Partida Rol por web

Tierra Impía

Abadía de Montelegro

Cargando editor
05/12/2019, 11:28
Ordock Pae

Erika era una joven espontánea, muy dulce e inocente y eso era parte de su encanto. No obstante, en ocasiones sucedía, que no sabía comportarse como debiera. Esa era una de aquellas ocasiones. Se encontraban en un monasterio en el cual, sus monjes tenían férreas normas de conducta y según que comentarios o acciones, era mejor evitarlos. Para muestra, lo que acababa de suceder. Podía ser que fueran sosos, eso Ordock no podía negarlo, pero estaban en su casa, y habían sido invitados a su mesa como bien acababa de decir la sacerdotisa. 

Por eso mismo, Erika... - Le susurró entre dientes el paladín. - Estamos en su casa. Somos invitados. Trata de no seguir por ahí. ¿Vale?

El hombretón se puso en pie y fue junto a la joven arrodillándose frente a ella. Posó sus manos sobre los hombros de la misma y le miró a los ojos. 

Erika, ellos tienen sus costumbres. - Le dijo entonces. - No has hecho nada malo. Eso es verdad. De haberlo hecho, sin duda nos habrían expulsado de estos muros. Pero se sienten incómodos con los comentarios. Piensa que para ellos lo de Abel es reciente y sin duda les duele. Para ellos el suicidio es un pecado muy grande, tanto como para ti sería, por ejemplo no seguir la recomendación de Amateratsu de tener un cuerpo sano. - Le sonrió. - ¿Lo entiendes verdad?

Cargando editor
05/12/2019, 12:28
Karel Drûm

Me agencié tres panecillos, que hice cachos, y los sumergí en la sopa. El jarro de vino directamente me lo puse delante mía. Al cabo de un rato vinieron los demás. Había escuchado los comentarios de Erika, pero no les había hecho caso excepto cuando terminó diciendo que se cortaría las venas... seguido de la risotada de Phineas. Mi mirada a ambos fue dura.

-Esta chica no aprende, por Reorx. ¡Vaya una cabeza hueca!

Los monjes se levantaron y se fueron cantando hacia la iglesia. Parece que les habíamos ofendido.

-"Estaréis satisfechos..."

Malhumorado, seguí comiendo y, al igual que hizo Erika, me cogí varios platos más.

Cargando editor
05/12/2019, 12:29
Phineas Logbook

Phineas se sentía mal por los monjes, lo cierto era que le recordaban a la prima Genoveva en su celo y guay de quien se burlara de sus conocimientos sobre religiones. Aún recordaba el incidente con el tio Durek y su cancioncita de borrachos sobre Sharess, que incluía quizá demasiadas referencias a la lujuria y las partes de sus sacerdotisas y nada sobre la piedad de la diosa. La pobre Genonveva no había salido de su habitación por un mes, purificación por sus actos impíos, había dicho. Peor la había pasado Durek, estuvo meses sin cantar y comiendo papilla hasta que sus labios sanaron.

Como fuera, no quería que los monjes desaparecieran por un mes, así que tomó un poco de pan y tras rehogarlo en la sopa se lo comió. Con el estómago engañado siguió a los monjes, no conocía la letra de la canción, y tampoco podía cantar como el tio Durek, asi que se mantuvo en silencio y con la cabeza gacha. Empezaba a entender eso del sacrificio, sobre todo porque una gota de sopa en su camisa le recordaba el aroma de lo que se estaba perdiendo. Debía pedirle disculpas al Abad en nombre de sus compañeros.

Cargando editor
05/12/2019, 14:30
Erika de Gulles

-Ordock –la chica le puso las manos en las mejillas- claro que lo entiendo. No soy una idiota. Pero no sabía que iban a reaccionar así. Tan a la tremenda. Mira esta comida –señaló hacia la mesa- ¿acaso no es un pecado grande también dejarla a medias, que se enfríe, con el trabajo que les debió llevar a los cocineros su elaboración? –alzó la vista a sus otros amigos-No estoy satisfecha, Karel, no, no.  Ya me he disculpadoooooo. El suicidio siempre es un pecado horroroso, y más que eso, trágico. Una desgracia enorme. Lo mío fue una broma en el sitio inoportuno. No te preocupes, paladín, procuraré tener la boca cerrada.

