Partida Rol por web

En la tercera jornada los contendientes armados se han dado cita con sus respectivas monturas en el campo de juego. Ven que han dispuesto una argolla sujeta de una cinta colocada a cierta altura, pendiendo dicha argolla en el aire. Una gran pista vacía de arena está preparada para la galopada que cada uno de vosotros ha de dar, lanza en mano, y sobre un caballo. Habréis de ensartar la lanza al galope a través de la argolla. Y tal cosa no es nada fácil de hacer.

Por fin llegaba el momento de ponerse sobre un caballo. Montado en su enorme alazán de color negro saludó al publico y a las autoridades con la lanza mientras se bajaba la visera.

Espoleó el caballó y por tres veces cargó lanza en ristre contra el esquivo objetivo. En cada pasada afinó su puntería hasta lograr ya en la última cazar la sortija con un movimiento de gran elegancia.

Contento con su desempeño saludó a su contrincante y le cedió el turno.

Nervio cabeceaba y arañaba con sus poderosos cascos delanteros la tierra de la zona donde iba a tener lugar la tercera prueba. Los espectadores, nobles y plebeyos, la observaban, expectantes, aguardando al inicio de su cabalgada. De nuevo su rival era Algyder, al que saludó minutos antes, de forma cortés, aunque un tanto seca.

Morgana se sentía satisfecha con sus resultados hasta el momento presente, mucho mejores de lo esperado. Su yelmo solo dejaba entrever una mirada lúcida, determinada, salvaje, misteriosa y un punto arrogante.

Sonreía.

-Rigcard, mi lanza.

El escudero no tardó en entregársela. Morgana fijó la mirada en la argolla, mientras trataba de dominar a un inquieto Nervio, extrañamente intranquilo, algo impropio de su caballo, acostumbrado a los peores lances de las batallas. Se afianzó en su montura, sujetó con firmeza riendas y lanza, y espoleó a Nervio. Este alzó las patas delanteras, relinchó, y saltó hacia delante iniciando una carrera demasiado veloz para el gusto y objetivo de Morgana.

El azar tenía sin lugar a dudas un sentido del humor de lo más curioso e inesperado... 

-De nuevo ese caballero mi señora.- Oyó murmurar a su diestra, el escudero hizo un ademán en dirección a la pista y fue entonces cuando Alliranthe, a su pesar ciertamente, descubrió quien sería su próximo oponente en aquel reto acordado. Por tercera vez Sir Olaf Wolfant hizo acto de presencia en la arena.

-...- Exhaló el aire con un suspiro lánguido y sonoro, no le importaba en absoluto medirse con quienes se le presentasen, pero estar frente aquel individuo repetidas veces resultaba un tanto decepcionante. Pasando por alto la soberbia de este anciano caballero, la mujer contempló a un rival carente de las habilidades necesarias para estar a su altura, muy probable que su avanzada edad hubiera hecho mella en él con el pasar de los años. Se preguntó por un momento, cuán grande caballero hubo sido o si lo fué en años más favorables.

No tuvo intención de dirigirse hacia el hombre, tampoco tenía más palabras que intercambiar después de las dos anteriores pruebas y suponía que él tampoco, ambos ya se dieron a conocer y sabían a quien se enfrentaban, Alliranthe tan sólo dedicó un leve saludo y una última mirada de soslayo antes de comenzar la prueba a lomos de su corcel de capa negra.

El torneo estaba siendo desastroso para Dylan. Lo suyo era la espada, el arco era para los campesinos y en las calles de Dover luchar con una lanza no era muy recomendable.

Oliver siguió el ritual de cada día, vistiendo, armando y poniendo al día al caballero. Otra vez el toro teutón, otra vez a caballo, otra vez con una lanza en la mano...

- Cuando lleguemos a los combates cuerpo a cuerpo ya no habrá nada que hacer...

