Partida Rol por web

Tras un viaje azaroso a través de los planos, aterrizáis de bruces contra un suelo de piedra (1A). Cuando os incorporáis podéis daros cuenta de que estáis en una especie de caverna subterránea de gran tamaño. A primera vista veis un pozo natural lleno de agua a vuestra derecha (2), frente a vosotros una caja grande de metal con rejillas (3) desde la que se escucha un sonido de succión y expulsión de aire, como si fuera un fuelle, y también un montón de maquinaria a la izquierda, varios motores diesel en funcionamiento (4), cables, un gran tanque de combustible (5), y al fondo a la izquierda, bastante lejos de vosotros una réplica del laboratorio del que habéis escapado (8). Y algo más al fondo algo que parece otro tanque, pero se puede ver poco (9).

Aparezco al otro lado del portal, con los pelos de punta por la experiencia, y maldiciendo mil veces la idea de abrir aquella puerta de los gruñidos.

-¡Se lo dije!-digo, incapaz de contenerme más-¡Les dije que abrir aquella puerta era mala idea, pero no me hicieron caso!... Un momento, ¿dónde demonios estamos? Esperaba que esto llevara a la colina, o algo así. 

Tras echar el primer vistazo te parece ver a alguien con bata blanca ocultándose tras el saliente de la izquierda (6) mostrando demasiada prisa.

Miro a mi alrededor para asegurarme de que estamos todos. Doy una última calada al cigarro y lo arrojo al suelo para apagarlo con la suela del zapato. Inhalo el aire en mis pulmones, dejo que eso me relaje y exhalo el humo mientras miro a Collins.

- No sé dónde estamos pero hay que tranquilizarse y usar la cabeza. Al menos estamos lejos de Freygan y esa cosa del tentáculo gigante. -

Intento encontrar al crío con la mirada... él es el que tiene respuestas.*

De repente, mi expresión se crispa en una mezcla entre enfado y precaución, y me quedo mirando fijamente un saliente de aquel laboratorio, mientras empuño mi escopeta.

-Maldita sea, alguien se ha escondido ahí...-digo, mientras empiezo a acercarme. 

Collins tiene razón, tú también has visto algo moverse, dirías que un tipo con bata blanca. Y lo peor es que te parece oír la voz de Bristol Knegin. Hay esbirros de Freygan cerca, al otro lado del saliente que os tapa la vista (6). No os van a dejar tranquilos ni un segundo.

Hago gestos al grupo para que permanezca en silencio. Miro a Collins, señalo en la dirección del sonido y susurro para que se me lean los labios: Knegin. Hago un gesto con la mano en mi oreja para indicar que he escuchado su voz.

Sí, el maldito sicario de Freygan está ahí. Le he oído. No estamos sólos y estoy cansado de esta situación. Busco con frialdad cualquier cosa que me pueda servir como arma... y recuerdo que Knegin y los suyos me quitaron mi revólver cuando me apresaron. Con expresión de alarma en el rostro freno a Collins con un brazo, que se está adelantando, y hago un gesto con mi mano libre representando una pistola...

- Están armados. - susurro lo más bajo posible. No es lo mismo dirigirse sin miedo a una panda de cobardes sin escrúpulos, que saber que estos están armados y decidir cambiar de táctica.

Lo mejor sería ponerse a cubierto lo primero. Me dirijo hacia la caja grande de metal con rejillas (3) con la esperanza de poder tener algo de cobertura, y por el camino busco algún palo, piedra o lo que sea que me pueda servir como arma.

- ¿Qué es todo este lío? ¿Dónde estamos? ¿Qué es este sitio?- parece que ha reaccionado al traspasar el portal, ha salido de su ensimismamiento y de su pequeño shock y ahora abre los ojos desmesuradamente, no se entera de nada y cuando escucha la mención de peligro vuelve a callarse.

Ve a Kellemport ponerse a cubierto y hace una de "pies para qué os quiero", corriendo hacia el detective y colocándose lo más pegado a él que puede.

Siguiendo las indicaciones de Kellemport me retiro para buscar cobertura también mientras le muestro mi revolver para que sepa que yo si que voy armado y le señalo al Jefe White y al Sr. Albert Jhonson para que vea que también llevan los rifles consigo.

Parece que el viaje dimensional me ha dejado como residuo un buén pititdo de oídos y por un rato tendré que comunicarme por señas.

Llego tras el "viaje" bastante asustado y chamuscado por las llamas que casi me atrapan. Al llegar el último puedo observar que el grupo ya esta tomando posiciones defensivas, a pesar de que lo intento no veo ninguna amenaza cercana. Sin embargo pronto me acuerdo del celador moribundo, de hecho ya debería estar muerto según Marlowe.

Saco mi arma y sin mediar palabra me parapeto con lo que haya más a mano. Esta gente ya nos está causando demasiados problemas.

—¡Esto se ha acabado! ¡Tiren las armas, salgan con las manos en alto inmediatamente y tendrán un juicio justo! ¡Soy el jefe de policía Eliphalet White, quedan detenidos en nombre de la Ley! —grita a los hombres de Freygan.

El sonido de un escopetazo suena tras el saliente de la zona seis y hace que salte algo de grava y polvo de la pared del otro lado del saliente, que está junto al portal (1A). Tras eso, Kellemport, Danoff y Steiffen cruzan la caverna jugándose la vida para situarse tras la caja de metal (3), que presenta mayor visibilidad de la zona donde se hayan los tiradores (6).

Los hombres de Freygan tienen un par de camas, un lavabo e incluso un armario, lo que significa que viven allí mismo. Al ver cómo los investigadores se parapetan en una zona de tiro óptima, vuelcan una de las camas y se colocan detrás. Bristol Knegin estaba tumbado en otra, hecho polvo, y se echa al suelo para evitar que alguien acabe el trabajo que empezó Palance.

Al situarse tras la caja de metal, Kellemport, Danoff y Steiffen sienten una grimosa sensación al tocar el recipiente metálico. Efectivamente en su interior parece como si hubiera un fuelle, pero suena esponjoso y repugnante, y de las rejillas se expulsa un aire que huele como una carnicería. Un tubo conecta los motores diesel con la caja.

Albert Johnson, Eliphalet White, Palance, Collins y Marlowe están pegados al saliente. Jeffry intenta ponerse fuera de tiro.

—¡Tíralas tú, poli, no sabes en lo que te has metido! —tras eso tose como un condenado.

- Joder Marlowe, ¿no dijiste que estaría moribundo el tío de la sangre?

Siseo con odio, buscando mi oportunidad para pegar un buen tiro a la gentuza a la que nos enfrentamos.

Miro a Danoff y le interrogo con la mirada... él es detective como yo, quizá lleve otro arma.

- ¿Tiene algo que pueda dejarme como arma? - pregunto entre susurros sin asomar la cabeza por el momento.

El primer guarda dispara hacia el grupo que está resguardado tras la caja metálica, pero está nervioso y falla. El jefe White no se anda con tonterías y aprieta el gatillo de su rifle, acertando de lleno a uno de los enemigos, igual que Marlowe, que está detrás suyo. El hombre cae, herido de gravedad. Su compañero dispara su recortada hacia la gente que está tras el saliente, pero no consigue acertar.

—Uno menos. Quedan dos.

Niego con la cabeza a Kellemport ya que sólo poseo mi revolver, pero tengo la esperanza de que en breve quizá podamos conseguir las armas de esta gentuza.

Viendo que ha comenzado el tiroteo, me sumo asomándome para disparar.