Partida Rol por web

Me estaba temiendo lo peor con el tarado tan sonriente y feliz sin verse amilanado por nuestra presencia ni por las ataduras que le apañamos gracias a la habilidad de Kellemport. Así que cuando le veo lanzarse de forma tan suicida y presencio la espantosa criatura que se asoma por el tanque rápidamente me lanzo a por el disolvente celular y lo esparzo por el bicho ya sea abriéndolo y rociando o rompiéndolo contra el.

- El pozo debe ser la salida... pero primero acabemos con la amenaza.

Si el disolvente surte efecto aseguro la tapa protegiéndome con guantes o advierto a Kellemport que use los suyos.

Maldiciendo en silencio mi metedura de pata al no cerrar las tapas, salgo corriendo tras Palance con el otro frasco de disolvente celular y trato de echarle una mano para destruir o ahuyentar a esa criatura.

Si lo hacemos retroceder, entre los dos podremos cerrar la tapa.

Maldito Knegin, en cuanto le ponga las manos encima pienso retorcerle el pescuezo con mis propias manos.

"No, no, no... Maldita sea, ¿por qué está éso abierto?" pienso, francamente asustado al ver aquello. Como el disolvente celular no surta efecto, estamos muertos. 

Palance vierte el disolvente celular sobre el proto-shoggoth, éste emite una serie de chirridos y sonidos irritantes y desagradables mientras se consume. El humo que genera la descomposición resulta repugnante e irrespirable, y dan unas ganas irresistibles de vomitar. La cosa se derrite hasta convertirse en sopa. Todavía no estaba maduro. Palance puede quitarse los restos de un tentáculo que intentaba atraparle. Lo último que puede ver del monstruo es una mirada a partir de unos ojos horribles que le resulta harto familiar.

El pulmón de la caja va absorbiendo los humos mefíticos lentamente.

Bristol Knegin desaparece por el pozo, con cuerda y todo. No sabéis si ha logrado escapar o se habrá ahogado en el proceso.

- ¡MALDITO LUNÁTICO! ¡ESO ES PECADO! ¡ESO ES PECADO! ¡VAMOS! ¿les queda dinamita? hay que volar esa cosa por los aires, no podemos morir ahora.

Intentando contener las arcadas, me alejo de los restos de esa cosa, procurando no mirarla, tratando de asimilar todo ésto. Estamos encerrados, con puñeteros seres imposibles, y creo que vamos a morir. Knegin se escapa, pero nada de éso me importa. Ahora mismo, sólo deseo alejarme de aquella cosa y respirar hasta calmarme. 

Apenas he terminado de desintegrar la protocosa que asoma por el tanque y que desliza un suave y húmedo tentáculo hacia mí, me siento marear y todo me da vueltas. Me apoyo contra la pared temblando y vomito... o al menos intento echar algo, puesto que hace horas que probé bocado.

Así, apoyado contra la pared, intentando no temblar intento borrar la imagen de mi mente.

- ¡Me miró, me miró, oh Dios, con esos ojos!

—Nos la ha jugado!!

Tras el susto y la rápida respuesta de Palance y Kellemport, sólo puedo pensar que el estúpido celador nos la ha vuelto juagar y que por otro lado, el pozo sea nuestra salida.

Los ojos del proto-shoggoth te recuerdan mucho a los del padre Hoyt. El cuerpo se te estremece al pensar qué pudieron hacer con su hermano, y todo lo que tuvo que pasar.

Pues ahí estáis. El pájaro Knegin ha volado, y el experimento de Freygan ahora es poco más que una sopa repugnante que recuerda mucho a la brea. Podéis seguir explorando la caverna para saber más acerca de Freygan y su gente, buscar una salida alternativa y menos húmeda, o salir por el pozo, tal y como ha hecho Knegin, lo cual no parece nada seguro.

Estáis todos muy cansados, lleváis toda la noche en vela y vuestros cuerpos necesitan reposo.

Mierda, mierda, mierda... maldigo en mis pensamientos. Me giro alumbrando con la linterna tanto las paredes como el techo del lugar. Sin excesiva prisa me doy una vuelta buscando pintadas, marcas o cualquier otra cosa que me pueda dar una idea de qué es este sitio y por qué los esbirros de Freygan han montado esto aquí...

Pues sí que se os han pasado cosas, sí. Para empezar, junto al portal por que habéis llegado al laboratorio, hay otro conjunto de marcas (1B). Parece que forman parte del mismo panel de símbolos, pero sólo en apariencia, pues hay una separación entre ellos y son distintos a los del manicomio. Palance haciendo memoria puede corroborar que son los mismos que vio en la cabaña de los ocupantes de Stonecrest, pues recuerda algunos de ellos.

Por otra parte, junto al laboratorio, en la pared (7), hay un mosaico de cristal de color, de cuatro metros y medio de altura por tres de anchura, en cuyo centro hay una pieza circular de cristal.

El profesor se quedó mirando embobado el panel, intentando discernir de qué modo podría funcionar o realmente si era algo que podría llegar a entender y utilizar.

- Veamos... eso de ahí debe ser... y eso otro podría ser... humm no estoy muy seguro de si... -murmuraba sin darse cuenta en voz alta.

No te cuesta demasiado comprender su funcionamiento, no puede ser otra cosa que otro portal y ya has experimentado el viaje interdimensional, con lo que ya sabes cómo predisponer tu mente para el tránsito del cuerpo y del alma.

El problema es que si conecta directamente con el poblado de Stonecrest vais a tener problemas y muy gordos con la tribu.

- ¡EUREKA! Puedo resolver esta combinación y llevarnos de vuelta a través del portal hasta la aldea de Stonecrest, la de los desarrapados. El problema es que a buen seguro nos van a estar esperando con el cuchillo entre los dientes como quien dice.

Me acerco despacio al mosaico y lo inspecciono, intentando reactivar y mantener mi cabeza ocupada... y olvidar aquella mirada. Me resulta extraña y llamativa esa pieza central y la dedico una atención especial. Rememoro mis conocimientos en cristalografía y mineralogía a ver si saco algo en claro.

- ¿De verdad? ¡Gracias a Dios, Steiffen! - exclamo alegrado e incrédulo en parte ante las revelaciones del profesor... quizá salgamos con vida de ésta.

Luego me acerco hasta Palance para ver la piedra que tanto llama su atención.