El torneo no estaba saliendo tal y como el caballero noble esperaba. En las 2 primeras pruebas había conseguido resultados pésimos, comparado con lo que Argider estaba acostumbrado. Y por si fuera poco, la muchedumbre no dejaba de hablar de un tal caballero de enorme estatura. Se hacía llamar Alliranthe y algunos decían que quien se encontraba debajo de aquella armadura era una mujer, pero nadie estaba realmente seguro.

De camino a la siguiente prueba, Argider volvió a encontrarse con Lady Morgana y ambos se saludaron secamente. Aquella mujer empezaba a irritarle pero todavía tenía una nueva oportunidad de recuperar su orgullo y honor. Las primeras pruebas no eran su punto fuerte y era en los combates donde el joven caballero realmente podía lucirse, por lo que todavía confiaba en sus posibilidades.

- Mi yelmo.

Su escudero le dio el yelmo, se lo puso y cabalgó sobre su corcel para empezar la prueba de la Sortija. Argider consiguió hacer unas buenas cabalgadas pero una vez más, Lady Morgana volvió a mostrarse superior.

- Esa maldita mujer.. Ya me vengaré en las últimas pruebas. - Comentó a su escudero mientras se quitaba el yelmo.

Este popular juego fue llevado a cabo por brazos diestros pero también no tanto:

El primer enfrentamiento tenía como protagonistas a Argyder vs Lady Morgana

Argider: 5, 5, 7
Lady Morgana: 9, 9, 3

Lady Morgana vence a Argider con 2 victorias frente a 1 de éste.

Puntos de Honra en este juego para Lady Morgana: 4
Puntos de Honra en este juego para Argider: 2

El segundo enfrentamiento tenía como protagonistas a Manfred vs Dylan

Manfred: 7, 10, 12
Dylan: 3, 7, 8

Manfred consigue 3 victorias.

Puntos de Honra en este juego para Manfred: 6
Puntos de Honra en este juego para Dylan: 0

El tercer enfrentamiento tenía como protagonistas a Alliranthe vs Olaf.

Alliranthe: 8, 6, 5
Olaf: -7, -5, -4

Alliranthe consigue 3 victorias mayores.

Puntos de Honra en este juego para Alliranthe: 15
Puntos de Honra en este juego para Olaf: 0

Después de ver los resultados, este decrepito anciano no tiene más remedio que aceptar su derrota. Pero eso no hace más fácil el hecho de que sea la misma persona quien le haya derrotado, ahora en mas de dos ocasiones. —Señora...- dije cuando hubo terminado el juego y antes de que cada quien nos retirásemos —Felicitaciones, sepa señora, que no ha derrotado solo a un caballero anciano... mi figura representa un gran linaje... no solo de caballeros, si no también de guerreros al comando de la corona... -

Alliranthe se detuvo un momento al comentario del anciano caballero, tomando las riendas de su corcel guió a su montura cerca de Sir Olaf. En sus palabras había derrota pero orgullo, al fin y al cabo aquel hombre era descendiente de una estirpe real, algo inesperado para sus oídos, dedicando unos segundos en silencio ante dicha noticia, no obstante la expresión de asombro se apreciaba notablemente en el rostro de su joven escudero, este observaba anonadado al caballero que tenían ambos en frente sin musitar palabra alguna.

-Insospechado debo decir.- Habló con calma y seguridad.- Admito que apenas puedo encontrar las palabras adecuadas ante tal honor.- Sus manos se posaron en su yelmo, retirándolo de tal modo que liberó una larga cabellera castaña y oscura sobre sus hombros. Sostuvo la celada bajo su diestra mientras sonreía con cortesía.

-Y vuestras sinceras palabras.- A continuación dedicó un asentimiento de cabeza, una breve reverencia respetuosa ante su oponente, puede que finalmente se ganara el respeto de aquel caballero, pensó.- Mas aguardad noble señor, aún es pronto para otorgarme tal victoria, el torneo aún no ha finalizado y espero que esteis preparado pues volveremos a batirnos...- O al menos en la última contienda estaba segura de ello.

-Os deseo suerte en la lid Sir Olaf, luchad con orgullo y vivid con honor.