Partida Rol por web

Después de las últimas incidendias al vovler de la misión. La cédula Omega de Star City tuvo un par de semanas de descanso. Y de hecho cuando les volvieron a llamar fue para un trabajo sin importancia.
Tan solo tenían que ir a conseguir unos componentes necesarios para reparar la maquina que habían conseguido del laboratorio de Hydra.
Claro que hasta los mejores y más sencillos planes suelen no terminar de salir del todo bien.

Era una simple compra. Ir al Mercado, y hablar con el lider criminal Willy "the Fish". Videshee lo conocía, había hecho algún que otro trabajito de traducción para él. Y Obscure le había conseguido alguna cosa "perdida". A pesar de no tener poderes se rodeaba de algunas guardaespaldas bastante duras. Y los rumores decían que aunque la ciudad estaba bajo la ley marcial alienigena, Willy podía conseguirte lo que quisieses. ¿Qué podía salir mal?
Bueno. El batallón de aliens que entró en medio de las negociaciones y lo mandó todo al diablo. Los Omegas apenas pudieron salir de allí con vida, y de hecho si no fuese porque Willy The Fish resultó tener super poderes podrían haber acabdo todos como Obscure. Bastante malheridos.

Al final lograron escapar gracias al sacrificio de "The Fish", que contuvo a los V'Sori mientras ellos y una de sus Guardaepaldas, Hardcore, salian con el material que necesitaban. **¹**

Después de aquello Obscure fue a una casa de recuperación que tenía Destrucción y Hardcore fue reclutada con la promesa de patear culos aliens.

Y así pasó otra semana. Hasta que Destrucción volvió a llamar.

Hola mis queridos Omegas. Me alegra comunicaros que Obscure se está recuperando, y que seguramente pronto volverá a estar en activo. Mientras tanto tengo una nueva misión para vosotros.

Gracias al artefacto que recuperastéis, y a las piezas que conseguistéis, tenemos un teleportador funcional. Ahora tan solo hay que usarlo para conseguir nuevos aliados. Y como no podía ser de otra manera ahí es donde entráis vosotros.
Vais a ir a Atlantis.

La mejor parte de trabajar para Destrucción era cuando no te mandaba trabajos. 

Sí, entonces podías salir a beber, pasear por la parte deprimida de Star-city y ser el puto amo. Acabando con los aliens (pocos) que pasaban por ahí y mediando entre las bandas y "protegiendo" a los oprimidos a cambio de su devoción. 

Sí, estaba bien ser el jefe a veces. 

Las misiones por otro lado eran peligrosas, pero Destrucción pagaba bien por ellas. Esta vez Obscurito fue el que sufrió y acabó en el "hospital" o bueno, por lo que Templario sabía, lo estaban vendiendo a piezas. 

Rusita nos había guiado bien, al menos, y habiamos hecho más contactos —Lo siento por tu amigo pescado, parecía buen tipo— y conseguido lo que Destrucción quería... además de conocer a más supers, como Durita. Apodo de Templario para la guardaespaldas. 

No pasó otra semana y nos avisó para otro trabajo. Al menos esperó unos minutos para que estuviéramos todos delante del proyector que había en el salón*. O más bien su esbirro nos avisó para que a los pocos minutos todos pudiéramos hablar. 

—Me alegro por Oscurito. Esos agujeros que le hicieron no tenían buena pinta. 

Luego tenía cosas más interesantes. 

—¿Atlantis? Pero... ¿No la habían destruido? —Templario recordó cosas— Esos aliens decían que eran descendientes de los atlantes. ¿Es verdad? ¿Hay algo allí nos sirva? 

Hablaba de nuevos aliados. ¿Estaría el Rey pescadito y sus tipos abajo? Un ejército nos vendría bien. 

Hacía ya algún tiempo que habían terminado con la última misión que les había mandado Destrucción y, aunque había sido especialmente dura -habían incluso perdido temporalmente a uno de sus compañeros-, Worm empezaba a aburrirse y tenía ganas de volver a salir a patear los culos azules de los invasores alienígenas.

Por fortuna la llamada del jefe llegó a tiempo. Un poco más de tiempo y el supergusano posiblemente habría salido por su cuenta a la calle y se habría cargado todo aquello lo suficientemente estúpido como para cruzarse en su camino.

Sin embargo, el destino que les tenía preparado Destrucción no podía ser menos interesante para Worm: La Atlántida. No se podían abrir agujeros en el agua y, de encontrarse en terreno firme, corría el riesgo de que los orificios se inundaran de repente de excavar en la dirección equivocada.

