Partida Rol por web

Tiempos de Guerra

Capitulo I

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12/12/2013, 03:05

17 de Olaka (Octavo Mes) Año 3722 de la IV Era.

Reino de Erladam - Continente de Velkania

                Ha pasado prácticamente un año desde que fuisteis testigos del regreso de los Hijos del Dragón. Desde entonces, sus vengativas huestes han irrumpido sobre los Reinos de Evhessae como una enorme bestia que lo devora todo. Los Reinos de Evhessae, Ymalt y Samarsha, así como buena parte de Nesme, han caído ya bajo el dominio de estos, sin ser capaces apenas de oponer resistencia contra lo que de momento parecen sus invencibles ejércitos, que por si fuese poco están aliados con decenas y decenas de tribus de pieles verdes, así como con el traicionero Rey Borkla, señor de Khussay.

Los muertos se cuentan por cientos de miles, y esos son los afortunados, pues los supervivientes que no han podido huir se han convertido ahora en esclavos de los Hijos del Dragón o despensas alimenticias para los Pieles Verdes.

Así, con la guerra a las puertas de los Reinos de Segra, Erladam y Bheriam, estos se apresuran a reforzar sus defensas ordenando nuevas levas y moviendo a casi todos los soldados hacia la frontera. Si esta medida resultara suficiente el tiempo lo dirá, pero lo que sí está claro es que dejar el interior de los Reinos sin casi protección trae consigo otros problemas... robos, asesinatos, violaciones... pues los pocos que se han quedado para ocuparse de tales menesteres no dan abasto, por lo que en muchas poblaciones sus habitantes están empezando a tirar de sus menguados ahorros, tras los recientes impuestos de guerra, para pagar a mercenarios y aventureros a resolver sus problemas, mal remedio en la mayor parte de los casos, pues muchos de estos mercenarios acaban abusando de las poblaciones convirtiéndolas en su patio privado de juegos.

Pero los males no acaban aquí ni mucho menos, pues los Hijos del Dragón traen consigo un mal mucho mayor que el que puedan causar sus afiladas armas: Cultos a Shaunarkars olvidados en el tiempo, criaturas de la noche, bestias del inframundo salidas de la peor de las pesadillas, Necromancia: los Muertos, levantándose de sus tumbas.

Y siguen las malas noticias, pues en el Oeste, en el Reino de Thassia, el Rey Hillark I, hijo de Eganon III que había conseguido unir bajo una sola bandera los tres reinos Thassios, junto con su hermosísima mujer la Reina Tharillia, que no se separa de su lado en ningún momento, han comenzado a movilizar a su ejército para aplastar a los Reinos Humanos de Itsnia y Visslam, pues Hillark I se ha proclamado así mismo Emperador de Velkania y a su pueblo, los Thassios, como los verdaderos señores de este mundo, relegando a humanos y a otras razas menores a la servidumbre en el mejor de los casos.

 

Notas de juego

Aunque la mitad de vosotros no ha estado presente en la primera parte de la campaña (luego la primera linea no os correspondería) el resto es información igualmente válida para vosotros.

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16/12/2013, 02:53

17 de Olaka (8º Mes) Año 3722 de la IV Era  - Reino de Erladam. Continente de Velkania

Hasta el tiempo parece haberse vuelto loco, pues a pesar de que es verano, hace tres días que no para de llover, el único consuelo es que no hace frío, si bien tanta agua es capaz de poner de mal humor hasta al más alegre de los individuos.

Desde hace unas semanas os encontráis viajando por el Reino de Erladam. Buena parte de las varones se ha ido al Norte, ante la llamada de su Rey a defender la frontera de los Hijos del Dragón, en realidad era eso o acabar en un sucio calabozo por no obedecer la voluntad del Señor del Reino. Otros muchos han decidido coger sus cosas y marcharse más al Sur, dejando atrás sus tierras y posesiones, por lo que ahora muchos de los pueblos tienen un aspecto desolador, con cosechas desatendidas y casas abandonadas.

Es ya bien entrada la noche cuando a lo lejos divisáis las luces propias de un pequeño pueblo, en el que parece haber algo de actividad.

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29/06/2014, 17:08

Un pequeño resumen de vuestras vidas:

Durante este año habéis estado recorriendo varios de los reinos del Noreste de Velkania, varios de ellos ahora bajo el yugo de los Hijos del Dragón o de los Pieles Verdes.

