Partida Rol por web

Un réquiem por Hoyt

Hotel Plaza, Nueva York

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12/03/2013, 23:34
Paul Hoyt

—¿Les apetece beber algo en especial? —dice, mientras se sirve agua fría con hielo.

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12/03/2013, 23:38
Sam Marlowe

—Un poco de coñac, por favor.

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12/03/2013, 23:40
John Collins

-Con un poco de agua bastará-digo mientras me siento, a la espera de saber que ocurriría allí. Saco una libreta de notas y un lápiz, pues seguramente todo aquello será muy importante y habrá que tomar algunos apuntes. 

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12/03/2013, 23:42
Gregor Palance

- El agua estará bien. Tengo la garganta seca.

Tomo asiento cerca del sacerdote, no quiero perder comba de lo que diga.

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13/03/2013, 10:35
John Kellemport

¿Asistente personal? Y un cuerno. Aquél Sam Marlow es un tipo que sabe lo que se hace... con toda probabilidad ex-médico militar. O por lo menos algo similar. Ha sido alguna vez en su vida médico, pero estoy seguro de que tiene experiencia en otras habilidades. Ando con paso lento junto al sacerdote, su asistente y el resto de los presentes hasta la habitación del señor Hoyt.

Una vez dentro camino hasta el sofá y dejo caer mi peso con cuidado. La pierna ya no es lo que era y no me viene bien estar de pie mucho rato seguido. La buena voluntad del sacerdote no tarda en aparecer: - Para mí un whisky, por favor... - me quito el sombrero y lo dejo en el reposabrazos del sofá. - Gracias padre. -

No estoy muy seguro del trato que debo dar al jesuita, así que a menos que él me corrija seguiré llamándole padre...

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13/03/2013, 11:36
Edward Von Steiffen

- Es muy amable, para mí un whiskey también, si es de Malta, mejor que mejor... bien, usted dirá- a Edward tantas vueltas le mareaban, le gustaba más ir al grano desde el principio. No sabía quién era ese Marlowe ni le importaba, lo único que quería era saber qué pintaba él con esos tipos o al revés, qué pintaban esos tipos en un asunto tan... académico.

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13/03/2013, 11:43
Paul Hoyt

El padre Hoyt os sirve las bebidas, espera a que os sintáis cómodos y empieza a explicaros.

—Verán, yo tuve un hermano menor. Se llamaba Peter, un hombre emprendedor que hizo fortuna aquí, en Nueva York. Se desvivía por su trabajo, tanto que nunca llegó a formar una familia, estaba únicamente casado con los negocios. Era muy aficionado a sus rutinas, se levantaba temprano, trabajaba hasta el mediodía, comía de manera frugal y luego otra vez a su trabajo. Cuando no trabajaba se dedicaba a la lectura, era muy aficionado a la literatura de viajes. También procuraba dar largos paseos a diario para mantenerse en forma. Le encantaba Central Park.

Sin embargo, la presión de los negocios cada vez le pesaba más. Tanto es así, que llegó un momento en el que se sintió muy enfermo en el alma y decidió que debía tomarse un descanso. Un amigo suyo le recomendó una casa de reposo que se encuentra en la villa de Greenwood. Un manicomio, para que nos entendamos. Al parecer había sufrido un mal similar y se había recuperado satisfactoriamente tras unos meses de descanso y reposo, mejorando su vida matrimonial y personal en general.

Pues allí fue Peter. Durante meses fui recibiendo correspondencia suya hablándome de sus progresos. Me decía que se sentía muy a gusto y que el tratamiento que le estaba dispensando el doctor Freygan le estaba ayudando a recuperar el ánimo perdido. Contaba además que los bosques de la villa eran preciosos y que no había nada mejor para el espíritu que el campo.

A mí francamente nunca me han gustado esos sitios. Antes de ir a Greenwood le recomendé sencillamente unas pequeñas vacaciones en un monasterio, donde se le podía haber dispensado la necesaria tranquilidad y cura del alma. O sencillamente cambiar de vida, porque el foco de sus disgustos iba a estar esperándole de nuevo en cuanto regresase a Nueva York. Pero Peter nunca me ha hecho caso.

Llegó un momento en el que dejé de recibir correspondencia. Imaginé que había regresado a Nueva York, o sencillamente que estaría en cualquier asunto que le hacía olvidarse de mí.