– ¿La Atlántida? No jodas. ¿En serio? Eso no creo que sea bueno para mi artritis. ¿No podemos ir a buscar refuerzos a algún otro sitio? No sé. Quizás a los pescaditos tampoco les haga mucha gracia abandonar su acuario, ¿no?

Empezaba a conocer a su jefe y sabía que, si se le había metido algo en la cabeza, difícilmente iba a convencerlo de lo contrario. Mas, ¿qué perdía por intentarlo?

No sabía cómo nos las arreglábamos, pero la verdad es que allí donde íbamos pasaba algo. Ya no recordaba la última vez que iba a algún sitio y no había jaleo. La verdad, es que estaba segura de que si algún día toda esta mierda de los alienígenas se arreglaba, nos íbamos a aburrir como una ostra. 

Nuestro "querido" jefe nos llamó y nos dijo, entre otras cosas, que Obscure estaba bien, lo cual eran buenas noticias pues al pobre lo habían dejado hecho un guiñapo y bueno, pronto nos comentó a donde quería que fuéramos, lo cual, nos dejó a todos con la boca abierta. 

- ¿Qué? - Fue lo primero que me salió después de haber escuchado eso de que quería que fuéramos a Atlantis. 

Estaba entendiendo que ahora que tenía su máquina de teleportar cosas, quería teleportarnos a Atlantis. 

- ¿Y qué es lo que tenemos que hacer allí? 

Claramente no llamar "pescado" a nadie si nos lo encontrábamos, pues seguro que la cosa acabaría mal. 

Efectivamente Atlantis fue una de las primeras ciudades en ser atacadas. Su avanzada tecnología la hacía un objetivo principal, y no se podían permitir dejarla indemne.
No obstante mis fuentes me asegura que, aunque en ruinas, la ciudad está en un estado aceptable de conservación. De hecho el campo que mantiene el agua fuera de la ciudad todavía funciona, así que podréis respirar sin problemas. Aunque eso tiene la contrapartida de que seguramente habrá soldados V'Sori allí.

Desechó aquello con un simple gesto, como si no significara nada. O que confiase plenamente en vuestras facultades.

Necesito que encontréis y me traigáis la Corona de Atlantis. Es un artefacto de gran poder ligado con el Reino de Atlantis. Se dice que con esa corona se puede encontrar y despertar a la Legión Perdida de Atlantis. Un poderoso ejercito que según la leyenda espera a ser llamado para proteger la ciudad en su momento de mayor necesidad en el futuro. De hecho la leyenda Artúrica se basa en el mito Atlante.
Pero mis fuentes me dicen que no es un mito. La Legión Perdida es real. Y si la localizamos podemos ponerla a nuestro servicio contra los V'Sori.

Dejó que la idea calara un poco en los Omegas antes de continuar.

La última localización conocida de la Corona es el Templo de los Cuatro Mares. Un zigurat en el centro del distrito religioso. No será muy dificil de llegar desde donde os váis a teleportar.

¿Alguna otra pregunta?
 

– Estoooo. Si tenemos un aparato teleportador, ¿por qué no nos envías directamente a ese “figurá” y nos ahorramos el paseíto?

Si pudieran ver el rostro de Worm debajo de su máscara, se darían cuenta de que otra duda le tenía preocupado. No esperó más tiempo en soltar la pregunta.

– Y, bueno, ¿cómo funciona eso de regresar? ¿Cómo volvemos de Atlantis cuando hayamos acabado? Es que no me apetece tener que volver buceando si las cosas se ponen tontas, ¿sabes?

Si no supieséis que era imposible habríais jurado que el casco de Destrucción enarcó una ceja que no tenía.

El teleportador sólo puede ir a otro lugar donde haya otro aparato. Es uno de los que usaban los miembros de Alpha Force, el que usaba el antiguo Rey Meros de Atlantis más concretamente. Ya está codificado, tan sólo tenéis que meteros y darle al botón rojo. Y para volver lo mismo. De uno en uno, eso sí.

¿Alguna pregunta más? No quiero que haya malentendidos luego. Es imperativo que la misión sea un éxito.

Al decir ésto último miró a Videshee.

Destrucción contestaba algunas preguntas. Pero... ¿En ruinas y en un aceptable estado de conservación? Los aliens habían nivelado cientos de ciudades y dudaba que fuera diferente pero...

—Encontrar la legión perdida de Atlantis. Esto parece una película mala de la Fox de los sábados por la tarde. Me encanta. 

