Partida Rol por web

Habia llegado bien temprano a la Comisaria. Era mi primer dia despues de graduarme y me acaban de llegar mi papeles para prensentarme en la Comisaria de la ciudad. Nerviosa entre en la oficina aun vestida de civil.

En la entrada me habia identificado con la Oficial que estaba en la entrada y esperaba indicaciones para ver al Comisario o al Inspector encargado de los novatos. Mientras aprovechaba para ver las instalaciones de lo que seria mi nuevo lugar de trabajo.

Estaba emocionada  e intrigada por todas las cosas nuevas que veria. Si bien la novedad de sentirme policia ya la habia vencido en la Academia, la falta de amigos de nuevo y nuevas instalaciones me hacian sentir como pez fuera del agua.

Saludaba con cierta timidez a cada oficial que pasaba hasta que empezaron a verme con extrañeza.

Mire nuevamente a la oficial en el mostrador para ver si habia alguna novedad sobre a quien debia presentarme.

Luego para mi sorpresa me di cuenta que no me habia recogido el cabello y lo hice rapidamente antes de que me fueran a regañar.

Era el primer día de trabajo después de la semana de permiso que había tenido por exceso de horas. Hacía tan sólo 24 horas que estaba despertando en mi vieja cama, en casa.... todo prometía ser un día normal... la reunión diaria, las órdenes de puesto y a patrullar por la ciudad. Con suerte, saldría a mi hora y podría comer en casa e ir luego a entrenar...

Caminaba hacia la sala de reuniones cuando vi a una joven rubia aparentemente fuera de lugar. Me recordó a mi misma cuando acudí por primera vez a esta misma comisaría. Estaba desorientada y perdida. Y como no, nadie "sabía" que venía.

Me acerqué a ella y la tendí la mano. Buenos días, soy la agente Lobato. ¿Puedo ayudarla en algo? en mi rostro se esbozaba una sonrisa, la cual se borró cuando miré al agente de la entrada. ¿Aún no sabía que hacer después de tantos años ahí plantado?

Seguia esperando mientras miraba a mi alrededor cuando vi a un oficial bien fornido que hablaba con el del mostrador. Estaba mirandole las nalgas y lo bien formado que estaba cuando de pronto escuche su voz y algo no me cuadraba. El uniformado se me presento y mis ojos se abrieron de par en par como huevos fritos.

Es una chica!!!

- Yo ... este... no se... nada ... yo ....  balbucee atontada.

Me acomode el cabello y adopte una posicion mas firme.

- Lo siento, soy Mariana Miranda y me acaban de asignar a esta comisaria, acabo de graduarme. Señale con la mirada mis papeles sobre el mostrador mientras me mantenia mas profesional pero aun sorprendida por la definicion del cuerpo de la joven frente a mi.

En algun momento que no me miro solte una sonrisa por mi estupido error, debi haberle visto primero la cara que el trasero. Al menos no se habia dado cuenta. Creo.

Cuando me volvio a mirar no dije nada un poco intimidada.

La observo detenidamente al verla balbucear. ¿Qué demonios la pasa? Esperé unos instantes, la verdad es que me dieron ganas de marcharme y pasarle a otro "la pelota" hasta que la joven volvió a hablar.

Hola agente Miranda, bienvenida entonces. Te dijo con una sonrisa. Coge tus papeles y acompáñame, a ver si vemos a nuestro oficial.... Te indicó mirando hacia la zona de las mesas, buscando a alguien con la mirada.

Mientras caminabamos, continuo buscando a nuestro superior inmediato, dirigendome hacia el lugar donde debería estar: la sala de reuniones, donde recibimos las novedades a diario y nos asignan las tareas a realizar ese día. En la sala no le veo tampoco, pero si a varios compañeros ya, ocupando sus asientos y alguno de ellos a lo lejos comenta, que no ha venido aún, que llegaría más tarde y que sería el mismo comisario el que nos daría las novedades ese día.

