Partida Rol por web

Zona donde se puede completar las conversaciones, hechos y acciones pendientes que no haya dado tiempo a hacer en el transcurso normal del tiempo

No puedo evitar sonreír un poco más ante la actuación de Gula. Normalmente me cuesta mucho que una persona me caiga tan bien a la primera, pero esta italiana lo pone muy fácil.-Los dioses se ahogarán en un mar de Ronsky, como súbditos que son del poder que alberga. ¡Los cruzados buscaban el Grial porque contenía Ronsky, y no por otra cosa! ¡Que no os engañen!-digo, siguiendo su juego. A su susurro, sólo asiento con una pícara mirada. Cantaría mucho si le contesto entre dientes tan delante de ellos.

A lo que Ben comenta, sólo digo-Bueno, yo estoy al borde de la explosión estomacal. Pero sentíos libres para coger todo lo que podáis usar de esponja dentro vuestro.-como veo que ya van acabando, les miro alternativamente y digo.-Bueno, ¿nos vamos? Quiero llegar antes de que la chica canela empiece a devorar a Kurt, que seguro que ya se ha ganado su corazón con su encanto alemán.-chistes de mantis religiosas. Demasiado vistos. Está claro que las fresas no cabían en el estómago, deben estar invadiendome el cerebro.

Cuando Chris había explicado los grandes milagros del Ronsky, Lia había seguido gestualizando, como si se tratase de una obra y él fuera el Narrador. Ella era como el coro, susurrando cosas como si fuera un eco -Ohhh~Los dioooseees~-.

Cuando entraron en la Sala, Lia pasó adentro, adelantanda. Al llegar vio que Kurt estaba dormido en un sofá, así que se acercó.
-¿Kurt? ¿Estás vivo?-preguntó, obviamente no en sentido literal. Parecía ser que Kurt estaba en un sueño profundo. A juzgar por la botella casi vacía de alcohol que había ya fuera del minibar, algunos ya habían empezado la fiesta. Se incorporó mirando al resto-Éste ya está K.O.-se encogió de hombros. Se fue a otro sofá y se sentó dejándose caer, divertida. Al incorporarse juntó las palmas de sus manos.

-¡Llegó la hora! ¡Nuestro druida necesita inspiración! ¿Necesita asistente, doctor?-bromeó mientras le veía entrar. Miró a Ben y Liz, preguntándose si iban a aguantar mucho el alcohol. Ella el vino sí, pero el resto era potentísimo para ella.

Entré en la Sala Recreativa tras Giulia, que se adelanto al resto y se acercó a Kurt para ver si estaba despierto. Me acerqué también a la zona de los sofás, y sonreí ante el diagnóstico de Giulia sobre Kurt, y al ver la cara de este plácidamente dormido. Me sabía un poco mal, pero lo más seguro es que acabáramos despertándole.

Me senté en el mismo sofá que Giulia, pero lejos de tirarme en él me senté con cuidado en el borde, y apoyé cada una de mis manos en una rodilla. Estaba un poco tensa al no conocer bien a los compañeros, pero seguro que al final lo pasábamos bien.

Y-yo también puedo ayudar… - dije algo tímida.

Entro a la sala recreativa el último, tras Elizabeth. Lo primero que me sorprende es ver a Kurt durmiendo en un sofá, y una botella a medio vaciar. Parece que alguien ya ha tenido su buena ración de fiesta.

Lía se sitúa en un sofá, y Liz va a su lado y toma asiento en el borde del mismo. Sentarme entre ellas me resulta algo incómodo, así que me acerco a un sillón cercano al sofá, desde donde Liz me queda relativamente cerca aunque la distancia se me haga enorme. Tiene un cojín encima, así que lo cojo para sentarme y lo lanzo hacia el sofá donde descansa Kurt, cayendo sobre él. Si no se despierta con eso, no se despierta y punto.

Cuanta ayuda haga falta, ayuda habrá, eso está claro. -Le digo a Chris mientras me siento- Eso está claro, tú pide por esa boquita.