Aeryn finalmente regreso con su prometido al Reino Alhyon, demasiada sangre noble en sus venas, tal vez, para seguir durmiendo al raso todos los días sin saber que le deparaba el futuro. El pobre Voki, siguió a la Alhyon, como un perro maltratado y esa fue la última vez que los visteis a los dos, 10 meses atrás.

Sobre los gigantescos O´Shar, siete meses atrás, os encontrasteis con un numeroso grupo del Clan Kara´Krag, algunos de ellos, pocos,  aun más grandes que vuestros dos compañeros. Por ellos sabéis que al menos 3 clanes O´Shar fueron destruidos en el primer mes, tras esto, el Gran Akhane, ordeno al resto de los clanes abandonar las tierras que durante tanto tiempo habían habitado, para dirigirse junto con sus hermanos del Oeste y sus primos del Reino Alhyon. Del Clan Rakhayll, vuestro clan, no hay noticias buenas, que ellos sepan vosotros sois los únicos supervivientes.

Phey también estuvo varios meses ausente, su fracaso al proteger la vida de la Sacerdotisa, le condujo hacia uno de los Templos de Hareth en el Reino de Bheriam para expiar sus faltas, tres meses después y con la misión de hacer todo lo posible por detener a los adoradores de los Shaunarkars se volvió a encontrar con vosotros que por aquel entonces perseguíais a un grupo de pieles verdes que se había separado del grupo principal.

En cuanto a Pazzo, sigue igual de canija que hace un año, todo parece indicar que no va a crecer más, al contrario que Keloa, que aunque parezca increíble en los últimos meses ha dado otro estirón. Los O´Shar ya se defienden mejor con el idioma, aunque todavía no para tener una larga conversación.

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30/06/2014, 16:28

17 de Olaka (Octavo Mes) Año 3722 de la IV Era.

Reino de Erladam - Continente de Velkania

         Os conocisteis hace poco más de una semana, cuando fuisteis atacados por unos bandidos (pocos y mal organizados la verdad) el hecho de que estuvierais cerca el uno del otro en el camino propicio que salieseis airosos de este encuentro. Desde entonces, mas por interés que por amistad, pues aun no os fiais mucho el uno del otro, habéis estado viajando juntos.

Apenas una media hora antes habéis llegado a este pequeño y perdido pueblo del Reino de Erladam.  El pueblo está formado por no más de  40 casas de diverso tamaño, construidas alrededor de una base de piedra que hacen a la vez de cimientos y planta baja, siendo de madera la planta superior, si bien son muy escasas las casas que cuentan con más de una única planta. Los edificios aparecen alineados a lo largo del camino que atraviesa el pueblo, ahora embarrado después de tanta lluvia. No es mucho mas lo que visteis pues es de noche y las únicas luces provienen de lo que parece la única posada del pueblo, un edificio más bien pequeño, en comparación con otras posadas que habéis visto y con un pequeño cobertizo, apenas un tejado sin paredes, salvo la que comparte con la posada, que hace de cuadra.

Al entrar en la posada dos docenas de ojos se clavan en vosotros, al tiempo que las pocas conversaciones que había cesan completamente. Los ojos pertenecen a tres grupos de campesinos sentados en otras tantas mesas, con su característico aspecto cansado y sucios por el duro trabajo diario. Las miradas no son para nada amistosas, más bien recelosas.

La Posada no se ve más grande desde dentro, como ya apreciasteis antes, es más bien pequeña, y no demasiada limpia, a parte de la barra hay 6 mesas, 3 de ellas ocupadas, aunque hay sillas de sobra.

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30/06/2014, 21:31
Kalen

"Aquí estamos. Un pueblo en medio de la nada con tan pocas casas que un incendio lo devoraría en un par de horas, siendo generoso. Pero ha estado lloviendo bastante, malo para un incendio y para mis botas. ¡Estoy calado!".

Miró a su extraña compañera, pues aunque no era la primera vez que veía a una negra su considerable tamaño era memorable. Cuan distintos eran...

"¿Estará acostumbrada a este tipo de clima? Hemos hablado poco, aunque tampoco me apetece demasiado. Entre cambiar de rumbo, verme en la necesidad de compañía y ser capaz de matar por algo de comodidad estoy que ni yo me soporto".

- Parece que hoy dormiremos mejor -dijo sin mucha emoción mientras observaba en la lejanía el pueblo a oscuras en busca de algo que le llamara la atención.

