Partida Rol por web

Los largos pasillos que recorren el Crucero Estelar de clase Barracuda de proa a popa son bastante anchos como para que circulen con comodidad dos o más personas a la vez, pero están tan atestados de conductos de refrigeración, paneles de rejilla replegables, sistemas de ventilación accesorios y cableado vario, que siguen resultando bastante claustrofóbicos...

Yo era un hombre de palabra, desde luego. Y, como tal, allí estaba, esperando a Venus ante la puerta de aquella sala en la que alguien a bordo me había asegurado que la había visto entrar previo pago, desde luego, de una generosa propina. Maldito cabronazo.

Sin embargo, en aquel momento, aquella mísera representación capitalista había merecido la pena. Después de todo, Rodney McKay no se dignaba todos los días a apostarse en la puerta de un camarote para esperar a nadie, ni siquiera a una mujer de sinuosas curvas.

Lo llevaba planeando todo el camino: en cuanto viera como la compuerta se abría disimularía, haciendo como que pasaba por allí en aquel preciso instante, fingiendo sorpresa, la saludaría amablemente, le preguntaría si tenía planes, la invitaría a tomar ese café... y ¡voilà! Misión cumplida.

Mi plan era perfecto, desde luego. No podía fallar. Yo nunca fallaba, menuda tontería.

Así que esperé y esperé...

Solo esperaba que no tardara demasiado.

Salí de la sala. Los encargos de Wray me tenían mas ocupada de lo que yo querría pero era parte del trabajo y había que aceptarlo.

Para ser una nave de tan alta tecnología, los pasillos tenian una pinta de refinería industrial tremenda. Aunque claro son pasillos de transito, no el lugar de hacer una recepción. Pero me recordaban demasiado a Olduvai.

Al salir cerré los ojos y respire. Varias imágenes de Olduivai vinieron a mi cabeza. El cabrón que me creó entrando con sus amigos para enseñar el correcto funcionamiento del implante. Vuelvo a ver las lentas horas pasar, mientras se divertían como animales.

-Control, Meredith control.

Las imágenes se desvanecieron y abrí los ojos. Vi al Dr Mckay.

-Que casualidad. Por muy listo que fuera el animal, no dejaba de ser un animal y todos se acaban moviendo por sus instintos. Por muy inteligente que fuera, o que se creyera, Mckay no era mas que un primate babeante si pensaba que aquí tal vez pudiera echar un polvo.

Al verlo sonreí de mi mejor forma.

- Doctor Mckay, que alegría verlo. ¿Esta contento con el espacio asignado a su descanso? Intenté, dada su posición, que la Consejera Wray le otorgara el mejor lugar posible -comenté con una cálida sonrisa- Imagino que aunque sea un científico acostumbrado a las misiones de campo, dada su -le mire de arriba abajo- constitución... pensé que agradecería un cómodo lecho donde poder descansar.

Unas pocas palabras para hacer ver que me importaba, un cumplido de algo en lo que no destaca para nada, lo cual le dará confianza y hará que piense que me debe algo. La receta del hombre sumiso esta hecha.

Salí de la sala. Los encargos de Wray me tenían mas ocupada de lo que yo querría, pero era parte del trabajo y había que aceptarlo.

Para ser una nave de tan alta tecnología, los pasillos tenian una pinta de refinería industrial tremenda. Aunque claro, son pasillos de transito no el lugar de hacer una recepción. Al salir cerré los ojos y respire, cuando volví a abrir los ojos. Vi al Dr. Mckay y sonreí de mi mejor forma.

- Doctor Mckay, que alegría verlo. ¿Esta contento con el espacio asignado a su descanso? Intenté, dada su posición, que la Consejera Wray le otorgara el mejor lugar posible -comente con una calidad sonrisa- Imagino que aunque sea un Científico acostumbrado a las misiones de campo, dada su -le mire de arriba abajo- constitución... pensé que agradecería un cómodo lecho donde poder descansar.

En cuanto vi salir a Venus de aquel compartimento, me dispuse a disimular, haciendo como que caminaba por aquel pasillo, sin mucho éxito. Sin darme cuenta, mi actuación había sido un estrepitoso fracaso que solo había conseguido dar la sensación de que estaba aún más impaciente por verla salir, algo en lo que, desde luego, yo no reparé.

