Partida Rol por web

-Tío, no serás un superhéroe al que no conocía ni su puta madre y estás ahora yendo con los malos intentando hacernos cambiar de bando, ¿verdad?-

—Yo siempre lo fui. Pero soy el héroe que la humanidad necesita y además soy el héroe que la humanidad merece —dijo Templario, no se sabía si en broma o en serio. Eso sí, sin miedo a pasar— luego salimos a limpiar las calles de escoria, no te preocupes. 

Videshee, con su paranoia habitual, no se fiaba del piloto —Vigilaré que no nos esté tendiendo una emboscada —fue lo último que dijo Templario antes de pasar. 

Como las veces anteriores el "paseo" fue instantáneo. Después del fogonazo Templario estaba en otra cabina igual que la que entró. Aunque está estaba algo más desgastada por dentro. Lo cual le recordaba a la que había entrado en New York.

Cuando abrió la puerta y salió se encontró con el piloto en posición de firmes esperandolo.

¿Ha ido todo bien? ¿Habéis recuperado la Corona?

Templario ignoró al piloto y dió una vuelta por los alrededores, sin ver nada relevante, para luego responder.

—¿Acaso has dudado de nosotros? Vale, parece que no hay emboscada. Volveremos con la corona. El último que pase la traerá. 

Una vez dijo eso, se dio la vuelta para volver a avisar a sus compañeros. 

La reacción de Roxanne no se hizo esperar. La mujer era todo temperamento y no dudo en dejar claro a Worm lo que opinaba acerca de su opinión.

– ¡Vale! ¡Vale! No te pongas así, que no ha pasado nada.

Cedió la corona a la mujer de las garras de acero y miró al teleportador por el que Templario acababa de marchar.

– Toca esperar un poco al hombre de hojalata y ya nos vamos todos, le damos la corona al doctorcito y nos vamos a tomar unas cervezas, ¿te parece?

Volvió a mirar en dirección al teleportador. ¿No estaba tardando Templario mucho ya? ¿Acaso se había encontrado con problemas o quizás la mierda de caja esa ya no funcionaba?

Bajo su máscara, Worm frunció el entrecejo.

Si el piloto estaba extrañado, contrariado o enamorado Templario no podría decirlo, sobretodo por el caso que llevaba que no le dejaba ver su cara.
No obstante en el vistazo rápido que echó no vio nada fuera de lo normal. Nada que no estuviese ya cuando se marcharon, claro está. Por lo que volvió al teleportador.

Unos segundos después estaba nuevamente en Atlantis con los demás.

Unos minutos después de haberse marchar, no más de cinco ni menos de dos, el aparato volvió a activarse y pudo verse el destello que indicaba que alguien había aparecido.
Al abrirse la puerta estaba Templario, o al menos alguien que llevaba su armadura.

Por suerte, Videshee permaneció con ellos y mostró la misma simpatía por el comentario de Worm que ella.  Se preguntó durante un segundo qué pasaría si secuestraran al tipo de la armadura y decidió que sería problema de su yo futuro en ese caso, por lo que sencillamente permaneció con los otros dos mientras aguardaban.

Al escuchar las palabras del hombre de morado, Roxanne asintió. Era una mujer capaz de guardar mucho rencor, pero no iba a hacerlo con sus compañeros de trabajo por una nimiedad. Otra cosa sería que le quitasen una venganza personal, que la traicionasen o que le dijeran que había engordado. Ahí sí tendrían problemas.

-Vale, eso me parece bien. Ya has dicho que vienes así que no te rajes, y también te toca pagar. La rubia y yo nunca llevamos dinero encima. Es lo que tiene llevar ropa ajustada, no tiene bolsillos- dijo encogiéndose de hombros mientras esperaba señales de quien faltaba.

Pasados unos minutos, Templario parecía volver. O eso o alguien con su armadura. Lo mismo era Obscure haciéndose pasar por él, o cualquier grillado que le hubiera robado las pertenencias y se las hubiera puesto. Por si acaso la mujer se quedó atenta a los movimientos que pudiera hacer el recién llegado.

-¿Qué? ¿Todo bien por ahí? ¿Podemos volver ya o se te ha olvidado algo en el salón del trono? Worm ha dicho que quiere invitarme a unas cervezas, así que no perdamos el tiempo- añadió, esperando a que todo marchase bien y pudieran regresar.

Templario volvió. No se le había ocurrido que pudieran darle el cambiazo o algo así. —¿Me habéis echado de menos?

—He mirado y es el mismo sitio y no hay emboscada —dijo Templario— ¿Que Gusanito paga unas cervezas? Por supuesto, porque Tequila no va a pagar, eso quizá sería canibalismo para él, Garritas. Vamos todos otra vez. 

