Partida Rol por web

Llamar enfermería de la nave a esta pequeña clínica compacta, dotada de la más sofisticada tecnología médica del siglo XXIII y atendida por una intensivista con décadas de experiencia y un asistente sanitario perfectamente cualificado no le hace verdadera justicia.

Dispone de camas adosadas a las paredes para albergar un máximo de cuatro pacientes simultáneos, monitorizados como en una Unidad de Cuidados Intensivos, así como una tabla basculante mecanizada para realizar todo tipo de intervenciones quirúrgicas, un sistema de resonancia magnética miniaturizado con generador de campo estático y un sistema auto-aislado de tomografía computerizada. Sus pacientes no estarían mejor atendidos en un hospital de la propia Elysium, la más elitista y exclusiva Estación Espacial Residencial del Cinturón Orbital Terrestre.

Adyacente a la enfermería está el camarote individual asignado siempre al médico de a bordo, en este caso la Dra. Roslin.

Cuando entra en la enfermería y descubre que está equipada como una unidad de cuidados intensivos la doctora Roslin queda genuinamente imnpresionada. Por lo menos en este aspecto, este peculiar contrato no la ha decepcionado.

- Creo que no podemos quejarnos, Eli - le comenta a su asistente - Aquí están incluso mejor equipados que en intensivos del Boston Memorial, disponer de todo este material en la enfermería de la nave es... alucinante.

El asistente sanitario también parece sorprendido, enseguida empieza a rebuscar por los cajones y compartimentos para familiarizarse con dónde está todo, mientras exclama:

- Y tanto, doctora... ¡yo hace rato que alucino! - y se sonríe - Aquí hay de todo. Pero todito, todo. Voy a empezar a inventariar ya mismo...
 

El corpulento sargento Pentecost trae en volandas al Dr. Kern hasta la enfermería. Ordena al soldado Matthew que monte guardia junto a la puerta y comunica a la Dra. Roslin las órdenes del comanante Adama:

- Siento ocupar la enfermería de este modo, doctora - se disculpa de entrada - Pero el comandante ha ordenado que se continúe aquí el interrogatorio del doctor Jonathan Kern, acerca de un incidente que ha ocurrido en el laboratorio científico.

Conduce al hombre que tiene bajo su custodia a una de las camillas y lo esposa a ella con una brida de material plástico.

- A continuación acudirán aquí los encargados de continuar el interrogatorio...

Jonathan Kern se deja conducir mansamente, sin ofrecer la menor resistencia. Y parece demasiado abatido hasta para intentar defender su inocencia, como ha hecho hasta ahora. Se limita a dejar hacer y contemplar su entorno con la inquietud reflejada en el rostro.
 

Roslin no parece demasiado complacida con la intrusión en su unidad médica:

- No sé lo que se han pensado, soldado, pero ya puede ir informando a Adama de que esto es un centro de salud, no un calabozo ni una camara de interrogatorios - contesta con decisión, mientras se planta con los brazos cruzados ante el corpulento militar, que le saca casi dos cabezas de estatura - Ni pienso permitir que se emplee material médico para vulnerar los derechos civiles de nadie a bordo de esta nave... - y añade con ironía - Aquí no van a encontrar ningún "suero de la verdad" si es eso lo que buscaba...

- Me temo que fue el Comandante Adama quien especificó que fuera la enfermería la zona designada como Calabozo y Cámara de Interrogatorios. - Interrumpió un pequeño hombre. No muy alto, ni muy atlético, pero que por algún motivo parecía tener el total control de la situación, y cuya voluntad parecía férrea y arrolladora.

Se paró junto al soldado, delante de la doctora, mientras se quitaba los guantes con tranquilidad, tendiéndole la mano. - Agente de la ONUG Alfred Bester. Seré yo quien lleve a cabo el interrogatorio. Y no se preocupe, no será necesario... "suero de la verdad" ninguno. Solo una mesa, una hoja y un bolígrafo. Azul, a poder ser. - Especificó, mientras comprobó la situación y distribución de la enfermería.

- Ahora sea tan amable de colaborar, doctora. Nuestra única intención es hacerle un favor al Doctor Kern y descartarlo como un sospechoso. Para no tener que convertir su enfermería en un... calabozo de verdad. -

Lucy observa con detenimiento al hombrecillo al que tienen que someter a interrogación. Aparentemente, seria el candidato perfecto al que meterle un marrón. Un individuo con inteligencia suficiente para emprender tal acción, pero sin las agallas necesarias para hacerlo por sí mismo. Un títere manejado por otra mano más poderosa, o quizá un simple inocente diciendo la verdad.

