Partida Rol por web

Tiempo de llegada a la tierra: 1 hora y 50 minutos.

Los drones habían sido reprogramados, y con el satélite 15 destruido no había manera de que pudieran cambiar las últimas ordenes dadas. Que eran quedarse en pausa. Ni siquiera los nuevos modelos que habían visto en el cuartel submarino cuando fueron a sacar a Ardeen. Eso sólo dejaba a los miles de soldados normales y las tropas especiales de choque K’tharen.

Destrucción por su parte contaba con las diferentes células Omega y el ejercito perdido de Atlantis que podía invocar gracias a la Corona que encontrásteis en el Templo de los Cuatro Mares. También tenía varios teleportadores que había recuperado y arreglado de Alpha Force. Lo que le permitía algunos ataques relampago que pillarían por sorpresa a los aliens. La cosa estaría justa, pero había alguna posibilidad.

De acuerdo con el plan previsto, la batalla había empezado hacía unos veinte minutos. Pero hasta que no estuvieran más cerca de la Tierra no podrían contactar con el Villano y saber cómo iba. Iba a ser una espera larga. Templario estaba cansado, y Worm herido. Pero Ardeen se ofreció a ayudar a ambos.

Si me lo permitís puedo ayudaros a curar esos feos cortes. Hay un botiquín de emergencia bastante bien suplido en la nave. Y mis conocimientos con la fisiología humana son grandes. Puedo parchearos si queréis.

No estaba de buen humor desde hacía un rato, pero aquellos cambios eran normales en mí, así que que a ninguno de mis compañeros le sorprendió aquello. Primero el Imbécil del alienígena que se suponía que era muy listo me dice que por qué he arrancado cosas y después me dice que no cante. ¡Que no cante! 

Definitivamente, si fuera tan listo como creía ser estaría teniendo un poquito más de cuidado, porque estaba a apenas un par de milímetros de mi muy limitada paciencia de no llegar a La Tierra de nuevo. 

Claro que cuando dijo aquello de curar a mis compañeros volví a empezar a cantar, sólo para que se jodiera. Eso sí, cuando me mirara pensaba ponerle cara de "tú mándame callar de nuevo que te suelto en el espacio". 

Puede que Worm no fuera el más listo de todos, pero tampoco era redomadamente tonto y sabía que el combate con los tres fins le había dejado demasiado tocado y que, una vez llegaran a la tierra, iba a necesitar de todas sus capacidades si quería sobrevivir al combate que debería haber empezado ya en su planeta. Por eso le había estado dando vueltas a la cabeza a la posibilidad de dejarse tratar las heridas por Ardeen, cuando el medicucho alienígena se lo propuso a Templario y a él. Esto le dio el último empujón a Worm para terminar de decidirse.

Dejó que una copia exacta de si mismo apareciera a su lado y ésta sacó dos pistolas y apuntó con ellas directamente a la cabeza del doctor.

– ¡Mire, doctorcito! Estoy jodido del encuentro con tus camaradas y necesitó que alguien me cierre las heridas. Por desgracia no tengo a nadie más donde elegir, así que acepto tu oferta.

Empezó a explicarle al extraterrestre. Despacito para que no quedara ninguna duda.

– Este chico tan guapo y bien parecido… – dijo señalando a su clon–. tiene las mismas malas pulgas que yo y siente lo mismo que yo, así que, como note que me pasa algo, te puedes ir despidiendo de tu cerebro. Que no será una gran perdida para la humanidad, pero seguro que tú le has cogido cariño.

Y, diciendo esto, se sentó en la silla donde se suponía que Ardeen pensaba curar sus heridas.

Ardeen no tenía cejas, pero el gesto que hizo fue el inequívoco alzamiento de la misma.

De verdad. Creo que tenéis un concepto muy equivocado de mí. Después de todo he traicionado a los míos por ayudaros ¿no? Eso tendría que contar para algo.

Mientras hablaba abrió el botiquin. Había varios aparatos raros, al menos Videshee no reconocía muchos. Salvo los afilados que claramente servían para cortar. Y también algún tipo de agujas hipodermicas, o el equivalente V'Sori. O eso esperaba al menos.

Videshee empezó a cantar, pero su cara no dejaba lugar a dudas a lo que pasaría si le decía algo al respecto. Y como Ardeen era un tipo listo se calló.

Ardeen cogió uno de esos afilados y cortó un poco más una de las heridas, luego metió una especie de tenaza para abrir aún más el hueco y finalmente depositó un gel dentro. Lo hizo en las dos heridas grandes que tenía. Decir que aquello dolía era decir poco. Pero increíblemente a pesar de aquella carnicería enseguida dejó de doler y se sintió mejor. Mucho mejor.

