Partida Rol por web

Anselmo me relató lo del novicio Silas y se fue a la iglesia a traquilizar a su congregación.

-"Gracias abad. Bueno, Bernardino... si no le importa que le haga alguna pregunta, empiezo ya. ¿Se encontraron restos de ese jóven o solo cenizas? ¿Recuerda qué libro estudiaba Silas cuando se produjo el incendio? ¿Sabe si alguien le tenía envidia? ¿O si tenía algún amigo? ¿Con quién se suelen confesar los monjes para expiar sus pecados?

---------------------

Una vez que terminé de hablar con Bernardino, me acerqué a Horacio.

-"Hola Horacio, mis condolencias. ¿Le puedo hacer un par de preguntas? ¿Recuerda haber enterrado al novicio Silas? Me puede hablar un poco de él. ¿Sabe si tenía algún amigo íntimo?"

‐---------------------

Al terminar con Horacio, me acerqué a los monjes que habían visto a Abel matar a Edmundo.

-"Buenas muchachos, seguramente estaréis muy asustados. ¿Estáis seguros de que era el hermano Abel al que visteis? ¿Llevaba alguna prenda o algo que no fuera su hábito? ¿Os vió? ¿Qué hizo después: huyó corriendo, flotaba, desapareció diluyéndose en el aire? ¿Hacia dónde huyó si se fue corriendo? ¿Notásteis algo en el ambiente: un olor, una sensación extraña, etc?"

‐----------------------

Proseguí mi particular rueda interrogatoria con Braulio. Para ello, cogí una tea y salí de la cocina, dirijiéndome a la enfermería. Por el camino me pasé un momento por el cementerio y estube un poco observando el suelo por donde creí oir pasos cuando hace unas horas fui a hacer devientre. Miré por si encontraba alguna huella en la tierra blanda.

-"Buenas hermano Braulio, espero que didculpe a mis compañeros. Son jóvenes e imprudentes, pero son buenas personas. Me ha dicho rl abad que podría venir a hablar con usted. Si le ha echado un vistazo a Edmundo, ¿podría decirme si tiene las mismas marcas que Gugliemo? Tengo curiosidad por saber qué contiene exactamente la leche esa del sueño. ¿La fabrica usted? ¿Recuerda si el hermano Abel la tomó antes de su suicidio? ¿Y Gugliemo? Por cierto, me han contado una historia sobre un novicio llamado Silas, ¿qué me puede contar de él? ¿Tenía algún amigo o enemigo entre los demás monjes?"

- Puede que la propia Erika haya encontrado el agujero y haya decidido ir a investigar que hay del otro lado. - Dijo pensativo el paladín. - Voy a atravesarlo. Si quieres venir conmigo eres bienvenido. Si prefieres buscar a Erika en otro lado, también es buena idea. - Se acercó a la obertura de la pared y desenfundó su espada antes de atravesar el umbral. - Si no vienes, avisa de dónde voy.  

Y dicho aquello atravesó el umbral que constituía aquel agujero en el muro y se adentró hacia lo desconocido.

Ordock entró en acción y se dirigió hacia la brecha en el muro con la espada desenvainada y listo para lo que pudiera encontrarse del otro lado. La brecha era suficientemente ancha para que un hombre cupiera con la armadura puesta y solo la altura, algo más de un metro, impedía que las alimañas entraran. Phineas se quedó paralizado en las puertas del monasterio sin saber si correr a buscar a Karel, quedarse donde estaba para apoyar a Ordock en caso de problemas o buscar a Erika por su cuenta. Mientras se decidía Ordock saltó ágilmente al otro lado y se perdió de vista.

Afortunadamente la excursión por el otro lado del muro no tardó demasiado tiempo en concluir y Ordock volvió a estar a su lado.

Ordock saltó al otro lado del muro de la abadía con la espada desenvainada, listo para atacar antes de que cualquier ser maligno pudiera atacarle. Escudriñó hacia ambos lados del muro con atención esperando que sus ojos se acostumbraran a la claridad de la luna y las estrellas y algo le llamó la atención a su izquierda, donde estaba la tumba del hermano Abel. Se acercó con cautela musitando una oración y listo para descargar su sagrada ira sobre el habitante de la tumba pero lo que se encontró le heló la sangre: La tumba había sido profanada y el ataúd estaba vacío, en el mejor de los casos, o el hermano Abel había vuelto a la vida para matar a sus antiguos hermanos. Fuera como fuera aquello era malo y enormemente peligroso, puesto que había sido capaz de despachar a Gugliemo con facilidad, siendo todos los del monasterio más débiles que el monje.

