando igual de hermosa que cuando os conocisteis, pero te resultó obvio, con sólo ponerle un ojo encima, que estaba cansada más allá de la extenuación, física y mentalmente. Cuando entrasteis levantó la mirada y abrió mucho los ojos al verte.

Yo estaba allí, ella le salvó la vida a nuestro hermanote murmuró Daven al oído, antes de darte unas palmadas en el hombro con la mano sana. Te espero fuera.

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02/05/2020, 10:12
Elsbeth

Elsbeth dejó escapar el aire y apretó los pasos para ir a abrazarte y estrecharte entre sus brazos. Fuerte, como lo haría una nórdica de verdad. Mantuvo el contacto unos momentos antes de retirarse.

—Supongo que habrás venido a ver a tu hermano —dijo desviando la mirada, apartando un mechón de cabello de su rostro—. Está bien, pero ahora descansa.

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03/05/2020, 09:12
Wido Cuervo Blanco

Si, luego tenemos que hablar también nosotros. - Le dijo a Daven antes de apretar su hombro con una de sus portentosas manos y desaparecer en el interior de la carpa.

Una vez en el interior, no pudo sin sonreír pese a las circunstancias en las que se encontraban, al ver un rostro conocido. Elsbeth le abrazó con fuerza, como a él le gustaban los abrazos. Era lo único que le hubiera pedido a Daven, con eso hubiera bastado. Daven le había estrechado el hombro, como él acababa de hacer con su hermano momentos antes de reencontrarse con Elsbeth, pero sabía que eso no bastaba. Algo se había interpuesto entre él y su hermano y tenía que averiguar que era.

Si, he venido a verle. - Le dijo muy seriamente. - Es mi hermano. - Sonrió. - Pero se que si está en tus manos, saldrá de ésta. - Agarró entonces a Elsbeth en una presa casi de oso y la levantó del suelo. Todavía siendo presa de su agarre, Wido le besó en la frente y luego la soltó en el suelo. - Te he echado de menos, Elsbeth. - Le dijo muy sinceramente. - Eres una de las principales razones por las que he regresado. - Confesó. - Pero ahora tengo que ver a Egil y luego tengo que hablar con padre. Tengo que convencerle para que no venga a Pozo Sagrado. Es una locura a su edad. - Tragó saliva. De nuevo su semblante se mostraba serio y preocupado. Pero enseguida se relajó. - Llévame con él... - Le dijo en referencia a Egil.

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03/05/2020, 10:07
Elsbeth

—Eres muy dulce —te contestó Elsbeth, depositándote una mano en la mejilla—. Ven, te llevaré ante tu hermano.

La sacerdotisa te acompañó al lecho donde dormía Egil y te ofreció un asiento mientras se sentaba a tu lado. Lo que viste no fue nada bonito. Le habían reventado la cabeza, toda la parte izquierda estaba vendada, pero por los hematomas que se veían en la parte derecha sabías que la herida había sido mortal. Habías visto a gente morir de un golpe como ese, si no tenían a un clérigo cerca que le lanzara un conjuro inmediatamente.

—Perderá audición en el oído izquierdo, si es que no se queda sordo por completo —explicó la tempuriana y lanzó un hondo suspiro—. Él es un cocinero, no sabe pelear, pero se unió a los defensores con orgullo cuando los orcos atacaron.

»Te admira mucho, ¿sabes? Y yo también. Me ha costado más de un disgusto con Sven, pero te he defendido siempre que hablaba mal de ti —dijo, e hizo una pausa—. Ahora que has vuelto sé que mi corazón no estaba equivocado.

Elsbeth se refugió en tu pecho.

—¿Te unirás al ataque de mañana, entonces? —te preguntó, sin despegarse de ti.

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03/05/2020, 12:20
Wido Cuervo Blanco

Ver así a Egil, llenó de tristeza el corazón ya roto de por si de Wido. Estaba moribundo, aunque por las palabras que había empleado Elsbeth, parecía que sobreviviría y eso era toda una alegría. El pobre no se debía estar enterando de nada y casi mejor. A Wido no le gustaría estar en su sitio, pues se sentiría impotente por no poder acudir a la batalla. 