Bueno. Listo. No estoy muy acostumbrado a vuestra especie, y no estaba seguro de que alguno de nuestros medicamentos no fuesen mortales para vosotros. Pero todo ha salido bien.

Tiempo de llegada a la tierra: 1 hora y 30 minutos.

-Última oportunidad para el trasbordo dirigido a patear culos de V’sori. ¡Viajeros al tren!- que Roxanne estaba de buen humor era palpable. La misión había salido bastante bien, sobre todo porque ella no se había llevado ningún nuevo agujero para el cuerpo y porque había podido despedazar a uno de esos soldados de élite.

El tiempo pasaba demasiado lento para su gusto. ¿Qué podía hacer casi dos horas? ¡Dos horas! Joder. En el tiempo que nos vamos a pasar aquí los cabrones de la Tierra se lo van a pasar de puta madre. Dale caña, Videshee- dijo, oyéndola cantar. Al menos la música le haría más amena la espera, porque la otra opción era utilizar al doctor como saco de boxeo.

Mientras el doctor curaba y se quejaba sobre el hecho de que no confiaran en él, Roxanne se encogió de hombros. Tío, precisamente por eso. Si has traicionado a toda tu raza es que eres un cabrón de cuidado. Pero eh, no te juzgo. Yo también traicionaría a los tuyos si se atrevieran a confiar en mí. Por suerte hoy los aniquilaremos a todos. ¿No vas a echar de menos a nadie?- preguntó, sin importarle demasiado. En realidad era porque todavía quedaba bastante de viaje.

-Eh, Templi, ¿por qué no nos haces un striptease? Así con la música de rusita. Creo que tengo unos dólares encima. Se echó a reír, desde luego era la escena más rara que se le ocurría dentro de una nave espacial. Seguía quedando demasiado tiempo.

Rusita se puso a cantar y Templario pensó en ponerse los tapones de los oídos. Pero la verdad era que no cantaba mal. Y que jodiera al alien era un bonus. Era tan divertido como asistir a una sesión de tortura, así que se quedó a mirar cómo pasaba. 

El doctor tendría que vivir, tras curar a Worm, cosas que pasaban. Worm le apuntaba con las pistolas y eso era todavía más divertido. 

—¿Un mal concepto? Si tuviéramos mal concepto te habríamos matado ya. Que estés vivo quiere decir que —eres útíl— nos caes algo bien. Aunque sea un poco. Mira, la rubia canta para tí. Disfruta de la melodía. Y cura bien al gusanito, que si no la liamos. 

Garritas estaba de mejor humor. Misión cumplida y había podido desgarrar aliens. Eso siempre sentaba bien. 

Pero sus dudas eran lógicas —Sí. ¿No crees que cuando los matemos a todos vas a estar muy sólo? ¿O quizás quedan muchos más allá de las estrellas? Todo un imperio y esas mierdas. Van a estar muy descontentos contigo. De hecho sólo vamos a matar a las tropas de invasión. Fines de esos y drones y  esferas. No son tontos estos aliens, no se desgastan. 

—¿Un Striptase? Un trato. Tiro una moneda al aire, si sale cara, me despeloto yo. Si sale cruz tú. Y si cae de canto los dos. 

Al menos esta vez el idiota del alien se ahorró lo de mandarme callar, pues la verdad es que no estaba demasiado dispuesta a dejar que cualquiera me anduviera dando órdenes de ninguna clase. 

Aún quedaba un rato para llegar a La Tierra y yo tenía una sensación de que algo raro iba a pasar. Claro que lo que más me chirriaba después de su comportamiento era el científico. 

Claro que cuando terminé mi canción tuve que escuchar eso del striptease y me dio la risa. 

- Nos van a parar a todos en el espacio y nos van a decir que bajemos. - Sobretodo, si veían a Templario desnudo. 

Sonreí ampliamente al decir aquello y luego eché un vistazo al reloj. Aún nos quedaba más de una hora para llegar. 

Worm ya estaba restablecido, y los demás ninguno tenía heridas. Pero Templario seguía estando agotado debido a los nanites de regeneración de su armadura, la cual usaba parte de su sangre para el tratamiento y eso lo dejaba fatigado. Aunque se le notaba más bien poco, simplemente hablaba menos. Aunque no mucho.

El piloto informó en ese momento por los comunicadores.