- Si jefa...

Tome mis papeles sin demora y la segui sin pretar atencion a nada mas aunque miraba a los lados tomando de notas de donde estaban las oficinas, las salidas, baños, pasillos y lo mas importante.

El cafe!

- Jefa, disculpe, pero me daran uniforme? Es que no he traido nada, solo la franela de la Academia en mi morralito. Y señale el bolsito que llevaba en la espalda con algo de maquillaje, toallitas de bebe y una muda de ropa, asi como las llaves de la casa de mi tia donde me estaba quedando ya que no era de la ciudad y Valencia me quedaba muy lejos, pero me servia para desconectarme de mi familia y mi estupido pasado, asi que estaba feliz.

No me llames jefa... Sonreí. Soy una policía más, como tú. La dije señalando mis galones. No te preocupes, yo tambien estuve hecha un flan el primer día en mi destino... este.

Dude durante unos instantes, sabía que el protocolo cual era. Presentar inmediatamente al comisario al nuevo agente. Pero eso era competencia de nuestro oficial. Miré hacia la puerta del comisario. Sabía que no estaría de buen humor por el hecho de que le tocaba darnos las novedades y no sabía que tal se tomaría que fuese yo quien le llevase a la nueva incorporación, pero tampoco sobraban voluntarios. Muchas miraditas de los hombres hacia ella, pero ningun caballero entre ellos. Agaché la cabeza con resignación. Hoy puede ser un gran día.

Vamos, te presentaré al comisario. Al menos que sepa que estás aquí y te incluya en el ordén del día. El oficial que no ha venido aun es el que se encarga de los uniformes y demás. El arma y la placa, el comisario. Vayamos a ver que dice. Mi tono de voz sonaba bastante apagado en ese momento. El comisario era un hombre de caracter y dependiendo del día era un hijo de puta o simplemente un cabrón.

Segui a la fornida mujer por los pasillos hasta ir a la oficina del comisario que se podía identificar por su nombre en la puerta.

- Agente, gracias, andaba medio pérdida y al menos estoy segura que no me harán ninguna broma por ser nueva. Me han hablado del comisario, al parecer es todo un personaje? En la Academia hacen bromas de él, por ser tan irritable. Espero no meter la pata.

Entre en la oficina del comisario quien estaba dentro ocupado leyendo algun documento. No me di cuenta si no hasta que era muy tarde que la Agente Lobato no habia querido interrumpirle y esperaba que nos diera entrada por nuestra presencia.

- Señor, soy Mariana Miranda reportandome a servicio, Señor. Dije de manera profesional.

Me habia colocado firme sin necesidad de parecer un soldado o demasiado entusiasta y coloque la carpeta con mi documentacion sobre la mesa aunque el ya deberia tener una tambien.

Tan sólo había dado un par de golpes con los nudillos en la puerta y esperaba la respuesta del comisario, cuando vi que la novata se lanzaba dentro de su despacho. Me llevé la mano a la frente, cubriéndome los ojos. No quería ver el desastre que se iba a montar. Si no fuese porque dije que allí estaría, hubiese salido corriendo a la sala de reuniones y me hubiese quedado allí sentada, a esperar las novedades, alejándome de todo ese lío.

Pero no podía dejarla allí, su primer día y tirándose de cabeza a la piscina... y sin agua ni red ni nada.

Buenos días Comisario. Lamento la interrupción. Me interpuse antes de que se pusiera como una fiera. Fuí yo quien apremié a la agente Miranda para que subiesemos a verle ya pues ya habíamos perdido demasiado tiempo buscando al oficial y... no quería que llegase tarde su primer día... le expliqué, tratando de que su posible enfado no fuese contra Miranda, pues bastante iba a tener la primera semana adaptándose a todo, como para tener tambien al comisario detrás suyo con el látigo y una lupa.