Hizo ademán de apuntar. 

—Corona del Burger king... bueno de Atlantis, en el Templo de los.. ¿Cuatro Mares? ¿No eran siete? En fin, si es un zigurat lo veremos. 

Gusanito hizo otra buena pregunta. Como funcionaba el cacharro. Templario no quería ir en un viaje sólo de ida. 

—Que bien lo del teleportador. Si no importa, yo entraré primero y luego volveré, y si no vuelvo mis amigos me vengarán, ¿vale? Es que no me gustan los viajes sólo de dia. 

Y como Destrucción tenía el coeficiente intelectual más bajo que Templario, tuvo que soltar una puya a la rubia. Se habría hecho supervillano por no saber tratar con las mujeres, fijo. 

—Eh, jefe, que Rusita lo único que ha hecho es hacer preguntas para evitar esos malentendidos, cuando lo de Hidra y en el resto de veces. 

Las minivacaciones de las que pudieron disfrutar durante un par de semanas no estuvieron mal del todo. Sus heridas terminaron por cerrarse gracias a la intervención de su compañera rusa, pudo beber alcohol hasta casi desmayarse y entrenar cuando los demás tenían ganas de algo de gresca, aunque en caso contrario se marchaba a buscarla por su cuenta.

La siguiente misión que hicieron relacionada con el tipo al que llamaban “the Fish” se complicó más de lo que esperaban, pero ¿acaso eso no lo hacía más divertido aún? Un grupo demasiado grande de aliens que hicieron que ellos lo pasaran jodidamente mal, pero lograron irse de allí con lo que necesitaban. Lo que no tenía muy claro era porqué no se habían cargado a Hardore, pero bueno, ella no iba a ponerse a matar a todo el mundo a no ser que le entrasen ganas de hacerlo.

Aquella estúpida misión que dejaba a Destrucción como un jefe bastante incompetente fue seguida de una semana más de vacaciones, hasta que nuevamente escucharon el aviso de su jefe.  Atlantis…- incluso ella, que había pasado toda su vida viviendo bajo la superficie, había escuchado algo de ese lugar.  Por suerte no hizo falta que ella abriera la boca para que los demás hicieran las preguntas que pasaban por su cabeza.

Habrá soldados. Cabrón, no nos has mandado a un sitio tranquilo en tu puta vida. Sigo pensando que en realidad este hijo de puta es todo fachada.  El objeto que iban a buscar hizo que Rox parpadease un par de veces, incrédula. Nos dices que hay un objeto para convocar a un ejército. ¿Te crees que realmente vamos a querer dártelo a ti, mamón?

-Vale, todo claro como la espuma del mar- dijo la mujer de las garras mientras se cruzaba de brazos echando un vistazo a los demás. Por muchas preguntas que le hicieran a Destrucción al final iban a acabar metidos en problemas porque no era capaz de prever los ataques o enviar refuerzos cuando los necesitaban, así que escuchar lo que tuviera que decir iba a dar más problemas que soluciones.  Por mí nos ponemos rumbo a esa playa acuática, aunque no pienso llevar bikini.  Esperemos que no le pase nada a tu armadurita, Templi.

Al menos parecía que esta vez Destrucción se estaba molestando en explicárnoslo todo, lo cual, era un avance, porque la verdad es que las otras veces había sido imposible. La discusión había servido para algo, aunque yo seguía planteándome muchas cosas ya. 

La misión no parecía complicada, a excepción de que habría extraterrestres, podíamos acabar todos muertos en el fondo del océano y bueno, seguro que a eso había alguna que otra cosa que añadir. 

Me sorprendieron las palabras de Templario y le hice un leve asentimiento con la cabeza a modo de "gracias". 

- No, creo que está todo claro. - Al menos por el momento. 

De todas formas, recordé que ahora teníamos un amigo añadido a las misiones y eso me hizo fruncir el ceño. A ver si no nos lo encontrábamos, que a mí eso de respirar me gustaba bastante. 

 Por mí nos ponemos rumbo a esa playa acuática, aunque no pienso llevar bikini.  Esperemos que no le pase nada a tu armadurita, Templi.

—Es impermeable al agua. Como yo. Y es lógico que esta vez no queráis bikinis, aunque os quedaban muy bien —recordaba la fiesta que se habían corrido con ellas así. Había merecido la pena ponerse uno para ir con ellas— os compraré unos trajes de neopreno para ir al fondo del mar —Templario conocía un vendedor barato de trajes de latex que se ajustaría a las chicas. Todavía mejor que el bikini. 

