Partida Rol por web

En el sector vecino, las ratas han atacado a dos gatos grandes y a un perro, los han matado a mordiscos y se los han comido.

“Sin novedad en el frente” Erich M. Remarque

Después de caminar por espacio de una hora en la oscuridad. Tras atravesar una maleza especialmente espesa, ven una tenue luz de fuego delante. El campamento. Justo entonces, un disparo retumba en el aire, pasa silbando a poca distancia de vuestras cabezas. Una temblorosa voz pregunta ¿Qu-quién va? Reconoces la voz, es uno de los nuevos remplazos que se incorporó a la compañía C. Un chico imberbe  de apenas dieciocho años del que nadie se sabe el nombre, tampoco nadie se ha preocupado de preguntárselo. Seguramente esta será su primera acción de combate real.

Una vez identificados, y tras el rapapolvo al novato centinela. Los soldados son bienvenidos al campamento con apretones de mano y palmadas en la espalda.

El estrecho valle está devastado. Todos los árboles han sido derribados, o se mantienen erguidos como esqueletos astillados chamuscados y ennegrecidos. Agujeros provocados por el mortero cubren el terreno, dejando dunas de barro y escombros, como si la superficie agitada del mar en una tormenta hubiese sido moldeada en arcilla. Cabizbajos entre la devastación, con uniformes raídos y caras demacradas por el hambre se esconden los supervivientes del primer batallón. En pequeños grupos de tres o cuatro, los soldados se apiñan en las trincheras cubiertos de barro y confortando a los heridos al calor de débiles fogatas. Pasáis junto a más de un hombre que ha muerto congelado mientras dormía. Nadie come; no hay comida. Los suministros médicos hace tiempo que se acabaron, dejando como único alivio de los heridos los sermones del capellán. Las cabezas de los soldados se giran con ojos brillantes a medida que pasáis. Casi podéis escuchar los excitados murmullos que se extienden con vuestra llegada. ¿Hemos sido relevados? ¿Por fin hemos roto las líneas?. Un pequeño grupo de gente se reúne siguiéndoos con extasiada anticipación.

Uno de los centinelas, sin dar tiempo a los cuatro soldados para que se acomoden, conduce al demacrado grupo cerca del centro de la devastado campamento. En un enorme cráter cubierto con una lona se encuentran Whittlesey y el resto de su equipo. La taciturna cara del Mayor os observa, con sus gafas brillando a la luz de la lámpara.

El centinela habla: Los supervivientes de la Compañía C, Segundo Batallón, Señor.

Whittlesey os saluda. Bien, bien, denme un informe de la situación.

Ni las palabras del libro, ni los rezos vacios de fe, sirven de nada para evitar la muerte de nuestros compañeros. Uno con una enfermedad intangible, que acaba destrozando su cuerpo, y el otro muerto a mis propias manos, dos compañeros mas habían  mordido el polvo. Nuestra moral ya tocada, cae por los suelos, mientras seguimos avanzando por el bosque, y no es mucho mejor cuando cruzamos nuestras lineas ... parecía que ya habíamos perdido. No solo era el aspecto del lugar donde se levantaba el campamento, parecía que incluso los compañeros que no habían vivido ni una parte de lo vivido por nosotros, habían perdido la esperanza. El primer paso era dar el parte de la misión.

- Se presenta el soldado Manson, señor. Tan cansado como estaba, a duras penas recuerdo cuadrarme ante el mayor. Somos todo lo que queda, señor. Digo mientras señalo al resto de mis compañeros. - La misión de encontrar a las compañías perdidas, ocurría sin incidentes hasta que caímos en una emboscada de los alemanes, ... no se cuantos cayeron al principio ... luego algún tipo de arma fue desatada y no hizo distinción. Solo nuestra escuadra sobrevivió ... Dudaba si contar sobre la cueva que habíamos encontrado y los extraños vientos que se levantaron entre nosotros ... al faltar otro mando, el cabo Grimm se hizo cargo y continuó con la misión, internándonos en el campo enemigo. Encontramos restos de batallas entre nuestros hombres y los alemanes, pero no llegamos a trabar combate con el enemigo, pero vimos los estragos causados en la población civil cuando entramos en un pueblo consumido por algún tipo de "gas". Pienso en la iglesia, la piedra, el alemán aplastado junto al párroco de la iglesia, cuando esta se vino sobre nosotros. Aprieto los dientes, cuando recuerdo como los civiles franceses nos habían intentado hacer salchichas.  - El único enemigo real que encontramos, fue una banda de civiles caníbales que ya se habían cebado con algún pobre diablo de la compañía B, así mismo acabaron con el cabo Grimm y temo que con el soldado Parks. Niego con la cabeza, ante el recuerdo del ansia por escapar, mientras esos cuchillos romos estaban apunto de tocar mi espalda. - Mas tarde encontramos a Dustin Harley y al soldado Frank Dunne. Frank y el soldado Ryan ... no lo consiguieron, y nosotros por poco.