Estaba revisando los informes que me habían facilitado del turno de noche, para tener la reunión con los zeta y ponerles a trabajar antes de reunirme con los inspertores. El hijo de Martinez no pudo elegir otro día para ponerse malo. No había nada en este mundo que me cabrease más que me avisasen a última hora de todo... justo lo que había ocurrido con Martinez.

Escuché como llamaban a la puerta. Ni tan siquiera alcé la cabeza, continué con mi lectura. Mis hombres sabían perfectamente que no me gustaba dejar las lecturas a medias. Segundos después una temblorosa voz se dirigió a mi, irrumpiendo mi estado de concentración por completo. Elevé el labio superior mientras fruncía el ceño. Me giré para ver quien había sido la osada, nuestras miradas se cruzaron un segundo, cuando Lobato arrancó a hablar, escudando así a la novata, clavé mi mirada en ella. Martinez, esta la pagas...

Agente Lobato!! ¡Quién coño le ha preguntado!! Grité enfurecido. ¿Y quién la dió permiso para realizar las funciones del oficial Martinez? Vaya a la sala de reuniones y espere allí con el resto, agente Lobato! Y cierre cuando salga! Ordené a la musculada mujer de policía y la observé mientras salía. Lo cierto es que ella era la que más huevos tenía en toda la comisaría. La muy hija de puta sabía aguantarme la mirada, las voces y las broncas. Estaba seguro de que si no me replica es por respeto, para que el resto no la imite.

Miré a la joven rubia y los papeles que había dejado sobre la mesa. Soy el Comisario Sergio Gulliver. Le dije serio y tendiéndola la mano, pero con el tono de voz templado. Sientesé. La estábamos esperando. Revisé las hojas y separé algunas de ellas. Las firmé y las sellé. Tenga, estas son suyas. El resto son para su expediente.

Abrí una carpeta y saqué unos documentos. Veamos, tiene que firmar todo esto. Esto es el documento de su inicio de prestación de servicio en esta comisaría, esto que se le hace entrega de la placa y documentación... y esta otra... dije buscando entre los papeles, mi rostro permanecía serio e inmutable. Aquí está.. la de la entrega de su arma. Dejé el resto de papeles en el interior de la carpeta y abrí un cajón del cual saqué el arma reglamentaria, la placa y la documentación de ambas. Cuando los tenga firmados, una copia es suya y la otra mía.

Cogí los papeles recién firmados por la novata y los guardé en su expediente. Muy bien. Coja sus cosas y baje a la sala de reuniones. La veré allí en un rato y la daré instrucciones. La indiqué serio, agarrándome ambas manos apoyado sobre la mesa. Bienvenida a la Comisaría. La dije cortésmente, pero con falsa sonrisa y volví a enfrascarme en la lectura de aquellos papeles.

Al entrar en la oficina y haberme presentado me di completa cuenta que la habia cagado. Lobato habia salido sin decir nada mas y esperaba que no se las agarrara conmigo luego. Se veia que sabia dar un golpe.

Me sente en la silla y segui todas sus indicaciones firmando los papeles. Luego recibi mi placa y mi arma, y esa sensacion volvio a mi. Era una policia. Lo habia conseguido y estaba plena por ello.

Con una sonrisa me levante al terminar y aunque se veia que una hombre mal encarado como muchos otros, esperaba poder encajar.

- Gracias Comisario. No lo decepcionare!

Recogi mis cosas y en la puerta me detuve.

- Señor, ha sido mi culpa entrar asi, no se la agarre con Lobato, solo fue amable.

Sin dar chance a nada mas me retire a la sala de ... esa misma que no tenia ni idea de donde estaba ni como se llamaba pero cuando me acerque a otro policia en un escritorio se sonrio y me señalo a donde debia ir.

Entraste en la sala de reuniones. Allí es donde todos recibían sus instrucciones diarias al inicio de su turno. Además se daba uso para charlas, conferencias, reuniones de emergencia etc.