Me detuve, observándola, con una media sonrisa y aquel irresistible aire mio que resultaba tan interesante- Señorita Vickers... Qué casualidad. No sabe cuánto me alegro de verla... - dije entonces, cuando comenzó a hablar de mi compartimento privado. A decir verdad, aun ni siquiera había tenido tiempo de pasar por mi camarote, ocupado como me había mantenido hasta aquel momento. Sin embargo, ¿Como decepcionarla diciéndole la verdad? Aquella mujer, era sencillamente perfecta. ¿De verdad había sido ella quien se había preocupado por mi bienestar dentro de aquella nave? ¿Que más se podía pedir?

-Oh, entonces ha sido cosa suya... Lo cierto entonces es que solo puedo agradecerle que haya sido capaz de satisfacer mis necesidades con tanta eficiciencia. Estoy más que satisfecho con mi camarote, gracias. - dije entonces, cabeceando de forma exagerada y cierto aire teatral, enmascarando mi desconocimiento.- Está a la altura de mis expectativas... - añadi, entrelazando mis manos a mi espalda, mientras la observaba, con aquella media sonrisa en mis labios, en medio de aquel pasillo.

-Estara entonces de acuerdo conmigo en que no puede dejar pasar por alto esta oportunidad de invitarla a ese café, como agradecimiento por su deferencia... Si le parece bien y no está ocupada ahora mismo, claro está. - le dije, observándola de arriba a abajo, con una mirada menos discreta de lo que pretendia ser, esperando que aceptara mi proposición.

-Si una enorme casualidad sin duda. No me extrañaría que me hubiera localizado con los sensores de la nave. Pero era lo que quería al fin y al cabo.

Escuche a Mckay su agradecimiento por su camarote.

-No sabe cuanto me alegro de que el camarote sea de su agrado. Comente con una agradable sonrisa mientras le pase la mano por el brazo. Igual una día me paso para comprobar que los Weiyu colocaran todo en su sitio, ya sabe lo incompetentes que pueden ser. Este tío se va a tragar el anzuelo con caña y todo. Pero primero esa café que tan educadamente me ofrece. Espero que el café que tengan sea bueno y no de esas asquerosas maquinas. Comente algo preocupada , odiaba el café de poca calidad. Aunque bueno por lo menos podremos tener una agradable charla. ¿Vamos?

Manipular a los hombres o mujeres con deseos era bastante sencillo, divertido a veces otras sin duda era horrible y requerían grandes esfuerzos por mi parte para no vomitar o arrancarles los pulmones. Pero en este caso al menos , el tal Mckay parecía limpio y educado. Puede que un poco salido pero nada demasiado extraño. Y ganarme su afecto podía venirme bien el futuro. Era un físico bastante importante con tirón entre los suyos un tirón que podía venirme bien en algún momento.

Escuche a Mckay su agradecimiento por su camarote con una sonrisa.

- No sabe cuanto me alegro de que el camarote sea de su agrado. Comente con gesto alegre mientras le pase la mano por el brazo. Igual una día me paso para comprobar que los Weiyu colocaran todo en su sitio, ya sabe lo incompetentes que pueden ser. mientras le mire de forma enigmatica. Pero primero ese café que tan educadamente me ofrece. Espero que el café que tengan sea bueno y no de esas asquerosas maquinas. Comente algo preocupada, odiaba el café de poca calidad. Aunque bueno por lo menos podremos tener una agradable charla. ¿Vamos al comedor?

En un momento determinado, mientras Aiden y Ronald van bromeando entre ellos por los pasillos, se les acerca un chaval regordete que reconocen como el encargado de la enfermería de a bordo. El tipo que ayuda a la doctora, vamos.

- Hey, tíos - saluda con tono de colegueo - ¿Cómo lo lleváis?

Hasta aquí todo bien, hasta parece enrollao el chaval, pero la cosa empieza a ponerse rara cuando se os queda mirando con una extraña sonrisa en la boca y os suelta:

- Ford y Greer ¿eh? - y añade - Vaya pájaros estáis hechos vosotros dos, colegas...

