Partida Rol por web

Binnu
Cyla
Daula
Dumuzi
Mutensin
Revan
Utna

La mañana en la que enterraron a su padre el cielo estaba gris, poblado de jirones de nubes despedazadas por un fuerte viento que sacudía los árboles cercanos y sus túnicas. Su madre lloraba desconsolada, y los hermanos guardaban silencio, menos Dumuzi, que como hermano mayor* dirigía la ceremonia. Cyla no había esperao ni siquiera al final para volver al tema que en realidad todos tenían en mente: la "herencia" de su padre. Tras el silencio de la última oración, Dumuzi se volvió hacia ellos alterado: Enlil se le había manifestado.

Binnu lo miró con los ojos desmesuradamente abiertos, pero Mutensin y Daula, ignorándolo, entraron en el problema de qué hacer con la misión paterna y cómo hacerlo. Este último parecía proponer plantar animales... Sus hermanos parecían preparados para enzarzarse en una de sus habituales discusiones. Utna y Revan callaban, en un rincón.

-Todos parecéis de acuerdo en seguir el dictado de padre, me parece. -se limitó a comentar Binnu, mirando al horizonte y arrebujándose en su túnica. -Sólo queda acordar la mejor forma de hacerlo. Utna, Revan, ¿vosotros qué pensáis? Por mi parte, creo que no pasará nada por esperar algunos días de luto y descanso.

Jajaja no voy con el látigo, aún...
Ya habías posteado, así que no hay problema. Doy unos días para que todo el mundo postee y si el día que digo no estan todos, seguimos la historia.

En el próximo post diré hasta que día hay plazo y en es tiempo que postee todo el mundo. Un poco de orden solo jeje

Daula - Dice a su hermano - Tu idea me parece buena y una opción que puede abrirnos grandes puertas. Seguro que ha sido inspirada por los dioses que nos sonríen con buenos ojos. Pero me da que pensar... ¿No necesitaremos también vegetales suficientes para alimentar los animales que criemos? Quizás deberíamos empezar por aprender a usar el regalo de nuestro padre y así tener alimento suficiente para poder probar tu inspiración.

Mientras sus otros hermanos seguían debatiendo la mejor forma de llevar a ejecución su tarea, Cyla prefería convencer diplomáticamente a su hermano Daula, que era aguerrido y un trabajador incansable, para que trabajase junto a ellos.

Si nos ayudas primero yo trabajaré codo con codo junto a ti para llevar a buen puerto tu inspiración

- Y también podemos coordinarnos. Añadió. - El cazar y recolectar aún nos ha dado de comer, y mientras esa inspiración de padre se pone a andar, puede que necesitemos comida. Podemos empezar esa idea de cuidar plantas con las costumbres viejas, y poco a poco, dejar las viejas, mientras las nuevas dan resultados.

No abogaba por lanzarse al mundo agrícola de golpe. Empezar a cambiar de sistemas poco a poco, y cuando una cosa empiece a dar resultados, dejar un poco lo que hasta ahora les había dado de comer. Acercó la mano a Cyla, con la muestra de confidencialidad, acuerdo y cariñó que habían mostrado en otras ocasiones cuando algo estaban de acuerdo y cuando algo era parte de ellos.

¡¡TOC TOC!!

Tocaban la puerta de la casa.

Eran varios vecinos del lugar, muchos querían daros unicamente el pesame.

En cambio hubo un vecino que pidió hablar con vosotros en privado. Os fuisteis a un rincón, junto con este desconocido para vosotros.

Y comenzó a hablar:

- Primero de todo, siento lo de vuestro padre, pero asuntos mas importantes copan nuestra atención. Se que no me conocéis, yo soy, era, el mejor amigo de vuestro padre. De hecho, espero que os haya revelado el secreto de las plantas. Lo descubrimos juntos pero le prometí que me lo llevaría a la tumba.-

El desconocido carraspeo, se le notaba nervioso...

-Me desvió, lo importante es que me he enterado que hay un pequeño grupo que conoce este secreto y quiere quedárselo para ellos, no quieren compartirlo y están dispuestos a matar a cualquiera que tenga este secreto. A mi me conocen y saben que no diré nada, pero a vosotros no, y me temo que vendrán a "convenceros" o impedir que nadie mas lo sepa. Ya entendéis a que me refiero...- Cada vez estaba mas nervioso, parecía que mientras lo contaba en lugar de tranquilizarse le preocupara algo.

-Yo me voy a ir, pero antes os dejo una semilla que conseguimos cultivar, resistente, a cada uno de vosotros. No creo que tarden mucho en llegar.-

Nada mas acabar, os entrego estas semillas y salio de la casa, no os dejo tiempo de hacerle ninguna pregunta. Estaba temblando, muy nervioso.

