Partida Rol por web

PENÍNSULA ITÁLICA, 1 auc

Hace años llegaron unos extranjeros a vuestra aldea, o mejor dicho, a vuestro conjunto de aldeas. No fueron aceptados inmediatamente, sino que primero tuvieron que demostrar sus buenas intenciones y su aptitud para entrar en ellas. Una vez dentro, uno de ellos se dedicó a educar a los niños (a todos vosotros y otros tantos como vosotros) y hacer labores sociales y diplomáticas con otras aldeas. El otro, un genial cazador y mejor guerrero. Pero si bien ambos tenían sus virtudes, en el campo de batalla eran temibles. Unos estrategas formidables, incluso temibles por los propios aliados, aunque no por cambiar de opinión con facilidad.

Ahora todos estáis en la edad adulta, rondando los 16. Se trata de una noche en la que no podéis dormir, y decidís salir a dar un paseo. Los dos extranjeros están discutiendo, de forma asertiva, pero firme. No llegan a un acuerdo, y no parece que vayan a llegar. 

¿Qué es esto? - Pregunta Dyla cuando ve a los extranjeros discutir.

Lo cierto es que se les seguía conociendo por "los extranjeros" a pesar de que ya se habían integrado totalmente en la comunidad.

¿Qué ocurre? ¿Por qué discutís con esa determinación, vosotros que habéis llegado como hermanos y sido acogidos como tal? No peleéis. Nadahay tan grave que no pueda resolverse si hay voluntad

Dalua había primero pupilo de uno, luego, alumno del otro. En sus años más infantiles, de las clases que hacía por inculcarles la cultura y el conocimiento; ya de más mayor, por su propia orientación, el otro, empezó a instruirle, a él y a otros, como lo que su espíritu abogaba. Ser soldados. Fuertes combatientes que defendieran a sus gentes, familias y allegados. El joven pre-adulto les escuchaba, en silencio, intentando entender lo que sucedía, o intentando aprender de ellos. Su charla era respetuoso, haciendo entender uno al otro su postura, pero ... parecía que no tenía fin. Uno rebatía al otro, y viceversa. O era un ensayo de discurso muy eficiente ... y por tanto, para él, aquello, un clase magistral .... o era real ... y esto no tenia remedio.

En la noche calurosa se oían los grills incansables, algún que otro mosquito y las voces apagadas, pero tensas, de los dos extranjeros. Quinto había agotado hasta la última gota del vino que tenía en su bota y se tambaleaba entristecido en dirección a su choza cuando los oyó. Bueno, la noche y las sorpresas no habían terminado... Se quedó a cierta distancia, escuchando la discusión.
 

Céson Larcio no podía conciliar el sueño, así que salió fuera de la choza lo más sigiloso que pudo, evitando causar ruidos que pudieran despertar a su familia. Tomó un pequeño tizón que ardía en el hogar y una pequeña daga, apenas útil para espantar zorros, y se dirigió al monte.

Le gustaba contemplar las estrellas ... los más sabios decían que en ella estaba escrito el futuro de cada hombre y de cada familia. Algo debía ser verdad: después de todo, eran las estrellas las que señalaban cuándo sembrar, cuándo cosechar, cuándo era mejor para ciertos vegetales de la granja y muchas cosas más.

Sin embargo, una voces apenas audibles lo sacaron de su ensoñación. Apresurado, arrojó el tizón al suelo para no delatar su posición, lo cubrió de polvo apagándolo y aferró la daga. Decidió investigar, antes que dar una voz de alarma falsa o innecesaria.

Lentamente, se fue acercando. Se tranquilizó un poco cuando reconoció las voces. Eran los dos maestros que habían llegado desde lejos hacía ya muchos años; aunque Céson no podía oír qué decían, por el tono de su voz era evidente que estaban debatiendo entre ellos. Cuando llegó al lugar, vio que no era el único aldeano que observaba la escena.

Esuchais la discusión. No queda muy claro pero parecen entreverse problemas de coordinacion, de formas de enfocar un problema. Visiones muy distintas y, en principio, incompatibles.