Una vez más, vuestras pieles se tocan y tu conciencia se imbuye en la suya sin que lo perciba. La doctora Laura Roslin es una mujer inteligente y perspicaz, así que no puedes profundizar demasiado en su esencia para no ponerla en alerta. Aunque sí puedes llegar a ver que bajo su imagen de ser alguien altruista y reivindicativo también se esconden otras cosas: una notable ambición personal, cierto sentimiento de frustración ante barreras que han limitado su proyección profesional... y una cierta capacidad de manipulación de cuantos la rodean para alcanzar sus objetivos.

Vaya con la doctora...

En estos momentos llega el comandante Adama, procedente del puente de mando, para supervisar en persona el interrogatorio del Dr. Kern, tal como había exigido:

- Le ruego que disculpe que hayamos invadido así su enfermería - se dirige a la Dra. Roslin nada más verla - Pero esta nave no dispone de un recinto habilitado como sala de detención y me parecio que ésta sería la mejor opción... contando además con la disponibilidad inmediata del médico de a bordo, por si se requiriesen sus servicios.

Entonces dirige de nuevo su atención al detenido y al agente Bester:

- Ahora que por fin disponemos de la debida intimidad, le ruego que proceda...

- Las esposas no serán necesarias. Por favor. - Las señaló con la mano abierta, en un gesto sencillo y elegante, para acto seguido seguir su rutina clásica. Su método. Le ofreció la mano al Doctor, para estrechársela mientras se presentaba. - Como habrá escuchado, soy el Agente Bester. No tema, solo deseo traer la luz y la verdad a todo lo sucedido. Intente pensar en lo sucedido, repasándolo y después le haré una serie de preguntas. ¿Tiene alguna duda a esta altura? - Le preguntó, tomando asiento frente al doctor, esperando que confirmara sus indicaciones.

Jonathan Kern está tan aturdido por las circunstancias que no responde a la mano tendida por el agente Bester... así que este le toma del codo y le conduce sin resistencia hasta forzar un apretón de manos de pura circunstancia, mientras el científico balbucea en voz baja:

- Y-ya lo he dicho antes... yo n-no tengo nada q-que ver con esa c-cuenta atrás... s-solo intentaba alejarme del posible peligro...

Hacer uso de tu don con el Dr. Kern es una experiencia deprimente. Te invade una oleada de miedo y de angustia, seguida de otra todavía más lamentable de timidez e inseguridades. Este hombre tiene un verdadero problema psicológico en sus relaciones sociales, algo que entra sin duda en la categoría de lo patológico. Debería recibir terapia con un profesional. Aunque no lo ha hecho porque sabe que los expedientes no son secretos ante las megacorporaciones y estar en tratamiento psiquiátrico le excluiría del mercado profesional y por tanto de su genuina vocación...

Toda su vida se ha sentido como una rata perdida en un laberinto... y sin embargo es un hombre muy inteligente y capaz. Singularmente brillante, a su modo. De hecho, buena parte de sus méritos científicos han sido usurpados por colegas con menos intelecto pero mayor desparpajo y descaro a la hora de reclamar reconocimiento público y mediático. Y por increible que parezca, Kern lo ha aceptado tácitamente para evitar cualquier conato de enfrentamiento personal, porque eso es algo que le aterra de un modo insuperable...

Esto no deja lugar a dudas: este hombre no ha podido estar implicado en ningún sabotaje, y no por no tener capacidad para idearlo, incluso sin dejar huellas... sino por carecer completamente del coraje para llevarlo a cabo.

También percibes, en los últimos segundos de vuestro contacto, algunos ramalazos conspiranoicos. Jonatan Kern está convencido de que mucho de lo que se cuenta en la Umbra es cierto, pues sabe que a nivel científico sería posible, y en un mundo tan terrible e implacable como este, donde no existe la empatía ni la ética, la posibilidad equivale a certeza.

Cree firmemente que se ha experimentado con modificaciones genéticas sobre embriones humanos y que deben haberse obtenido especímenes con características asombrosas. Puede que incluso sobrehumanas. Mientras él por su cuenta nunca ha obtenido los permisos para trabajar más que con genes de origen animal... se le ha autorizado a emplear terapia recombinante con algunos fragmentos de genoma humano, pero sin vulnerar la ley que establece un máximo en el 10% del total. Y por mucho que le hubiera gustado ir un poco más allá... nunca tuvo el valor de hacerlo ilegalmente.

No deja de resultar una paradoja divertida. Su cobardía ha hecho que no sea culpable del delito de Mengele...