"Típico pueblo de paso con sus maltrechas casas predeciblemente alineadas en el camino. Pero un techo es un techo..."

- Tú también estarás mejor -Se permitió una suaves caricias a la montura que había adquirido recientemente. Costó acostumbrarse a ella, pero estaba descubriendo que tendría cabalgata para rato.

Finalmente decidieron adentrarse y pronto divisaron una posada, pequeña y de aspecto casi miserable. Pero no iba a quejarse, pues no siempre un lugar así ofrecía un establecimiento para alojarse. No tardó en desmontar cerca de la cuadra mientras ojeaba si había algún tipo de cuidador.

- Bueno, muchacho... -Palmeó el lomo-. Te quedas bajo techo.

Ató la montura de tal forma que pudiera disponer del abrevadero, cogió la mochila y las alforjas y entró al fin en la posada. No tenía ganas de regresar y encontrar que lo habían desvalijado.

"Si le pasa algo al caballo voy a comprobar cuánto tarda en arder el pueblo".

Finalmente entraron a la posada y nada de lo que vio le sorprendió. El silencio se apoderó del pequeño y nada acogedor interior. La falta de limpieza era tan ausente como las caras amables de los lugareños. Contuvo sus sentidos en corto pues no necesitaba que su olfato quedara noqueado entre el sudor autóctono y la porquería acumulada en el piso. Echó un vistazo a su entorno más cercano en busca de un lugar donde dejar la mochila y la alforja.

"Es un buen puñado de caras largas y sucias. Calculo que con un poco de sangre que corra no supondrán un problema. Si es que quieren convertirse en un problema..."

Sabía que no iban a apartar la mirada sobre ellos, y más a Mamawe, creía. Tampoco los culpaba por la desconfianza en su rostro. Estar conversando después de una larga jornada y que aparezcan dos individuos como ellos... Kalen portaba sus armas y armadura, y vestía la resistente ropa de viaje bajo su capa, ambas negras. 

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30/06/2014, 22:34

Notas de juego

Bien.. puesto que es la primera vez que roleais.. hacer un descripcion del aspecto uno al otro (incluyendo ropa y armas que esten a la vista) 

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01/07/2014, 16:51
Mamawe

Llevaban un par de días viajando juntos y habían sido unos días muy silenciosos.  El tal Kalen era poco hablador, eso era una virtud a ojos de Mamawe. Casi todo el mundo le resultaba insufrible e insulso por lo que ella tampoco se molestó en empezar con ninguna conversación.
Llegaron a la posada del pequeño pueblo sabiendo de antemano que no serían bien recibidos. El ambiente estaba tenso en toda la región, la guerra se acercaba y los malhechores campaban a sus anchas por cada camino. El aspecto de Mamawe hacía que casi todo el mundo se girase para mirarla. Era una mujer, armada, de un tamaño considerable y, por si esto fuera poco, de color.
A pesar de que cubría su cuerpo con una capa de piel para intentar lidiar con el tiempo, se veía claramente que iba armada pues no podía ocultar bajo la capa el alfanjón que portaba en su cintura.

 

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01/07/2014, 17:39
Pazzo

Mmm, no, noo, nooo, mmjmm, no. Los ojos se le movían con rapidez debajo de los párpados cerrados. Estaba soñando y seguro que no era algo bonito. No recordaba cuando tuvo su último sueño bonito. Puede que fue en la cárcel, cuando soñó con Phey y su… con Phey. Después de pasar unos días en la mina echaba de menos las “comodidades” que pudo disfrutar en esa celda maloliente en la que la tuvieron encerrada por robar. 

La respiración se le aceleraba. Estaba claro que algo le hacía daño. De día sufría por vivir como una mendiga y de noche soñaba con lo que sufría durante el día. Es curioso que toda la vida se quiso apoderar de lo que los demás poseían, pero ahora pasaba al lado de muchos muertos cada día y solo cogía lo imprescindible. En realidad también cogía alguna joya, pero al final del día, cuando sus ojos se encontraban con los de Phey, entre la multitud o en privado, parecía que le dolía la cabeza, la mano y hasta el bolsillo en dónde guardaba su escaso botín. Acababa por regalarlo todo, bueno casi todo. Al día de hoy solo tenía un par de cosas y esas se le aparecían ahora en los sueños. Sus dueños venían a por ellas de más allá de la muerte. Sus manos podridas la agarraban y Phey la miraba con ojos acusadores. 