El más diplomatico de todos mantenia la calma y daba buenos argumentos. Intentaba razonar.

El otro, más pasional se encaraba a su contrincante, gritaba y alzaba la voz. Mas de una vez echo mano a su arma, sin llegar a sacarla.

Se oian gritos y más gritos, la cosa no parecía calmarse...

...NUEVA CIUDAD....ORGANIZACIÓN....DIPLOMACIA...ENEMIGOS VECINOS...GUERRA....¿PAZ?...

O eso os había parecido entender. De golpe, ambos extranjeros se separarón y con paso decidido se dirijieron en direcciones opuestas.

Finalmente, se oyo un último grito:

MAÑANA LO DECIDIRÁ EL PUEBLO

Daula, sin pensarlo, y a sabiendas que corría riesgos exacerbados, corrió tras su último mentor. A sabiendas que su pasión podría ser dolorosa o contraproducente, fue a intentar hablar con él.

- ¿Qué sucedió Maestro? Preguntó claramente preocupado y empático con su maestro de combate.

Tras un par de minutos de borrosa reflexión, Quinto se encogió de hombros y siguió camino hacia su choza. No había entendido gran cosa, ya la última frase aplazaba gentilmente cualquier evento interesante para el día siguiente.

Dyla se sintió ignorada por la pareja y no había llegado a entender de qué hablaban.

Cuando la conversación creció en energía aún más y terminó en una amenaza vacía, la gente empezó a dispersarse y Dyla hizo lo propio. Aquellos extranjeros eran de los que ignoraban la opinión de las mujeres, al fin y al cabo.

 Me acerqué a una joven desconocida,Dyla, impresionado por su belleza y le pregunté, con una sonrisa amistosa y cordial:

 - Hola, disculpa mi intromisión, soy Dravo, un placer conocerte. Menuda discusión, ¿has logrado entender algo de lo que se a dicho o te has quedado tan confusa como yo?. Parece ser que esta discusión va a ir para largo. ¿Que opinas?.

Céson decidió mantenerse en la oscuridad, pese a que notó la presencia de varios vecinos que observaban la discusión entre los maestros. Evidentemente, habían estado hablando (Céson se negaba a utilizar la palabra pelea) sobre misterios demasiado profundos para su comprensión a partir de los retazos de conversación que había escuchado.

''Mañana lo decidirá el Pueblo'' había dicho uno de ellos, aunque el joven aldeano no había sido capaz de identificar cuál. Parecía ser una decisión importante, trascendental, de manera que decidió buscar algún signo, algún augurio, que le permitiese prever el futuro incierto.

De manera que se cubrió la cabeza, trató de orientarse con las estrellas y rezó a Vatika. Sin embargo, los auspicios parecían contradictorios.

La plaza del pueblo, todo el mundo estaba allí, desde los niños más pequeños al anciano mas venerable. Las palabras de la noche anterior habían retumbado por todas las casas, rincones y plazas de vuestro pequeño pueblo. La expectación era increible...

Uno de los extranjeros alzó la voz...

BIENVENIDOS VECINOS. Muchos de vosotros escuchásteis la discusión nocturna...algunos incluso preguntaron que pasaba pero fueron ignorados. El problema y fuente de la discusión es fácil y a la vez difícil. Nuestro vecino ha decidido que nuestras tierras son mucho más fértiles que las suyas y las quieren. Y no les importa nada más, ni nostros, ni nuestros vinculos. Por ello, ayer noche discutiamos como solucionar el problema y llegamos a posturas irreconciliables. La gente parecía asustada.

- La diplomacia es la mejor vía para solucionar este conflicto. Tenemos que intentar hablar y nego...

En ese momento interrumpió el otro extranjero...

[B]- ¡Ni diplomacia ni nada! Eso no sirve de nada...¡Tenemos que atacar! ¡Ir a por ellos! La mejor defensa es un buen ataque vecinos. Tenemos que coger las armas y lanzarnos al ataque...-

Las voces se alzaban entre la gente, los cuchicheos cada vez parecían conversaciones en voz alta, la confusión era cada vez más grande...