Ordock examinó el suelo y vio huellas de sandalia dirigiéndose en varias direcciones, todas del mismo tamaño, pero en ningún caso encontró huella de botas pequeñas que pudieran corresponder con Erika. Por lo que estando seguro que la clériga no había salido del recinto del monasterio volvió a saltar a su interior para volver a encontrarse con el asustado halfling.

La cara de desilusión del monje al enterarse de que el dragón era pequeño hubiera sido cómica si no fuera porque estaban investigando al culpable de uno o varios asesinatos. La miró sin atreverse a decir nada visiblemente avergonzado hasta que llegaron al peto. Sonrió y lo acarició mientras lo volvía a depositar en el baúl respetuosamente, se volvió hacia Erika y le dijo

"Es el símbolo de Ilmater, el rompedor de cadenas. Es una de sus facetas, el liberador de esclavos, es extraño, pensaba que el hermano Bernardino era algún tipo de guerrero pero tal vez fuera un paladín de Ilmater. No es muy abierto sobre su vida personal y su pasado, su trabajo parece ser lo único importante, en eso era un poco como Abel, se obsesionaba con su trabajo en el scriptorium y nada que no fuera la perfección le era admisible. No diría que eran amigos pero si que había respeto y camaradería entre ellos, Abel le admiraba por su abnegación aunque me confesó que su mano no era todo lo firme que debería ser para el trabajo y que muchas veces debía tirar las páginas por hacer algún borrón o equivocarse al hacer la copia"

La posibilidad de que aquel látigo hubiera sido el culpable del martirio de Abel le hizo esbozar un gesto de incredulidad absoluta, tanta que empujó a Erika fuera de la habitación para que no siguiera diciendo cosas raras sobre el hermano Bernardino

"el hermano Bernardino es el monje más recto y virtuoso que conozco, y ante la falta de ambición del hermano Horacio será proclamado nuevo abad cuando Anselmo no pueda soportar más la carga. No puedo creer que Horacio lo hiciera, es imposible, si fuera así...." el monje parecía haber envejecido 10 años de golpe y estaba encogido como si un enorme puño invisible lo hubiera golpeado. Balbuceando consiguió decir "no habría salvación para nuestra orden"

Finalmente le tocó el turno a la última celda, la del hermano Braulio. Le sorprendió el orden en que estaba todo colocado, la cama perfectamente hecha, las túnicas perfectamente dobladas y el olor a lavanda de unas florecillas colocadas en un altar improvisado en su escritorio. Parecía ser la celda de un hombre piadoso y honrado por lo que, ligeramente contrariada de no encontrar nada, se dirigió hacia el origen de los gritos para seguir investigando y con la intuición de que pronto todo se revelaría.

El hermano Bernardino bufó impaciente y le hizo un ademán con la mano para que empezara mientras miraba por encima de Karel, mirando que hacían los hermanos y si iban de camino hacia la iglesia. En cuanto Karel empezó a hablar fue asintiendo de forma ausente mientras seguía mirando a sus hermanos ponerse a salvo. En un momento fijó los ojos en el enano y le respondió con voz acelerada

"Silas? Ah, sí, el novicio Silas. Creo recordar que se recuperaron cenizas y algún hueso, poca cosa, aunque es probable que partes suyas aun estén en la biblioteca. Las llamas fueron terribles y calcinaron hasta las estatuas de bronce de nuestro señor, así que poco quedó del cuerpo. Silas era un chico silencioso y no tenía amigos, sobre todo porque estaba obsesionado en ser más listo que todos los novicios. No creo que los otros novicios le tuvieran envidia, creo que era más bien al revés, que cualquier mérito que hiciera el resto era una afrenta para Silas. No recuerdo que libro de los más de 20000 que teníamos podía estar leyendo, hace demasiado tiempo."