Estoy acelerando la nave todo lo que es posible, sin que sea del todo arriesgado. Pero aún así tardaremos en llegar, y hasta que no estemos cerca de la tierra no podremos recibir transmisiones y saber cómo la va cosa. Poneos cómodos, y abrocharos los cinturones de seguridad... Por si acaso.

Rox enarcó una ceja al escuchar a Templario decir les caía bien el doctor. ¿Qué? Ni de coña. Si ojalá pudiéramos matarlo ya. De hecho… ¿podemos? No recordaba si Destrucción había dicho algo sobre lo que debía pasar con Arden cuando completaran su misión. Pero si ninguno de sus compañeros se había lanzado ya sobre su cuello, era porque debía continuar con vida. Joder, debería pedir más indicaciones sobre el plan de cara al futuro.

-Acepto el trato- dijo la guerrera cuando Templario comentó la apuesta de la moneda. Cualquier cosa que les hiciera pasar el rato rápidamente estaría bien. Se echó a reír al escuchar la respuesta de Videshee, imaginando la escena al completo.

Y cuando el piloto les informó de que todavía quedaba tiempo, puso los ojos en blanco. Joder, pues date prisa. Como no quede nadie a quien arrancar la cabeza cuando llegue, me enfadaré bastante. Tira esa moneda, anda.

Con Roxanne la vida era una fiesta. Con el resto también, aunque Rusita exigía sus horas de sueño. Cosas de mantener intactas sus cuerdas vocales, creía suponer el villano. 

—¡Moneda Va! —lanzó Templario la moneda. Era un gran dolar de plata que había robado a alguien en la ciudad. O se lo habían dado por mi ayuda, claro. Ya no me acordaba. La tiró al aire y la dejó caer en mitad de todos. 

—¡Cruz! —dijo aliviado— ¡Vamos, Roxanne, que estás más buena que una Stripper y prometo no poner el modo cámara grabadora de este trasto —se tocó el casco.

Pero si supiera activarlo claro que lo ponía. por supuesto. 

—Piloto, ¿Dónde está el minibar de la nave? Tenemos que festejar. 

Desgraciadamente para Templario en la nave no había minibar, ni nada parecido. Y a pesar de que lo disimulaba bien, Ardeen notó que el Omega acorazado estaba algo agotado. Se acercó a él, de hecho era el que mejor le caía de todos, para ofrecerle su ayuda.

Queda un poco de tiempo hasta llegar a vuestro planeta y no sé si dará tiempo a que participéis en la batalla, aunque si Destrucción pierde tampoco sería algo tan malo. Pero si llegamos a tiempo y quieres participar puedo darte algo para que te estimule.

Sacó un bote pequeño de su chaqueta, en esta ocasión no eran caramelos P.E.Z., y le dio dos esferas.

Si te tomas una de estás te dará un subidón de adrenalina que te dejará como nuevo durante unos minutos. Pero ten cuidado, son adictivas. No lohagas a menos que vayas a pelear.

El tratamiento del doctor Ardeen había surtido efecto. Y mucho más rápido de lo que Worm había podido esperar. Así que, al terminar, le dio unas palmaditas en el hombro y se dirigió a él con voz amable, como quien se dirige a un amigo.

– ¡Muy bien, doctorcito! Has hecho que hoy vivamos los dos un poco más.

Y se fue a sentarse en su sitio en la nave, mientras escuchaba a Templario y a Roxanne jugar a ver si se lo montaban ahora o después de destruir a todos los extraterrestres invasores. A ver si terminaban rápido con todos esos mierdosos y podían volver a dedicarse a drogarse hasta las patas y pasarse en las fiestas que montaban sus colegas. Debía de reconocer que tenían estilo los muy cabrones.

Una hora y quince minutos después el piloto avisó de que ya estaban aproximandose a la tierra.

Estamos a unos quince minutos de llegar, ya podemos empezar a recibir emisiones del planeta. He intentado contactar con Destrucción pero no he podido. Al parecer están en plena batalla, aunque creo que la cosa está yendo bien.

En cuanto dijo eso empezaron a sonar unas alarmas y Ardeen se puso de un azul pálido. El piloto parecía nervioso, mezclaba palabras en su idioma aparte del inglés.

Algo se dirige hacia nosotros a toda velocidad. Es pequeño diría que un misil. Pero no viene de la Tierra, si no que está detrás nuestro y es muy rápido. No alcanzará en cuestión de segundos.

Los Omegas poco podían hacer salvo agarrarse bien al asiento. Al menos es lo que hacia Ardeen.

Siete segundos para impacto.