¡NO! Jadeaba. Los ojos abiertos como platos se negaban a obedecer y disimular. Odiaba no poder esconder sus miedos. Solo fue un sueño… Otras veces soñaba con el ataque, con los aterradores bichos que les atacaron aquel día, con su guerrero sagrado que se marchaba para no volver, con algún gordo feo y calvo que intentó violarla un día o con una mujer desgarbada que le quiso robar. Su imaginación tenía de donde elegir a la hora de quitarle el poco sueño que muy pocas veces podía tener. 

Ahora tenía mucho sueño, pero la pesadilla que tuvo esta mañana lograba mantenerla despierta en cuanto la recordaba. Miraba a sus acompañantes. La rubia pija ya se cansó de esa vida y al final volvió a las comodidades de su hogar, pero los O´Shars seguían junto a ella. Incluso habían encontrado algunos amiguitos de la misma raza. A Pazzo le gustaba que ya no tenía que andar detrás de ellos a todas horas para hacer de traductora, por fin habían aprendido a hablar el idioma común. ¿Qué otra cosa iban a hacer durante los meses pasados en la mina? Keloa se puso tan contenta que hasta creció y todo. Pazzo no, había engordado unos kilos. No recibía otro pago que alimentos por su trabajo de traductora y los enanos no la dejaron ayudar con las labores de excavar en la mina “es cosa de hombres, niña” le decían testarudos. En cuanto salieron de ese infierno oscuro y Phey marchó, adelgazó lo que había engordado y más. Desde que volvió estaba un poco mejor, pero solo un poco. 

-¡Mirad! ¡Allí delante! Aunque gran parte de su alegría se quedó en el norte, en esa maldita mina, la voz seguía siendo alegre. ¡Oh, que sea un pueblo! ¡Por favor! Necesito un baño y una cama y… y… Necesito no andar tanto. Me duelen los pies, la espalda el cuello, las manos y lo peor. Lo peor que me duele es… Toodoo. No puedo más. Y no podía más, pensaba que iba a ir gateando hasta ahí, pero le dolían las manos y las rodillas también. Hizo tres pasos más rápidos y miró atrás. ¡Venga, vamos! ¿No tenéis hambre?

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01/07/2014, 19:31
Vilnar

De detrás sale el que parece es el posadero, con una sonrisa de lo mas falta. Es un hombre bajito, de no mas de 165 cm y delgaducho, de entre 40 a 50 años. Os hace una pequeña reverencia al tiempo que intenta disimular, no muy bien por cierto, la reacción que le causa Mamawe, con color piel tan, su intimidador tamaño, cerca de metro noventa sin contar con su aspecto serio, casi agresivo.

Desde luego eso hace que Kalen pase mas que desapercibido, sobre todo por las miradas de los otros lugareños dirigidos a la mujer de piel de ébano, que van desde la sorpresa, odio y hasta cierto miedo en alguna de ellas.

   - Permitir que me presente, mi nombre es Vilnar, el regente de este humilde establecimiento, y... - hace una pausa mientras intenta sacar a la luz una llave decorativa dorada colgada de su cuello por una cadena a juego con esta - alcalde de Martall, este pequeño pero bonito pueblo. ¿Que puedo hacer por vosotros? ¿Tal vez algo de beber o mejor aun, acompañado de buena comida para saciar el hambre del viajero? También dispongo de habitaciones.

Aguarda vuestra respuesta con la misma sonrisa falsa y forzada.

 

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01/07/2014, 19:29
Phey Stern

Estoy famélico-sonrió.

¡Qué linda es! Ya me la estoy imaginando, toda cansadita la pobre, bañándose desnu...-Cof-o recostada en la cama entre las sábanas traslúcid...-Cof, cof-de un modo fraternal, por supuesto.

Creo que estoy cogiendo un catarro-disimuló, tras todas las veces anteriores en las que se le atragantaba el aire al tragar saliva por andar a pensar en cosas sucias.

No se sentía cómodo viendo a Pazzo caminar todo el viaje, mientras él iba tan tranquilo sentado en su nueva yegua. Brisa no había tenido un buen final en Zhurant, y durante casi un mes a Phey le tocó andar cargando con el peso de su inmensa armadura. Luego vino la fortuna, que se levanta a partir de las desgracias de otro, cuando un caballo sin jinete trotaba perdido tras huir de alguno de los tantos campos de batalla de los que estos tiempos tristes están plagados.