Al preguntarle por sobre quien descargaban las consciencias los monjes se tensó y dijo

"En el abad, siempre. En caso de que el abad necesite confesar yo soy el encargado de escuchar su confesión pero nunca ha sido necesario. Algunos monjes acuden a mi para recibir consejo, pero el único que puede perdonar sus pecados es el abad"

El hermano Horacio parecía estar dirigiéndose en otra dirección y Bernardino reaccionó diciendo

"Necesito llevar al hermano Horacio a la iglesia. El resto de preguntas pueden esperar"

El hermano Horacio parecía estar desconcertado y el hermano Bernardino fue con él mientras le pedía con firmeza que fuera a la iglesia. De camino a ella lo interceptó Karel y le pregunto por Silas. El viejo monje con la mirada perdida le contestó

"Silas podría haber sido un gran monje pero la ambición le perdió y su ambición nos castigó a todos. No tenía amigos, los novicios le rehuían y él los rehuía." Lo miró con pena y se miró las manos temblorosas antes de decirle "Sí, mis manos lo enterraron...lo poco que quedó de él"

Karel se dirigió a los monjes que habían descubierto el cadáver de Edmundo, los hermanos François y Rafael, pero estaban en shock y no parecían ser capaces de contestarle. Ni siquiera el conjuro del abad había conseguido que sus nervios se templaran. Ligeramente contrariado por no haber obtenido respuestas se fue a la cocina a coger una tea con la que poder iluminar su camino y encontrar huellas. Desgraciadamente en aquella zona de la abadía se habían concentrado los monjes ante los asesinatos de Gugliemo y Edmundo y había demasiadas huellas, mezclándose las unas con las otras y haciéndolas imposible de separar y seguir.

Con cierto frustración llegó a la puerta de Braulio y la aporreó. El monje salió enfadado y a punto estuvo de comenzar a gritarle hasta que se dio cuenta que no era la clériga sino Karel que llamaba a su puerta. Lo miró durante un segundo, decidiendo si despacharlo o dejarle entrar y acabó dejándolo entrar y cerrando la puerta tras de ellos. El cuerpo de Gugliemo estaba en la mesa, tapado, pero su tamaño era tan identificativo como su cara. La mesa donde el monje preparaba sus pociones estaba ocupada por el cadáver de Edmundo, mientras que los alambiques y redomas yacían desparramadas por el suelo sin orden ni concierto. El monje suspiró y se secó la frente mientras miraba a los cadáveres con pena

"No habíamos tenido una muerte en la abadía en 20 años y solo hoy hemos tenido 2, 3 si contamos desde hace 3 días. Estoy demasiado viejo para esto, las cargas que me pone encima mi señor son demasiado pesadas." El viejo monje parecía haber envejecido y estar muy afectado por la muerte de Edmundo "Sí, entiendo. La juventud y las maneras a veces no van de la mano. No he examinado el cadáver y las órdenes del abad es que nos reunamos todos en la iglesia así que me dirigía hacia allí. A simple vista parece que los motivos de la muerte son los mismos, asfixia, probablemente del mismo autor." El monje se dio un toque en la cabeza y se dirigió al lugar donde estaban desparramadas sus pócimas y tomó dos de ellas mientras se las mostraba y abría una de ellas por si quería olerla "Las hago yo mismo, son sencillas pero efectivas, leche de cabra, manzanilla, extracto de adormidera y algo de azucar, las dosis justas ya que la adormidera podría ser peligrosa. Abel nunca las tomaba, no dormía demasiado pero eso era bueno para su oficio, y en cuanto a Gugliemo" se le escapó una sonrisa tierna "dormía como un bendito, el nunca las necesitó porque su conciencia siempre estaba limpia. Vayámonos, podemos seguir camino de la iglesia"

El viejo monje abrió la puerta llevándose las pociones para los hermanos François y Rafael y de camino le contestó sobre Silas. El hermano Braulio entrecerró los ojos para recordar y entonces le dijo

"Silas era un novicio inteligente pero demasiado ambicioso. Quería progresar demasiado rápido y aunque no lo conseguimos probar creo que saboteaba al resto de novicios. Una noche se quedó dormido e hizo arder la biblioteca. No tenía enemigos, pero tampoco amigos, y por la reacción de los novicios les apenó más perder la biblioteca que perderlo a él. No quedó demasiado de él, cenizas y poco más, pero lo enterramos y seguimos los ritos así que debe estar ante el bello rostro de Ilmater, participando de su sabiduría"

Llegaron a la puerta de la iglesia y el hermano tocó la puerta y entró. Tras él la puerta se cerró, dejándolo fuera en la noche mientras los hermanos empezaban a cantar.

Erika y Malaquías cruzaron el claustro en la dirección donde los gritos habían sido escuchados mientras Karel acompañaba al hermano Braulio hasta la puerta de la iglesia. Del sur, Ordock y Phineas venían de haber inspeccionado las puertas de entrada y al ver a Erika se les vio visiblemente aliviados.

Volvían a estar juntos y tenían mucho de que hablar mientras los monjes cantaban en el interior de la iglesia para disipar sus miedos. El misterio de la abadía estaba a punto de ser resuelto.