Lucy se limita a observar a su mentor como si se tratara de una simple aprendiz. Y lo cierto, es que se siente así ante tanta gente. De modo que esperará instrucciones de Bester para actuar.

- Relájese, Doctor Kern. Si es cierto que usted no hizo nada, no tiene nada que temer. Más aún, agradecerá este interrogatorio. Para saber que no miente, es necesario que extienda el brazo sobre la mesa con la muñeca descubierta. Controlaré su pulso. Además, necesito que me mire a los ojos de forma continua sin que los aparte cuando haga las preguntas. ¿Le ha quedado claro? - Bester dejó sus guantes sobre la mesa, y se quitó un colgante que llevaba al cuello con una larga cadena, donde al final solo colgaba un simple triangulo equilátero.

- Le haré unas preguntas de control. Su nombre completo, profesión, edad y lugar de nacimiento. -

- No es el culpable, solo es un imbécil. Por desgracia, tendré que hacer este interrogatorio. -

Desprovisto ya de cualquier capacidad de reivindicarse o protestar, por ínfima que esta haya sido hasta ahora, el acusado se somete a todo lo que le exijan con tal de que le permitan marchar de aquí...

- M-mi n-nombre es Jonathan August Kern - balbucea, sin atreverse a apartar la vista del agente Bester - N-nací hace 48 años en New Jersey, el 12 de septiembre d-del 2166, s-soy doctor en biología por la universidad de Princeton, con un máster en genética aplicada y en bioingeniería por la Boston-Massachusetts... y t-trabajaba en el departamento de investigación biotecnológica, d-desarrollando nuevas mejoras adaptativas d-del Vermis dapibus a diferentes condiciones medioambientales... e-es m-muy importante, p-porque es la lombriz modificada de la que e-extraemos casi t-todas las proteinas de n-nuestra dieta - se justifica - P-piensen que t-todos las comemos a diario... e-en cada lata que abren... c-casi siempre son Vermis dapibus...

Y os sonríe tímidamente, como esperando haberse ganado algo de respeto...

Si algo de lo que dijo el Doctor Kern molestó, impresionó, gusto o importó a Bester, este no lo demostró ni con su lenguaje corporal, ni con palabras. De todas las cosas que dijo Kern, solo una obtuvo respuesta por parte del Agente de la ONUG. - Cíñase a las preguntas realizadas, por favor. - Le amonestó, siguiendo con la vista fija en él, aplicando aquellas tácticas de interrogatorio más propias de la KGB hace demasiado años, que de tiempos modernos donde los sueros de la verdad o los inhibidores del cortex frontal impedían las mentiras.

- ¿Sabe cual es la finalidad del ordenador que estaba manipulando? ¿Qué estaba haciendo en aquel ordenador? ¿Porqué se marchó? ¿Cuál es el máximo daño que se podría hacer a esta Nave desde esa Consola? ¿Cuál es su postura hacia el terrorismo? -

El científico queda en silencio un instante, intimidado por la seca exigencia de concrección de su interrogador, pero luego parece ordenar sus ideas y empieza a contestar meticulosa y ordenadamente:

- Q-que yo sepa, las terminales informáticas del laboratorio son nuestras herramientas de t-trabajo, destinadas a facilitarnos las tareas para las que nos han reclutado - se justifica - C-cuando t-todo aquello empezó, y-yo apenas estaba empezando a inspeccionar e-el instrumental... e-e-es realmente puntero, m-mejor que el de l-la universidad - comenta aceleradamente - Y q-que yo s-sepa lo peor que podría pasar m-manipulando esas t-terminales sería descalibrar t-todo ese sofisticado material científico, c-como el espectógrafo de m-masas..

Hace un alto para coger aire y con cara de espanto responde a la última cuestión:

- L-los terroristas s-son g-gente m-muy peligrosa... l-locos p-peligrosos... m-me aterran... ¿U-usted cree que p-puede haber alguno a b-bordo?

Los continuos tartamudeos no solo irritaban a Bester, también lo estaban molestando. Creaba cierta dificultad añadida a la hora de leer las constantes para saber si mentía o no. Pero claro estaba, cierta dificultad no lo convertía en imposible. Ni mucho menos. - Las preguntas las realizo yo. - Contestó a su última pregunta de forma seca y cortante.

- Si deseara sabotear esta nave... ¿Cree que podría hacerlo desde la terminal que estaba manipulando? ¿Desde qué terminal lo haría? - Hizo una pausa, sin parpadear, mirando fijamente al hombre, como si pudiera hipnotizarlo únicamente con la mirada. - Y la última pregunta... ¿Sabe de qué se trataba la cuenta atrás que activo de forma accidental? -