Partida Rol por web

Os abrís paso entre la multitud a tiros mientras intentáis poneros a salvo entre los árboles. Los tarados de Stonecrest os siguen de cerca, desplazándose como protohombres a cuatro patas. Afortunadamente esas gentes de pieles pálidas y cuerpos deformes cuentan entre sus filas con muchos hombres y mujeres de edad, lo que os da ventaja a la hora de huir. Los niños se mantienen en el poblado.

No todos van a cuatro patas, hay un tipo con un rifle.

Y respecto a lo que farfullan... parece que es su forma tanto de encomendarse a su dios como de llamarlo para que acuda a la mesa. Palance recuerda algo de información sobre el particular, pero ahora hay cosas más importantes en qué pensar.

Aunque echo a correr junto al resto, es evidente que mis heridas, junto con mi lentitud natural, están haciendo que me quede atrás. Veo como Kellemport consigue superarme y empieza a alejarse, y seguramente no sea el único. Pero debo seguir corriendo, pues quedarse a luchar es un suicidio.

"Maldito el momento en que decidí volver al manicomnio..."

Caminaba deprisa mientras recargaba, cuando hubo terminado, corrió todo lo rápido que pudo viendo que pese a haber liado una buena, aún quedaban docenas de aquellas gentes. Toda la maldita aldea iba tras ellos y Steiffen sólo tenía dos cartuchos más, imposible abatirlos a todos. De manera que imitó al resto en su huida desesperada.

Comienzo a mover las piernas a toda velocidad aprovechando mi larga zancada, al fin y al cabo estaba acostumbrado a correr en campo abierto tras los animales que estudiaba, por lo que me fue fácil tomar la delantera. No había tiempo para pensar pero el extraño canturreo de los tarados no se me iba de la cabeza.

Intento huir, pero parece que al entretenerme disparando a los invocadores se me están acercando!

Corréis a la desesperada mientras los subnormales sectarios os pisan los talones. Marlowe toma la iniciativa y corre como nunca habíais visto hacerlo a un hombre. Definitivamente debió tener un fuerte entrenamiento físico en la Gran Guerra. Le siguen Palance, Kellemport, Jeffry, el jefe White y Steiffen, que pese a estar malherido el instinto de supervivencia es más fuerte que el dolor de sus heridas. Sin embargo, Olmer y Collins se resienten de la noche de ajetreo, del ir y venir del pueblo y de la falta de sueño acumulada, así que quedan rezagados en la carrera. Albert Johson está gordo y sale lo bastante poco de casa como para que la falta de ejercicio le ralentice. Les dan alcance dos hombres llenos de deformidades, que tratan de derribarlos, mientras el resto se acerca peligrosamente.

Veo cómo Collins y Olmer se van quedando rezagados. Dos de aquellos asquerosos tipos están a punto de atraparlos. Me prometí a mí mismo que no dejaría a nadie atrás... así que o caemos todos o nos salvamos todos. Me freno, apunto con mi revólver y disparo otros tres tiros a una de esas criaturas.

Lamentablemente sólo dos impactan pero espero que sean suficientes para acabar con ella o al menos ralentizarla.

- ¡No se detengan! - grito imperiosamente a Olmer y Collins. 

Escucho los gritos de Kellemport, pero mi instinto hace que trate de defenderme disparándole al hombre que se me abalanza.

Tras ver brotar la sangre tras mi disparo, intento seguir corriendo.

—Huyamoossss!!

Sigo corriendo como alma que lleva el diablo, no obstante al oír los gritos de Kellemport giro la cabeza y veo que tenemos dos rezagados. Sigo corriendo a menor ritmo intentando ver si necesitan ayuda o, si tengo línea de fuego libre de compañeros para poder acertar a los tarados que puedan amenazarles. Si veo que el peligro es inminente para Olmer o Collins, me detengo y descargo mi arma.

No se me dan muy bien las armas, y  si encima soy el más lento corriendo, lógicamente ni se me ocurre pararme a ayudar al resto, sigo corriendo y como mucho echo una rápida miradita al ver a Palance mirar detrás de mí. Ya rezaré por ellos más tarde....

Los dos perseguidores que más cerca estaban caen abatidos por Olmer y Kellemport, gracias a ello tomáis distancia mientras la muchedumbre sigue persiguiéndoos. Tenéis dos opciones: seguir corriendo hasta que se cansen, lleguéis a la carretera o encontréis más ayuda o intentar perderos en el bosque y esconderos para que pasen de largo.

Para colmo de males, si todo lo que creíais que podía salir mal ha salido mal, una mirada furtiva hacia atrás os denota que algunos árboles se están partiendo bajo el avance de algo poderoso y gigantesco. Arwassa está cerca.

-¡Debemos seguir corriendo! Intentemos dejarles atrás... Si no, separémonos y busquemos un sitio donde escondernos...-digo, mientras sigo huyendo de todo aquello. Realmente, no sé si podremos huir del maldito Arwassa, pero tampoco sé si podremos ocultarnos de él, así que mejor intentar dejarle atrás. 

- ¡Corred! - grito a mis compañeros. - Hay que sacarle suficiente ventaja y luego decidir si esconderse o seguir huyendo... -

Hago gestos para que sigan corriendo mientras recargo mi revólver.

Sigo corriendo todo lo que puedo, pero entre respiraciones forzosas suelto:

—Corramos, en varios grupos, para confundirles!!

—Si alguien, llega al pueblo... quizá, la fé, del padre Hoyt, sirva contra eso, que nos persigue... no sé, no se me ocurre, como librarnos de él!!

Tras decir esto a la carrera, me giro un poco hacia un lado para alejarme algo del grupo (pero tampoco demasiado) e intento correr hacia la pendiente de bajada de la colina por el bosque para poder avanzar rápido hacia abajo.

Sigo corriendo como alma que lleva el diablo, ni siquiera abro la boca para no perder el resuello. Cuando veo que Olmer se separa ligeramente le sigo, parece buena idea lo de hacer varios grupos... al menos alguno sobrevivirá.

Os separáis. Os dispersáis por el bosque intentando ocultaros de la masa humana que intenta destrozaros. Cuando habéis recorrido un trecho os dais cuenta de que les habéis sacado ventaja, ya no se ven entre la densidad de los árboles. Sin embargo sí que se escuchan atrás sus gritos, y también el ominoso bostezo, y el crujir y destrucción de troncos ancestrales de madera.