Lo que Elsbeth dijo de él, le llegó al corazón. Nadie le había llamado nunca "muy dulce", ni siquiera "dulce" a secas. Le extrañaba que alguien le dedicara un adjetivo que no fuera, "rudo", "imbécil", "borracho", "apestoso" o términos similares. En el norte, nadie era dado a ser demasiado cariñoso con los demás. Era un mecanismo de defensa ancestral que predisponía a uno para estar siempre alerta ante el peligro, pues quien no lo estaba, moría joven.

Si. - Respondió Wido. - Tengo que ir. - Se encogió de hombros. - Aunque no lo creas, siempre he tratado de hacer lo que he creído mejor para los nuestros. Amo a mi familia y amo a mi gente. - Posó sus manos sobre las rodillas de Eslpeth. - Fui al frente para evitar que los marranos llegaran al norte y mira... - Tragó saliva a la vez que apretaba los puños hasta que los nudillos se volvieron blancos. - Están aquí y casi matan a mi hermano, han secuestrado a madre y padre clama venganza. Si va a luchar morirá. - Negó con la cabeza. - ¡Que hora más aciaga! - Se derrumbó y dejó caer su cabeza sobre las rodillas de la curandera. Estaba llorando, agachado frente a ella. Un norteño llorando, era sinónimo de debilidad. Pero a Wido no le importaba mostrarla frente a ella. Alzó la cabeza con sus ojos enrojecidos y carriles de lágrimas dibujados en su sucio rostro. - Me he convertido en un borracho, un vicioso y un ser despreciable, Elsbeth... - Confesó. - Es el precio de vivir matando durante tanto tiempo...

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03/05/2020, 19:37
Elsbeth

Elsbeth te acarició el cabello, sin decir nada durante unos momentos, como si meditara lo que iba a decir a continuación.

—Se ven muchos horrores en las guerras, y sin duda los peores son aquellos que nos vemos hacer a nosotros mismos. Como en una pesadilla, nos vemos haciendo cosas horribles, convertidos en unos monstruos peores que aquellos a los que cazamos. La realización de ver la oscuridad que anida en nuestro interior, del dolor que podemos infligir a otro, nos paraliza, nos aterra, nos marca de por vida.

»Sé que no estás en tu mejor estado de forma, sé que no eres el hombre que podrías ser. Es posible que te hayas refugiado en el alcohol y en otros vicios para aliviar el dolor que hay en tu corazón. Puedes ser un borracho, un vago y un ser despreciable, pero también sé podrías mejorar las cosas. Poco a poco. Si quieres, y estás dispuesto a esforzarte. La vida es dolor y sufrimiento, la vida es pelea, es librar batallas grandes y pequeñas, eso nos enseña Tempus y no sólo a blandir un trozo de acero afilado. Nadie nos libra de la adversidad, pero sí que puedes elegir qué batallas libras. Y si escoges las adecuadas, quizá puedas vivir una vida plena que justifique el sufrimiento cuando la inevitable catástrofe se cierna sobre ti.

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03/05/2020, 23:18
Wido Cuervo Blanco

Hacía mucho tiempo que nadie le hablaba así a Wido. Podía ser un rudo norteño que sólo pensaba en borracheras, peleas de taberna y meretrices, pero cuando alguien le tocaba el corazón, que aunque oculto bajo una gruesa capa de vicio y depravación lo tenía, podía llegar a conmoverse y al menos por un instante, tratar de dejar atrás todo lo malo.

Nadie me había dicho nada así nunca...- Wido ya no lo aguantó más y se echó a llorar como un niño. 

Se abalanzó torpemente sobre Elsbeth y la abrazó con la fuerza de un oso, hasta casi espachurrarla. Wido lloró durante un rato agarrado a una de las pocas mujeres que habían dejado huella en su ser. Hubo un tiempo en el que llegó a pensar en una vida junto a la mujer as que ahora abrazaba, aunque ese tiempo quedó atrás ya guerra y la muerte borraron esa idea de su cabeza, pues llegó a la conclusión de que él no podría ser feliz nunca.

