Partida Rol por web

La gente se arremolinaba alrededor del escenario de combate, casi todos habían escuchado las peripecias de ambas guerreras 

que habían dejado K.O A su rival en tan solo un golpe en el pasado combate, por lo que la expectación en la gran final estaba por todo lo alto.

Como pasó en el anterior, uno de los SeeDs encargados de supervisar el combate, se acercó a saludar a ambas contrincantes que estaban listas para el combate. Esperando que todo estuviera listo para dar el pistoletazo de salida al combate.

Como en el anterior combate, se acercó dando saltos y sonriente, muy animada y pidiendo con sus brazos en alto los ánimos de todo el mundo, pero de repente, se enderezó dio un paso dentro de lo que sería el tablado de combate y su rostro se volvió serio y sus gestos gracias y tranquilos. Se acercó a su rival y le ofreció su mano a modo de cortesía, suavizando solo unas décima de segundo su rostro. Luego solo quedó colocarse en su sitio, pisando firme el suelo con sus pies y manos desnudos. Cogió y soltó rítmicamente el aire antes de adoptar su pose de batalla, preparada para lanzarse como una bala contra su nueva rival.

Una luchadora. Pensó Leeana cuando vió los movimientos del rival. Tenía que andarse con ojo si no quería llevarse una ristra de puñetazos en la cara.

Avanzo con pasos pesados. La enorme espada que llevaba a la espalda, imposible de blandir para nadie más que ella, sobresalía sobre sus robustos hombros. La chica sonreía, aceptando de buena gana la mano de su rival, y susurrando un "Buena suerte" antes de echarse dos pasos hacía atrás, desenvainar y colocarse en pose de combate. En breves segundos daría comienzo el combate de la final.

Ni siquiera sabía que premio darían al ganador, pero tampoco le importaba, era competitiva y siempre le gustaba disfrutar de una buena pelea. Y si ganaba mejor, claro.

La jueza dio unos pasos hacia adelante, con el pañuelo en la mano. Estiró el brazo y lo dejó caer. El pañuelo cayó lentamente y, en el momento en que tocó el suelo, Leeana reaccionó con rápidez. Sabía que su rival no evitaría el combate cuerpo a cuerpo, y quizás le sorprendió que una mujer tan grande se moviera tan rápido. La espada silbó por el aire cuando Leeana lanzó su ataque lateral.

En cuando el pañuelo rozó el suelo, no hubo que decide nada, aquel espadón se avalanzó sobre ella, pero era algo esperado, cambiando la posición de sus pies al instante, rotó sin miedo dejando que aquel enorme filo cubriera su movimiento. No tardó en lanzar dos golpes simultáneos, uno con el dorso de su mano, y el otro con su puño izquierdo bien firme y dispuesto a acertar el costillar rival.

Pero su ataque no fue cubierto, lejos de ello, su rival incluso estaba a una distancia prudencial, y sus golpes solo se perdieron en el aire. No importaba lo pesada que fuera ese arma, claramente la sabía utilizar, y debería estar muy atenta si no quería caer en un suspiro.

Su duda se volvía firmeza, dudaba de lo lejana que había estado de golpearla, y confirmaba que ese combate iba a ser mucho más complicado.

Lo sabía - pensó Leeana cuando vio que usaba los puños para golpear. Una luchadora. Y muy rápida. Habia esquivado su ataque con facilidad y habia lanzado un rápido contragolpe.

Suerte que habia sido por el lado bueno de Leeana, el que siempre protegía. Si se daba cuenta de que el malo era el otro, estaba perdida. Con un rápido giro, apoyó el peso en la puntera de su pie, y la espada volvió a hacer un circulo dirigido a sus piernas. Si golpeaba tan rápidamente lo más importante era intentar que no pudiera moverse demasiado.

Esta vez sí, el filo de su hoja encontró carne, y se hundió en la zona de su muslo. La herida comenzó a manar sangre. Rapidamente, Leeana trató de sacar la espada de la pierna para protegerse del ataque que se le venía encima, tenía que hacerlo lo más deprisa posible...
 

