Partida Rol por web

MESOPOTAMIA, 31000 AÑOS DESPUÉS

Los cromagnones han dominado el planeta, es la raza única. La sociedad no a avanzado mucho, pequeños asentamientos poblados, las mujeres recolectan y los hombres cazan. La historia parece continuar su camino, regular, sin sobresaltos. En una pequeña "casa" de barro un hombre se muere, todo el mundo sabe que le queda poco. Sus hijos le rodean, quieren despedirle como se merece, rodeado de su familia. En el suelo, pieles se encuentra el padre de familia... -Hijos...he de transmitiros un conocimiento muy importante. Lo he mantenido en secreto desde que lo descubrí, pero no puedo permitir que muera conmigo.- Se hizo un breve silencio... -He conseguido que algunas plantas vuelvan a crecer y poder alimentarnos de ellas. Se que es raro, pero la recolección sería mucho más fácil- Empezó a toser...y rápidamente explicó a sus hijos como reproducir ese pequeño milagro. -Hijos, con este secreto os podrá hacer muy ricos, pero debéis compartirlo, es vuestro deber...- En ese mismo instante, su voz se apagó, sus ojos se iluminaron brevemente, antes de apagarse del todo.

''Padre ha entrado ya al reino de Ereshkigal, a la Mansión Irkalla'' pensó Mut-En-Sin con tristeza. Fue un buen padre, que los guió en rectitud ... de él aprendió la curiosidad, ese ansias de saber más, cada vez más de las cosas, sean divinas o humanas.

''Así que las plantas vuelven a crecer ... interesante ... deberemos investigar un poco.'' En verdad, le interesaba muy poco si ese conocimiento los haría ricos, o influyentes entre las otras familias del clan, o si debían o no compartirlo ... solo le interesaba saber. ''Tal vez por eso coincide la mejor época de recolección con el momento en que Inanna vuelve al cielo, escapando de Erehskigal''

Habían sido solo unas pocas palabras de su padre, pero su mente dispersa ya empezaba a divagar ''Si pudiéramos hacer que el alimento crezca siempre, podríamos quedarnos siempre en un mismo lugar, ya no tendríamos que vagar por los distintos oasis tratando de recolectar comida.'' 

Daula se había dedicado más a cazar y le parecía extraño. Él estaba pensando en la caza. A lo que se había dedicado. Su padre podría estar hablando de las plantas, pero no podría ser lo mismo de los animales. Tenía que estar triste por el deceso de su progenitor, pero ... estaba más inquieto por sus palabras que por la pérdida. - ¿Se podría hacer lo mismo con los animales?

Dumuzi se recogió en oración mientras el espiritu de su padre abandonaba su cuerpo mortal rumbo al puente sobre el rio de fuego donde su alma sería juzgada y o bien entraría en presencia de los dioses o bien ardería terriblemente.

Más le preocupaban las últimas palabras del anciano, ese conocimiento que mencionaba ¿placería a Sâmâs señor del Sol esas ideas? ¿Y realmente debían compartirlas con otros? Debía sacrificar y orar para que este y Enlil le revelasen la verdad.

Hermanos, nuestro padre ha muerto. Amortajemos y enterremos su cuerpo en la manera como place a los dioses par que así antes llegue a Kur, el inframundo. Y sacrifiquemos a Enlil para que nos revele que hacer con sus últimas palabras.

Binnu lloró como un niño la muerte de su padre, que no por esperada le dolió menos. Aunque con frecuencia le recriminaba sus hábitos descuidados, padre e hijo se querían profundamente; así que dio poca importancia a aquellas malditas plantas de las que hablaba.

Bien es verdad que su padre se había ocupado durante varios años de ayudar a vivir a aquellas hierbas preñadas de granos oscuros que salían en algunos puntos de su campamento de verano; era lo primero que hacía al llegar, echarles un poquito de agua y orar a Ki, y bien es cierto que era muy cómodo aprovechar aquellos granos, aunque no daban para alimentarlos a todos ni una semana. Sobre todo porque su padre daba como ofrenda a la diosa una buena parte de ellos.