Confirmado esto, Templario volvió por donde había venido.  

Al parecer no había nada que tener al otro lado y bueno, por los comentarios del hombre de hojalata, estaba claro que era él. Eso o alguien que contaba hasta sus chistes malos, vamos. 

- Pues nada, vamos. 

Yo aún no las tenías todas conmigo y casi estaba esperando que de alguna parte nos viniera algún ataque, pero todo parecía demasiado calmado y eso, me ponía aún más nerviosa. 

- ¿Soy la única que siente que algo no va bien cuando no parece que haya ningún peligro? 

Sí, estaba caminando ya tras Templario para volver, pero... 

El encanto natural de Templario era dificil de imitar, por lo que no había duda de que era él quien había regresado a por el resto.
Tras dar su aprobación a la vuelta, asegurando de que no había visto nada extraño, los Omegas empezaron a pasar por el teleportador uno a uno.
Cuando sólo quedaban dos para entrar notaron que el edificio donde se encontraban empezaba a teblar. Mientras el penultimo Omega entraba al teleportador, algunos trozos del techo caían. Cada vez más grandes. De hecho el último en entrar ya no las tenía todas consigo de que fuera a salir de allí con vida. Pues un trozo de techo del tamaño de una furgoneta cayó justo al otro lado de la puerta en cuanto entró en el aparato. Por más que le daba al botón de volver aquello no iba más rápido. Pero en cuanto notó el zumbido de la máquina, y el destello se consideró a salvo.

Una vez todos en el almacén de New York, el piloto (que había esperado pacientemente a que estuvieseis todos) os saludó.

El señor Templario no ha querido decirme nada, pero asumo que todo ha ido bien y tenéis la corona ¿no?

Volvíamos a estar de nuevo en nuestro planeta, que, aunque invadido, al menos estaba en la superficie y allí podríamos respirar aunque se resquebrajase algún techo sobre nuestras cabezas. 

- ¡Uff! Menos mal... 

Eso de estar bajo el agua de esa manera había sido un poco tenso, al menos, para mí. 

Claro que ahora teníamos delante al piloto y era el momento de hablar con él, puede que incluso enfrentarnos. 

- ¿Por qué, siendo atlante o como se llamen los sirenitos, estás ayudando a robar esa corona? 

La verdad es que tendría que molar ver a alguien con cola de pez, pero no creía que esto funcionara como en los dibujos y le saliera si le echábamos un cubo de agua encima o algo así. 

—Te dije que no dudaras de nosotros, que siempre conseguimos lo que nos proponemos. ¿Quién tiene la corona? Era de madera y ponía "De los siete mares, no? —afirmó Templario. 

Rubita Rusita Cantarina le preguntó algo lógico. Las luces se le encendieron al supervillano.

—¡Já! Por eso tu nave podía viajar por el agua. ¡Eres un atlante! ¡Trabajas para Destrucción y le dijiste donde estaba aquel objeto! ¡El más sagrado entre los Atalantes! ¡El robo del siglo! ¡Y lo consiguió Templario, con cierta ayuda de sus atractivas ayudantes... y de gusanito! —continuó ufano. 

A pesar de que el casco no permitía verle la cara, era obivo que se había quedado con la boca abierta y los ojos como platos. Aunque se recompuso rapidamente.

Ejem.
La Corona servirá para ayudar a echar a esa escoria alienígena de la Tierra. Es todo lo que hace falta saber. No necesito más.

Pareció dudar un poco antes de continuar, pero finalmente se quitó el casco. Se pudo ver como efectivamente era un atlante. El tono azulado palido de su piel, y los ojos sin pupilas no dejaban mucha duda al respecto. Aunque antaño habían sido un mito, desde que Aquarian se había unido a Alpha Force, y más tarde había logrado que Atlantis fuera reconocida en la Naciones Unidas, los avistamientos habían sido más normales. Algunos incluso moviendose a la superficie.

Y sí. Soy atlante. Pero eso no quiere decir que no ayude en todo lo que pueda a la victoria de la tierra.
¿Hay algún problema con eso?

Asentí ante la primera respuesta que me dio, pues a mí desde luego me había servido, pero claro, después se quitó el casco y lo miré con toda la curiosidad del mundo. 

- Os lo dije. - Miré a los demás mientras asentía. 

Eso sí, después ya entró en modo borde, como parecía que estaba todo el mundo en este maldito planeta. 

Antes de volver a hablar miré de nuevo a mis compañeros. 