Ese tajo circular, no era el de un novato sin duda, el corte en la pierna no fue pequeño, fue a retirar el espadón a la vez que lanzaba su primer impacto con el puño izquierdo, justo para evitarlo, lo que no intuyó era que le daban igual pies o manos, siguiendo el filo que le acababa de herir lanzó un rodillazo con la pierna herida, para que viera que aunque fuera un tajo doloroso, no por ello iba a dejar de utilizar lo que estuviera a su alcance.

El golpe no era tan fuerte como el de su rival, y la herida escocía desde un inicio, pero esperaba que su rodillazo demostrara que no se iba a a dejar ganar.

Chidori, que asi se llamaba, no pareció amedrentarse por el tajo, y mucho más que eso, lanzó un nuevo ataque. Leeana esperaba un puñetazo, que esquivó. Lo que no esperaba que la chica girara sobre si misma para lanzar la rodilla herida sobre ella.

La pierna impactó con fuerza en el abdomen haciendo que la soldado tuviera que escupir algo de sangre al suelo. Con un sonrisa se dedicó un segundo para quitarse los restos de sangre que quedaban bajo su labio.

- Si habias llegado hasta la final no podías ser tan débil para dejarte amedrentar de un tajo.

Sonrió alegre, ciertamente excitada por el combate. Y se preparó para atacar de nuevo. Había comprobado el daño que hacian sus golpes y sabia que aun podia aguantar un par más antes de acabar en el suelo. Asi que, sin cuidar demasiado la defensa, trató de herirla de nuevo, esta vez en uno de los brazos.

Pero la chica era realmente rápida y saltó a un lado esquivandolo. Leeana trató de agacharse, para evitar una nueva embestida.

Maldita sea - se maldijo. - Concéntrate.

A por el brazo eh, fue previsible en esa ocasión, buscaba incapacitarle para utilizar su propio cuerpo en el combate, ciertamente fue inteligente, pero pensó demasiado, aquellos ataques repentinos eran más temibles, y su pierna daba cuenta de ello, pudo ver como se agachaba para evitar otro envite.

Pero saltar no era lo único que podía hacer, sin dejarle escapar rotó sobre si misma propinándole un talonaza en plena cabeza, y por si aquel cruel golpe no fuera suficiente siguió una segunda patada bastante dura. El taewkondo era lo que tenía, quien miraba sus puños olvidaba que su mayor arma eran sus piernas. Por ello le apareció inteligente el primer impacto.

¡Pam!

¡Chof!

Leeana recibio dos golpes. Uno vertical y otro desde abajo. Casi no sabia de donde habian venido. La chica que tenia enfrente era bastante fuerte y soltaba golpes rápidamente y sin descanso. Leeana trató de sobreponerse al dolor y trató de responder con un movimiento vertical, desde abajo arriba. Pero no la sangre caía desde la herida en su cabeza por delante de los ojos y el tajo no hizo más que cortar un trozo del vestido de Chidori.

Ese corte pasó cerca, casi podría asegurar Chidori que recortó un fragmento de su cinturón, estiró el cuerpo para evitarlo, dando un paso atrás, recogiendo su cuerpo sobre la pierna sana, con intención de soltar dos rápidos golpes más.

El primero se dirigió a su pierna, aunque la tensión del momento no le permitió percatarse si había golpeado a la chica o a su ropa, en cuanto al segundo golpe, quiso golpearla en el torso, pero esta vez fue ella quien fue suficiente hábil para esquivar una patada que pretendía desestabilizarla.

Leeana no solo no consiguió herir a su rival sino que, además, recibió un golpe en respuesta.

Maldita sea, qué me esta pasando. ¿Es acaso tan rápida?

Decidió cambiar de estrategia. La chica estaba usando la fuerza de sus tajos para, después de esquivar el ataque contraatacar con rapidez.

Asi que trató de engañarla. Lanzó un tajo y, en el último momento, giró la muñeca. Esto solamente podía hacerlo Leeana, cualquier otra persona no podría manejar aquel enorme arma con tanta soltura. El filo, que iba horizontal, se puso vertical, y la fuerza aplicada por el brazo de la soldado hizo que la trayectoria variara 90 grados cortado hacia arriba. El filo encontró esta vez si, el brazo de la chica, y por poco estuvo a punto de cortar fuertemente... a saber la que podía haber organizado.

¿No era un combate de entrenamiento?