 No sabía que mas añadir, y ahora otra vez en la civilización, no podía dar crédito a las historias de demonios y posesiones, con las que el cura no había intentado contagiar.

Las palabras de Manson distan mucho de la realidad según la opinión del pelirrojo. Omitir la verdad es sinónimo de suicido, porque la desgracia aun se encuentra muy cerca y sus zarpas tienen un alcance que ni ellos creen haber evadido. Son sus lineas, sus compañeros y la aparente seguridad pero no solo la mugre se les ha pegado. También la desgracia les persigue según Richard.

- Mcnalley aquí- saluda pobremente al Mayor- ¿Informe? - pregunta, incrédulo ante todo lo que han pasado.

- Todos murieron, y los muertos se levantan y andan, disfrazados de arboles. Tan estáticos como un carámbano en pleno invierno. El ejercito de un demonio invisible que disfrazado en el viento huracanado derrumba iglesias y despoja a los soldados de sus pertenencias. Incluso aplasta a regimientos enteros, como sucedió con aquellos bastardos que fuimos a buscar. Y eso no es nada, porque en una cueva, cripta o pesadilla el demonio invisible espera por volver. Tampoco falta mucho, porque posee a compañeros con espíritus malignos y a otros los despelleja con enfermedades horripilantes ¡Hay que huir! ¡No estamos a salvo aquí, en este bosque maldito! - advierte, con la mirada perdida en la nada y con la garganta ahogada en horribles recuerdos.

Toda compostura y doctrina militar le importa ahora, luego de la pesadilla vivida.

Whittlesey escucha atentamente al grupo, después les ofrece té caliente. Son ustedes unos valientes. Cuando todo esto termine, serán recomendados para una medalla. Siento mucho las muertes de sus compañeros. Esta última frase la repite el Mayor de una forma mecánicas, casi automática. ¿Cuántas veces habrá tenido que repetir esa frase en lo que va de guerra?

A pesar de lo absurdo y fantasioso del relato de Mcnalley, el rostro de Whittlesey permanece impasible. Tranquilo Mcnalley, es usted un buen soldado. Todos hemos creído ver muertos que se levantan. Todos ustedes han estado sometidos a una gran tensión, es normal que vean… “cosas”. Tómense un descanso y esas visiones desaparecerán.

Tras los informes el Mayor les relata la situación. El batallón se encuentra solo en territorio enemigo completamente rodeado. Los franceses que cubrían su flanco izquierdo quedaron estacados nada más comenzar la ofensiva, y nuestro batallón ha penetrado demasiado en las líneas enemigas. Estamos completamente copados

Hace dos días lograron enviar una petición de ayuda con un pichón. En respuesta el alto mando ordeno un ataque de artillería sobre las posiciones alemanas, pero la artillería erro en su cálculo y los obuses impactaron en el batallón, matando a cerca de un centenar de soldados. Los ataques esporádicos de los alemanes han mantenido en la brecha a los soldados, la comida se ha acabado, están casi sin material médico y la gente está empezando a morir de frío; cerca de la mitad del batallón está herida o incapacitada. No hay información acerca de relevo alguno o de suministros. Ayer el coronel dio una orden a todos los oficiales de la compañía: "Nuestra misión es la de mantener esta posición a toda costa. No dar un solo paso atrás. Haced que todos los hombres bajo vuestro mando entiendan esto". Whittlesey mira a los soldados a través de sus gafas redondas. ¿Entienden que significa esta orden? Entienden que no puedo prescindir de ninguno de ustedes. Serán reasignados a un puesto de vigilancia en el perímetro norte.

No puedo dejar de lanzar un profundo suspiro de alivio cuando logramos llegar vivos a nuestras líneas, hubo algunos momentos en que creía que no lo lograría.