Seis.

Cinco.

Cuatro.

Tres.

Dos.

Uno.

Entonces todos notaron una especie de sacudida y la nave se tambaleó, pero no pasó nada.

No nos ha dado. Sea lo que sea ha pasado de largo, sigue hacia la Tierra. Al parecer no eramos el objetivo.

- Ponernos cómodos es incompatible con ponernos el cinturón, pilotito. - Respondí abrochándome el cinturón como nos estaba diciendo que hiciéramos.

Ya se nos había ido la olla, como cada vez que teníamos que estar quietos, bueno y cuando... en fin, se nos iba la olla bastante a menudo, pero quedaba claro que así no nos aburríamos y siempre terminábamos haciendo apuestas raras como quién se pone el bikini o en este caso, quien acaba haciendo un striptease. 

- Mientras no quiera quitarse la ropa el doctorcillo de marras, vamos bien. - Pensé divertida contemplando aquella escena. 

El doctor estaba ofreciendo alguna sustancia a Worm. A mí si me diera algo lo tiraba a una alcantarilla. 

- Worm, no se cogen cosas de desconocidos. ¿No te lo decían tus padres? - Claro que cuando dije aquello mi expresión se volvió sombría durante unos instantes, como si se me hubiera pasado algún mal recuerdo por la cabeza. 

Claro que momentos después el atlante se puso muy nervioso y comenzó a hablar medio en su idioma medio en inglés, pero vamos, que entendimos lo suficiente como para saber que algo iba a impactarnos en nada. 

Contuve hasta la respiración, hasta que volví a escuchar las palabras del piloto. 

- ¡Joder! ¿Entonces qué ha sido eso? 

Si algo volaba hacia La Tierra no tenía pinta de que fuera una ayuda para nosotros, la verdad. 

La moneda quiso que Roxanne fuera la encargada de amenizar la espera al grupo. Por desgracia no había bebidas para ponerse a tono, pero mientras Videshee le tararease algo, la mujer se dedicaría a bailar. Así que no tuvo problemas en medio despelotarse mientras danzaba, quedándose únicamente en ropa interior para no caer en hacer algo que probablemente les habría llevado más de lo que tardarían en llegar a la tierra.  Acabó tirándole la camiseta a Templario y dejó que los pantalones salieran volando entre la cantante y el gusanito.

-¡Venga, animaos! ¡Tú también, doctor!- aunque eso no era algo que nadie quisiera ver.

Por suerte para todos, el hombre no lo hizo. Estaba claro que la alegría de ese grupo eran Videshee y ella misma principalmente, siempre encargadas de arrastrar a los hombres por el camino de la diversión. Bueno, quizá Templario también tenía ideas alocadas, casi tantas como ella misma. Al que le faltaba soltarse un poco la melena- aunque fuese difícil- era al último miembro del grupo, Wormy. Pero seguro que pronto terminaría de arrancar.

Cuando avisaron de que quedaba ya poco tiempo, Roxanne recogió sus ropas del suelo y volvió a vestirse. Se estaba terminando de colocar los zapatos escuchó que algo se aproximaba hacia ellos, pero mientras la mujer se ponía en tensión pensando que las cosas se iban a poner realmente difíciles, esa cosa pasó de largo y se dirigió hacia la tierra dejándolos con su diversión y más dudas en la cabeza. Ante la pregunta de su compañera, la villana se encogió de hombros. 

-Seguro que alguna mierda problemática. Un arma secreta, o un misil que destruirá la tierra y nos obligará a vagar eternamente por el espacio...- bromeó. 

—Vale, doctor, me guardo las pastillas de suicidio, ya veremos qué hago con ellas —dijo Templario pasando un poco del Alien y sacando billetes para arrojar a Roxanne —moviéndose alrededor de ella. 

Mierda, cómo se activaba la cámara... 

La mujer terminó, cumpliendo su palabra, y el tiempo pasaba. Vid me dijo de no pillar las pastis —Bueno, yo las pillo, ya veré que acabo haciendo con ellas. A caballo regalado...

Lo de la cosa que iba volando era preocupante —Espero que no sea un misil que destruya la tierra. Lo digo por tener que repoblar luego en otro planeta. Entiendo que lucharéis a muerte por mí y no quiero malos rollos...

Aún así, había algo de preocupación en la voz de Templario. ¿Qué habría sido ese objeto?

—¿No habían mandado un mensaje raro, como Proyecto maximus campeonus o algo así?