Videshee no se la montaba a Destrucción, por más que él guardara los pequeños agravios, algunos inventados, como una mala puta. 

Muy bien. Os mando la dirección donde os recogerán para llevaros al teleportador. Buena suerte Omegas.

Después de aquello la imagen de Destrucción desapareció de las pantallas, y en su lugar estaba una dirección de un pequeño almacen abandonado en la ciudad, junto con el día y la hora a la que teníais que estar (Al día siguiente a las 6:00h). Estaba cerca de otros a los que ya habíais ido, lo mismo el super villano tenía contactos en la zona, o era simplemente casualidad.

Allí os presentantéis todos, con más o menos ganas según cada uno. Dentro del almacen estaba la nave que ya conociais de otras veces, a menos que tuviera más de una igual, y fuera os esperaba uno de los soldados de Destrucción. Si era el mismo de siempre o no no lo podíais saber debido a la armadura con casco cerrado que llevaba. A su lado había unos maletines abiertos.

Aparte de llevaros a vuestro destino. Mi señor me ha dado ésto para vosotros. Para el que quiera claro.

Dentro de ellos había algunas pistolas y rifles.

Destrucción parecía ocupado, sin molestarse con las palabras de Templario o del resto. Quizá los consideraba bastante irrelevantes o, una vez aceptadas sus órdenes, el resto le daba igual. Nos había dejado la dirección del lugar de la teleportación.

—Bueno. Tenemos hasta mañana. ¿Quién se viene a que le compre un traje ajustado de neopreno, —perfecto para super-chicas— y luego a tomar un barrilito de cerveza?

Horas después y con un dolor de cabeza sordo, el grupo de cuatro ya se encontraba otra vez en camino a otra misión. Por alguna razón nunca salían como lo esperaban. 

Templario no prestó atención a los maletines, su armadura ya le proporcionaba una pistola láser de gran penetración —¿Eres el piloto de la otra vez? —preguntó— pensaba que nos íbamos a teleportar. 

Pues nada, de nuevo de misión que estábamos. Observando de nuevo más armas. 

- Yo creo que me voy a quedar con las armas que tengo. - No tenía claro si había llegado a usarlas, pero no estaba de más tenerlas, por si acaso. 

Ya me había puesto la protección que nos habían dado, más que nada por si en algún momento me pillaban desprevenida y querían hacerme un agujero. 

Observé al hombre cuando Templario dijo lo del piloto y negué con la cabeza. 

Ya me había cansado de intentar hablar con él y eso que estaba segura hasta de haber probado varios idiomas. No estaba por la labor de contar nada y yo, ya me había cansado de encontrarme con una pared continuamente. 

- Sí, es nuestra niñera. - Murmuré. 

¿Niñera? Templario estaba seguro de que no. 

—No es una niñera, no pega a los bebés ni los secuestra, ni es una joven que viene a... ejem, con nosotros —le miraron— ¡Eh, no me miréis así. Toda mi educación viene de la televisión, y ésta nunca miente. 

—Ah, y también de la calle —dijo como un pensamiento posterior. 

En cuanto dijo aquello de pegar a los bebés me puse más tensa que el palo de una escoba y se borró de mi rostro todo gesto de ir a hacer broma alguna. Era uno de esos momento en los que daba miedo, que no solían ser muchos, la verdad. 

- No metas a los bebés en esto. - Gruñí como si quisiera arrancarle la cabeza, ya fuera con armadura o sin ella. 

Eso sí, cuando dijo lo de la calle, aparecieron por ahí mis propios recuerdos, siempre la hostia de oportunos y las cosas comenzaron a flotar a mi alrededor. 

- No tienes ni puta idea de lo que le hacen a los niños en la calle. 

Algunas piedras salieron disparadas contra las paredes y cuando parecía que la cosa iba a empeorar, conseguí controlar mi respiración y mis poderes. Lo que hizo que todo a mi alrededor sonara, cuando todo lo que se había elevado caía al suelo. 

Su cabeza aún daba vueltas tras la borrachera de la noche anterior y Worm torció molesto el morro cuando sus compañeros se pusieron a hablar con el piloto y entre ellos. No tenía la cabeza ahora para conversaciones.

En su lugar echó un vistazo a los nuevos modelos de armas que les había proporcionado Destrucción.

Podría ser por la terrible resaca que tenía y que no le dejaba centrarse en su estudio, pero no le pareció que fueran a ser mejores que las que ya tenía. Así que se limitó a dejarlas a un lado con un gruñido.