-Hermanos - Dijo Utna al tiempo que se rascaba la barbilla. -Tenía mis dudas al respecto de las últimas palabras de padre. De alguna manera siento que forzar lo que la naturaleza en su sabiduría os da sería contravenir a los propios dioses. Sin embargo tampoco me gusta la actitud de esos sujetos de los que hablan. Creo que deberíamos desposeerles de dicho conocimiento. En definitiva acabar con ellos. -Esa última frase la dijo al tiempo que la subrayaba con el puño cerrado como buscando recalcar el uso de la fuerza.

 - Las plantas pertenecen a la madre tierra y no al hombre. Si esos hombres quieren acaparar ese conocimiento para si mismos, voto porque les mandemos al más allá. - Opiné con determinación, a las palabras de Utna, mostrando mi conformidad.

- Pelearé si hiciera falta para defender el secreto de padre y la sangre de mi sangre. Gritó con un golpe de puño de mano sobre mano.

Quizás nada de esto sea necesario. Tal vez podamos convencerles de algún modo o ofrecerles alguna otra cosa a cambio. - Ni siquiera ella creía sus palabras, pero su alma diplomática hablaba por ella.

- Pero si les decimos que muchos ya lo saben. Que no es un secreto, no van a poder matar a toda la humanidad. Si un secreto deja de ser secreto y está en boca de todo el mundo, ya no tiene razón de ser, el intentar ocultarlo. Que todos puedan comer.

Debatid todo lo que queráis hasta el sabado, en el sentido que no hace falta que respeteis turnos ni nada. Por esta vez jeje

- Creo que combatir no era lo que Padre estaba pensando cuando dijo que compartieramos - había cierto sarcasmo en la voz de Mutensin. - Tal vez las plantas pertenezcan a los Dioses, no soy quién para negarlo, pero el conocimiento sobre ellas, ¿no viene, acaso, también de los Dioses?

Miró uno a uno a sus hermanos, sopesando mientras tantos los argumentos.

- Todo viene de los dioses ... nosotros nacemos desnudos y sin embargo, ¿no usamos acaso vestidos? Los dioses mandan las lluvias ¿no nos guarecemos acaso en nuestras tiendas y chozas?

Finalmente, mostró sus manos, las palmas hacía arriba como cuando oraba a Enki Nudimmud, su dios personal predilecto:

- Ellos nos dieron la Naturaleza, pero también los ciclos y la habilidad de utilizarla a su servicio. Al fin y al cabo, cuando recogemos los frutos o atrapamos los animales, estamos quitándole a la Naturaleza lo que le pertenece a ella... si Ellos nos dan el conocimiento, es porque Ellos así lo desean.

La visita del desconocido no hizo sino colocar desconcierto y desazón en los corazones de los hermanos. Si algoles hizo confiar en su palabra fue las semillas que les confió.

Binnu alzó las manos en dirección a Revan y Utna, como pidiendo calma. La última idea de Daula sin embargo, le hizo asentir admirado.

-Daula, hermano, creo que has dado con la solución. ¡Divulguemos el secreto cuanto antes, y cuanto más lejos mejor! El único problema es que puede que nadie nos crea, sin pruebas. A mí mismo me cuesta creer todo esto. Por otra parte... -miró a Mutensin, como poniendo sus ideas a prueba ante su inquisitivo hermano -¿tan importantes son estas semillas? En tal caso, cabría ocultarlas, o partir con ellas muy lejos de aquí, al menos uno de nosotros. Pero creo que podríamos empezar de cero y criar plantas como hacía padre; quizás sea un proceso largo y trabajoso, pero daría su resultado... Y probar con animales también... Empiezo a captar tu idea, Daula, y a demás los animales se mueven...

El bueno de Binnu, perezoso por naturaleza, parecía estar entusiasmándose a gran velocidad con la idea; no era un combatiente, todos lo sabían, y tal vez eso lo hiciera poner la cabeza a trabajar...

Cyla parece pensativa. Al cabo pregunta en voz alta

¿Alguno es capaz de diferenciar estas semillas de otras semillas cualesquiera?

''Esa es una idea interesante ... sí ... tal vez de esa manera encontremos la manera de descubrir el secreto''

Mutensin se acerca a las semillas; su vista ya no es la misma que antes, pero trata de observar alguna diferencia entre las que tienen y las que recuerda. Tal vez sean diferentes, como sugirió Cyla

De golpe, la puerta de la casa se abrió.

Un grupo de 5 personas entro y no tenían cara de tener un buen día.

Uno, algo más bajito que el resto se adelantó.

-Bueno bueno, parece que al fin el viejo a muerto...Menos mal. Solo ralentizaba nuestros avances...Sabemos que os legó unas semillas, esas semillas son especiales y las queremos, solo nosotros sabemos como funcionan y solo nosotros debemos tenerlas.

Así que dánoslas ahora, y todo irá bien. De lo contrario...bueno...no sobreviviréis mucho por aquí.-

Os poneis un tanto nerviosos, Cyla coge un pequeño tarro de vuestro padre y unos trozos de papel, Daula trae algo de carboncillo y os lo entrega a cada uno.

...momento de votar...- Ois en vuestras mentes...

No entregarlas