Bautizó a modo de penitencia a su nueva montura con el nombre de Hanne, en honor a esa pobre chiquilla santa e inmaculada, apogeo de perfección moral, a la que Phey no pudo salvar. Y, es curioso, por algún extraño motivo Hanne y Pazzo no se llevaban bien. Lo peor de todo es que Hanne no se dejaba montar por Pazzo, con lo que Phey no podía ejercer la caballerosidad de ceder su silla a la Naiss.

En este tramo final antes de llegar al pueblo, Phey desmontó y caminó tomando a Hanne por las riendas. Aunque solo fuese por el qué dirán, que la primera impresión que se llevasen de los recién llegados no fuese la de un cruel y desalmado Phey que acapara al caballo y obliga a una muchacha delicada a andar.

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01/07/2014, 22:29
Kalen

Comprobó con agrado lo desapercibido que pasaba al lado de Mamawe. El color de piel era evidente, pero también unos casi veinte centímetros de diferencia en altura. Aquella mujer era imponente, y con la seriedad justa para no forzar amistad alguna. En cambio él tenía la apariencia común de los humanos Osth: ligera piel bronceada; pelo castaño oscuro y corto; ojos marrones; alrededor de un metro setenta y poco; complexión trabajada pero sin tener una gran musculatura...

Tal vez destacaba más por el aire a peligro que infundía su mirada casi vacía y aspecto severo, junto a la evidente marcialidad visible en su armadura de cuero y espada corta colgada al cinto. Además, portaba alguna que otra daga y una ballesta corta. Todo de calidad.

Finanalmente depositó sus pertenencias frente a él, haciendo así una barrera evidente para que aquel personaje no se acercara más. El propietario del establecimiento era además el alcalde, una interesante coincidencia pero para lo pequeño que era el pueblo tampoco era imposible.

"¿Una reverencia?¿Temeroso de que seamos un problema?".

- A eso íbamos. Una mesa para comer caliente y puede comentarnos sobre el alojamiento. No sin antes asegurarme que eso que tiene ahí por cuadra -Señaló con el pulgar hacia donde debía encontrarse la construcción- evitará que mi caballo sea robado. No me gustaría levantarme mañana y descubrir que no está.

"Y mucho menos a ti".

Habló sin alzar la voz, con un tono tranquilo pero confiado. Sin la más mínima posibilidad de equívoco ante el hecho de que su caballo valía más para él que su interlocutor. Su confianza en otra persona se limitaba ahora a Mamawe, y estaba seguro que ante el mínimo indicio de traición por su parte no dudaría en rebanarle el cuello.

Esperaba la respuesta del hombre, así como la de su compañera. Ya sentados, esperando a comer, hablarían sobre la conveniente alianza que tenían y si la dirección a seguir sería la misma.

Kalen necesitaba alejarse de su pasado, incapaz de contraatacar en terreno tan desfavorable como el que había sido su hogar, o algo parecido. Pero era joven, aún podía reforzar sus habilidades y con el tiempo ganar aliados suficientes o tener el dinero para comprarlos. Su buena cabeza había ganado frente al ansia de cobrarse el haber arruinado su vida.

- ¿Pasaremos la noche aquí? -preguntó a Mamawe en vista de que aquel hombre estaba ansioso por saber qué iban a hacer, y que estuvieran pendiente de él lo incomodaba.

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02/07/2014, 08:21
Mamawe

La joven asintió ante las palabras de su "compañero", -eso será lo mejor. Comentó con su habitual tono rudo y bastante poco agradable.
-Cenaremos y dormiremos, sólo una habitación. Continuó dirigiéndose al alcalde-posadero. El tono de voz continuaba siendo seco, como casi todo en ella; Mamawe tenía un aire despectivo, casi prepotente a su alrededor que, acompañado de su tosco aspecto resultaba muy intimidador.
Esperó a que el posadero entrara en la cocina por la cena y tomó asiento. -Es más barato y seguro. Comentó...

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02/07/2014, 15:00
Vilnar

 - Si si, por supuesto, es una cuadra... no la mejor de Velkania, pero los caballos estarán a resguardo de la lluvia - Sonríe servicialmente, si bien, por un instante, la amenaza velada de Kalen, hace que esta desaparezca y en su lugar unos ojos fríos cargados de odio brillen... o tal vez solo haya sido vuestra imaginación.