Tomo asiento y apoyó los codos sobre las rodillas, mientras dejaba reposar la enmascarada cabeza sobre sus manos y miraba fijamente al suelo, esperando aliviar con este gesto algo del dolor que tenía.

Fue un gesto fatuo y Worm se preparó para sufrir aún más, cuando los motores se pusieran a toda potencia y la vibración de la nave hiciera palpitar aún más su cerebro.

Con todo claro el grupo podía marcharse una vez más de misión a hacer el trabajo sucio. Por suerte para ella no era una mujer que disfrutara en exceso del reconocimiento por parte de la imagen pública, pero estaba claro que gran parte –por no decir toda- del mérito de la liberación de su hogar de esa puñetera raza se debía a su grupo única y exclusivamente.  En fin, cuando todo eso acabara, podría ir contando en algunos bares todo lo que había hecho… aunque luego tendría que matar al personal, por si acaso. Tampoco era algo que le provocase un dolor de cabeza.

-Creo que eres el rico del grupo, hojalata. Todo el día “comprando” cosas para las chicas- estaba más que segura que esos regalos eran robados y no pagados con dinero, pero eso le daba hasta encanto a la pieza.  Pero no me quejaré, sobre todo si pagas la cerveza.

Lo bueno de irse de misión tan temprano era que uno podía irse de empalme después de una buena noche de fiesta, así que rox fue de las primeras en unirse a la fiesta.  Eso sí, tanto beber estaba segura de que le daría problemas en el futuro.

Cuando llegaron al lugar al que tenían que ir descubrieron que había regalos para todos. Roxanne no es que disparase con armas de fuego, pero estaba claro que no iba a hacerle ascos a algo que podría vender o utilizar en el futuro. ¡Lo mismo hasta le salvaba la vida tener un rifle!

-Tu señor. Joder, el nivel de obediencia- dijo la guerrera al escucharlo. Luego negó con la cabeza pensando en la mierda de vida que debía tener ese piloto.

Al ver que Videshee y Templario parecían meterse en algún tipo de discusión que podía acabar con una piedra en su cabeza incrustada, Rox prefirió quitarse del medio e hizo como Worm, buscar un asiento donde ponerse a salvo.  Casi quiso aplaudirle a su compañera por la demostración de lo que podía hacerles si se ponía de auténtica mala hostia, pero pensó que eso la calentaría todavía más, así que se llevó las manos al pelo que debía llevar despeinado de toda la noche dando botes.

-¿Creéis que algún parque de atracciones seguirá vivo después de todo lo que ha pasado?- preguntó lo primero que se le ocurrió- No he ido en mi vida a uno ni sé cómo son, así que cuando esto acabe deberíais llevarme. Lo mismo hasta me gustan.

—Que era broma, rusita. De las películas de la Fox del sábado por la tarde. Yo nunca haría daño a un bebé. Sólo extermino con gran prejuicio a los que me irritan, no a los niñitos... —cómo se ponía. Templario era un héroe incomprendido, nunca haría daño a los niños. 

Piedras arrancadas de las paredes chocaron contra su armadura —Ehhh. Tranquilaaaa

Worm estaba borracho y no decía ni mú, sería el dolor de cabeza, garritas por otro lado...

-Creo que eres el rico del grupo, hojalata. Todo el día “comprando” cosas para las chicas- estaba más que segura que esos regalos eran robados y no pagados con dinero, pero eso le daba hasta encanto a la pieza.  Pero no me quejaré, sobre todo si pagas la cerveza.

—Soy el sugar daddy. Todo mi dinero para vosotras —los bikinis los había comprado en el walmart por 3 dólares y los trajes de "neopreno" del falso iban a ser del estilo, en cerveza sí que me gastaba, la rusa bebía vodka como agua, garritas cerveza a ríos y siempre se les había olvidado el bolso o el monedero —eso es que me hacéis pagar. Me gasto todo lo que nos da destrucción en vosotras. Y en aceite de armadura. No gano para misiones. 

-¿Creéis que algún parque de atracciones seguirá vivo después de todo lo que ha pasado?- preguntó lo primero que se le ocurrió- No he ido en mi vida a uno ni sé cómo son, así que cuando esto acabe deberíais llevarme. Lo mismo hasta me gustan. 

—Cuando acabemos con los aliens, podemos ir un día. Te compraré algodón de azúcar. Seguro que te gusta. Y una manzana dulce para rusita y otra para gusanito... —dijo esperando que la rubia se hubiera tranquilizado, si no igual le exprimía como una lata de cocacola.