Espero volver. - Le dijo a Elsbeth. - Tengo cosas que hacer aquí. - Le dijo mirándole fijamente a los ojos. Entonces le besó en la mejilla, le acarició el rostro y se puso en pie. - Pero ahora tengo que convencer al idiota de mi padre de que no pierda la vida de forma inútil. - Tomó aire. Sería difícil. - ¿Nos vemos en la cena?

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04/05/2020, 09:50
Elsbeth

Elsbeth sonrió y depositó las manos en su regazo.

—No seas demasiado duro con él. Trata de imaginar qué pensarías, sentirías y, en consecuencia, harías tú en su lugar si fuera tu mujer la que estuviese prisionera de los orcos —apuntó Elsbeth con una sonrisa de esfinge—. Tu padre es un guerrero, y ha compartido con tu madre toda una vida. No veo tan irracional el hecho de que prefiera morir intentando salvarla que afrontar una vida sintiéndose un cobarde sin ella.

Alzó una mano.

—Piénsalo. Nos vemos en la cena.

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04/05/2020, 10:03
Daven Viggsen

Daven te esperaba a la salida, charlando con otro bárbaro. Despachó a su interlocutor cuando te vio salir y se acercó para depositarte una mano en el hombro.

—¿Qué tal has visto a Egil? —te preguntó con un tono de voz pesaroso—. Debió quedarse a cubierto, demonios. De no ser por Elsbeth ahora estaría criando malvas y gusanos. Ah... si hubiera sido más convincente, Egil estaría bien. Espero que podamos salvar a padre de un destino semejante. O peor. Maldito cabezota, ya no es un chiquillo. ¿Nos vamos?

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04/05/2020, 12:07
Wido Cuervo Blanco

- No debería haber entrado en liza, pero sobrevivirá. Elsbeth sabe lo que hace. - Dijo seriamente mientras se secaba las últimas lágrimas de los ojos. - Él no conoce la guerra, pero no se lo podría echar en cara. Cuidar de los tuyos es un deber y una obligación. Aunque... - Suspiró. - Cuidar de los tuyos no siempre implica tener que derramar sangre enemiga. 

Posó una mano sobre el hombro de su hermano y asintió con la cabeza. Estaba preparado para afrontar el siguiente reencuentro.

Vamos a ver a padre. Hablaré con él, aunque será difícil sacarle de la cabeza la idea de ir a por madre. Si ya lo ha decidido... - Resopló. - Haré lo que pueda.

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05/05/2020, 22:32
Daven Viggsen

—Bien dicho, y en cuanto a papá, tú siempre fuiste su favorito —señaló Daven, sin rastro de animadversión en su tono de voz—. Seguro que a ti te escuchará. Si hay alguien que puede hacerle entrar en razón, ese eres tú.

Daven te palmeó la espalda con la mano sana a la manera nórdica: es decir, que te hizo crujir unas cuantas vértebras.

—¡Vamos!

Daven te guió hacia el anillo exterior, hasta la yurta donde vivía vuestro padre, deteniéndose a una distancia prudencial.

—Bueno, aquí estamos. Buena suerte con ese cabezota. Si necesitas algo, estaré aquí fuera.

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05/05/2020, 22:36
Viggo

Encontraste a tu padre de pie en medio de la tienda, con el torso desnudo y la piel reluciente de sudor. Pudiste apreciar que, pese a su edad, avanzada para alguien que vivía en condiciones tan extremas como los reghed, conservaba gran parte de su musculatura. Viggo blandía una buena espada norteña, tenía los cabellos canos ceñidos por una cinta, y ensayaba tajos y golpes frente a un altar a Tempus iluminado por velas, presidido por un camafeo con el retrato de tu madre. Hipnotizado, y a medias conmovido, lo viste evolucionar por la estancia como un bailarín que interpretara una danza mortal.

Cuando terminó, se acercó la espada al rostro.