En este punto la cosa ya mosquea, aunque todavía no sabéis muy bien cómo tomároslo. Aunque no va a tardar nada en quedar el percal mucho claro, porque el fulano parece de los que tienen bastante rollo... y empieza a largar:

- He visto vuestros expedientes ¿sabéis? - sigue con su juego - Bueno, es que la Dra. Roslin quiere hacer una revisión a todo el personal a bordo, un montón de trabajo para nada, si queréis saber mi opinión... una verdadera putada vamos - juguetea con una PDA que traía en las manos y os sonríe - Es ahí donde lo he visto, tíos. Sois algo impresionante. Vuestro historial está lleno de arrestos por peleas, insubordinación, trapicheos... y los dos habéis dado positivo alguna vez en los análisis - os suelta al fin - Para opiacieos, para cannabis, benzodiacepinas, MDMA... joder... ¿hay algo de lo que no os hayáis metío?

Así que ese es su rollo. Por eso estaba tan hablador. Que hijo de puta...

- Mirad, colegas, yo trabajo en la enfermería, soy el que maneja las muestras del laboratorio médico - os susurra - Por lo que si alguien necesita un favor, soy el tío al que debería acudir. Para mí es muy fácil cambiar un tubo por otro. Pero no es gratis - por supuesto - Venga, sed sinceros... ¿Alguno de vosotros se ha estado metiendo mierda en los últimos dos meses?

El doctor Baltar caminaba distraído por los pasillos de la AURORA después de su última e inquietante reunión con el directivo de la Weyland-Yuntai. Se protegía los ojos con la mano derecha mientras avanzaba por los pasillos.

Sentía que la cabeza le iba a reventar, por no hablar de las luces de la instalación, cuyos destellos, por tenues que fueran, no hacían más que acrecentar la intensidad de la jaqueca.

Y es que Gaius nunca había experimentado una sensación tan atroz como aquella. Era como la información que le había suministrado Seis se hubiera abierto paso a marchas forzadas hasta llegar a las regiones asociativas del córtex cerebral. No sabía mucho de neurociencia cognitiva, pero imaginaba que el cerebro humano tendría un límite y –especialmente- un ritmo al que poder procesar nuevos estímulos y adquirir nuevos conocimientos.

Pero no iba a darse ni mucho menos por vencido. Si era preciso añadiría nuevas rutinas para regular el tráfico y la cuantía de información que Seis podía suministrarle. Aunque por algún motivo, la idea de modificar la programación base del Bibliotecario a  estas alturas le daba… ¿reparo? No estaba muy seguro por qué, pero no le parecía bien forzar cambios en el código. Quizás temía perder a Seis si modificaba algo.

—Seis —le dijo mentalmente a la IA—, recuerdo vagamente la imagen que antes me mostraste. ¿Sabrías decirme en que punto terminó se interrumpió la transmisión de la nave desaparecida? ¿Y había algo en los archivos de la replicante sobre lo qué haya cerca de ese punto?

Temía la respuesta. No el contenido en sí, si no las sensaciones que acarrearían esta vez. Pero era necesario, tenía que comprobar que el incidente anterior había sido un caso aislado. Confiaba en que los programas de suavizado y sintetizado de Seis funcionasen en aquella ocasión. 

Esta vez Seis es más cuidadosa a la hora de regular el flujo de datos. Tal vez se haya dado cuenta de que la última vez resultó algo excesivo para tí, al fin y al cabo recibe lecturas biométricas de tu organismo... tensión arterial, pulso, temperatura, frecuencia respiratoria. Pudo deducir a partir de ahí que la experiencia había sido demasiado intensa. O eso, o ha desarrollado algún modo de sensibilidad empática, que le permite deducir lo que te agrada y lo que no...