Miró de reojo a Mutensin, e favorito de su padre. Parecía estar dándole vueltas a aquello. Por su parte, poco quería aparte de una calabaza de licor fermentado y unas horas de soledad.

Cyla observaba cómo el cuerpo de su padre soltaba poco a poco sus últimos alientos arrodillada junto a la cama.

Finalmente, su espíritu se fue.

Padre, descansa en paz, y que los dioses acojan tu alma y la juzguen con benevolencia - Se despidió entre sollozos.

Sus hermanos comenzaron a expresar distintas opiniones sobre las últimas palabras de padre y Cyla escuchó sus distintas opiniones sin hablar.

Aún era pronto para opinar, así que sólamente tomó notas mentales de lo que decían

Los últimos momentos de padre fueron extraños, otrora un recolector del fruto sagrado de Damkina ahora hablaba de forzar el crecimiento de las especies, casi como un desafío a la gran madre cuyos frutos nos brinca por su servicio.

-Descanse padre, que Nergal te tenga en su gloria. -Dijo su hijo Utna con suma devoción al tiempo que en pensamiento añadía una plegaria silenciosa para no molestar a madre ni a sus hermanos: -Y espero que no se ofendan por vuestras últimas palabras.

-Así lo haremos. Si queremos su protección debemos honrar a nuestros dioses.

 Miré entristecido a padre. No era justo que un gran hombre, tan sabio, nos fuera arrebatado por la vil muerte, pero al menos nos había dejado un regalo de despedida.

 Miré las semillas con curiosidad y les pregunté a mis hermanos:

 - Entonces... ¿Hacemos lo que nos ha pedido?.

La viuda entró, severamente compungida...

- Hijos mios...vuestro padre ha muerto, ¡y no tenemos nada! No tenemos guardado nada de alimento, pues el invierno ha sido muy duro. Antes de morir, vuestro padre me dijo que os diria el secreto para no pasar hambre, para no depender de la suerte...¿Os lo ha dicho? ¿Que vamos a hacer?-

La mujer se echó a llorar. Estaba claro que no sabía que hacer, se sentía impotente.

Miró las diferentes actitudes de sus hermanos, que parecían querer seguir el dictado paterno con tibieza; Utna el más seguro, y Dumuzi, el más preocupado por el bienestar de su alma, algo que no era muy propio de su naturaleza. De las palabras de Cyla no se podía saber lo que pensaba, como de costumbre; y algo le decía a Binnu que tras la indecision de Revan había un rechazo; al más joven* no le gustaba que se alterara la Naturaleza. La presencia de su madre los sacó en cierto modo de su ensimismamiento; algo había que hacer.

-Dumuzi tiene razón. Demos a padre la sepuntura que merece, y pensaremos lo que debemos hacer con su secreto.

Quien conociera a Binnu conocería su opinión. No le atraían las riquezas o el poder, pero sí la comodidad y la diversión; si aquello podía hacerle la vida menos penosa (lo que todavía era incierto), lo haría con ganas.

Aunque su padre era el que había dominado aquel misterio, ellos habían sido testigos de su proceder, y sus aclaraciones con un pie en la tumba lo habían aclarado aún más. Alimentar a las plantas para que las plantas los alimentasen a ellos; quedarse, como ellas, sujetos a la tierra; olvidar las prácticas de siempre y ligar sus destinos a los de aquellos granos.

Al amanecer siguiente Dumuzi se encargó de que el cuerpo de su padre recibiese reposo en la tierra tal y como era mandado y que los sacrificios que se hicieran fueran suficientes para poder dar entrada a su padre en el inframundo. Arrojados al fuego como ofrenda alguno de los alimentos recolectados levantó las manos y solicitó a Enlil señor del trueno y rey de los dioses que le revelase que hacer. 