Kurt se hallaba plácidamente en el sofá, ebrio y sin ganas de absolutamente nada. De hecho, cuando la gente entra en la habitación, el parece no inmutarse. Pero algo conmueve su sueño, y lo saca perezosamente de él. Se trataba de un cojín, dios sabe quién carajo lo habría lanzado hacia él. 

Se estira lentamente, y tras frotarse los ojos unas cuantas veces, los abre. Allí se encontraban Lia, Liz, Ben y Chris. Quizá llevaban un rato expectantes mirando a un alemán bebido. Era un interesante e inquietante punto de vista, al mismo tiempo. Tampoco encuentra una frase coherente con la que saludar, así que se limita a cambiar de posición e incorporarse, aunque no del todo, manteniendo un codo sobre el sofá y mirando a los allí presentes. Todo parecía indicar que el alcohol realmente había realizado su función y lo había dejado fuera de juego.

- ¿No me vais a dejar salir de la primera borrachera para meterme en otra? Si es así, primero quiero algo dulce, o salado. O simplemente me conformaría con algo que no fuese líquido, y por mi bien que llevase menos de 45º.-

Bosteza perezosamente. El sueño había sido reparador, pero seguía cuanto menos algo fatigado. De todas maneras tenía cuerpo para otro rato más.

Ah, los dulces... -Digo sorprendido cuando Kurt habla de comer algo al desperezarse tras el cojinazo. He dejado la bolsa de plástico junto al sillón sin siquiera reparar en ello, de forma automática. La levanto y me acerco a la mesa, volcándola. Caen unos cuantos paquetes de papel de aluminio preparados rápidamente- Gofres, con chocolate. Lo que sobró de la bandeja de postres de la cena, envueltos de forma individual. -Desperdigo los paquetes por la mesa, orgulloso- Por si a alguien le entra hambre con la bebida o... no ha cenado bastante.

Le lanzo una mirada a Liz, dejando claro que me he dado cuenta de que apenas ha cenado, mientras vuelvo hacia mi sillón.

Mientras se decidía quién iba a echar una mano, Ben lanzó un cojín a Kurt y consiguió despertarle. Me sobresalté cuando se comenzó a desperezar, temiendo que no reaccionase bien a la broma, pero nada de eso. Simplemente pidió algo de comer, y Ben tiró entonces sobre la mesa el cargamento que había cogido del comedor, lanzándome una clara indirecta para que comiese algo. Le sonreí avergonzada ante ello.

Entonces me levanté del sofá para alcanzar uno de los gofres, y le pasé otro a Kurt antes de volver a sentarme.

- ¿E-eres alemán, no? – pregunté a Kurt mientras desenvolvía mi dulce, tratando de establecer conversación con quién aún no había hablado. – Parece un sitio interesante, aunque sólo he estado en Berlin una vez, para ir a un concierto en la “Berliner Philharmonier”, ¿Se dice así? – me sonrojé al pronunciarlo, pues seguramente no la habría dicho de la forma correcta.

Partí un pequeño trozo del gofre con los dedos y me lo metí a la boca, realmente había cenado poco, así que sería mejor seguir el consejo de Ben.

Cuando entro, veo que Kurt está ahí, probablemente muerto tras ser violado por las hermanas. O quizás se ha emborrachado, intentando olvidar algo. ¿Quizás vió a la borde desnuda? Quién sabe.

Mientras ellos se sitúan por ahí, yo me voy al minibar, saco un mezclador, varios vasos, una botella de Ron, otra de Whisky, y algunas botellas más al azar, entre ellas, zumo de limón, para que coja sabor la cosa. Mientras lo hago, un almohadón vuela hacia Kurt, despertándolo. -Buenos días princesa.-digo de forma socarrona. A los demás que me ofrecen ayuda, sólo les digo-No, nada de ayuda. El Ronsky requiere una mano experta que le dé amor.-lo cierto es que no tengo ni idea de cómo quedará, pero me da igual, con que se pueda tragar basta. Además, odio aceptar ayuda de nadie.

Primero coloco el hielo, como ha de ser. Luego, echo un chorrito de Ron, desde una altura considerable. Después lo mismo con el Whisky. Por último echo un poquitín de zumo de limón.-Esto es para evitar el cáncer estomacal.-por último, cierro, agito durante un rato, con ganas, que quede bien mezcladito. No me estudié todas estas putas mierdas de cadenas de alcoholes en química orgánica para tratar bien a sus congéneres.