- ¿Y que deseáis para comer? - pregunta frotándose las manos, intentando no fijarse en las dos protuberancias que tiene el peto de Mamawe a la altura de su cabeza - ¿Tal vez una sopa fuerte, con ajo y pan, y después carne? Sabéis, estáis de suerte, una de las pocas vacas que quedan en el pueblo, después de que el ejercito comprase las mas jóvenes para alimentar a las tropas, se rompió la pata ayer y ha habido que sacrificarla, luego hay carne, todo un lujo en estos días... un poco dura tal vez por la edad de la vaca, pero sabrosa, sobre todo si le añadimos patatas y una jugosa salsa. ¿Y para beber? cerveza? vino? algo mas fuerte tal vez?

- ¿Aja, una habitación doble para los dos? - pregunta con la misma sonrisa, aunque ahora con un matiz de burla - ¿O tal vez una con una sola cama grande?

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02/07/2014, 19:17
Kalen

Percibió esa mirada de odio por un instante, creía. No lo tomó a mal, sabía que eran tiempos duros y muchos mercenarios se estaban dedicando a saquear pueblos recónditos como este. Pero eso sí, le gustaba su caballo. Punto.

- ¿Así que resguardado? Bien, resguardado queda -"A buen entendedor...". Escuchó la propuesta y asintió-. Para mí no tan fuerte, la sopa, si es posible. Mi carne sin salsa, y agua para beber -Observó la estancia y estudió la situación de las mesas libres, eligiendo aquella que le resultó más favorable, como una que estuviera contra la pared. Señaló la adecuada y tomó el estuche de la mochila. 

- Habitación doble -Concretó mientras rebuscaba-. Por cierto, ¿cuánto suele durar este tiempo de lluvias? Es una suerte haber encontrado el pueblo, pero no tengo intención de quedarme demasiado. ¿Puede señalarme dónde nos encontramos?

"Tal vez así apacigüe su animosidad".

Obtenida la respuesta, ambas, enrolló el mapa y lo devolvió al estuche. Se dirigió hacia la mesa señalada mientras el tal Vilnar iba a por la comida y tomó la silla que le proporcionara mejor visibilidad de la estancia y los clientes. Dejó sus cosas en el suelo, a un lado para que no estorbara, y se acomodó lo mejor posible para intentar no tener que quitarse el cinto de la espada.

- ¿A qué crees que se debe esas miradas tan "amistosas"? -preguntó en tono confidencial a Mamawe-. Casi seguro que han tenido problemas con viajeros como nosotros.

Echó una ojeada al lugar y comenzó a estudiar en serio la actitud de los pueblerinos. ¿Hasta qué punto eran "malvenidos"? 

- ¿Qué tienes pensado, Mamawe? Mi intención es alejarme del conflicto bélico, y no estamos a más de unos cien kilómetros.

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02/07/2014, 19:55
Udokal

Udokal caminaba silencioso bajo la lluvia, intentando llevar lo mejor posible todo el peso extra que esta confería a sus pieles. Por supuesto no se iba a quejar, aquello no era nada después de todo. Pero lo que peor llevaba era aquel calor que no paraba de aumentar mientras se alejaban de sus tierras natales, además por lo que parecía en aquella época solía aumentar de manera especial.
Muchas cosas habían pasado desde que salieran de la mina y escaparan de la colonia, unos se habían ido, como Aeryn y Voki que habían regresado a las tierras de la guerrera, que al final había decidido obedecer a su padre. También Phey había desaparecido durante un tiempo, pero después volvió a unírseles, esta vez con un caballo nuevo. Udokal odiaba a aquel caballo desde que supo el nombre que el guerrero le había puesto. No podía evitar recordar a la sacerdotisa que los había sanado cuando escapaban de los pieles verdes y creía que se merecía algo mejor que ser recordada en un estúpido animal.
Pazzo los había acompañado durante todo el camino, gracias a ella habían comenzado a hablar algo del idioma de aquellos hombres pequeños y les hacía de guía hacia el interior de aquellas tierras. Al menos ahora tenían un objetivo, desde que se habían encontrado con un grupo de uno de sus clanes vecinos. Las noticias no habían sido buenas, al menos tres clanes destruidos y todos los O'Shar abandonando sus tierras. A Udokal todavía le costaba creer aquella situación, y solo la soportaba pensando en reunirse con el resto de clanes que quedaban como el Gran Akhane había ordenado. Cuando todos se hubieran reunido no habría nadie que los parara, devolverían a aquellos extranjeros a donde pertenecían, eso a los pocos que pudieran quedar vivos tras el contraataque.
Pero para eso todavía quedaba mucho camino por recorrer y de momento se conformaba con trocear a las pocas incursiones de enemigos que se topaban, cada vez menos a medida que se alejaban de su ejército principal.
Por supuesto Keloa seguía a su lado, cada vez más imponente, más orgullosa, toda una verdadera O'Shar. Aunque toda la tribu estuviera muerta Udokal sabía que si conseguía que Keloa sobreviviera habría merecido la pena. Debía tener fuertes guerreros y guerreras, tan fuertes como ella que lucharían por la liberación de sus tierras. Conseguiría hacerla llegar junto a las otras tribus costara lo que costara.