Levantando las manos al cielo mientras el humo se elevaba clamó

¡Oh Enlil poderoso señor del trueno! Tu que guardas los secretos del destino de hombres y dioses. Revelame que debe hacerse con el secreto de nuestro padre. Muestrame tu voluntad y juro que obraré según mandes.

Como siempre, sus hermanos parecían indecisos. Casi nunca se ponían de acuerdo.

Hermanos queridos. Por supuesto que vamos a honrar a los dioses y a nuestro padre dando sepultura a su cuerpo. Todos aquí mejor que nadie sabemos que nuestro padre era un hombre justo y devoto. Si los dioses le otorgaron ese secreto es porque aprueban su uso. Escuchad a madre. Los dioses han puesto en nuestras manos el don para evitar que todo nuestro pueblo pase hambre. Para evitar la dependencia de los elementos y del azar. Los dioses nos han otorgado un regalo a través de nuestro padre.

Hizo una pausa para que fueran asimilando su opinión.

Es nuestro deber cultivar una fuente de alimento de manera respetuosa y moderada. Es nuestro deber proteger el secreto de nuestro padre y ponerlo en funcionamiento por el bien no solo de nuestra familia, sino de todo el pueblo. Así lo quieren los dioses.

Esperaba al menos haberse ganado algún apoyo

Enlil el poderoso se te apareció:

-No hay secretos para quien quiere escuchar. Has preguntado y recibirás respuesta. -

Un viento bastante fuerte recorrió la habitación.

-Es un secreto muy importante. Si no lo compartes, seras inmensamente rico y poderoso, lo que probablemente vaticinara una dolorosa muerte.
Si lo compartes ¡Oh si lo compartes! También morirás, quizás habiendo hecho algo a favor del resto de humanos.
La decisión es tuya, no existe decisión correcta....Tu mismo.-

Rápidamente desapareció, dejándote muy cansado.

Temblando tras haber oido la voz del dios Dumuzi se levantó y volvió hacia donde estaban sus hermanos Hermana, hermanos: Enlil el poderoso, señor del viento y el trueno, me ha hablado.  Es nuestro deber compartir este don pues procede de los mismos dioses.

Mutensin seguía cabizbajo. Por supuesto, había participado en la despedida ritual de padre, como era su deber. Pero su mente no lograba concentrarse, estaba dispersa, dándole vueltas y más vueltas a la revelación paterna.

- Dumuzi, hermano, deberemos hacer un sacrificio a Enki Nudimmud, Señor de la Sabiduria; de Él proviene todo conocimiento. Si padre sabía algo, seguramente ha sido gracias a Él. -Mutensin estaba seguro que solo los Dioses podrían hacer algo tan portentoso.

- Cyla, antes de compartir algo, tenemos que tenerlo. - quería ser práctico, no enzarzarse en discusiones vanas. - Esa fue la voluntad de padre y no seré yo quien la rompa. - ''Pero primero debemos saber qué y cómo... Hay muchas maneras de compartir algo''

Esperó la reacción de sus hermanos. Dumuzi había hecho un sacrificio a Enlil ... hacer otro sacrificio podía llegar a ser considerado oneroso e inútil; pero nada más inútil que haberlo hecho a un dios equivocado.

Daula seguía pensando en lo mismo. No podía guardarse más la idea.

- Hermanos, y si, al igual que cuidar plantas, podemos "cultivar" animales. ¿Qué os parece? Tal vez no fuera el más inteligente de todos los presentes, pero lo suyo había sido cazar estos últimos años. Estaba derivando, lo que padre les había confiado, y adaptado a lo que él hacia. - ¿Igual Enki Nudimmud me había iluminado a mi también con ese conocimiento o era una locura? No se conformaría con lo que los demás dijeran. También podría ser y tenía que comprobarlo. Además tenían perros que les ayudaban en las tareas de caza, y en ocasiones conseguían gatos que les acompañaban. Unos ayudaban con las alimañas, y otros en la caza. Igual que se tenían esos animales domésticos, con esas funciones, se podrían tener otros animales domésticos para ... comer.