Cuando acabo, reparto en los vasos, y distribuyo entre los presentes.-Aquí tenéis, muchachos. Bienvenidos a nuestro suicidio colectivo.-entonces me siento entre las dos señoritas, esperando no levantar los celos del muchacho, y levanto el vaso, poniéndolo a la luz.-Recordad, no paladeéis u os saldrán más brazos.-me iba a llevar el mío a los labios cuando paro un momento y digo.-Bueno, habrá que brindar, ¿no?-yo no solía querer brindar por una mierda, pero al final siempre me paraban y me obligaban. Hoy me toca a mí.

Al ver el botín que había robado Ben, Lia se sorprende de tal cantidad de comida. Ella había cenado bien, bueno, comido-cenado, y se sentía llena. Pero nunca está de más tener cerca algún dulce.

Miró a Chris y luego a la pareja, levantando las palmas de sus manos a gesto de "pues nada".
-Nuestro druida quiere preservar el secreto del Rosnky. No somos merecedores de conocer tal misterio del universo, uno de los enigmas más deseados, juntamente con las pirámides, claro-comentó mientras se acomodaba en su sitio. Asistió al ataque del cojín y permaneció espectante, mirando a Kurt. Al verle moverse, Lia alzó los brazos ampliamente.

-¡Alabado sea el señor! ¡Nuestro Kurt revive y vuelve de entre los muertos!-anunció y luego volvió a acomodarse-No te quejes tanto, nosotros no te vamos a forzar a nada. Pero fuiste tú que querías probar la poción de nuestro hacedor de copas... aunque creo que ésos 45º quedarán muy lejos- siendo realistas, mezclar Ron con Whisky auguraba ser una bomba. Mientras se terminaba de cocer, Lia miró a Liz-Ésa es muy buena, nunca he ido a verlos. Yo estoy en la Simfónica de Milán-explicó con naturalidad, contenta de que alguien escuchara música de orquestra.

Aplaudió cuando Chris se acercó con los vasos y tomó el suyo con una sonrisa.
-Dios sabe cómo va a sentar ésto...-se divertía con la pequeña locura de cóctel-...y cuantas extremidades de más me saldrán. ¡Espero que cuatro por banda mínimo!-hizo tintinear el hielo en el vaso. Luego asintió ante la propuesta de Chris -Brindemos por... ¡por estar vivos y cuerdos! ¡Por el Ronsky! ¡Y por Chris por haberlo preparado todo!-propuso ella, levantando la copa-¿Alguien añade algo?- preguntó, antes de chocar vasos.

Estoy observando a Elizabeth mientras Chris prepara los cocteles. Empiezo a arrepentirme de haberme sentado apartado de ella, y más aún cuando veo que se pone a entablar conversación con Kurt. Un tipo alemán, de un lugar mucho más interesante que la mierda de pueblo del que vengo yo. Seguro que también tiene conversación más interesante que la mía.

Joder, esto ya me pasó una vez, no puedo estar pensando en que va a repetirse...

Reparten las bebidas, y se propone hacer un brindis. Giulia propone tres, en tono de humor, y deja la puerta abierta a añadir algo. Dudo un instante, con la mirada clavada en el vaso, y cuando me doy cuenta estoy diciendo lo primero que me viene a la mente.

Por hacer... -Me detengo, al darme cuenta de que estoy hablando muy bajo y que no van a oírme. Avergonzado, elevo un poco más la voz- ¡Por hacer nuevos amigos!

Levanto el vaso, mirando a todos los presentes uno por uno, empezando por Giulia y terminando, cómo no, por Liz.

Los tres brindis de Gula me gustan, y no puedo evitar otra sonrisa al oírlos. En cambio el del muchacho me parece un poco bastante ñoño, pero bueno, es lo que hay, supongo que acorde a él. Al menos es un brindis que demuestra algo.