Cogió la cuchara- Menos para comer, já.

Regresó al plato llenísimo y a los panes, mientras el mediano se iba correteando tras los hermanos monjes. Reflexionó sobre algo- Y otra cosa, mariposa. ¿cómo puede decir el hermano Bernardino que no tenía motivos? ¡Claro que los tenía! Si no, no se tira, que saltooooo, fiuuuu. En fin. Tampoco es nuestro asunto. Llenamos la barriga y nos vamos cuando recuperemos fuerzas. Pero es que me sabe fatal esa muerte. Yo creo que sí deben sospechar motivos, sin embargo, ¡no se lo van a contar a extraños! Por supuesto. Venga, come, que está buenísima.

Cargando editor
05/12/2019, 16:01
Ordock Pae

Evidentemente, sus motivos tendría, Erika... - Le dijo el paladín luciendo la mejor de sus sonrisas. - Creo que a todos nos apena lo que le ha sucedido al tal Abel, pero es cierto que por mucho que le demos vueltas, no vamos a devolverle a la vida. - Suspiró. - Lo mejor que podemos hacer es acabar de cenar y ir a descansar. Ya hemos causado... - Le guiñó un ojo a la sacerdotisa. - ...y lo digo en plural, suficientes malestares a los monjes. Mañana partiremos cuando estemos listos y seguiremos nuestro camino. - Se llevó un trozo de pan a la boca y se sentó junto a la mujer.

Cargando editor
05/12/2019, 22:40
Director

Phineas decidió seguir a los monjes en su pequeña peregrinación hacia la iglesia mientras que el resto del grupo se quedaba a rebañar el plato de los monjes. Era una pena dejar que se desperdiciase la comida y de ese modo le darían menos trabajo al hermano que se tuviera que ocupar de limpiar la vajilla.

Cargando editor
05/12/2019, 22:43
Director

No solo los monjes se habían marchado sino que también había salido tras ellos Phineas y eso podía ser o muy bueno o muy malo. Normalmente era muy malo ya que su curiosidad y la extraña curiosidad de que las cosas cambiaran de sitio mientras estaba cerca, concretamente del sitio que estuvieran a sus bolsillos, le hacían propenso a granjearse problemas con las personas que sufrían del "préstamo no voluntario". Los enviados de Amateratsu y el enano se agenciaron de parte de la comida que sobraba mientras hablaban de lo sucedido, Erika disculpándose a su manera, Ordock tratando de consolarla y quitándole importancia a la cuestión y Karel refunfuñando a cerca del poco seso que demostraba la clériga con asiduidad.

Al volcar los platos de sopa en los suyos y al coger el vino que estaban bebiendo los monjes se dieron cuenta que la comida no era la misma. La apariencia era la misma, sopa y vino, pero la sopa de los monjes estaba sosa, sin especia alguna que realzara el sabor, y el vino estaba mucho más aguado que el que habían recibido ellos. Aun así se llenaron la barriga, sabiendo las dificultades que habían tenido en el camino últimamente y teniendo por seguro que al día siguiente estas volverían a empezar.

Las voces armoniosas de los monjes se oía desde el refectorio con claridad. La verdad es que sus cantos no tenían nada que envidiar a los que podían escuchar en los templos de Amateratsu aunque la temática de los cantos era más severa: el mal en el mundo, el sufrimiento, la mano bondadosa que aliviaba las penas. Por lo menos no escuchaban gritos ni quejas, así que Phineas no parecía estar haciendo nada escandaloso o pecaminoso para tan susceptibles anfitriones.

20 minutos después de que se iniciaran los cánticos dieron por concluida la cena y se dirigieron a sus celdas hablando entre ellos. Al llegar vieron que las puertas de las celdas de Erika y Ordock estaban abiertas de par en par mientras que las de Phineas y Karel estaban entre abiertas. Del interior de la cierra de Ordock venía una voz cadenciosa de un hombre que estaba cantando una cancioncilla infantil.