- ¿Por qué creéis que tanto los de nuestro bando como los del contrario son unos bordes cuando intentamos hablar con ellos? ¿Tenemos algo que les haga mostrarnos toda su hostilidad o es que sólo han quedado los rancios tontos del culo vivos? 

A todo esto volví a mirar al atlante. 

- Tú mismo, chaval. 

Ya no me caía simpático el piloto, era otro rancio de mierda como los otros trescientos rancios de mierda que habíamos conocido desde que trabajábamos para destrucción. 

- Deberíamos hacer una purga una vez nos hayamos quedado con el planeta de nuevo.

El piloto que parecía majo antes era un borde terrible también. Bueno, no todos pueden ser tan simpáticos como yo —pensó Templario. 

—No se, Rusita. Y nosotros somos todo amor. No le hemos arrancado ninguna extremidad ni nada. —bajó la voz pero de forma que se escuchaba a través del filtro metálico de su armadura —igual tiene almorranas. Almorranas acuáticas. 

—Me apunto a esa purga. Fuera los Aliens y luego purgar gilipollas. En nuestro reinado democrático y benéfico cogemos a los más gilipollas, los metemos en un parque de atracciones y los vamos purgando. Siempre hay más gilipollas que balas. 

Todo pareció comenzar a derrumbarse mientras ellos regresaban al punto en el que debían esperarles. Ella decidió ser de las últimas, por lo que pudo ver como su vida estaba a punto de irse a la mierda (como tantas otras veces en tan poco tiempo) pero la suerte estuvo una vez más a su favor y el dichoso aparato funcionó.

Cuando entraron en la nave el piloto y sus compañeros empezaron a conversar, descubriendo la raza de quien se encargaba de llevarlos al lugar al que debían volver.  Las palabras del atlante no terminaron de sentar bien a videshee, pero si las mismas hubieran ido dirigidas a Roxanne ahora estarían tratando de pilotar ese avión porque le habría arrancado la cabeza a esa basura. ¿Por qué la gente era incapaz de entender su lugar?

Una purga, ¿eh?- la mujer se frotó la barbilla y asintió. Me apunto. Solo espero que quede poco para poder empezarla. Estoy un poco harta ya de hacer tantas misiones para ese tío. Al menos sus compañeros de trabajo no habían resultado (en su mayoría) tan imbéciles como el resto de personas que habían encontrado, o de lo contrario habría acabado sola. Visto así, tampoco era para tanto. Uff, tengo hambre. Esperemos que lleguemos pronto. ¿Pizza? ¿Tacos? ¿Atlante a la brasa?

El piloto se encogió de hombros y se volvió a poner el casco.

Bien. Si estáis listos nos pondremos en marcha. En la nave hay un receptaculo para guardar la corona.

Tal y como estaban las cosas no tenía sentido empezar una discusión. Sobretodo porque los omegas eran más y más fuertes. Así que simplemente se dirigió a la nave que al parecer estaba preparada para despegar.

Si sois tan amables de subir os dejaré en vuestra ciudad antes de llevarle la Corona a   Destrucción. Lamento no tener bebidas o bocadillos para servir en el vuelo.

No esperó a ver si le decían que irían o no. Después de todo si querían volver a Star City de manera segura y fiable no tenían muchas más opciones.

Me encogí de hombros como si aquello no tuviera remedio, pensando en que verdaderamente, lo que había quedado vivo era lo peor de lo peor y no tenía muy claro para qué querían salvar al mundo si luego iban a tener que vivir en lo alto de un monte rodeados de zarzas y de sus propios pensamientos para que no les molestase nada de lo que les pudieran decir. 

- En el caso de éste necesitará también una charca con ranas. 

Ya había gastado todos mis esfuerzos con el piloto y desde luego no iba a discutir con más gente rancia, porque al final iba a acabar haciéndole daño a alguien. Sí, mi paciencia no era infinita, era más, normalmente ni existía y estas situaciones estaban gastando hasta las reservas. 

- Podremos sobrevivir sin bocadillos. - Murmuré entrando a la nave. 

Una vez en la nave, Templario se acomodó.

—Entonces, una vez en la base podemos curar estas heridas y luego irnos de cervezas. Ya me he cocido ahí dentro y quiero cocerme de verdad sin sufrir. Roxanne dijo que iba a obligar a pagar a gusanito. 

—Ya tendremos bocadillos donde vayamos a por la bebida. Siempre nos los ponen, porque si no les matamos y si sí les dejamos unas propinas expléndidas y limpiamos su bar de maleantes. 

Finalmente todos subieron a la nave y una vez allí esta explotó matando a todo el mundo por culpa de la mala tirada de notar que sacó Teplario Oscuro.

Ale, todo el mundo personaje nuevo.