Erika tiraba de Malakías casi corriendo escaleras abajo y luego ya en dirección a la cocina. Pero escuchó los cánticos procedentes del interior de la iglesia-¡Es que todo lo queréis arreglar cantando, rezando y con el tormento del látigo! -le medio gritó al monje- No me extraña que vayáis a desaparecer de la faz de la tierra. Está muy bien cantar, si a mí me encanta, pero es que ¡¡Os falta sangre!!

Se apresuró hacia las cocinas, con información que le quemaba en la lengua, aunque se detuvo de golpe al ver a sus amigos. Cambió de dirección y siempre con el hermano Malakías se reunió a ellos, cojeando, sonriendo, sudorosa y agitada.

-¡No os habéis ido a dormir! Si ya lo decía yo a Karel, imposible conciliar el sueño. ¿Qué ha sucedido en la cocina? ¡No me digáis que otro fallecido! ¡Otro asesinato! ¿Quién, quién? Oh, maldita sea! Ainsss, no quería maldecir. ¡Pero hablad, que parecéis espantapájaros sin lengua!

Phineas vio con desesperación cómo su compañero saltaba a lo desconocido, uno más que se ponía en riesgo y él no sabía a quien proteger. Afortunadamente Ordock regresó pronto y el mediano respiró aliviado; decidieron volver al claustro y mientras lo hacía vieron a Erika arrastrar a alguien dentro de la iglesia.

Phineas corrió velozmente y al grito de - ¡¡ERIKA!!! - abrazó a la sacerdotisa a la altura de las caderas, ya que más alto no llegaba, y casi la tira al piso con el impulso. Con el rostro aún pegado a su costado y las manos peligrosamente cerca de su trasero dijo - ¡¡Pensé que te había perdido!! No vuelvas a hacerme eso pequeña, no se que haría sin ti. - se separó y la miró a los ojos, en las mejillas del halfling podían verse un par de lágrimas pero su sonrisa era de las más alegres que la chica le había visto. 

Se separó de ella y tomó una de sus manos, y luego de unos instantes la soltó, su gesto se volvió serio al relatar lo acontecido - Yo te contaré lo que sabemos, el asesino parece ser el espíritu o el cadáver andante de Abel, su última víctima ha sido el Hermano Edmundo. No sabemos por que ha vuelto, pero Ordock y yo encontramos un hueco por el que podría ingresar al recinto incluso con el rastrillo cerrado. - miró al Paladín - no se que vio el grandullón pero asumo que nada importante porque volvió inmediatamente. ¿Que viste? - meneó la cabeza y volvió a Erika - Como sea, pensamos que estabas en peligro y fuimos a buscarte, pero ahora estas aquí y puedes contarnos lo que tu averiguaste.

- Lo que vi es preocupante. - Dijo el paladín. - Al pasar al otro lado de la muralla, observé a lo lejos la tumba del hermano Abel. Rápidamente me acerque y observé como alrededor del nicho había huellas de pisadas que iban en diferentes direcciones. - Hizo una pausa, suspiró y murmuró una breve oración santificándose a la manera que lo hacían los seguidores de Amataratsu y continuó para desvelar lo que acababa de descubrir. - La tumba había sido profanada. El cuerpo del hermano Abel no estaba donde debería. O bien podría ser... - Dudó un instante antes de afirmar lo que estaba a punto de afirmar. - Bien podría ser que el cadáver de Abel haya sido animado y sea el causante de las muertes. ¡Tenemos que dar con él y tenemos que hacerlo rápido! - Se llevó la mano al mentón y pensó unos instantes acerca del posible plan de acción a seguir. - Propongo ir a la biblioteca e investigar a fondo. Puede que el causante, sea Abel o sea otro, se escondan allí. Es el único lugar que no se frecuenta por nadie. Un buen escondite...

Al llegar a la iglesia, el hermano Braulio se introdujo al interior y yo quedé fuera viendo cómo se aproximaban los demás. Erika y Malaquías por un lado y Ordock y Phineas por el otro. Al parecer estábamos todos bien. Una vez juntos, Phineas cargó contra la entrepierna de Erika, efusivamente.