Cargando editor
05/12/2019, 23:07
Hermano Gugliemo

Se acercaron en silencio a la habitación maldiciendo no tener más armas que la daga escondida de Karel porque estaba claro que un ladrón habitaba la abadía. En medio de la habitación y rodeado del odre de agua de Erika, el libro de memorias de Phineas, una de las hachas arrojadizas de Karel, mientras tenía en las manos una de las piezas de la armadura de Ordock, concretamente la coquilla, que se la iba poniendo de tanto en tanto en la cabeza como si dudara de si esa pieza era parte de la armadura o era algún tipo de sombrero. El monje daba pequeñas palmaditas de excitación mientras cantaba en tono infantil

"Gugliemo encontró un tesoro debajo del mar, allí se encontró un gorro de capitán. Gugliemo al bosque se fue a explorar, y un hacha de leñador se fue a llevar. Un libro muy grande, con dibujos para mirar, y un odre de agua para de sed no palmar. Gugliemo encontró, todos sus tesoros, brillantes y bonitos como si fuera oro... Gugliemo es listo, Gugliemo... Gugliemo"

Las palabras iban acompañadas de palmadas y de golpes en su cabeza para acompañar su melodía. Parecía un niño grande aunque, a pesar de su joroba y su deformidad, era poderoso físicamente y la escena podría haber sido tierna si no fuera porque aquel monje les estaba robando sus cosas.

Cargando editor
05/12/2019, 23:23
Abad Anselmo

Phineas acabó su comida y siguió a la procesión a la distancia mientras esta se internaba en la iglesia entre cánticos de alabanza a Ilmater. La estructura de la iglesia era cavernosa, con techos altos y arqueados repletos de pinturas de temática religiosa con temáticas como el sacrificio, la abnegación y el alivio del sufrimiento. La iluminación se componía de cientos de velas alrededor de la iglesia que le daba un aspecto dorado un tanto inquietante, sobre todo por las sombras que se proyectaban de las estatuas de santos que poblaban los nichos de las paredes, y el ambiente se notaba cargado por el intenso olor a incienso flotando en el aire.

Los monjes ocupaban las dos primeras hileras de bancos, dejando vacías 10 filas. Sus voces eran magníficas y solemnes, casi mágicas, de esas que solo puedes sentarte a disfrutar aunque lo que canten no fuera demasiado interesante. Las voces se mezclaban en armonías que nunca había oído y durante 25 minutos siguieron cantando a su señor con el corazón. La última nota lo despertó de su ensueño mientras los monjes volvían a recorrer el pasillo de la iglesia y reparaban en su presencia. Esperaba encontrar rechazo en sus ojos pero solo encontró agradecimiento por compartir con ellos el servicio, todos menos uno de ellos, bajo y con aspecto que recordaba una rata que salió corriendo mientras musitaba entre dientes

"Gugliemo... le arrancaré la piel de la espalda a latigazos...."

Los monjes fueron pasando a su lado hasta que llegó el abad y se detuvo a su lado con una sonrisa mientras le decía

"Hermano Phineas, espero que tus compañeros y tu hayáis disfrutado la cena. No tenemos mucho pero os hemos dado lo poco que tenemos. Gracias por compartir con nosotros el servicio. Sé que nuestras creencias pueden resultar extrañas o poco atractivas para la gente de fuera pero para nosotros lo son todo. Por favor, cuando vayas al encuentro de la hermana Erika diles de parte de la congregación que todo pecado de obra u omisión está perdonado"

Cargando editor
06/12/2019, 08:42
Ordock Pae

¿Gugliemo verdad? - Preguntó Ordock nada más asomar la cabeza al interior de la que debía ser su celda. - Soy Ordock Pae, encantado de conocerte. - Le ofreció la mano para estrechársela. - Creo que esos tesoros que has encontrado son de alguien, amigo. ¿No lo crees? - Le preguntó con voz tranquila y armoniosa, no deseaba enfadar a aquel tipo, pero tampoco iba a dejar que les robase. - Podríamos preguntarle al padre Anselmo si te puedes quedar con las cosas o no. Puede que él sepa de quién son. ¿Qué te parece?