Bien, pues pasa un tiempo sin recibir nada y de repente recibo un aviso que me informa sobre que mi hermano ha muerto. Yo me quedé absolutamente desolado. Al parecer, estando en Greenwood sufrió un infarto que lo mató de inmediato. Cuando regresé a Estados Unidos y fui a Greenwood, mi hermano ya había sido enterrado, con lo que sólo pude llorarle y rezar por su alma.

Puesto que nada había que hacer, volví a partir. Sin embargo la duda me carcomía. Mi hermano siempre había sido un hombre de una salud física de hierro, nunca había estado enfermo, y su único mal era producto del estrés que provocan los negocios. Empecé a plantearme la duda razonable de una negligencia médica. Quizá le administrasen algo en el manicomio que le ocasionase la muerte. He oído que esos loqueros experimentan mucho con opiáceos en sus pacientes.

Y luego vinieron los sueños. Nunca he dado crédito al significado de los sueños, pero a menudo sueño con un campo desolado en cuyo centro hay un cenagal. Mi hermano se hunde en un barro oscuro como la brea y pide ayuda. En la orilla, me siento impotente a la hora de prestarle auxilio hasta que termina desapareciendo. Cuando me marcho, un monstruo deforme surge de la brea y grita mi nombre.

Ese es el motivo por el cual he contactado con ustedes. Quiero que investiguen en torno a la muerte de mi hermano, necesito saber si murió de muerte natural o fue otra cosa lo que le mató. Las autoridades han dado el caso por cerrado, consideran que todo está correcto, pero me niego a verlo así. Peter no murió de un ataque al corazón, estoy seguro.

He reunido a los mejores especialistas en resolver casos difíciles. El profesor Steiffen, un genio de la hermenéutica, capaz de encontrar la verdad a partir de los indicios más abstractos. El doctor Palance y el señor Collins, quienes lograron hallar los vestigios de una cultura antiquísima y perdida. El señor Kellemport, el mejor detective de Nueva York, Olmer Danoff, uno de los mejores de Arkham.

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13/03/2013, 13:09
Edward Von Steiffen

- ¿No entiendo para qué...? - intenté interrumpir antes de la última parte en la que mencionaba mis habilidades con la herme, no era la primera vez que me pedían ayuda con algo que se salía totalmente de micampo, aunque el hecho de que investigase una muerte en un manicomio de un pariente del empleador era ya demasiado.

Hice una pausa y sopesé lo que se me iba a pedir, no tenía ningún interés a priori aquello para mí, pero tras pensarlo detenidamente me dí cuenta de que en primer lugar, el manicomio casi seguro tenía algo que esconder, ¿Un paciente sin antecedentes cardíacos que muere de repente de un infarto en un manicomio? ¿En un manicomio donde se le da medicación? raro muy raro... podían levantar cierto revuelo con mis descubrimientos, no  me iría nada mal algo de publicidad, que se oiga mi nombre, fomentaría las ventas del nuevo libro cuando saliese.

En segundo lugar, tuve una tía de mi madre en un manicomio hace un par de lustros, acabó completamente ida de los tratamientos que aquellos cabrones la dispensaban a la pobre. Incluso llegué a sospechar que le habían dado descargas eléctricas... 

Y en tercer lugar, era todo un reto y yo adoro los retos por encima de cualquier otra cosa, así que sumando los tres factores asentí y dije

- Puede contar con mi colaboración, aunque no sé cuánto podré ausentarme de mis clases.

Notas de juego

Las paso putas para escribir en 1º persona, tengo que modficar el post 3 veces !

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13/03/2013, 14:07
John Kellemport

Un caso extraño. Una muerte intrigante. Por un lado la posibilidad de que haya sido una muerte natural y no haya absolutamente nada raro en el asunto. Por otro la posibilidad de una negligencia médica y por último la opción más interesante de todas: que se esté intentando ocultar algo.

No es el caso típico pero sí similar a los pocos que me han dado algo de fama. Como siempre la curiosidad asoma a la ventana de mi cerebro y antes de darme cuenta estoy comenzando a asentir. Pero me doy cuenta a tiempo y paro. Recuerdo mi última conversación con Linda y recuerdo qué necesito. Todavía tengo que saber más, necesito más datos antes de aceptar un caso así.

