Partida Rol por web

La nave carguero en la que has viajado hasta Nar Shaddaa aterriza lenta y parsimoniosamente. Miras a tu alrededor y sólo ves a comerciantes y algún que otro sujeto sospechoso. En resumen, nada fuera de lo común en este ambiente en el que has decidido aventurarte. Sabes que tu vida correrá peligro haya donde vayas aunque, dicho sea de paso, la de tu primer objetivo te preocupa mucho más.
Todavía no terminas de asimilar haber aceptado el trabajo, pero ahí estás.

Tu panel de datos te proporciona toda la información que precisabas. Al parecer, alguien jugó una mala pasada a un alto cargo imperial. El muy estúpido le vendió mercancía de contrabando y eso afectó a la carrera política del comprador. Tu misión es clara: encontrar a ese pobre diablo y ahorrar trámites al Imperio.

Bajas del carguero y echas un vistazoa Nar Shaddaa. Para cualquiera con dos dedos de frente sería un planeta a evitar, pero seguro que ningún cualquiera ganará la friolera de 2.000 créditos en una sola noche.

Estás interpretando el papel de Tajus Sparekd, un humano natural de Onderon que se ha visto obligado a dedicarse al siempre difícil y no suficientemente bien remunerado oficio de caza recompensas. En esta ocasión, el cliente es el Imperio, aunque mientras haya dinero de por medio te da igual para quién trabajes.
Los escrúpulos deben quedar de lado en esta profesión. Tu objetivo es un alienígena de raza Twi´lek llamado Aldo Cura. Al parecer ha estafado a alguien, y tú vas a ajustar cuentas por ello. Lo primero es encontrar al sujeto. Lo segundo, acabar con él rápidamente. Y luego, escapar. A por ello.

Encontrar a alguien suele ser un problema, y más en un lugar dónde la gente no quiere ser encontrada. Por suerte, en este caso busco a un vendedor, alguien que se ha dado a conocer en algún momento.

Mi primer recurso es ir a la cantina más cercana a los núcleos comerciales y hacer guardia para ver si aparece por allí. Desde la acera de enfrente, escondido en la penumbra, observo la gran afluencia de razas esperando encontrar al sujeto. Si no logro reconocerle tendré que preguntar al camarero.

 Hay una cantina frente a la plataforma de aterrizaje (por aquello de dejar la nave cerca...) .Rápidamente llaman tu atención dos sujetos:  a tu espalda,el encargado de la plataforma de aterrizaje y un Weequay que parece algo borracho que está en la puerta de la cantina.

Puedes intentar negociar, convencer o interrogar a cualquiera de los dos.

Me acerco al Weequay borracho y me sitúo en frente de él. Le agarro por los hombros con ambas manos y,aprovechando su estado de embriaguez, le avasallo a preguntas en tono hostil y insinuando que conoce a Aldo Cura, aunque desconozca si es así.

- ¿Dónde está Aldo Cura? Se que le conoces. ¿Cómo puedo encontrarle?

El Weequay está muy, muy alterado.

En lugar de acercarte lentamente y con cautela, pues nunca se sabe lo que puede pasar, pecas de exceso de confianza y te acercas despreocupadamente.

El ser se asusta y abre los ojos desmesuradamente, ves cómo se pone en actitud violenta. Al hablarle no parece entenderlo, así que intentas hablarle en su idioma...

Viendo la reacción del Weequay decido tranquilizarme un poco y soltarlo. Lo último que quiero es que si tiene alguna pista salga corriendo o le tanga que noquear. Manteniendome cerca de él para hostigarlo le repito la pregunta:

- ¿Dónde está Aldo Cura?

El Weequay parece prestarte atención. Tus palabras, cuidando entodo momento el modo en que tediriges a él, le hacen verte con buenos ojos. Rápidamente, ves el modo de zanjar la situación. Lanzas unos créditos, no muchos a decir verdad,pero lo suficiente como para que el Weequay se dé un buen festín y logre más licor. Te dice, en básico galáctico,que el Twi´lek que buscas suele frecuentar la cantina Jekk`Jekk Tarr.

Me dirijo a la cantina. Una vez en la puerta ojeo los alrededores por si Aldo anda cerca, entonces entro procurando no llamar demasiado la atención. Me siento en una mesa con buena vista y espero a encontrar a Aldo.

Te diriges al Jekk`Jekk Tarr. Todo marcha bien, y sólo has perdido unos cuantos créditos que recuperarás una vez hayas cobrado la recompensa por ese maldito Twi´lek. Avanzas por un pasillo y doblas, viendo a lo lejos a tu objetivo. Sin embargo, algo te detiene. Enfrente hay un tipo con muy mala pinta. Aunque posiblemente él piense lo mismo de ti, tú sabes que no eres de la misma calaña. Te mira desafiante y te apunta con un rifle blaster. No contento con eso, decide amenazarte “Dame tu dinero, o muere, bastardo”. Muy probablemente sean sus últimas palabras, ya que tu blaster pesado no tardará en acribillarlo, si es que consigues estar acertado con tu puntería.

Me detengo un segundo ante el extraño. Enarcando una ceja, aunque el otro no pueda verla por la mascara, le digo lo más serio que puedo:

- No creo que eso sea una buena idea...

Le miro fijamente la mano esperando el más mínimo atisbo de hostilidad para abrir fuego.

La ráfaga de disparos es perfecta, y el desgraciado yace abatido. De repente, un segundo “futuro cadáver”, sale a tu encuentro y te desafía. No hace falta que te diga más. Vuelves a darle voz a tu blaster y...

"¿Que demonios es esto? ¡Parece una emboscada!"

Tu disparo acaba con tu oponente. Te diriges hasta el Twi´lek cuando ves de refilón un símbolo imperial en el atuendo de la última de tus víctimas. Si el Imperio te ha contratado, no debería querer matarte. Te pones furioso, y apuestas a que el Twi´lek realmente es un rebelde. No tardas en confirmarlo... tienes dos opciones:

- Acabar con él de un disparo y cobrar tu recompensa

- Joder al Imperio como te han jodido a ti y unirte a la causa Rebelde, que les den!

De pronto me doy cuenta de la perrada que me han hecho. Aunque sin dudarlo más que un segundo le disparo por la espalda al Twi'lek. No está en mi naturaleza dejar los trabajos a medias, aunque no todo esté previsto en el trato, así que después de cobrar la recompensa ya rendiré cuentas con quién sea el responsable.

Tras acabar el trabajo, huyes de allí precipitadamente no te la vaya a jugar el Imperio otra vez. Corres todo lo rápido que puedes, aunque a decir verdad, nadie te persigue, así que en poco tiempo estás a bordo de tu nave rumbo a la estratosfera.

FIN