- Tiradas (1)

Motivo: Carisma

Tirada: 1d20

Dificultad: 15-

Resultado: 19 (Fracaso) [19]

Notas de juego

Vaya por Dios!!! Una característica alta que tengo y la lío parda a la primera XD.

Cargando editor
06/12/2019, 08:56
Erika de Gulles

Erika se rascó la nariz. Qué raro, se dijo. Esta otra sopa está fatal. ¿Esta gente incluso no disfruta del pequeño placer de la comida? Qué detallazo ofrecernos lo mejor que tienen. Meneó la cabeza en signo de negación. No me gusta esta forma de encarar la vida. Dirán lo que quieran, pero dan ganas de suicidarse. Bueno, al menos de largarse de aquí. Se guardó mucho esta vez de dar voz a sus pensamientos en esta ocasión.

Con la barriguita llena regresaron a sus dormitorios- Y mañana qué, ¿hacia dónde nos dirigiremos? Yo me quedaría unos días aquí, sabéis. Si nos dejan. Un descanso, un reposo, no irá bien. Al menos a mí, aquí puedo rezar en calma, rodeada de naturaleza y de la belleza salvaje de las montañas nevadas. Tú también, Ordock.

Y canturreando alegre junto a sus compañeros, se encontró con una escena insospechada.-¡Anda! ¿Y esto? Já. Tenemos una ratilla entre los monjes –dijo, divertida.

Abrió mucho los ojos observando al monje deforme, el mismo en el que se fijó durante la cena. Escuchó su tonada improvisada. Erika miró a sus amigos- Oyes, no vayáis a soltarle una bofetada. Pobre. –Entonces el paladín intervino con su habitual labia y cortesía. Arrugó la nariz, no se yo, no se yo…

Ni corta ni perezosa, sonriendo alegre, entró en la celda, imitando al hombre con sus palmaditas.

-El hada del viento a Gugliemo buscó, y en las montañas azules lo encontró. Maravillada los tesoros admiró, y cantando a Gugliemo se acercó. Hermosos y bonitos, Gugliemo tiene un gusto exquisito. Por cada tesoro que me das, un beso del hada en la frente recibirás.

 

- Tiradas (1)

Motivo: carisma/cantando...

Tirada: 1d20

Dificultad: 14+

Resultado: 14 (Exito) [14]

Notas de juego

No se si es necesario carisma, pero mola lanzar dados XD

Cargando editor
06/12/2019, 11:05
Phineas Logbook

Phineas le sonrió tímidamente a todos los hermanos y los saludó con una inclinación de cabeza, amplió la sonrisa cuando vio al Abad y en ese momento su estómago respondió por él, recordándole que, o bien se apresuraba a comer un poco de pan y sopa fría, o bien regresaba a la tradición del segundo desayuno. - Oh no Abad Anselmo, no podía comer adecuadamente sin pediros disculpas por nuestro comportamiento irrespetuoso, pero no os preocupéis que ya me encargaré de pedirle disculpas a mi cuerpo con un poco de pan. - palmeó la pierna del abad, dado que su altura no le permitía otra cosa. - le haré saber a Erika que está libre de pecado ante Ilmater... - sonrió de forma traviesa - y espero que hayáis rezado a futuro, porque la niña tiene buenas intenciones pero su conexión con la realidad y sus filtros de decoro han resultado dañados en lgún punto de su vida. No me malinterpretéis, es una excelente compañía de viaje y una buena amiga, pero mucho me temo que vuestras normas deben ser las más estrictas con las que se ha enfrentado. - hablaba mientras caminaba al lado del abad, y cuando parecía que el buen hermano Anselmo podría meter bocado la voz de Phineas volvía a llenar los espacios de silencio como si nunca hubiera parado - Hermosas voces las de vuestros hermanos, realmente hermosas, por cierto ¿arrancar la piel de la espalda de un tal Guigliemo a latigazos es parte de las penitencias? si no lo es mucho me temo que uno de vuestros monjes tendrá que hacer mucha penitencia tras hacer sufrir innecesariamente a otro ser vivo. No se... me parece demasiado sufrimiento... - dijo con un escalofrío mientras imaginaba el látigo arrancando costurones de piel de una espalda extrañamente pequeña para ser la de un monje humano.