El striptease de Roxanne había hecho que cierta parte del cuerpo de Worm reaccionara de manera autónoma, sin pedir permiso al cerebro, el cual estaba demasiado ocupado en no perder detalle de cada movimiento de la supervillana.

Cuando el cohete pasó a toda velocidad al lado de la nave que los llevaba de vuelta a la tierra, las vibraciones que esto provoco dieron el final adecuado a lo que Roxanne había iniciado. Una vez todo volvió a su tamaño inicial, el hombre gusano se atrevió a levantarse de su asiento, para intentar ver lo que sucedía al impactar el cohete contra su planeta.

– ¿Qué ha sido eso, doctorcito?

Supuso que el alienígena podría decirles, qué es lo que estaba ocurriendo.

Ardeen estaba agarrandose tan fuerte al asiento que casi tenía los nudillos rosas. Y aunque lo disimulaba bastante bien por un momento parecía que había soltado alguna lagrima que otra de puro terror. Al menos no había chillado.

Cuando fuese lo que fuese aquello pasó empezó a calmarse.

– ¿Qué ha sido eso, doctorcito?

-Y yo qué coñas sé. Creía que era un misil contra nosotros. Pero dudo que sea nada que destruya vuestro planeta, no tenemos algo así en nuestro arsenal.

—¿No habían mandado un mensaje raro, como Proyecto maximus campeonus o algo así?

-Lo que ponía era que los drones estaban desabilitados, y que se activaba el Proyecto Champium Ultimatum. No sé lo que es, pero tiene que ser algún tipo de drone especial. Y además fuera de la red local porque se ha activado pese a anularlos todos.

En ese momento el piloto también habló.

-Si era algún tipo de misil era muy rápido, y bastante más pequeño de lo normal. A la velocidad que iba llegara a la tierra enseguida.

-Por cierto. He podido conseguir una señal de televisión de la Tierra. La paso a las pantallas de ahí.

-Aquí Sam Ramey de Channel 8 News en directo desde Star City. El rumoreado líder de la resistencia, el Dr. Destruction, acaba de eliminar el puesto de mando V’sori aquí en Star City.
El que fuera en su día el más temido supervillano del mundo, el Dr. Destruction, es ahora su mayor campeón, el nuevo defensor de la Tierra.
Algunos dicen que… Espera, está a punto de hablar .

En ese momento la imponente armadura de Destrucción ocupó la pantalla.

-Saludos, compañeros libertadores. Hoy es un gran día para la Tierra. Gracias a un grupo de mis células Omegas, en concreto la que opera en Star City, los drones alienígenas han sido desactivados, permitiendo que el resto de mis Omegas en todo el mundo ataquen a los invasores. Muchos han ayudado a dar el golpe de gracia.
-Descubrimos el secreto de los tubos de teletransporte atlantes unos meses atrás, y conseguimos sintonizarlos con dispositivos similares en la flota espacial V’sori. Mientras hablamos, los propios atlantes están luchando a bordo de estos buques, haciendo pedazos la retaguardia del imperio V’sori para siempre.

-Este es vuestro día, Omegas. Este es el día de la Tierra. Este es nuestro...

En ese momento hubo un gran estallido, los cristales de coches y ventanas que se veían estallaron todos en pedazos. Acto seguido algo impactó dentrás causando un gran explosión y la señal se perdió.

Tiempo de llegada a la Tierra: 10 minutos.

—¡Eh! ¡Es el Jefe! Y nos está dando el mérito del plan —dijo Templario, que se sentía muy cansado, incluso después del baile de Roxanne— Es la primera cosa buena que hace por nosotros desde... ¿nunca? Bueno, la base. Y eso que nos la dió en el peor lugar de la ciudad.

El mensaje no tenía desperdicio. Por una vez iban ganando. 

—¡Los atlantes hacen cosas! Esos sois vosotros, piloto, ¿no? —Templario ataba cabos— ¿Qué relación tenéis con los aliens? ¿Son vuestros primos? No se si Vid encontró parale...cosas entre vuestros idiomas. Que no todo el mundo habla inglés en el espacio como las personas normales o en las series. 

Destrucción seguía hablando. Templario reflexionó —Bueno, está claro quién será el nuevo Amo del cotarro. Supongo que instaurará una buena dictadura maléfica, que durará un tiempo antes de ser derrocado. Como no me de un cargo tendré que rebelarme. Seguro que es mejor que los Aliens porque no bombardeará ciudades. Porque la verdad es que quedan pocas ciudades sin bombardear...

Luego en la imagen todo explotó —Oooops... mierda. Espero que no sea mi amigo el de la furgo con las armas que le dí...