—Daven, mi querida Elin, y Egil también... —dijo tu padre con los ojos cerrados y la voz quebrada de la emoción—. Espada con la que he vivido. Espada con la que voy a morir. ¡Sírveme bien una vez más! ¡Persigue a otra fuerza del mal, otra vida más de dolor! ¡Corta bien, vieja amiga! Y luego... adiós.

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05/05/2020, 23:34
Wido Cuervo Blanco

Bien... -Dijo con un susurro el norteño,  antes de estrechar su brazo con el de Davenport, agarrándose ambos a la altura del codo. Le dedicó un gesto de complicidad y se perdió en el interior de la carpa.

Allí estaba su padre,  el gran Viggo. Wido ni pudo hacer más que sonreír al volver a verle. Él todavía no se había percatado de su presencia y eso era un mal síntoma.  Si no oía entrar a un elefante en una cacharrería, fuera lo que fuera un elefante, mucha suerte tendría que tener para salir vivo de la escaramuza.

Fue entonces cuando comenzó a practicar con su vieja espada,  mientras hablaba con Tempus. Sus oraciones traían aparejado un mensaje de muerte. No parecía albergar esperanza alguna de regresar con el clan una vez marchase contra los marranos. Wido sabía que quién predicaba muerte obtenía muerte. Su padre estaba tan loco como él. Sabía de donde venía y en esos momentos veía un claro reflejo ee como acabaría si una buena mujer como madre, no estaba a su lado para acallar aquella vocecilla interna que a muchos norteños les sugeria ideas autodestructivas.

¿No tienes tres hijos?  - Preguntó Wido. - Porque uno de ellos ha regresado tras largo tiempo llevando el apelligo Viggsen a lo largo y ancho del continente y no te has dignsdo a salir a recibirle.  - Sonrió. - ¡Estaría bien al menos un fuerte abrazo de esos que quiebran las costillas! - Exclamó entonces en tono de broma para relajar el ambiente. 

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07/05/2020, 21:10
Viggo

Viggo se volvió y te miró por encima del hombro, enarcando una ceja. Sus ojos se iluminaron al verte, y una sonrisa radiante transformó el rostro adusto, sombrío y determinado que habías visto.

—¡Wido! ¿Eres verdaderamente tú, hijo mío?

Viggo lanzó una carcajada al aire que tanto te recordaban a las que lanzabas tú, ¿copiabas a tu padre, entonces, con esos estallidos de hilaridad?

Tu padre casi te partió las costillas cuando te abrazó y palmeó la espalda después. Algo que tú también solías hacerle a los demás.

—¡Qué alegría verte! Contigo a mi diestra, vamos a matar marranos a docenas —declaró, depositando una manaza en tu hombro—. Porque te unirás a la fiesta de mañana, ¿verdad? No como esos enclenques de tus hermanos.

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08/05/2020, 08:42
Wido Cuervo Blanco

¡Padre! - Gritó alegre el norteño mientras abrazaba a su padre.

Aquel si era un abrazo redhed. Un abrazo duro, con golpes en la espalda que resonaban con saña, un abrazo que cortaba la respiraciones y con el sonido de crujir de costillas de fondo. Ese sí era el norte que recordaba. Por fin estaba en casa. 

Matar marranos es mi vida, padre. - Sonrió. - ¡No puedo perderme una fiesta como la de mañana! - Soltó una carcajada.

Le veía bien. Seguía en forma. Seguía fuerte y lo más importante, su espíritu parecía inquebrantable. No sabía porqué su hermano le había tratado de convencer para que no fuera. No sería él quien le pediría a un hombre hecho y derecho, que dejara de lado sus obligaciones para con la tribu y su mujer.

Había venido a verte con una promesa. - Le dijo a su padre. - Tratar de persuadirte para que te quedarás en el campamento, pero... - Se encogió de hombros. - ...no sé porque razón deberías quedarte. - Negó con la cabeza. - Me alegro mucho de verte, padre. Al menos algo no ha cambiado en el norte desde que me fui. - Me dio un palmada en la espalda, de esas que hubieran descoyuntado a Ramiel, pero que Viggo casi ni notó. - Creo que nos merecemos un festín antes de la batalla. ¿O eso tampoco es así ya?