Cargando editor
06/12/2019, 11:50
Karel Drûm

Después de satisfacer mi apetito, nos dirijimos los tres a nuestras celdas. Ya hablaría por la mañana con Erika y ese granujilla de Phineas. Mientras íbamos andando notaba cómo, con el movimiento al andar, los siete platos de sopa se iban moviendo en mi estómago. Erika comentó la idea de quedarnos unos días más en la abadía.

-"No se dónde iremos niña, pero no me importaría quedarme una temporada aquí hasta que pase el frío. Pero después de lo sucedido, no creo que el abad nos lo permita."

Miré con pesar a Erika y seguimos avanzando.

Al llegar a las celdas, algo curioso vimos. El feo monje chepudo estaba en la celda de Ordock con varias de nuestras cosas. Ya le había visto en el comedor. Al ver mi hacha en sus manos se me encendió la cara, llegando a un color morado. Me estaba robando un desdichado monje y en mi propia cara. Instintivamente fui a cojer la daga de mi bota, pero Ordeck y Erika se adelantaron para hablar con él. Frené y esperé para ver los resultados de estos dos charlatanes. Como no lograran que me devolviera mi hacha, me daba igual que fuera corto de mente, entraría con toda mi furia para arrebatársela. Y eso que no era pequeño el monje dromedario.

Cargando editor
06/12/2019, 17:13
Hermano Gugliemo

Gugliemo dio un salto del suelo y empezó a mirar en todas direcciones intentando escapar y dejando desparramados sus nuevos tesoros por el suelo. Soltó la coquilla de Ordock que rebotó sonoramente en el suelo mientras el hombre empezaba a temblar. Su rostro estaba pálido y su labio tembloroso y toda felicidad que pudiera tener se veía sustituida por una expresión de terror. Ordock se acercó intentando que el jorobado se  calmara pero su imponente aspecto habló mucho más fuerte que todas sus palabras, a excepción de la mención del abad que hizo que el hombre saltara y empezará a gritar

"NOOOOOOOOOO, NO ME PEGUES.... NOOOOOO, GUGLIEMO LO ENCONTRÓ., GUGLIEMO ES BUENO...GUGLIEMO ES BUENO!!"

El monje se escondió debajo de la cama mientras seguía con su cantinela

"GUGLIEMO LO ENCONTRO. GUGLIEMO, POBRE POBRE GUGLIEMO. EL GIGANTE NEGRO LE PEGA, EL GIGANTE NEGRO ES MALO..."

La situación era ridícula, ya que el cuerpo de Gugliemo sobresalía de la estrecha cama, y la situación parecía que no tenía solución hasta que Erika empezó a cantar. Gugliemo la miró con curiosidad desde debajo de la cama y empezó a acompañar las palmadas de Erika con timidez. Tal fue la dulzura del canto de la clériga que el monje acabó saliendo de debajo de la cama y acompañó con más entusiasmo la bonita canción que estaba inventándose, sonriendo y volviendo a mostrar esa expresión de felicidad infantil que mostraba justo antes de que entraran los aventureros en su cuarto.

Todo parecía que se iba a desarrollar bien y que iban a conseguir tratar con Gugliemo cuando una voz estridente empezó a resonar por el pasillo, y acercándose a toda velocidad.

Cargando editor
06/12/2019, 18:37
Hermano Edmundo

De pronto, un monje bajito y con rasgos ratonescos entró como un rayo en la celda. Los labios estaban fruncidos en una mueca de enfado y decepción y nada más verlo Gugliemo palideció.

"GUGLIEMO!!" le gritó agarrando al jorobado de la oreja "Malo!, eres muy malo, Gugliemo! ¡Ya sabía que te encontraría aquí!"

El jorobado aulló de dolor aunque parecía difícil de creer que un hombre tan bajito pudiera estar haciéndole tanto daño.

"Devuelve ahora mismo lo que hayas cogido!, Todo, lo entiendes?" Ordenó el monje bajito mirándole con mucha severidad.