-Pues eso.-digo, no esperando a ver si hay más.-Ea.-digo, chocando el vaso con las dos mozas que tengo a mis lados, primero con Liz (y recordando que será interesante verla un poco más desmelenada) y luego a mi sacerdotisa del Ronsky, Gula.-Salud.-digo, y me bebo un sorbo considerable del brebaje.

El sabor es horroroso, tal y como esperaba, y se siente bastante fuerte, en la garganta, según baja, según sube, y en general. Terrible mierda he hecho, sin duda.-Riquísimo.-digo irónicamente mientras contraigo un poco la cara.-Sólo apto para los paladares más refinados.-

Los brindis suponían algo emotivo en ese momento. La gente, por poco tiempo que llevaba se tenían algo, aunque no fuese muy fuerte, de aprecio. Levantó y decidió beber de un trago toda la sustancia, por darle un nombre ciertamente más agradable de lo que en el paladar resultaba. 

Sonrió a todos los presentes. Él no había dicho un brindis, no pensaba decir nada, no era capaz de decir nada. Disfrutó del momento.

Se sorprendió ante el comentario de Ben, tan alegre y juvenil. Chocó su vaso con el de Chris y Liz sonoramente cuando el chico tomó la iniciativa, luego con Kurt y Ben.
-¡Salute!- deseó antes de tomar un trago. Sintió como se contraían los músculos de la garganta y el estómago al notar la bomba desagradable que estaba entrando en el cuerpo. Hizo una mueca a medio camino de una sonrisa y un dolor por la quemazón del potente mejuje alcohólico, descendiendo por el cuello. Tosió unos momentos, ya que ella nunca había aguantado los licores tomados directamente, y aunque el limón intentaba frenar la catarsis estomacal que se avecinaba, el Ronsky era sin duda una bomba para ella. Dejó el vaso en una mesita cercana y miró a Chris con una sonrisa cómplice y algo forzada por el quemazón que sentía.

-Tal y como me esperaba, un maravilloso terror- sentenció mientras tosía una vez más- Maldito, y te quedas tan pancho. Está claro que tu juegas en otra división, ¿eh?- comentó, a sabiendas que ella sólo bebía vino o copas poco cargadas.

Christopher decidió preparar el brebaje él sólo, así que charlamos un poco mientras él se encargaba de todo. Giulia comentó que pertenecía a la Sinfónica de Milán, ante lo cual recordé que el primer día la vi cargando con el estuche de su instrumento.

El ronsky no se hizo esperar mucho, apenas había comido dos trozos de gofre para cuando estuvo listo. Christopher se sentó entre nosotras tras repartir los vasos y propuso que hiciéramos un brindis. Los chicos propusieron diferentes cosas, y tras chocar los vasos con todos me dispuse a darle un trago a aquello, no sin antes olfatearlo.

Esto huele fortísimo…

Sin pensarlo más di un largo trago a aquella bebida, sintiendo como mi garganta ardía al introducirse en mí el brebaje.

- U-un sabor… Peculiar.

Tras el brindis, me llevo el vaso a la boca, tragando de golpe una buena cantidad. Del mismo modo que las cervezas que alguna vez me he tomado con Jeremy cuando las conseguíamos de estrangis y nos las llevábamos a nuestras excursiones en moto para que nadie del pueblo no viera. Pero esto no es cerveza, arde en la garganta y sabe a mil demonios, y la cosa no mejora cuando tragas, casi es peor notarlo bajar hacia el estómago.

No se si es bueno que alguien como yo beba esta cosa...

La imagen de una llamarada escapando de mi boca sin control me pasa por la cabeza brevemente, y tengo que parpadear un par de veces después de contraer el rostro en un escalofrío.

Habrá que acostumbrarse, supongo. -Digo mientras boqueo un par de veces, aunque el aliento a ronsky tampoco hace que la cosa mejore. Me doy cuenta de que seguramente estoy haciendo el ridículo delante de todos, de modo que hago de tripas corazón y me echo para atrás, recostándome en el sillón como si estuviera mucho más cómodo de lo que realmente me siento.

Tendría que haberme sentado donde está Chris, seré idiota...

¿Has registrado ya la patente? -Disimulo otro escalofría simulando una amplia sonrisa- A ver si va a venir Coca Cola y te va a robar la idea para comercializarla...