- De aceptar el caso - comienzo mientras observo la reacción tanto del sacerdote como de su asistente - necesitaría ... - me doy cuenta al instante de que no seré el único investigando, algo poco habitual pues casi siempre trabajo sólo - necesitaríamos más datos. -

Obvio la parte de los sueños, cuando la gente mezcla los hechos con tonterías irracionales no se puede llegar a ningún punto bueno. - ¿Los dueños o propietarios del manicomio aceptarían de buen grado mostrarnos los informes que quisiéramos y colaborar con nosotros si nos acreditamos como investigadores oficiales? Además de eso me gustaría saber si disponemos de algún límite de tiempo, y qué ocurrirá si nuestras pesquisas muestran como conclusión que su hermano murió de un infarto. -

Doy un sorbo al whisky. Es bueno. Espero que esté incluido en el precio de la habitación, sino al jesuita nuestra visita le saldrá por un ojo de la cara. - En cuanto a los honorarios... - miro por un momento al resto de caballeros presentes - desconozco si ha pensado una cifra, o si tiene pensado pagarnos a todos por igual... pero como asumo habrá investigado, al menos yo trabajo por unas cantidades mínimas. Cobro por horas y no por trabajo realizado. -

Durante dos tensos segundos no digo nada más, no pretendo ser borde, sino práctico. Directo y práctico, como mi labor requiere. Para eso me contratan.

- Sólo quiero que quede claro y que nadie se lleve a engaño. No pretendo ofender, padre. - no sería el primer caso en el que por no dejarlo claro de primeras luego me llevo un chasco.

Parece un trabajo sencillo, no es lo que esperaba. Pero también parece interesante, más aún si tengo en cuenta al nutrido grupo de investigadores que el jesuíta ha reunido.

Notas de juego

A mí también me resulta raro y a veces difícil... es posible que se me escapen cosas que no escriba en primera persona, en esos casos pido disculpas!

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13/03/2013, 20:27
Olmer Danoff

—Sr. Hoyt, mi más sentido pésame por la pérdida de su hermano. Tal como lo relata Ud. parece que existan cabos sueltos que poder investigar, y bueno, como bien dice el Sr. Jhon Kellemport nos gustaría que nos aclarara los detalles sobre nuestra contratación.

— A priori la investigación no parece necesitar de tantos buenos hombres, lo que me indica que probablemente Ud. posea algo más de información.

 

 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro psicología para comprobar la reacción del Sr. Hoyt a mis palabras y poder deducir si posee información más relevante.

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13/03/2013, 20:59
John Collins

Me recorre un escalofrío con todo aquello. No, desde luego, aquello no tenía ninguna buena pinta. Los manicomnios ya eran un lugar deprimente de por sí, y aquello era muy extraño. Y para redondear el asunto, aquel sueño. Dedico una fugaz mirada a Palance, antes de responder.

-El asunto me da mala espina... Pero acepto. ¿Qué más nos puede contar? Datos del lugar, del edificio, el personal... O el sueño...

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13/03/2013, 21:06
Gregor Palance

Tras la larga explicación de Hoyt, a la que he atendido concentrado durante toda su extensión me queda una sensación rara. No acaba de ser la gran aventura que me esperaba, ni siquiera estaba emparentada con "esos otros temas" para gran alivio de mi salud mental.

Así que mientras la gente va hablando miro a uno y a otro  Los demás van hablando de dinero y recursos. Mientras tanto mi cabeza va dando vueltas al asunto, de negarme volvería a la tediosa vida de la universidad, con sus laboratorios, becarios, tesis insulsas... definitivamente necesito algo de acción aunque sea en un manicomio. Además, viendo los especímenes que pululan por mis clases, dudo mucho de que el frenopático me vaya a sorprender

- Por mi parte, me apunto. Me vendrá bien algo de aire fresco y animación. Desde lo de Canadá me estoy anquilosando.

Apuro el vaso de agua y lo dejo sobre la mesa satisfecho conmigo mismo. 