-"¡Uhmmm! Parece que todo va encajando. El cuerpo animado de Abel es quién ha matado a Gugliemo y Edmundo. Seguramente entró por el hueco que encontrásteis. Abel, seguramente se suicidaría por haber descubierto algo. ¿Alguno fue al scriptorium para ver en qué trabajaba? Creo que el responsable, que todavía no se ha mostrado, puede ser un novicio llamado Silas. Supuestamente murió hace veinte años calcinado en la biblioteca, pero no se recuperó su cuerpo. Al parecer era un muchacho hosco, que quería escalar posiciones rápidamente dentro de la abadía, pero no se llevaba bien con nadie y saboteaba a los demás novicios. A los demás monjes no les pesó demasiado su muerte. Deberíamos de ir a investigar la biblioteca, como bien dice Ordock. Es el único lugar de la abadía que no hemos mirado y donde podría esconderse alguien fuera de la vista de los monjes."

-¡Gracias, pequeñín! –Erika se agachó sonriente y devolvió el abrazo sentido del mediano. Lo apretujó con fuerza contra sí. Luego se puso en pie- Estoy como una rosa. Bueno, algo cansada, me duele un poco la pierna, pero nada. He corrido de aquí para allá. Jjajaja! –Miró con ojos muy abiertos a sus amigos y escuchó erizando las orejas, sorprendida de sus averiguaciones, suposiciones, deducciones y proyectos. Se llevó una mano a la boca.

-¡Oh! ¿El cadáver animado? ¿Silas? ¡Magia negra, lo que yo decía! –se giró hacia Karel, bajó la voz a un cuchicheo- Abel no se suicidó, lo asesinaron. Esa noche fue arrastrado fuera de su celda por los pasillos. Creo que descubrió algo durante su trabajo, en el scriptórium, o quizás en la biblioteca. Pero no se qué buscar ni donde, ¿habéis encontrado algo en el scriptórium? Abel era muy feliz en esos últimos días, y no se torturaba con el látigo, no era de esos –señaló, afligida- . Los monjes lo hacen, para aliviar sus pecados. Ajá. Bernardino tiene una fusta, claro que son varios los hermanos que usan de esa cosa obscena.

Se mordió los labios, inquieta- Qué sacrilegio, exhumar el cadáver y robarlo.  No se. El monasterio está consumido por las deudas, arruinado por completo, y Anselmo sufre en silencio tal desgracia sin que los demás monjes lo sepan.

Se rascó por enésima vez la cabellera, cada vez más despeinada.- Pues vamos a la biblioteca si os parece lo más aconsejable.

El mediano escuchó a sus compañeros, Bernardino les había dicho que el cuerpo de Silas había sido encontrado y que estaba enterrado, contrariamente a lo que le habían dicho a Karel. También difería el carácter del aspirante a copista según con quien hablaran, Bernardino no había dicho nada acerca de sus enfrentamientos con otros monjes. Ordock confirmaba que el cadáver no estaba en la tumba, y Erika que había sido asesinado y arrastrado por los pasillos... lo que explicaría las heridas como de latigazos en sus muslos y espalda. 

- El Hermano Bernardino dijo que el escritorio de Abel no ha sido recogido, por lo que podríamos ver en que estaba trabajando. -  bajó entonces la voz de forma que nadie más pudiera escucharlos - La información que tenemos acerca de Silas se contradice con la que has obtenido Karel ¿Quien ta la ha dado? uno de nuestros informantes miente e intenta alejarnos de la verdad con una pista falsa. Bernardino nos ha contado que Silas era orgulloso e imprudente, pero no ha mencionado conflictos con otros monjes y también nos dijo que el cuerpo había sido encontrado y reposaba en el camposanto. Si podemos de algún modo demostrar que Bernardino dice la verdad entonces quien te ha informado lo contrario es nuestro sospechoso, si no, lo es Bernardino.

Subió nuevamente el tono para que los demás escucharan. - Sugiero que vayamos al Scriptorium primero, está al lado de la biblioteca de todos modos, y veamos si lo que Abel hacía puede justificar su conversión en un cadáver andante. Si no encontramos nada vamos a la Biblioteca y habremos perdido unos minutos, si encontramos algo tendremos una mejor oportunidad de vencer al villano.

Hablando en voz baja, respondí a Phineas.

-"Todos con los que he hablado, entre los que se incluyen Bernardino y Anselmo, coinciden en que era un gran estudiante, sin amigos. Pero los hermanos Horacio y Braulio me comentaron que era un chico ambicioso. Así que hubo habladurías sobre que saboteaba los trabajos de los demás novicios... quería ser el mejor. Lo único que me han dicho que se recuperó de su cuerpo fueron sus cenizas y un hueso. Eso es lo que enterraron. También se que el único al que van los monjes a pedir penitencia es al abad o en su caso a Bernardino. Podíamos preguntarle si antes de morir alguno de los fallecidos le pidió confesarse. Aunque creo que casi todas las respuestas las encontraremos en la biblioteca y en la mesa de trabajo de Abel, en el scriotorium. También es raro el relato de los jóvenes que vieron a Edmundo ir a la cocina... supuestamente se tomó el brebaje que prepara Braulio para dormir y tendría que haber estado dormido. Sin embargo fue a la cocina, ¿por qué?"