-Yo me comería una caballa. Respondió mientras miraba al caballo de Phey. Espero que en ese pueblo tengan comida.

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02/07/2014, 20:56

El pueblo está formado por no más de  40 casas de diverso tamaño, construidas alrededor de una base de piedra que hacen a la vez de cimientos y planta baja, siendo de madera la planta superior, si bien son muy escasas las casas que cuentan con más de una única planta. Los edificios aparecen alineados a lo largo del camino que atraviesa el pueblo, ahora embarrado después de tanta lluvia. No es mucho mas lo que veis pues es de noche y las únicas luces provienen de lo que parece la única posada del pueblo, un edificio más bien pequeño, en comparación con otras posadas que habéis visto y con un pequeño cobertizo, apenas un tejado sin paredes, salvo la que comparte con la posada, que hace de cuadra. 

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02/07/2014, 21:53
Phey Stern

Pobre gigante... Con el imponente apetito que mostraste en tiempos, y ahora te conformas con un poco de pescado para contentar tu vacío estómago. Y lo más triste es que no veo la costa desde aquí, así que ni caballas ni arenques ni sardinas siquiera. Son tiempos difíciles.

Phey acercó a Hanne a ese escueto dosel de madera y lo ató con las riendas a la columna más vigorosa que encontró, aunque todas parecían igual de endebles.

Tranquila, Hanne. Volveré luego a retirarte el peso de la silla para que duermas mejor. Buena chica... claro que sí...-dijo, acariciándola con mimo-Vaya, qué piel más suave tienes. Y qué hermoso pelo-sus dedos se dejaron hacer cosquillas entrelazándose con la crin-. Eres fabulosa, Hanne. Cómo me alegro de que te hayas cruzado en mi vida.

Le daban ganas de plantarle un beso en todo el hocico, pero ya era la situación lo suficientemente incómoda de por sí, como para hacerlo delante de esos tres testigos.

¿Entramos?

Su armadura chirrió hasta la puerta, mientras las piezas bailaban rotando entre sí. Hasta el umbral de la puerta. Le gustaba entrar el primero en los establecimientos. Su armadura, y el emblema de su capa verde, a juego con la de Pazzo, causaba una buena primera impresión. A muchos lugareños le chocaba la imagen de dos gigantescos Oshar por la puerta, seguramente los únicos que se verían en este pequeño pueblo en toda su historia. Phey y Pazzo suavizaban esa impactante imagen, aunque solo fuera por el contraste, casi paródico, de alturas con la otra pareja.

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03/07/2014, 09:46
Mamawe

NO dijo nada sobre la comida, simplemente asintió cuando el posadero les dictó el menú.
Una vez estuvieron sentados en la mesa se permitió relajar la postura durante un momento,-Sí, seguro que habrán tenido problemas con más de un extranjero. E incluso con algún local que haya creído importante. En los tiempos que corren hay muy poca gente de fiar.
-Lo único que quiero es alejarme del sur y de la guerra,
echó un vistazo de soslayo a sus armas, -a pesar de que podría ganarme bien la vida en la lucha... 
 

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03/07/2014, 15:41
Pazzo

- Mientras no sea un caballo, le respondió al pelirrojo. Aunque hay algunas monturas que se merecen lo peor, y todos sabían a quién se refería, no puedo comer carne de caballo. He comido carne de perro, de gato, de serpiente, de bichos sin nombre, pero no de caballo. Son los mejores amigos de una persona, salvo algunas bestias salvajes, tontas, estúpidas y demoníacas, miró de reojo a Hanne, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. 