 

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14/03/2013, 00:20
Paul Hoyt

El padre Hoyt parece que empieza a encontrarse mal. Veis que empieza a sudar y a sentirse turbado. Pese a ello contesta a lo que preguntáis:

—Respecto a los honorarios, no tengan preocupación. Había pensado en unos cuatrocientos dólares por cabeza al finalizar el trabajo, más cien dólares semanales mientras dure la investigación, creo que es una cantidad generosa. Por supuesto todo es negociable —se pone la mano en la frente, está mareado—. Detalles. Detalles. Cuanto estuve en Greenwood me detuve poco. El manicomio parece una vieja mansión reconvertida en negocio, tiene un consistente vallado y vigilantes. Freygan es bastante amistoso, o al menos se comportó de esa manera cuando pregunté por mi hermano, quizá algo condescendiente. Greenwood tiene pocos habitantes, no sabría decir cuántos. Recuerdo a una mujer...

En ese momento el padre Hoyt se desploma sobre el suelo. Empieza a convulsionar.

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14/03/2013, 00:33
Sam Marlowe

Marlowe pone su maletín sobre la mesa. Mientras lo abre y busca en su interior dice lo siguiente:

—Kellemport, Palance, hagan el favor de sujetar al padre Hoyt, con firmeza, no se asusten. Collins, vaya al baño, traiga una toalla húmeda. Steiffen, diríjase hacia la cama, quite la cubierta y la sábana. Olmer, quítele la parte superior de la sotana. ¡Vamos!

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14/03/2013, 10:13
John Kellemport

Al padre Hoyt le da un ataque repentino y parece que no debe ser el primero, al menos por la reacción tan controlada de Sam Marlow. Hago como me indica y me abalanzo todo lo rápido que puedo sobre el padre y trato de sujetarle por los hombros, algo que dada mi envergadura no supone un excesivo problema.

Procuro mantener al hombre firme, no quiero que se autolesione temblando contra algún mueble o similar.

- Lo tengo. Dénse prisa. - azuzo al resto. Sea lo que sea lo que el tal Marlowe tiene en mente debemos darnos prisa, o pronto habrá que llevar al padre a un hospital... o lo que es peor: la morgue.

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14/03/2013, 10:46
Edward Von Steiffen

Hago caso a Marlowe y preparo la cama para acostar al sacerdote

- ¿Es epilepsia?

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14/03/2013, 11:50
Sam Marlowe

Marlowe saca un estuche del maletín, donde tiene varias hipodérmicas. Lo coloca sobre la mesa. Luego una botellita con alcohol y algodón, limpia una zona de la parte superior del brazo. 

—Sí, epilepsia, los ataques son cada vez más frecuentes. Al viejo le ha caído una buena mierda para haber dedicado la vida a Dios.

Saca un frasquito que contiene fenobarbital, introduce la jeringa y llena el barril. Se acerca adonde el hombre está debatiéndose entre las convulsiones.

—Sujétenlo con firmeza. Venga padre, saldrá de ésta, fue peor en la choza de John, ¿recuerda? Aquellos monos estaban frenéticos. Quieto, quieto. Que no se mueva, es viejo, pero todavía fuerte, una vez de un espasmo casi se clava la aguja en el ojo.

Marlowe introduce la aguja en el deltoides. Presiona el émbolo.

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14/03/2013, 13:05
John Collins

Collins fue corriendo a por la toalla ante aquello. Lo cierto es que le había sorprendido bastante, pero después de todo lo que había vivido, sus tiempos de reacción ante los asuntos mundanos se habían reducido notablemente. Mientras humedecía la toalla, pudo escuchar aquello de la epilepsia, y mejor aún, lo de John y los monos.

Volvió con la toalla, sujetándola mientras no fuera necesario.

-¿John y los monos? ¿Se refiere a su hermano y ésas... cosas?

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14/03/2013, 15:25
Sam Marlowe

El contenido de la jeringa se vacía. Hoyt jadea y tiembla.

—Ya está —retira la aguja—. Tardará un poco en absorber el barbitúrico. Aguántenlo, se calmará en breve.

Deja jeringa en la mesa.

—Traiga la toalla, se ha puesto perdido de baba.

Limpia con paciencia al sacerdote mientras le quita sudor y baba del rostro.

—Sí, me refería a las cosas del Canadá. Hoyt se empeñó en estudiarlas, estaba empeñado en relacionarlas con el origen del hombre. Es tan obstinado como su amigo Teilhard.

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14/03/2013, 16:03
Olmer Danoff

Tras levantarle la sotana ayudo a sujetar al hombre.

—Sr. Sam, mientras Hoyt se recupera quizá quiera Ud. informarnos más a fondo. Seguro tiene Ud. mucha información.