El hermano Malaquías había permanecido en silencio mientras los investigadores se ponían al día, distante, como una figura embozada que quisiera confundirse con la noche. Carraspeó para atraer la atención de todos sobre él y les dijo

"Las historias sobre Silas han recorrido los pasillos de la abadía desde que entré y tomé los hábitos" paró un segundo para pensar como decirlo sin que sonara mal y al final suspiró y lo dijo de la manera más llana posible "fue el culpable que se quemara la biblioteca pero yo creo que fue un instrumento de nuestro señor para castigarnos por nuestro orgullo. No creo que se haya levantado de entre los muertos 20 años después, no tiene sentido, por quá ahora? En la abadía no ha pasado un mago o un clérigo negro" miró de soslayo a Erika antes de balbucear una disculpa apresurada "no me refería al color de piel, me refería a un clérigo maligno...ya me entiendes. No entiendo mucho de conjuros pero alzar a un muerto debe ser un conjuro complicado y nadie en la abadía tiene poder para realizarlo que yo sepa, así que, o alguno de los hermanos es más poderoso de lo que hace creer o por algún motivo nuestro señor ha decidido usar a quien sea como instrumento. Abel no era maligno, y ni muerto creo que fuera capaz de hacer algo maligno, por mucho que se lo ordenaran así que os ayudaré a encontrarlo. Era mi amigo y no dejaré que las causas de su muerte queden sin esclarecer"

Se detuvo un segundo y les dijo

"Sé donde está el escritorio de Abel. Alguna vez me ordenaban llevar papel o tinta al scriptorium y sé donde se sienta cada monje, si hay algo allí lo encontraremos. Donde creéis que debemos ir? a la biblioteca? al scriptorium? Nos dividimos? Yo no soy muy hábil en el combate pero si queréis ayudar a Abel yo os ayudaré a vosotros"

Phineas se acercó a Malaquías y palmeó su pierna - Opino como tu muchacho, si fuera Silas no haría esperado veinte años, vayamos al Scriptorium, preferiría que no nos dividieramos, después de todo quizá necesitemos de las habilidades de todos para analizar lo que haya en ese escritorio. - Dicho esto empezó a andar, ya fuera que todos terminaran en el Scriptorium o alguno fuera a la Biblioteca el camino era el mismo.

El joven Malaquías parecía un chico valiente y dispuesto a ayudar. Nos vendría bien su conocimiento del lugar.

-"Bien, vayamos hacia allí y resolvamos esto de una vez. Sea un muerto viviente, un espíritu o un monje asesino... va a saber lo que es un enano cabreado."

Miró con ojos sobresaltados a Karel. - La penitencia se ha cumplido...¿También estaba escrito eso en la cocina? Bernardino y Anselmo, uno de los dos puede ser responsable.¡O los dos! ¿Y por qué? Quizá sea aventurarse, sin pruebas contundentes. ¿Cuántas huellas de pies has visto, Ordock, en la tumba de Abel?

Observó a su alrededor, giró sobre sí misma y luego murmuró una plegaria a su diosa. - ¿De qué podían ser responsables los tres monjes asesinados? ¿Alguna relación con lo sucedido a Silas? ¿O con la muerte de Abel? ¿Y por qué Silas quemó la biblioteca? ¿Pudo encontrar lo mismo que veinte años después Abel?

Las preguntas daban pie a más preguntas. - Nos urge resolver este misterioso si no queremos enfrentar más desgracias. Hum. No pasa nada, Malakías, te entiendo. Un clérigo negro, uuhhuuu. No se ven apenas. No porque sean negros, claro -imitó su broma- Phineas tiene razón, no nos separemos, será menos peligroso. ¡Así se habla, enano majestuoso! ¡Andando camaradas! Amateratsu nos protegerá y bendecirá con su Luz en esta noche preñada de tinieblas.

Aunque no las tenía todas consigo. Espíritus y muertos vivientes...le recorrió un escalofrío a lo largo de la columna vertebral y sintió el sudor sobre su labio superior...