- Han logrado determinar con bastante precisión el punto en que se interrumpió el contacto, cuando la baliza de las naves prospectoras dejó de transmitir: se encontraba entre Marte y Júpiter, a unos 250 millones de Km de la tierra, una distancia en que el decalaje de la comunicación a Velocidad Luz con respecto a este planeta es de algo menos de un cuarto de hora - te resume con un grado de precisión relativo, y esta vez sin imágenes que colapsen tu espectro sensorial - Pero el principal problema es que viajaba a una velocidad de más de 30 Km/s y a esas velocidades, si se considera el tiempo de decalage del último mensaje en llegar hasta el centro de control y lo que tardó en llegar desde allí la emisión lumínica del radar Phased Array, que se activó automáticamente para detectar su paradero pero obtuvo resultados infructuosos - por eso se las considera desaparecidas - Esto supone una franja de cerca de 50.000 Km en el vacío... en los que las cuatro naves prospectoras de ese convoy podrían encontrarse literalmente en cualquier punto, si es que siguen de una sola pieza.

Esto va a resultar complicado, eso está claro.

- Solo será un segundo. - Le pidió a Lucy, mientras se detenía en el pasillo. Todo mentalmente, por supuesto. Lo que hizo a continuación fue comenzar a recorrer el pasillo de arriba a abajo un par de veces, observando las aperturas, pasando la mano por detrás de los tubos, comprobando las rejillas a los pies y cabeza y por último, y quizás lo más extraño, comprobando incluso que todas las cabezas de tuercas y tornillos eran realmente lo que parecían ser. No fue hasta que esta minuciosa tarea fue llevada a cabo, descartando micros o videocámaras que Bester no volvió hacia su pupila, deteniéndose ante ella.

Si eran grabados mirándose fijamente sin decir palabra, podría resultar peligroso. Sospechoso. - No hay cámaras. Te dije que te reservaras esos pensamientos en la Babylon 5. Tu eres joven, y susceptible a la marea psíquica aún. Podrías haberte delatado sin darte cuenta. Te enseñaré a dominar todas tus capacidades. Aun necesitamos seguir el juego de la compañía. Pura conveniencia. Pero esta nave, esta gente... nos serán de gran ayuda. Algún día, los nuestros, serán libres. Pero ahora debemos parecer dóciles, atrapados en su juego. Mover nuestras piezas, romper las cadenas. Ahora debo preguntarte... ¿Quieres además de ser mi pupila, ser mi socia en tal empresa?

—Muchas gracias, querida.

La cosa había ido razonablemente bien. La cantidad de información suministrada así como la cadencia de la misma habían sido razonables, con la salvedad de que aún le dolía la cabeza, pero eso ya lo traía de antes. De momento parecía que la sobrecarga había sido un acontecimiento meramente puntual.

Era hora de dar el siguiente paso.

—¿Sabrías decirme si había algo en la replicante sobre la estación donde habían realizado la última parada? —le pregunta a su cada vez más autónoma IA, dubitativo— ¿Y algún dato adicional sobre el personal además del último registro solicitado por Mr Smith?

Lucy escuchó con atención las sabias palabras de su mentor. Nunca le había quedado tan claro, que él también estaba de su parte. Entonces, ella le sonrió como hacía tiempo que no lo hacía. - Por supuesto, ahora más que nunca estoy contigo - le dijo telepaticamente a Bester, después de saber que no habían cámaras. Aún le quedaba mucho por aprender de sus errores, pero ahora partía con el apoyo del agente. Por fin, no se sentía sola.

Ronald se cruzó de brazos y empezó a fruncir el ceño cada vez más a medida que el tal Eli seguía hablando. Primero era disgusto, pues no le molaba lo más mínimo que uno de los cerebritos viniera de colegueo como si nada. Al disgusto le siguió la sorpresa, y a la sorpresa el más visible de los cabreos.

¿Cómo se atrevía aquel gordo hijo de puta a chantajearles de aquella manera?

—¿Has oí’o, Ford? —le dice a su colega arrastrando las palabras como si Eli no estuviera delante—. El gordito quiere negociar. ¿Qué opinas?

El tono de sus palabras era claramente hostil. Quizás fuese demasiado pronto para meterse en líos. O tal vez fuese una buena oportunidad. Aún no lo había decidido. 