¡PAZ! Dijo el primer extranjero -Tenemos que intentar no enfrascarnos en luchas absurdas. Por eso mismo, vamos a tomar esta decisión mediante vuestra decisión. Pondremos unas urnas con el nombre de cada uno de nosotros 2, una para la paz y la diplomacia y la otra para el ataque como mejor defensa. Tenéis tiempo para discutirlo pero mañana por la mañana sabremos la decisión...y el que gane dirijirá al pueblo, el otro se irá de el.-

VOSOTROS DECIDÍS

En ese instante se retiraron ambos extranjeros, de camino a recoger las urnas y preparar esta importante decisión...

 - Yo creo que tratar de entablar un dialogo en primer lugar sería la mejor opción. - Sugerí. - Siempre podemos recurrir al conflicto cuando todo lo demás falla, pero creo que matarnos los unos a los otros sin intentar hacerlo antes por las buenas es absurdo.

A Quinto, con un resacón de cuidado, todo aquello le sonaba totalmente ajeno. Sin embargo, no parecía divertido lo de guerrear.

Se unió al grupo de los que preferían negociar.

Negociar, es obvio

Céson escuchó atentamente la exposición de ambos maestros. ''¿Guerra? Por los lares, ojalá que no''. No le gustaba la violencia; menos contra los vecinos: aunque lejanos, eran familiares, compartían ancestros ... o al menos eso era lo que decían los más ancianos, que se lo habían escuchado a sus abuelos cuando eran niños.

''Tampoco es bueno dejar que nos quiten lo nuestro ... eso no podemos permitirlo''. Era consciente de la dificultad y gravedad del dilema. Tomó la cuenta de su voto y observó las urnas.

Cerca, algunos vecinos estaban exponiendo sus ideas, pero Céson apenas las oía. ''Una decisión así no puede corresponder a los hombres; debo consultar la voluntad de los númenes''

Volvió a su choza y tomó el pequeño báculo con la extraña curvatura en su extremo y una larga túnica de color rojizo que había sido del abuelo de su abuelo y se dirigió a una higuera cercana. Trazó un perímetro sagrado alrededor, se recostó sobre el árbol y observó paciente.

No supo cuánto tiempo pasó, pero finalmente, vio un águila levantar vuelo desde un punto hacia el norte de donde estaba; vio como el ave volaba en círculos en torno a la higuera, hasta finalmente caer sobre una presa justo en dirección a los vecinos.

Cuando Céson volvió a la aldea, todavía estaban debatiendo. Escuchó a Dyla hablar de negociación; normalmente hubiera estado de acuerdo con ella, pero ahora creía que la voluntad de los numina era otra.

- Lo siento, Dyla ... creo que debemos prepararnos para la guerra. - sabían que quizás no le creyeran, o no lo tomaran en serio, pero debía contarles.

- Fui hasta la higuera de allá, rezando a los lares por una señal. Y desde el Norte, el punto de las señales más relevantes, se alzó un águila, no una ave cualquiera, y luego de volar por los cuatro costados, cayó en picada sobre una presa allá - mientras señalaba la dirección de la aldea vecina.

- Creo que la voluntad de los dioses es clara.

Escuchó atentamente al resto.

Este es un asentamiento joven. No estamos decidiendo cómo resolver este asunto sino cómo queremos establecer la conducta venidera de nuestro asentamiento. ¿Queremos tomar el territorio por la fuerza? ¿imponer nuestros deseos a otros hombres? ¿ser un pueblo más de guerreros y brutos con una vida tan corta como lo que tarde en aparecer alguien más fuerte? ¿O queremos un pueblo inteligente? adaptable al entorno. Capaz de convenir acuerdos que permitan nuestro progreso y el de nuestros vecinos. Un pueblo que perdure en las idas y venidas de los pueblos guerreros y marque el avanzar de los hombres.

Lo que decidamos hoy sentará precedente y definirá el modo enquenuestro pueblo se comporte. Yo digo agotar la vía diplomática antes de recurrir a las armas. Si finalmente hay guerra, que la haya, peroprimero es importante intentar otra vía aunque no surta efecto.