No podemos ratificar las palabras del irlandés, no.

– Mayor Whittlesey, usted me envió con otros tres soldados con la misión de enlazar de nuevo con nuestras líneas.

Necesito un instante para seguir hablando sobre los camaradas muertos. – Una vez habíamos avanzado dos millas nos sorprendió un pequeño bombardeo de artillería, dos de nosotros fuimos lanzados por los aires en direcciones contrarias, los otros dos debieron morir allí mismo. El otro que sobrevivió fue Frank Dunne, Quedamos completamente desorientados sin saber dónde estaba el norte. En medio de la oscuridad nos adentrábamos cada vez más en el bosque hasta que llegamos a un lugar en el que había soldados, alemanes y de los nuestros, que estaban en pie. – Vigila lo que dirás sino quieres que te encierren en un manicomio, o te hagan un consejo de guerra por simular locura para que te licencien en tiempos de guerra. – Les debió sorprender una barrera de artillería y lanzar algunos cuerpos contra loa árboles, allí conseguí un nuevo fusil y del cadáver de un oficial un mapa, del de un alemán una brújula. – Le entrego el plano y la brújula. – Al cabo de unos minutos Frank y yo encontramos a estos soldados también perdidos.

No, no puedo decir de ninguna manera que matamos a uno de los nuestros, y no por un lamentable error.

– Mas tarde Frank y el soldado Ryan murieron al detonar alguna granada de artillería enterrada en el suelo, uno de los dos debió activarla.

El pelirrojo asiente ante las palabras del Mayor Whittlesey sin decir nada más a menos que se le ordene. En realidad estar entre los suyos sin importar que tan fea sea la situación es mejor a vagar entre el bosque de los soldados muertos o ser atacado por fantasmas invisibles.

Incluso las palabras disimuladas del soldado de la otra compañía son irrelevantes por mucho que tapen la cruel verdad.

Por lo tanto Richard busca cobijo entre sus ropas y espera a que acabe la pantomima con el Mayor.

Mcnalley es el único de nosotros que intenta decir la "verdad", pero es una verdad difícil de creer, como me temía es desechada por nuestros superiores, unos superiores que han vivido los horrores de la guerra y que achacan a estos lo que hemos vivido. Las noticias del campamento ... no eran ni por asomo las que habíamos esperado, no solo no íbamos a ser relevados del servicio, sino que ademas en cualquier momento los alemanes podrían caer sobre nosotros. 

- Señor, como ordene, señor. Me cuadro antes de añadir. - Señor, me gustaría reponer munición, así como los útiles que perdí en el bosque.

El mayor permitió que terminarais de beber el té caliente con tranquilidad antes de dar nuevas órdenes. Podéis reponer todo el material que necesitéis de entre los cuerpos de los compañeros caídos, desgraciadamente han sido muchos.

Se os asignara un puesto relativamente tranquilo en el perímetro norte. En él hay otros tres  soldados con los cuales podréis organizaros para dormir y hacer guardia. La falta de hombres me obliga a que todos se encuentren en primera línea, desplegados por si hay algún ataque.  Dicho esto Whittlesey os despide y un soldado os acompaña hasta vuestro nuevo puesto.

El puesto de observación se compone de dos cráteres de mortero ensanchados y unidos por una pequeña trinchera. Uno de los cráteres se ha tapado con una lona y sirve de improvisada tienda de campaña donde mal dormir; el otro cráter ha sido reforzado con los troncos de árboles caídos y en él se asienta una ametralladora Browning refrigerada por agua.

En el improvisado puesto os encontráis con Coleman, un chico bajo, callado, barbilampiño y muchos bromean con que mintió sobre su edad a la hora de apuntarse. Luego esta Kaplan un adolescente un tanto ingenuo que se alisto por miedo a que sus amigos le llamaran cobarde. Finamente esta Johnson un veterano de la guerra contra México, igual que el cabo Grimm. Pero que a diferencia del Cabo Grimm, Johnson no ha ascendido por su conocido problema con la bebida y su carácter violento.

Después de pasar por la enfermería donde se limitan a desinfectar algunos pequeños cortes y poner una pomada en un par de contusiones me reúno con mis nuevos compañeros para acudir juntos a la posición que nos ha adjudicado el mayor Whittlesey.

El rato aquí es lo que mas me ayuda para recuperarme, es de locos que considere un lugar tranquilo estar en el frente de la Gran Guerra, y además rodeados por el enemigo.