Pero por mucho que hablara ciertas necesidades no la dejaban tranquila. Llovía y llovía. El sonido de las gotas, el frío y el haberse metido en el estómago más agua que alimento hacían que Pazzo tuviera unas ganas tremendas de vaciar la vejiga. Podría incluso mearse encima y no se notaría ninguna diferencia con lo empapada que estaba, salvo un poco de calor. Ya habían entrado en el pueblo y dudaba mucho que la posada sería dotada con un excusado en condiciones. Además, salir luego sola no le parecía buena idea. Phey iba a dejar a esa zorra de cuatro patas en la cuadra, así que no podía meterse ahí para hacer sus cosillas. Tuvo que ir detrás de ella. 

- Ahora mismo vuelvo.

Mientras intentaba bajarse los pantalones escuchó al guerrero sagrado como hablaba a su caballo. Puso los ojos en blanco y se dio toda la prisa que pudo, pero el maldito cordón que tenía atado a la cintura no se dejaba desatar tan fácilmente, sería por el agua, sería por lo nerviosa que la ponía el hombre y su mascota. Al final lo consiguió y pronto la voz de Phey sonaba mucho más lejana. 

- Que sí, que sí, vaya prisa tiene, protestó en voz baja cuando preguntó si entraban en la posada. Se disponía a subirse los pantalones cuando algo le tocó una nalga. Lo siguiente que escuchó fue una respiración trabajosa y que nunca en su vida sintió tanto frío. No había tiempo para morirse de miedo, así que salió corriendo.

- ¡¡¡AAARRRGGGHHH!!! ¡Apártate de mí, monstruo! Estaba a medio vestir, pero su vida era más importante que las prendas que casi llevaba puestas. Se llevó las manos a la espalda, cogió la ballesta que tenía colgada y apuntó la bestia que aún no había salido de las sombras. ¡Sal! dijo con voz imponente aunque temblorosa. Quiero verte la cara antes de matarte. ¡Qué salgas he dicho! 

Una cabeza grande se asomó, sin importarle lo que la chiquilla le gritaba. Probablemente vino atraída por el olor que desprendía la cuadra. Pazzo bajó el arma y empezó a reírse. Enseguida se dio cuenta de su medio desnudez y, ruborizada, se vistió a toda prisa. Estaba ajena a lo que sus compañeros de viaje habían oído o visto. Les dedicó una amplia sonrisa mientras enseñaba con la mano en la dirección del “monstruo”. 

- Es un asno, dijo entre risas. Ven aquí, tontón. El animal se acercó y llevó su hocico a la altura de sus bolsillos en busca de un cacho de pan que la chica había guardado ahí desde por la mañana. Oh, pequeño, eso ya no sirve ni para Hanne, tendrás que esperarme hasta mañana y puede que te baje algo rico de la posada, ¿vale? Le acarició entre los grandes orejas y se acercó avergonzada a sus amigos. 

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03/07/2014, 18:27
Kalen

"Las tabernas y posadas tienen un efecto relajante. Un plato caliente, una bebida refrescante y la promesa de una habitación donde descansar o desfogarse. Tal vez el refugio de esta pocilga sea lo que necesitamos para conocernos..."

- También quiero alejarme de la guerra. A diferencia de ti, no estoy hecho para escaramuzas en la vanguardia, y aunque me defiendo, tengo una vaga idea de que mis talentos son bien distintos a los tuyos -Medio sonrió-. Eres buena luchadora, pude verlo contra aquellos salteadores. La muerte nos llega en cualquier momento, en medio de una batalla o en la oscuridad de un callejón. Me muevo mejor entre callejones, pero eso no quita que aprecie tu seriedad y eficacia con las armas.

Su discurso no estaba hecho de alabanzas vacías, lo habían adoctrinado para ser pragmático. Si decía que valoraba el talento de Mamawe era cierto, de lo contrario no estaría sentado con ella. No compartiría camino con una inútil.

- Tampoco es que tenga nada en mente -Apoyó sus antebrazos en la mesa para juntar sus manos con naturalidad- No me apasiona entrar de cabeza en una guerra, pero si lo que quieres es usar tus habilidades en combate he escuchado que en estos tiempos aciagos se contratan mercenarios en muchas regiones desprotegidas por el movimiento de soldados hacia el sur. ¿Qué te parece la idea?