El pobre diablo empujo los objetos del suelo hacia el grupo sin mirarles a la cara mientras gruñía entre dientes "Gugliemo malo!" comenzando a golpearse la cabeza con insistencia contra el suelo.

El monje que acababa de entrar juntó las manos en su regazo mientras les decía

"Humildemente os pido perdón por este incidente desafortunado. Soy el hermano Edmundo, el copista, y este es el hermano Gugliemo"

"Gugliemo, Gugliemo!" repitió el jorobado con pesar

"Silencio! Os pido disculpas por el inaceptable comportamiento de mi hermano. El pobre es muy corto de mollera pero no tiene mala intención. Os pido de corazón que le perdonéis, porque no ha querido haceros mal alguno..."

"Lo siento... Gugliemo, lo siente...." sollozó el grandullón arrodillándose en el suelo ante Ordock y comenzándole a besarle los pies "No se lo digáis a Bernardino!" imploró "Gugliemo no lo volverá a hacer, lo prometo!"

El hermano Edmundo volvió a cogerle de la oreja y le obligó a levantarse mientras os decía

"Os ruego que no deis cuenta de este desgraciado incidente al hermano Bernardino o al abad Anselmo. Yo le inculcaré la disciplina necesario sin que mis dignos superiores tengan que preocuparse de estos temas menores. Que decís a ello, hermanos?"

 

Cargando editor
06/12/2019, 18:51
Abad Anselmo

El abad sonrió de forma sincera ante el comentario sobre Erika y asintió antes de decirle

"Maese Halfling, esos son pecados de juventud. Todos fuimos jóvenes en algún momento de nuestra vida y dijimos algo que no debimos decir en algún momento. El bien se puede notar con ella sin necesidad de lanzar un conjuro, el tiempo y los caminos le enseñaran más que mil maestros porque" dijo bajando la voz en tono confidente pero divertido "no nací entre estos muros y corrí mundo antes de ser destinado aquí, pero claro, eso fue hace mucho tiempo y mi brazo ya no podría levantar el martillo" dijo encogiéndose de hombros y volviendo al tono más formal "Ya sé que nuestra fe os puede resultar extraña pero en este momento necesitamos de una férrea disciplina para evitar que el resto de hermanos caigan en la tristeza que se ha sumido la abadía tras la muerte del hermano Abel. Cantamos más, rezamos más y mientras los monjes trabajan no piensan en lo que ha pasado. El trabajo duro y el tiempo lo curan casi todo"

Entonces pasó un monje a la carrera hablando de azotar a Gugliemo y el abad suspiró pesaroso

"El hermano Edmundo" dijo señalando al hombre bajito de aspecto de ratón que se estaba marchando a toda velocidad, para ser un monje de patas cortas, en dirección al cuarto de los novicios "tiene como misión intentar encauzar al hermano Gugliemo. Gugliemo es bastante corto de mollera y tiene como afición el robar pequeños objetos y se debe haber escabullido durante la celebración. Probablemente esté en vuestras habitaciones pero por si acaso acudiré a la suya para obligarle a devolveros lo que os haya podido quitar. Por favor, decid a vuestros amigos que Gugliemo no tiene mal corazón, solo es curioso y siempre roba las cosas menos valiosas, aunque de todos modos todo se os devolverá. No le hagáis daño, su cabeza no le da para distinguir entre el mal y el bien y a pesar de su tamaño es completamente inofensivo"

Cargando editor
06/12/2019, 20:55
Ordock Pae

- No creo que haya que castigar de forma severa al hermano Gugliemo. - Intervino entonces el paladín. - No veo maldad en sus actos y créeme cuando te digo que en esos asuntos... - Sonrió. - ...no suelo equivocarme.

Ordock se agachó y recogió su coquilla del suelo. Se acercó entonces al pobre hermano deforme y de la acercó. Cuando Gugliemo fijó su vista sobre la misma se la dejó coger. 

No es un sombrero, sirve para... - Miró a sus compañeros con una sonrisa. - Dejémoslo en que no es un sombrero. ¿Vale? 

Entonces se giró hacia el hermano Edmundo.