Tenía una alargada mesa con sillas a ambos lados, su pequeña megafonía, pizarra, panel de diapositivas, proyector, la bandera española, la foto del Rey. Contaba además con varias sillas con su brazo movible las cuales permiten tener un punto de apoyo para poder escribir, para situaciones en las que se requiriese su uso.

Dentro estaba la agente Lobato junto con varios compañeros más esperando a que el comisario descendiese y recibir instrucciones. Aun quedaban sitios libres entre los policías.

Como no el comisario se puso hecho una furia. Seguro que con un par de polvos a la semana, vendría más relajado y contento. Pensé mientras salía de su oficina y cerraba la puerta. No me di cuenta y cerré con demasiada fuerza. Genial, luego me caerá bronca por el portazo. Descendí las escaleras y me encaminé a la sala de reuniones. Ya estaban casi todos allí.

Buenos días. Dije al entrar y acto seguido, busqué un sitio donde sentarme. Como no, todos sabían que el oficial Martinez no estaría hoy, asi que, los sitios libres, eran los más cercanos al lugar donde se pondría el comisario. Sois unos mamones! Anda que decís: este para Erika, que ha subido a ver al jefe y fijo que ya se la ha comido! Exclamé y acto seguido y con dos ovarios, me senté en la silla más cercana al lugar donde estaría el comisario. Para huevos los míos! Les dije a todos entre risas. 

Minutos más tarde se hizo el silencio en la sala. Pensé que sería el comisario, pero al mirar hacia la entrada vi a la novata asomar por la puerta. Me levanté de la silla. Chicos, esta es nuestra nueva compañera. La agente Miranda. Empieza hoy. Pasa y siéntate en algún sitio libre. Hoy esta sala se divide en dos partes. De esta silla, hacia atrás están los gallinas.. dije refiriendome a todos mis compañeros. De esa misma silla, hacia aquí , señalé el lugar exacto donde se sentaría el comisario, justo a mi izquierda, están los asientos de los valientes o los locos. Como podrás observar, pocos tememos a la furia del comisario.

Se armó un pequeño revuelo en la sala, en la cual eran todo risas y buen royo, o al menos eso parecía, pues siempre había algún capullo suelto. Permanecí sentada en aquel lugar, justo a la derecha del comisario. Sabía que levanaría asperezas con más de uno... incluido con el comisario, pero podía aguantar esa presión, al menos de momento.

Entre en la sala y agradeci con una enorme sonrisa que Lobato me diera entrada de esa manera. Levante la mano con algo de gracia saludando al grupo y me sente del lado ....

De los valientes.

Aun no temia al comisario asi que me arriesgue. Alguno de la parte de atras hizo alguna broma y se rieron pero no escuche bien. Todos charlaban entre si comentando algun evento deportivo alguna situacion del dia anterior asi que me quede tranquila mirando el salon y al grupo.

- Miranda, eh? pregunto uno de los valientes a mi lado.

- Si, si Mariana, mucho gusto, respondi algo sobresaltada. - Acabo de llegar. Y sonrei.

- Seguramente vienes a reemplazo de Romero. Bien, bienvenida!

- Oh, gracias.

Pense en un instante en preguntar por ese Romero, pero tal vez no era el momento. Podia habier caido en servicio o tal vez una jubilacion, no sabia, y si era algo desagradable era mejor no preguntar.

- Donde hay cafe, este...

- Soy Bravo, y el cafe esta por alli, pero ten cuidado, a los nuevos a veces le ponen sal, dijo con una mueca.

- Si claro que eres Bravo si no no te hubieses sentado aqui, sonrei.

- Juan Manuel Bravo, dijo devolviendome la sonrisa.

- Gracias por el tip.

Volvi a ver a Lobato que me habia observado un par de veces.

- Lo lamento, por lo de arriba, no te traere problemas verdad?

En ese momento entro el comisario.