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09/05/2020, 08:13
Viggo

Viggo frunció el ceño.

—¿Una promesa, dices? A Daven, supongo. Es un buen chico, pero no es como tú y como yo. 

La sonrisa volvió a acudir pronto a su rostro y te apretó contra él con la fuerza de un oso polar.

—No queda mucha comida con los constantes ataques de la Bruja del Hielo y los marranos, así que el Rey Jarund está obligándonos a comer como pajaritos. No esperes un festín —dijo y negó con la cabeza—. Siempre lo he dicho: para pelear como una bestia, tienes que comer como una bestia. Pero por lo menos me queda uno de estos.

Viggo fue a abrir el cofre de sus pertenencias. De abajo del todo, escondido, extrajo un barrilete del tamaño de su cabeza.

—Aguamiel casero, con la receta de tu madre —declaró, y los ojos se le nublaron un momento—. Nos lo beberemos después de la cena, mano a mano. Eso nos ayudará a dormir como troncos hasta mañana.

Tu padre volvió a guardar el barrilete donde lo tenía escondido. Se puso una áspera túnica de lana y unas pieles de ciervo por encima antes de invitarte a salir al exterior delante de él.

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09/05/2020, 08:28
Daven Viggsen

Daven os esperaba en el exterior. Enarcó ambas cejas al ver a su padre tan contento, pues había mantenido una actitud huraña y sombría desde que se llevaran a Elin. Frunció el ceño y se olió que algo no iba como él había planeado.

—¡Vaya, padre! Qué contento te veo de ver al hijo pródigo —dijo, y te lanzó a ti una mirada inquisitiva—. No sabía que te ibas a tomar tan bien lo de...

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09/05/2020, 08:33
Viggo

—¿Lo de que Wido intentara convencerme de no ir mañana a la batalla? —terminó la frase Viggo—. Lo ha intentado, pero no ha convencido al viejo cabezota de su padre. ¿Verdad Wido?

Tu padre hizo crujir peligrosamente tu columna vertebral de unas cariñosas palmadas en la espalda.

—Lo más que ha conseguido ha sido arrancarme la promesa de que le dejaré venir conmigo mañana para cubrirme las espaldas. ¡Pero veremos quien cubre la de quien!

La tundra reverberó con la carcajada de tu padre mientras se abría camino a una fogata donde se reunían los guerreros para comer, dejándoos atrás.

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09/05/2020, 10:33
Daven Viggsen

Tu hermano suspiró.

—Gracias de todas formas por intentarlo —te dijo dirigiéndote una sonrisa resignada—, y por cuidar de él mañana. Por favor, volved de una pieza. A ser posible con mamá.

Dejo que cierres la conversación aquí si quieres y tienes tiempo. Voy a reunirte con los demás para ultimar los detalles de vuestros preparativos para el día siguiente.

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09/05/2020, 11:04
Wido Cuervo Blanco

Aguamiel de mamá. Eso sí que eran buenas noticias. Que su padre quisiera beberlo mano a mano con él, era todo un honor. Cogerían una buena borrachera y así estarían listos para el combate que se avecinaba al día siguiente. Matar marranos con su padre iba a ser sin duda una grata experiencia vital. 

Y fuera les esperaba Daven. Su padre mintió de forma descarada y su hermano quiso creerselo todo. Eso le gustó a Wido. No tenía ganas de discutir con Daven. No ahora que estaba tan contento y que le esperaba un pírrico banquete y varios litros de aguamiel. Su padre río con tanta fuerza que podría provocar una avalancha y él le secundo mientras Daven miraba sonriente. Las dos atronadoras carcajadas se juntaron en una sola, acompañada del sonido de los manotazos en las respectivas espaldas de los tres norteños y el sonido de crujir de huesos.

Hermano... - Le golpeó con dureza sobre el hombro y con la mano abierta. - ... mataremos muchos marranos y volveremos con mamá. Es mi intención y si los dioses así lo quieren, así será. Y de no ser así, que Tempus nos acoja.