Veo que mi Ronsky surte el efecto que esperaba: Quema gargantas, papilas gustativas e hígados por igual.-Tan pancho no.-contesto a Gula, y entonces me tomo lo que me quedaba de la poción. Cuando acabo digo, con una voz bastante similar a la de Don Vito Corleone (efectos secundarios del Ronsky), mientras pongo el vaso en la mesa-Créeme que por dentro estoy muriendo igual que todos.-no puedo evitar toser un poco. Voy a necesitar otra copa, pero de cualquier otra cosa, o el sabor perdurará por toda la noche, y parte de la de mañana.

-Me alegro de que os guste.-digo, hundiéndome un poco en  el sofá, poniéndome cómodo.-No te preocupes por la fórmula, se la vendí al gobierno hace unos años. Lo vaporizan y lo usan para otras cosas. ¿Cómo lo llamaban?-digo mientras me froto la barbilla y finjo pensar.-¡Ah, ya me acuerdo!-chasco los dedos.-Gas mostaza.-

Me limité a sonreír ante los comentarios de los chicos, esperando que aquella quemazón desapareciera de mi garganta. Trataba de mantener la compostura, pero la sensación no era nada agradable, así que al ver como Christopher terminaba con la copa, decidí hacer lo mismo.

Al menos así pasará cuanto antes esta sensación...

Acerqué el vaso a mis labios y de otro trago vacié el contenido de este. El ardor se intensificó unos segundos, durante los cuales no pude decir nada, finalmente me pronuncié.

- Una vez desvelado el misterio... ¿P-podríamos probar otra cosa? - pregunté mientras un tono rojizo invadía mis mejillas, en parte por sentirme observada, en parte por los efectos del alcohol.

Cuando escucha a Corleone hablarle, casi le da un ataque de risa.
-Ohh... perdóneme, Padriiiino- se disculpa, echando mano de su acento italiano.  Ver a Ben pasándolo mal como ella también le pareció gracioso: era un consuelo saber que no era la única que estaba muriendo por dentro-¡Cocacola! ¡Ya sabemos como hacer la versión juvenil del Ronsky!-bromeó, aprovechando la idea de Ben.

Luego se acercó de nuevo el vaso para olerlo y le pareció sentir el ardor de nuevo en su garganta solo con su aroma. Lo dejó en la mesa y se acomodó también, dejándose hundir en el mullido sofá como había hecho Chris-¡Fuiste tu! ¡Ahh, en verdad eres todo un supervillano!-le pinchó con el dedo en un costado, disfrutando del ejercicio de chincharle.

Aplaudió a ambos, a él y a Liz, cuando se terminaron el vaso.
-¡Wow! ¡Bravo! Tenemos los primeros sujetos a experimentar con las nuevas extremidades. Diré algo bonito en vuestro funeral-cedió amablemente. No tenía intención de intentar hacerse la dura bebiendo ésa aberración de un trago. La pregunta de Liz volvió a sacarle una risa ligera-A elegir, sangre de dragón o exprimido de yeti-propuso, como si fueran ocurrencias geniales.

No borraba la sonrisa de su cara. A decir verdad, sus mejillas rojas delataban bastante el porqué de tanta felicidad. Aunque ella de por sí ya fuera risueña.

Cada vez que Gula me pincha, no puedo evitar dar un bote.-¡Oye! Así no hay quien os envenene. Ahora verás.-entonces me incorporo, y rápidamente rodeo su cuello con mi brazo, cual luchador de lucha libre, suavemente para no hacerla daño, pero procurando que no se escape, y entonces, empiezo a lanzar una lluvia de pinchazos con el dedo en su costado, buscando hacerla cosquillas y que bote.-¡Sufre mi tortura! ¡Esto es lo que ocurre cuando atacas al mago de la aldea!-con media sonrisa miro a los otros y digo-Si queréis pillar más mejunjes este es el momento. Yo estoy ocupado castigando a esta insurgente.-digo, sin cesar de pinchar a Gula. La soltaré cuando explote o cuando suplique piedad.

Espero que no vomite el Ronsky.