No le diremos nada a nadie de lo sucedido. - Le confirmó. - Pero tampoco habrá castigo, para la curiosidad del hermano Gugliemo. Ya ha entendido que no debe andar cotilleando las cosas de los otros. ¿Verdad? - Le preguntó entonces al ladronzuelo.

 

Cargando editor
07/12/2019, 12:09
Erika de Gulles

Erika se sintió muy afectada por el trato del hermano Edmundo hacia el tullido. Y porque además interrumpió su cancioncilla. Se puso seria mirándole con aprensión, escuchando lo que tenía que decir, y asintiendo con la cabeza a las palabras del paladín. Claro estaba que Edmundo conocía de sobras a Gugliemo, y ellos tres no tenían idea del comportamiento de este último, pero no justificaba el maltrato y los gritos.

Aunque le pareció que Gugliemo exageraba un poco con el dolor. Erika arrugó la nariz, el pobre estaría acostumbrado a recibir.

-¡Eso! No habrá castigos para él –apoyó a Ordock. La clérigo, enfada, le puso un dedo delante de la cara a Edmundo- Estas no son maneras, hermano Edmundo. ¿La clemencia y la humanidad no se hallan entre vuestros preceptos? Debemos proteger al débil y al desvalido. Bastante tiene con lo suyo.

Abrazó por los hombros al desfigurado jorobado.-No ha sido nada, Gugliemo, estás perdonado –le dio un par de besos prometidos en la frente- Aunque debes aprender a distinguir entre tesoros y propiedades ajenas. –Erika paseó la mirada hasta Karel, le hizo señas de que calmase, bastaba verle la cara de furia para témese lo peor. Se dirigió a Edmundo-  Nada de castigos, te lo ruego. Ahora se quedará con nosotros mientras se tranquiliza él, y a ti se te pasa la ofuscación y las ganas de atizarle.

Cargando editor
07/12/2019, 15:41
Phineas Logbook

Phineas asintió ante lo que el abad le confesó acerca de su vida, por su rostro se adivinaba que había sido un hombre de infinitas aventuras, una imagen extraña vino a su mente donde un joven abad de cabellera negra bebía de una extraña copa triangular una bebida transparente con una aceituna... a su alrededor había no menos de seis mujeres, cada una mas bella y peligrosa que la anterior.

Corrió cuando Anselmo le pidió que intercediera por Gugliemo asintió y salió corriendo, casi sin aliento llego a tiempo de ver como Erika abrazaba al jorobado y lo reconvenía amablemente. También notó el rostro a punto de estallar del hermano Edmundo, suponía que era un hombre poco habituado a que le quitaran el trabajo y que intentaran hacerlo de otra forma.

Apoyó una mano en la espalda del tal Edmundo y con una sonrisa le dijo - Vamos hermano, entiendo vuestro celo, pero si los damnificados prefieren el perdón y no se ha hecho daño alguno creo que podemos dejarlo así por hoy. ¿Acaso se ha perdido algo invaluable? Quizá la lección que no entra por la fuerza pueda llegar de otra manera al hermano Gugliemo, o quizá no haya forma de que lo entienda y es vuestro sacrificio aceptarlo tal cual es. - mientras le hablaba lo iba alejando poco a poco del grupo, quiza de esa forma el jorobado se calmara un poco y el ratón dirigiera su justa furia vengadora en otra dirección.

Cargando editor
07/12/2019, 20:42
Karel Drûm

Cuando Edmundo llegó y riñó a Gugliemo, aproveché para entrar y coger mi hacha. El tullido seguía muy nervioso y la presencia del otro monje no hacía que se calmara. Llegó Phineas e intentó sacarlo de la celda, mientras Erika intentaba calmar a Gugliemo. Tenía interés en saber a qué dedicaría su tiempo este deforme monje en la abadía.

-"Traquilízate muchacho, no te va a pasar nada. Nadie te va a regañar. Pero no debes de coger nada de nuestras cosas."

Miré al otro monje, para ver si estaba algo alejado. No quería que estuviera cerca.

-"Dime Gugliemo, ¿qué es lo que sueles hacer en la abadía? ¿Ayudas en alguna tarea?"

Suavicé el tono de mi voz, como si hablara con un niño pequeño.