Dirías que la IA se regodea con la valiosa información que poco a poco va recopilando:

- Las estaciones orbitales que estamos visitando están oficialmente identificadas como "Laboratorio Espacial SunProtect" y "Taller-S corp Ltd" pero la replicante las tiene registradas como Estación Babylon-5, sede del Cuerpo Psíquico, y la Base Orbital S.H.I.E.L.D. respectivamente.

Esto si que es revelador...

- Nuestra querida Monnipenny también ha recibido órdenes de contactar con altas esferas de la Weyland-Yutani para crear falsas identificaciones para el agente del Cuerpo Psíquico Alfred Bester y el Operativo X8 como Comisionados del Servicio de Contraespionaje y Antiterrorismo del ONUG: los COAN - explica con evidente deleite - Una farsa que ha presentado ante el comandante Adama y la consejera Wray, para posteriormente identificarlos ante el resto del personal como simples supervisores del ONUG... una mentira dentro de otra... parece muy del estilo de ese Mr. Smith.

Luego añade un último detalle:

- Como parte de su función multitarea, todavía sigue recopilando información sobre las condiciones exactas que rodearon el fallecimiento del hijo mayor del comandante, el alferez Zak Adama, hace más de una década, cuando se estrelló la lanzadera que pilotaba - comenta sin darle mucha importancia - Seguramente sea información de interés sentimental para el padre.

Aiden Ford tiene el ceño fruncido y menea la cabeza preocupado, cuando contesta a su colega Ronald Greer...

- Pos no sé, tío - arrastra las palabras con el mismo argot de los suburbios - Si esa mierda de la revisión sorpresa es cierta, pué que m´hayan enganchao y esté bien jodío... porque este último permiso me corrí una buena juerga con unos cuantos hermanos...

Es decir, que va a dar positivo en los análisis para todo tipo de substancias ilegales.

- Oye tú, socio... - le espeta ahora al gordito - ¿Y por cuanto nos iba a salir que metieras un cambiazo a los tubitos esos? No m´apretes demasiao, que no me conoces...

El enfermero parece muy relajado. Demasiado para vuestro gusto. Porque eso significa que el muy cabrón está convencido de controlar la situación...

- ¡Paz y buen rollo, tíos! - os dice muy sonriente y siguiendo su juego de colegueo - Os estoy haciendo un favor, porque soy un tío que se enrolla con la peña, no os voy a pedir demasiado, con unos pocos créditos bastará...*

Pero lo mejor es que luego todavía viene algo más:

- Si empezamos a hacer negocios y nos cogemos un poco de confianza, incluso podríamos llegar a ser socios en algo para el futuro, colegas - os tantea - Algo muy prometedor... y rentable para todos los implicados.

- Habrá libertad, Lucy. He soñado toda mi vida con ello, esperando el momento. Ese momento ha llegado. - Se paró un momento, en aquel corto caminar, sin dejar de inspeccionar el lugar. Así, si estaban grabándolos, solo parecería que buscan algo en los pasillos, mientras están en silencio.

- Solo Smith sabe lo que somos. Y no desea que nadie más lo sepa, por que pretende utilizarnos para sus fines. Y eso haremos. No nos revelaremos, así que siempre que hablemos debemos realizar otras tareas, para que nadie sospeche. También será necesario que hablemos... como lo hacen ellos. Aunque sea de vez en cuando. Ahora tenemos que ganar terreno. Ganar aliados. Buscar un sustitutivo a las drogas psíquicas y un inhibidor de frecuencia para que no puedan interrumpir tu implante. ¿Alguna duda? -

Aiden menea la cabeza con resignación y acepta la oferta:

- Por mi parte tienes trato, tío - dice mientras saca unos billetes arrugados del pantalón y se los pasa al gordito chanchullero - Pero espero que lo de la revisión sorpresa no sea un bulo, o me voy a poner bastante desagradable...

El enfermero recoge la pasta, la cuenta con una sonrisa avarienta y la guarda en la trasera del pantalón...

- Soy un tío legal, colegas, ya me iréis conociendo - os asegura - ¿Y tú qué dices Greer? Nadie te obliga, tú sabrás si esta vez estás limpio... pero piensa que ese laboratorio que nos han puesto es de última generación y no se le pasa nada... igual hasta pilla cosas que te hubieras metido hace meses...