Al llegar a la posición asignada saludo a los tres soldados que veo en un primer momento.

– ¿Como estáis? Yo soy Dustin Hartley, aunque seguro que me reconocéis por mis cicatrices.

Me quedo en silencio, dando la opción a los demás para presentarse.

Nuevos compañeros, nuevas caras y nombres. Nuevos cadáveres que aún no lo saben.
Richard luego de pasar por la enfermería al igual que los demás se dispuso a recuperar algo de munición y abrigo seco de entre los muertos. Lo hizo sin inmutarse, moviendo los cadáveres al igual que bolsas de patatas. Al fin de cuentas todos acabarían como esos desgraciados...
Su único lamento fue no obtener un par de calcetines secos y sanos. Los muertos estaban peor equipados que el pelirrojo loco.
- No importa como se llamen - dijo al aterrizar en el cráter de obus todos vamos a morir y nadie quedará para descubrir la verdad. El diablo viene por nosotros - advierte con tono severo a los nuevos. Su mirada perdida en la bruma es una muestra de su incipiente demencia ante lo experimentado los últimos días.

Tras terminar, el caldo ... por no llamarlo agua sucia caliente, hice lo que el Mayor nos había sugerido, recuperar nuestros pertrechos. La tienda de la enfermería estaba atestada de heridos, y sus alrededores de aquellos que no volverían a casa, mochilas armas y abrigos se apilaban por doquier, algunos en mejor estado que otros, las balas y las explosiones hacían polvo todo el material, tardo un tiempo en encontrar todo lo que había dejado atrás, y no todo es recuperable. Municiones, una manta, otra chaqueta, sobre todo lápiz, papel ... dejaría constancia de lo que nos había ocurrido, aunque solo pudiese publicarlo como una historia de terror cuando volviese a casa.

Regreso junto a mis compañeros, cuando estos se aproximan hacia la línea de batalla que teníamos que guardar. Siete soldados debíamos proteger una posición, cuatro soldados que poníamos nosotros, mas tres reclutas que ya guardaban la posición, la cosa era mas que desesperada y no estábamos en condiciones para mejorar sus ánimos.

- Yo soy Manson. Niego con la cabeza al escuchar las pesimistas palabras de Mcnalley. - Aunque es posible que el pelirrojo tenga razón, vamos a intentar salir todos de aquí ... de una pieza.

Busco un lugar donde sentarme y empezar a escribir lo ocurrido desde que iniciamos el asalto a las posiciones enemigas, esta vez, no omitiría nada de lo que nos había ocurrido. Se lo debía a los caídos.  

El soldado permanecía quieto en el puesto haciendo las vigilancias cuando le tocaba y durmiendo cuando podía.

Coleman permanecía con la mirada fija en el suelo o dormitando cuando no le tocaba turno de vigilancia, no hablaba y cuando le preguntaban contestaba con monosílabos. Siempre abrazado a su fusil y en la mano jugueteando con una vaina de ya disparada.

Johnson por era el que más hablaba pero su charla era casi ininteligible, hablaba con un fuerte acento de Nueva Inglaterra y casi siempre estaba enfadado, dando gritos y gritando improperios.

Fue Kaplan quien os explicó la situación del puesto de vigilancia norte. Coleman está deprimido desde el último asalto en el cual mato a un alemán que se había abalanzado sobre él. Le descerrajo al boche un tiro a quemarropa en todo el estómago, pero eso no fue lo peor de todo, el boche no murió en el instante. Al retirarse los alemanes el boche herido se quedó en el pozo de tirador. Sin medicamentos para nosotros no podíamos malgastarlos en el boche. De modo que el maldito alemán permaneció gimiendo durante más de dos horas hasta que murió.

La situación de Johnson es más fácil de explicar. El veterano soldado ha terminado el licor de su petaca y desde entonces esta de un humor de perros.

Con el paso de las horas notas que algo del terreno te resulta familiar. ¿Pero qué es? Tienen que pasar otras tantas horas para que al final te des cuenta de que es. Estas cerca de la posición por la que pasasteis la alambrada e iniciasteis la patrulla con el Sargento Maddox. Cerca de este punto también debe de estar la piedra negra con la que tropezó Grimm.

No recuerdas exactamente como era la piedra pero crees recordar que en su superficie había signos grabados muy similares a los que encontrasteis en la cueva.